Capítulo 28.

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No me podía quejar, la semana había transcurrido con normalidad, bastante atareada, pero tranquila, al fin era viernes y estaba en la oficina, mañana era la boda de mi hermana Mellisa con Josh en Santa Mónica, estaba emocionada de ver a mi familia después de algunos meses, mi hermano Chris se había ido después de dejar todo el apartamento amoblado, se había portado tan bien que me dio tristeza cuando se marchó.

Me tocaba viajar, por lo que había comprado los boletos de avión hacía unos días, eran las 6:30 P.M., baje junto a Allison por el elevador, había formado una amistad muy fuerte con ella desde que llegue, asi que le pedí que me acompañara a la boda de Mellisa, ya que no quería ir sola y acepto gustosa.

El vuelo salía en dos horas, puesto que la boda era mañana a las 9:00 A.M., subimos a mi auto y emprendimos camino hacia el pequeño departamento que rentaba Alisson con su prima Jade, al llegar estacionamos y bajamos.

Subimos las escaleras y entramos, era un departamento pequeño, incluso más pequeño que el apartamento en donde yo vivía con Aliah, por cierto, tenía que llamarla, ya que ella iría también a la boda con Paul, ya la extrañaba. Allison empacó una maleta pequeña y nos despedimos de su prima Jade, bajamos y emprendimos camino hacia mi departamento por la maleta, al llegar únicamente estacionamos el auto en el sótano.

Salude a Brad como de costumbre, entramos al elevador y llegamos a mi piso, yo tenía mi maleta lista, así que no había problema de demorarnos, bajamos la maleta y subimos a un taxi, emprendimos camino hasta el aeropuerto, pero antes de llegar al destino, paramos a comprar algunas cosas como frituras, refresco, chocolates y otras cosas. Una vez llegamos al aeropuerto, mandamos las maletas en el avión y nos hicimos en la sala de espera, después de una hora abordamos y emprendimos camino, el viaje consistió en reírnos, cantar y comer animadamente, fue bastante cómodo, ya que siempre que no había turbulencias ni nada por el estilo, llegamos a las 4:30 A.M., estaba bastante cansada, solo quería tirar los pies un poco y dormir.

Una vez llegamos al hotel donde sería la recepción de la boda, bajamos las maletas del taxi tras nosotras, entramos al dichoso hotel y se veían las playas con una vista que era preciosa, estar acá me relajaba mucho, llegamos al recibidor y nos atendió un chico bastante amable.

—Bienvenidas al hotel Resort De Santa Mónica, ¿tienen reservaciones? —cuestiono él con una sonrisa.

—Sí, está a nombre de Rosse Williams —respondí girando los ojos, ya que mi mamá siempre ponía es nombre en los hoteles, sabía que lo odiaba.

—Bienvenida al hotel Srta. Williams, su familia ya se hospedó desde anoche y la estábamos esperando, aquí tiene las llaves de su habitación —respondió el chico mirando al ordenador.

Agradecí y tomé las llaves sutilmente, un botón del hotel nos llevó las maletas y nos ayudó a encontrar la habitación, la cual no estaba muy lejos, era una suite frente al mar.

La habitación era muy cómoda y tenía dos camas, se podía apreciar la playa frente a esta, salí al balcón y todo el recuerdo de mi noche de bodas se vino a mi mente, me estremecí y volví a entrar a la habitación, Allison entro al baño y después salió con una pijama puesta, teníamos hasta el lunes para regresar, ya que no teníamos que ir a trabajar por ser un día festivo.

Me cambié mi vestido por una pijama cómoda y salí, me acosté en la cama al igual que Allison y nos quedamos dormidas en un abrir y cerrar de ojos, varios toques a la puerta hicieron que nos levantáramos, camine somnolienta y abrí, del otro lado se encontraba mamá junto a una estilista.

—Rosse cariño —saludo mi mamá emocionada al verme.

—Mamá —respondí abrazándola fuertemente.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora