Capítulo 18.

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Habíamos llegado hace más de una semana de la luna de miel, me levanté de la cama y entré al baño, por suerte el closet estaba dentro del baño, así podía alistarme, hoy tenía que volver a la empresa a trabajar como siempre, aunque Gregg dijo que no era necesario, ya que era la esposa de Alexander, no quería quedarme aquí haciendo nada mientras esperaba a que llegara el de la empresa.

Hoy teníamos una cena con parte de la familia de Alexander, incluyendo un tío de él por parte de Anny que viene de Canadá, aunque en un principio no lo vi muy necesario, Gregg y Anny me insistieron mucho, ya que están muy contentos por presentarme como la nueva integrante de la familia.

Me despojé de mi ropa y decidí entrar a la ducha, el día estaba asoleado, así que disfrute mucho el baño, al terminar solo salí y me maquillé algo ligero, apliqué un poco de máscara de pestaña, brillo básico y un poco de sombras. Escogí algo formal, un pantalón ajustado color negro junto a blusa negra y una chaqueta a juego con el color del pantalón, me vestí rápidamente y cepillé mi cabello dejándolo en ondas pronunciadas, cepillé mis dientes y salí de allí.

Alexander aún seguía dormido profundamente, por lo que no quise despertarlo, así que tomé mis cosas y bajé, Isabelle se encontraba preparando el desayuno, por suerte me la llevaba bien con ella y era una gran persona, me trataba muy bien desde que llegue.

—Buenos días, nana —espeté saludando con una leve sonrisa.

—Buenos días, mi niña —asintió ella sonriendo.

—¿Te puedo ayudar en algo? —cuestione acercándome a ella amablemente.

—Oh, mi niña, no te preocupes por eso, Alexander dijo que no quería que tú hicieras tareas de la casa, menos ahora que eres su esposa —agregó amablemente.

—Ahora decide por mí —bufe mentalmente.

Respiré hondamente y quería matarlo, esperé a que Isabelle sirviera el desayuno y me senté en la mesa a desayunar, la comida estaba deliciosa, ya que ella cocinaba muy bien, el silencio se hizo presente y en verdad extrañaba tener a Aliah para hablar de nuestros días, poco después unos pasos inundaron el lugar, Alexander bajó y saludó a su nana, se acercó a ella dándole un beso en la mejilla mientras que me miraba curioso.

—Buenos días, nana —espeto él acomodando su corbata.

—Buenos días, mi niño, ¿quieres algo de desayunar? —cuestiono Isabelle mirándolo con una sonrisa.

—No, nana, la empresa está llena de trabajo y no tengo tiempo, comeré algo allá —respondió él mirándome.

—Por lo menos bebe un vaso con jugo, James Alexander —espeto su nana molesta.

—Está bien nana, solo porque sé que te enojas —respondió él a regañadientes.

Isabelle se marchó dejándonos en un silencio incómodo, terminé de desayunar y me levanté de la mesa dejando a Alexander a un lado, desde que volvimos de la luna de miel, lo noto, bastante extraño, lavé el plato y volví a salir, él aún seguía allí por lo que la nana de él me miro.

—Kaylee, ¿vas a salir algún lado? —cuestiono Isabelle confundida.

—Sí, Isabelle, voy a ir a la empresa, no quiero quedarme aquí haciendo nada —respondí sonriendo.

—Vamos entonces en mi auto —comento Alexander mirándome atento.

Asentí y tomé mi bolso, salimos de la casa y subimos al auto, el camino fue un poco incómodo y silencioso, al llegar Alexander aparco y bajamos, caminé rápidamente hasta el elevador para no tener que toparme con él, pero fue imposible, él se subió al mismo tiempo que yo, solo bufe mentalmente.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora