Después del picnic en el parque llegamos tan cansados a casa que nos fuimos a dormir temprano. Y por temprano quiero decir a las 10 de la noche. Zeke y Lucy ni siquiera alcanzaron a llegar a la cama y se quedaron dormidos en el sillón de la sala de estar. Alex tomó a Lucy y la fue a dejar a la cama en donde me quede a arroparla mientras él iba a dejar a Zeke a su habitación.
Hacia un poco de frio. Era extraño en esta época del año, pero hacia frio así que arropé a Lucy con más sabanas y covertores de los que está acostumbrada. Le doy un beso en la frente para despedirme de ella. Son cosas que harían una madre, por lo que me han dicho y he visto con la mamá de Alex. Lucy se despierta cuando estoy a punto de salir de la habitación para encaminarme a la mía.
-Ali- me llama muy despacito- ¿Te vas a dormir?
Me doy la vuelta y me acercó un poco a su cama, le doy otro beso en la frente y le digo:
-Si y tú también tienes que dormir.
-Lo sé- responde- pero yo voy a dormir sola mientras que tú duermes con Alex- dice y rie mientras discretamente a la vez.
¿Que quiere decir con eso? No es un secreto ya en la casa y menos para ella el hecho de que estoy con Alex y que cuando nos quedamos a dormir en su casa duermo junto a él. ¿Estará insinuando algo? Es muy pequeña para entender esas cosas así que descarto esa posibilidad de una vez.
-Tranquila- dice después de qué ve que me pongo muy roja de verguenza y no respondo a su pregunta.
-Lo estoy, ¿por qué no debería estarlo?
-Nunca te había visto tan roja
Pienso que hay muchas cosas que se pueden decir ante ese comentario para no admitir que es de verguenza y a mí se me ocurre decir el más tonto e inconsistente con la ocación.
-Tengo calor.
Lucy me mira como si me hubiese vuelto completamente loca. Afuera hay como 7°C y yo digo que estoy roja de calor. A veces la inteligencia me falla bajo presión y este es uno de los mejores ejemplos que podría mostrar a alguien que no me creyera eso.
Después de unos segundos, Lucy se rie un poco y se acomoda en la cama para disponerse a dormir.
-Buenas noches, Ali
Simplemente me rio un poco y me alejo hacia la puerta. Cuando la estoy cerrando le digo ni tan fuerte ni tan despacio a Lucy:
-Buenas noches para ti también, pequeña.
Mientras cierro por completo la puerta siento unas manos que me toman por los hombros y me da vuelta hacia donde se encuentra tal persona. Que obviamente es Alex.
-¿Nos vamos a dormir?- me pregunta presionandome contra la puerta de Lucy.
-¿Fuiste a acostar a Zeke?- le pregunto sin responder a su pregunta anterior.
-Si, ni siquiera sintió que lo hubiera ido a dejar.
Después de eso, Alex se separa un poco de mí y me toma de la mano para que nos encaminemos a nuestra habitación.
-Solía hacer mucho eso ¿Sabes?
-¿Qué cosa?- le pregunto
-Acostar a Zeke en su cama- me responde- cuando era incluso más pequeño que ahora le encantaba quedarse hasta tarde jugando aunque nuestra madre lo retara. Terminaba quedandose dormido en el sillón y yo lo llevaba a su cama en brazos.
-¿Ya no hace eso?
-No- me dice con su sonrisa tan peculiar- Mi mamá comenzó a castigarlo cada vez que se quedaba muy tarde y después de un tiempo se aburrió de tantos castigos que tenía así que dejo de hacerlo.
-Muy maduro de su parte- le digo
-Si, cada vez esta más grande- me dice y su sonrisa desaparece un poco- Creo que tengo un poco de nostalgía por eso.
-Creo que eso es normal.
Ya hemos llegado a la puerta de la habitación que está cerrada. Alex me toma por la cintura y me hace retroceder un poco para poder quedar más cerca.
-Es tu hermano menor- le dijo cuando no podemos estar más cerca sin besarnos- Es normal que no quieras que crezca, has sido como otro papá para él y los padres no quieren que sus hijos crezcan.
Se queda pensativo un momento y apoya su frente con la mía. Una pequeña sonrisa pequeña aparece en la comisura de sus labios.
-Me gustaría ser padre- me dice sin rodeos- Creo que es una experiencia muy linda.
-Incomparable- le apoyo.
