2 años después.
Habían pasado dos hermosos años desde que me case con Alexander y aunque aún visitaba a la pequeña Abby dejaría de hacerlo pronto, ya que Dalton se llevaría a la pequeña con su nueva esposa a vivir a Alemania, así es, Dalton se había casado hace 1 año con una modelo rusa, esta quería a la pequeña como su hija.
—Kaylee, Jacob está bastante inquieto cariño —me hablo mi mamá con el niño llorando en brazos mientras chupaba su mano y arrugaba su nariz.
—Ven aquí cariño —dije tomándolo entre mis brazos para calmarlo y acunarlo.
—No, quiero a mi papá —exclamo mi hijo que pronto cumpliría 4 años bastante enojado.
—Desde que Alexander se fue a París, el niño no ha parado de llorar —dijo mi mamá preocupada, ya que Alex se fue hace poco más de 1 semana y Jacob últimamente anda deprimido, cosa que no me gusta verlo así.
—Es normal madre, Jacob es muy apegado a su papá desde bebe y sabes que Alexander es muy condescendiente con él —dije sonriendo.
Camine con Jacob ya calmado en brazos hasta la sala en donde siempre jugaba con sus juguetes y con Jake, el hijo de Aliah y Paul, hablando de ellos, lo último que supe hace poco fue que esperaban a su segunda hija Lily, creo que les ha rendido bastante desde que se casaron, deje a Jacob junto a mi mamá viendo muñecos y terminábamos de preparar la cena, mire al jardín y últimamente extraño mucho a Alexander, aunque es la primera vez que viaja solo después de 2 años, Jacob y yo lo extrañamos.
—Mi niña, llamo Alexander para avisar que se devolvía mañana mismo, extraña mucho a su hijo y a ti —dijo Isabelle entrando a la cocina con una gran sonrisa.
—Gracias nana, ya quiero tener a mi esposo a mi lado —le dije sonriendo y terminé de servir los platos mientras mi mamá solamente organizaba la mesa y vigilaba a Jacob.
Nana únicamente sonrió y me ayudo a llevar los platos, dentro de algunos días teníamos la gala de beneficencia que empezamos a organizar junto a Benjamín y su papá, aunque al principio Alex no estuvo de acuerdo, pude convencerlo de que uniéramos fuerzas en una ayuda para los niños con cáncer, le recordé que teníamos un hijo y que debíamos enseñarle a ser caritativo y sobre todo ayudar a los demás, más ahora que está creciendo y entiende muchas cosas, tras una cena bastante animada nos levantamos de la mesa y ayudé a Isabelle a lavar los platos mientras mi madre jugaba con Jacob, era un niño precioso y no lo digo yo porque sea su madre, si no todo aquel que ve a ese hermoso angelito se enamora de su carisma, de sus ojos y de su personalidad.
—Cariño, tengo que irme ya, tu papá me está esperando en la casa con Anny y Gregg para jugar una partida de cartas —dijo mi mamá con una sonrisa en su rostro.
—Dale un beso de mi parte, dile que espero verlo pronto aquí para que venga a ver a su nieto y que no se olvide de mí —respondí abrazándola, tome una de las manos de Jacob, porque era hora de que durmiera, por el hecho de que era algo tarde.
Mi mamá nos abrazó y se despidió de Isabelle, Jacob y por último de mí, cerré la puerta tras ella irse y subimos las escaleras, Jacob estaba empezando a quedarse dormido.
—Hasta mañana, nana, iré a dormir —dije una vez ella se encontraba frente a la puerta de su habitación.
—Que descanses mi niña —me respondió ella gritando desde la cocina.
Camine con Jacob hasta que entre a mi habitación, él se sentó en la cama y me miraba atento con un puchero que daban ganas de comérselo a besos.
—Cariño, tu papá, no regresa hasta mañana —dije con voz ronca.
—Mamá, extraño a papá —espeto mi hijo con un tono de melancolía.
Él solo comenzó a llorar y su nariz se tornó roja por el enojo que tenía, había heredado el mismo carácter que su padre, de eso no había duda.
—Jacob, vamos a dormir hijo, es tarde —dije un poco seria y se calmó al verme así; —tu papá llega mañana, ¿está bien? —cuestione caminando hasta su lado.
Frotó sus ojos y se fue quedando dormido, por suerte Isabelle ya había puesto la pijama color azul mate en su pequeño cuerpo, era de gran ayuda cuando yo intentaba preparar la comida o simplemente estaba ocupada.
—Así es mi tesoro, papá llega mañana —dije acariciando su cabecita y esperando que cayera dormido.
