With all of my heart [Yoonmin...

By jeonecessity

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Jimin ya tenía a alguien que fuera el amor de su vida, y no creía que alguien más pudiera ocupar ese puesto... More

*Información de la historia*
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By jeonecessity

Después de haber dejado a su pequeña en el jardín de niños, Jimin fue a trabajar. Era ese su primer día en su nuevo empleo. Estaba emocionado y, a la vez, tenía miedo. Sabía que sus horarios eran mejores y que su salario sería muy bueno, pero no llegaría a tiempo para retirar a su pequeña hijita. Ya no podía contar con Min Ji, y no tenía a nadie más.

Una hora y media había pasado desde que había comenzado a trabajar en la computadora de su oficina. De pronto, escuchó unos golpes en la puerta de la misma.



—Adelante.



El señor Kim, su jefe, ingresó al lugar para poder supervisar al recién llegado. Caminó hacia él y observó la pantalla por unos segundos, esbozando una sonrisa.



—Muy bien hecho, Park. Veo que estás entendiendo rápido cómo nos manejamos aquí.

—Gracias.



El hombre, quien no era mucho mayor que él, lo miró con curiosidad. Jimin se veía decaído, lo cual era evidente a kilómetros. Además, tenía unas notables ojeras bajo sus ojos, como si no hubiera dormido bien la noche anterior.



—¿Está todo bien?

—Sí, sólo... un par de sucesos desafortunados, es todo.

—¿Qué pasó? —preguntó y, con confianza, se sentó sobre el escritorio, llamando la atención del menor.

—Estoy preocupado por mi hija.

—¿Tienes una hija? —se sorprendió.

—Sí. Sun Hee. Tiene cuatro años.

—Vaya, eres un padre bastante joven.

—Lo sé, pero lo quisimos así —sonrió, recordando a Eun Ji.

—¿Y qué le pasa a ella? ¿Por qué te preocupa?

—Bueno, mi esposa ya no está, y sólo conozco a una persona que podría cuidarla. Sin embargo, esa persona la trató mal. Lo descubrí recién ayer —negó con la cabeza—. No puedo ir a buscarla al jardín de niños y--

—Jimin, tranquilo —sonrió amablemente—. Escucha, en realidad, no tengo que hacer esto, pero dejaré que salgas temprano por unos días hasta que puedas encontrar a alguien. Incluso, si quieres, puedes buscarla y traerla aquí hasta que tengas que salir, eso no es molestia, pero será sólo hasta que encuentres a alguien.



Jimin miró al suelo, pensativo. Quería aceptar, pero no era su idea tener que incumplir las normas de su trabajo desde el primer día. Mordisqueó sus uñas y sintió una mano sobre su hombro.



—Tranquilo, no pasa nada. Ve cuando tengas que ir, yo te cubro. De todas formas, pensándolo bien, ni siquiera es necesario —rió suavemente.

—Gracias —sonrió—. En serio, muchas gracias. Prometo que no pasará durante mucho tiempo.

—Está bien, no te preocupes.

**************

Jimin bajó de su auto y miró la hora en su celular. Acababa de llegar diez minutos tarde.

Recordaba la última vez que había sucedido: Min Ji había tenido que ir a buscarla, y la pobre niña no había parado de llorar por un buen rato, pues había pensado que la habían olvidado allí. Era aún más pequeña, y aún no tenía como maestro al señor Min.

En un intento desesperado de evitar que su hijita llorara por su ausencia, corrió hacia la puerta, mas se detuvo en seco al ver la imagen frente a él: Yoongi y Sun Hee se encontraban sentados en el suelo de la vereda, mientras jugaban con unas muñecas que ella había llevado. Parpadeó un par de veces, sintiendo algo extraño en toda aquella situación. Se sintió... reemplazado. Como si su pequeña hubiera olvidado por completo el hecho de que su padre no haya ido a buscarla. Pero no le incomodaba. Al contrario de ello, le agradaba que se llevara bien con alguien. Nunca la había visto hablar y reír a carcajadas como lo estaba haciendo en ese momento con Yoongi... y nunca había visto a Yoongi de esa forma. Aún no sabía cómo lo estaba viendo, pero estaba seguro de que era diferente.

Después de haber negado con la cabeza, Jimin avanzó y se agachó al lado de ellos.



—Hol--

—¡Ahora no, papi! ¡El señor Min y yo estamos jugando!

—Oh, está bien —dijo, conteniendo la risa.

—¿Cómo estás?

—Bien, Yoongi, gracias.

—¿Qué tal tu primer día? —se paró.



Sun Hee hizo pucheros, y su maestro acarició con cariño sus cabellos, tranquilizándola y haciendo que siga jugando por su cuenta. Jimin también se paró.



—Bastante bien.

—¿Se te hizo tarde?

—Sí... es complicado —se acercó a Yoongi para susurrar en su oído—. Al parecer, Min Ji no trataba bien a Sun Hee. Le gritaba y no le dejaba hacer absolutamente nada, y apenas me enteré ayer... me siento como el peor padre del mundo.

—Oye, no es tu culpa, no digas eso —lo tomó de la muñeca, apartándolo un poco de la pequeña para que no escuchara— ¿Cómo te enteraste?

—Ella me lo dijo ayer cuando la busqué después de la cit-- de la cena —se sonrojó, cerró sus ojos fuertemente, volvió a abrirlos—. Estaba enojada, lloró... nunca la había visto así. Supongo que lo aguantó durante todo este tiempo.

—Creo que lo importante es que te lo haya dicho.

—Sí, por supuesto. La cosa es que mi horario de trabajo termina en tres horas, y mi jefe me dejó salir antes durante unos días hasta qu--

—¿Crees que yo sea una mala influencia para Sun Hee?

—¿Qué? —abrió sus ojos enormemente— ¡No!

—Entonces, no te caigo tan bien, supongo... o a ella.

—Yoongi, ¿Por qué estás diciendo tantas estupideces? Sabes que te adoramos.

—¿En serio? —sonrió, se apoyó en la pared que estaba detrás de él— ¿Me adoras?

—¿Por qué de repente sales con esto? —lo ignoró intencionalmente.

—No sé ¿Por qué no me dijiste a mí que cuidara a Sun Hee?

—Yoong--

—Y si dices algo que tenga que ver con que uno hizo demasiado por el otro, y el otro le debe cosas... quiero que sepas que es una respuesta no válida —se cruzó de brazos.

—En ese caso, no sé por qué no te lo pedí —suspiró— ¿Paso por ella a la tarde?

—Cuando llegues, Jimin. No hay necesidad alguna de apurarse.

—Gracias —lo abrazó fuertemente—. Gracias, de verdad.

—No hay de qué.



Jimin chilló al haber visto nuevamente la hora, y corrió hacia su auto, marchándose de nuevo hacia su trabajo. Sun Hee lo vio y frunció sus cejas, confundida.



—¿Papi se enojó porque le dije que estábamos jugando?

—No —rió, la tomó en brazos—, no, mi cielo. Él había venido a buscarte, pero tiene que trabajar, así que tendrás que quedarte con alguien más.

—¿Alguien más? —se afligió— ¿Con quién?

—Adivina... empieza con M.

—¿Sigue con la I?

—Sí.

—Y una N, ¿Verdad?

—Exacto.

—Ya sé quién es.

—Oh, ¿Y por qué estás tan triste? ¡Creí que te gustaba estar conmigo!

—¿Qué?



Sun Hee lo pensó por unos segundos, y abrió sus ojos, sorprendida, dándose cuenta de que Min era también el apellido de su maestro. Entre risas, se aferró a su cuello y reforzó su agarre, formando un abrazo.

**************

El timbre sonó en la casa de Yoongi. Este caminó hacia la puerta y la abrió, encontrando a Jimin del otro lado. Ambos se sonrieron, y el menor entró.



—¿Cómo estuvo todo?

—Bien... excepto por la parte en la cual dejé la puerta abierta y Sun Hee se perdió.



Antes de que Jimin entrara en pánico —lo cual ya estaba pasando—, Yoongi guiñó un ojo, dándole a entender que era una broma. El menor suspiró, aliviado.



—¡Oh, no! ¡Yoongi! ¿Qué haremos ahora?

—Creo que debemos irnos y buscarla por toda la ciudad. Es pequeñita, puede estar en cualquier parte.

—Tienes razón, vamos.



Jimin y Yoongi caminaron hacia la puerta, y el sonido de unos pasos acelerados detrás de ellos los hizo sonreír. Sun Hee los atrapó a ambos desde atrás, y ellos voltearon, agachándose al mismo tiempo y abrazándola. Así, compartieron aquella muestra de afecto los tres.



—¡Papi! —se separó de los adultos y dio saltitos en su lugar.

—¡Hola, princesa! —besó su frente— ¿Te divertiste hoy?

—¡Sí!

—Eso es genial, porque vendrás aquí cada día después de clases —dijo el pelinegro.

—Oh, Yoongi, n--

—¿No es lo que te había ofrecido? Lo acordamos.

—Pero sería una mol--

—No, y se acabó la conversación.

—Está bien —rodó sus ojos y rió—. Sun Hee, vamos a casa.

—¿Un ratito más?

—No, tienes que bañarte, y yo tengo que hacer un par de cosas. Mañana volverás.



La niña hizo un leve puchero, pero no le importó mucho, debido a la promesa de regresar al día siguiente. Saludó a su maestro y corrió hasta el auto. Jimin, por su parte, se quedó en el umbral de la puerta junto al mayor. Le dio un rápido abrazo y un beso en la mejilla. Pero este no fue como cualquier otro, sino que duró varios segundos. Yoongi lo notó, sonrojándose al instante.



—Nos vemos, y gracias.



Jimin subió rápidamente al auto y arrancó. Sun Hee lo miró, y luego vio por la ventanilla, a la casa de su maestro.



—Papá, ¿Por qué el señor Min se quedó allí?

—Porque es su casa.

—Pero está solito ¿No podemos invitarlo a vivir con nosotros?

—No, mi niña. Lo siento.

—Pero--

—Él es un adulto, cariño. Está bien así.

—Oh...



Sun Hee jugó con sus deditos, pensativa. Dentro de su corazón, se sentía esperanzada de que su maestro pudiera irse con ellos. Siempre pasaba lindos momentos junto a él, pero aquel abrazo que había compartido con Yoongi y con su papá... lo que sintió dentro de su corazoncito en ese momento había sido único, y no lo olvidaría ni en un millón de años.

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QUIERO LLORAR Y CASI LO HICE ESCRIBIENDO ESTO PORQUE FUE DEMASIADO DULCE AHRE QUÉ ESTÚPIDA, BASTA

ENCIMA TODO LO QUE ESTÁ PASANDO CON LOS CHICOS NO AYUDA

Y QUE HAYA VISTO VIDEOS DE LOS CONCIERTOS DE LOS CHICOS TAMPOCO

Creo que me gusta sufrir, bue

Espero que les haya gustado ♥

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