Lo arropé con una manta de animales africanos, cortesía de Mía y Tom, los cuales viajaron a África y se enamoraron de esa cobija, cambie mi vestido por una pijama y me cepille mis dientes después de aplicar un poco de crema en mi rostro y brazos, apague las luces y me acomode al lado de mi hijo, dejo que se quede a dormir cuando Alex no está, pero desde pequeño hemos enseñado a Jacob a dormir solo, ya que empezábamos a viajar pronto.
Unos besos en todo mi rostro hizo que me despertara, mis ojos se abrieron de par en par al ver quién estaba frente a mí, era Alexander y sostenía a Jacob en sus brazos, ya estaba bastante grande nuestro hijo.
—Por fin despertó la pequeña Fionna —dijo burlón y se acercó a mí.
—Pues si yo soy Fionna no hay de otra que seas Sherk, cariño —dije y solté una risotada.
—Sherk se siente el ogro más afortunado por tener a una reina tan hermosa como esposa en este palacio —espeto riendo.
—¿Por qué tienes que ser tan romántico y poético a la vez? —cuestione cruzándome de brazos.
—Porque me amas, como yo a ti —dijo dejando a Jacob sobre la cama.
Me aventé sobre él y lo bese como si mi vida dependiera de ello, nos separamos por falta de aire y lo abrace, me hacía falta oler su perfume, tenerlo cerca, abrazarlo, besarlo y amarlo solo como yo puedo.
—Te extrañé mucho mi amor —susurré en su oído abrazándolo.
—Yo te extrañé más mi pequeña, me hicieron falta —dijo él besando mi frente.
—Jacob no paraba de llorar por ti y casi vuelve loca a mamá —agregué tomando su cabello.
—Yo también lo extrañé mucho, no ver su sonrisa y su manera de reír que por suerte es la tuya, es hermoso nuestro hijo —dijo acunándome sobre mi cintura.
—Pues de ti heredo tus pestañas, tus gestos y sobre todo la manera de enojarte mientras arruga su pequeña nariz —dije riendo.
—¿Así? —dijo arrugando su nariz y volteo a ver a Jacob.
—Mi papá me ha enseñado mamá —comento mi hijo, yo solo lo miré sorprendida, imito a su papá, cosa que me hizo reír como foca retrasada.
—En serio Alex, tú no tienes solución —dije entre risas.
—Eso no es nada, Jacob sácale la lengua a mamá —dijo y mi hijo lo hizo.
—James Alexander, por Dios, deja de estarle enseñando esas cosas al niño que se volverá grosero sacando la lengua —chille sorprendida.
—Cariño, es solo un niño —dijo él para excusarse.
—Amor, sé que es un niño, pero el aprender todo eso —respondí separándome de él para tomar a Jacob de encima de la cama.
—Está bien, pero con una sola condición —dijo abrazándonos.
—¿Cuál? —cuestione divertida.
—Que dejemos a nuestro hijo con mi madre hoy y salgamos a cenar, hay algo que quiero decirte y es importante que celebremos —dijo él sonriendo.
—Está bien, hace rato, no salimos y debo decirte algo —dije con una media sonrisa.
—Dime que es Kay ¿pasa algo malo? —cuestiono preocupado.
—Creo que ya lo estoy en la espera —dije y mordí mi mejilla emocionada.
—¿Estás qué? —cuestiono sorprendido.
—Embarazada mi amor, vas a ser papá por segunda vez —dije y él solamente me abrazo junto a Jacob.
—¿¡Es en serio!? —grito a todo pulmón.
—Si Alex, tengo dos semanas de retraso y tengo mareos —dije con una emoción enorme.
—Seré papa por segunda vez, qué afortunado soy —grito el emocionado.
—Baja la voz Alex, no quiero que nadie se entere hasta que vaya a visitar al Dr. Miller para que me confirme —dije y tape su boca con mi mano.
—No sabes lo feliz que me haces, te amo Kaylee Harrison —dijo y tocó mi vientre.
—También te amo Alexander Harrinson —dije besándolo.
Jacob nos miró sonriendo y Alexander lo tomó en brazos, la noticia no podría esperar más, así que en lo más pronto que pueda iré a visitar al doctor.
—Tendrás un hermanito o hermanita hijo, así que espero que seas el mejor cuidando de él o de ella —dijo Alex abrazando a Jacob.
—Cuidaré del bebe papá —asintió mi hijo sonriendo mientras tocaba mi vientre.
Sonreí enorme y me uní a ellos, definitivamente ellos eran lo mejor que me había pasado en la vida y si me dieran miles, las escogería al lado de Alex, Jacob y el bebe que venía en camino.