Me besa en los labios por un segundo y abre la puerta de la habitación. Todo esta tan ordenado como lo habíamos dejado esa mañana. Me arrojo a la cama y estiro los brazos. Alex se tira encima mío y comienza a besarme. Jugueteamos un rato de ese modo. Besandonos y abrazandonos.
Para mí todo esta perfecto. Quiero disfrutar todo lo que puedo de él mientras lo tenga aquí. Los idiotas llegarán pronto y eso significa que con Alex solo nos podremos ver en el campus. Pero algo parece estar molestando un poco a Alex, parece como si estuviera incómodo, lo cual es raro dado que dormimos juntos.
-¿Qué pasa?- le pregunto apartandome un poco de él.
-Eres demasiado inocente- me dice- creo que deberíamos ir a dormir.
-¿Qué tiene eso que ver con que sea inocente?- le pregunto- además, quiero disfrutar un poco de ésto- y lo abrazo nuevamente- quizas cuando se vuelva a repetir.
Estoy sobre él, pero con el mínimo esfuerzo y tomandome por la cintura hace que él quede sobre mí. Me besa y me vuelve a besar.
Algo esta pasando y por fin comprendo porque antes me había dicho inocente. No paro de besarlo, porque lo que puede pasar y por lo que él quería parar, yo quiero que pase. No es que lo hubiera estado esperando ni nada de eso, pero quiero mucho a Alex y se que ésto es una linda muestra del amor que nos tenemos.
Todo pasa tan rápido que es imposible describirlo de alguna manera. Estoy abrazada a Alex en la cama. Se puede ver en el reloj que es tarde. Son las 3 de la mañana. Hemos estado así abrazados sin decir palabra alguna por más o menos una hora. De vez en cuando nos miramos y nos reímos.
Él acaricia mi hombro mientras que yo su pecho. Mientras lo hago puedo notar que tiene un tipo de cicatríz cerca de las costillas. Con el tacto aproximo que mide unos 30 centímetros. No quiero preguntarle nada acerca de lo que le ha pasado allí, pero por alguna razón no puedo dejar de tocar esa parte de su cuerpo.
-Te debes estar preguntando qué es lo que me pasó allí- me dice rompiendo nuestro largo silencio.
Lo miro un poco avergonzada, pero no contesto nada, simplemente alejo mi mano de esa sección.
-Te contaré- dice ignorando mi obvio silencio- La casa de acogida en la que estuvimos con Zeke no era de las mejores. Golpeaban mucho a los niños y más a los más pequeños. Bebes como Zeke. Una vez vi cómo intentaron pegarle con una correa a mi hermano, pero lo detuve a tiempo tirandome encima de aquella persona y pegandole puñetazos en la cabeza. No era gran cosa, también era pequeño y pudo desacerse fácil de mí. Me amarró a una silla poniendo las manos detras e impidiendo que las pudiera mover. También me había sacado la polera y con un cuchillo cortó bastante profundo de un lado de mis costillas al otro. Pero con lo que no había contado era que lo había hecho demasiado profundo. Me estaba desangrando y tuvo que llevarme al hospital porque o sino hubiera sido un asesino. Ahí fue donde conocí a mi papá. Él era enfermero allí y me hizo las curaciones varias semanas, pero aun así me quedo esa fea cicatríz. Nos llevó a mí y a Zeke una semana después de que me dieran de alta en el hospital.
No sabía que podía decirle. Había sufrido muchos abusos, pero nunca sabía que decir cuando alguien más me hablaba de su experiencia como niño abusado. Alex me había contado algo que parecía ser sumamente importante y personal. No me había contado nada antes y creo que si no hubiera descubierto su cicatríz no lo hubiera hecho.
Sentí que le debía algo a Alex. Me sentía mentirosa aunque no le había mentido. Me separé un poco de él y me sente en la cama mirando hacia él. Alex se sentó junto a mí como preocupado, no sé que cara tendría. Sin decir palabra alguna me descorrí el pelo hacia un lado y me di la vuelta mostrandole mi espalda. Mi espalda con latigazos.
-¿Quién te hizo esto?- preguntó tocando las heridas que aún no estaban completamente sanas.
-El idiota- le respondí- Descubrí que se lo estaba haciendo a Lucy y me extorcionó para que dejara que me lo hiciera a mí a cambio de dejar de hacerselo a Lucy. Obviamente acepte. Lucy había sufrido ese tipo de abuso muchas veces antes y no podía soportar que lo siguiera recibiendo.
Me di la vuelta para quedar de cara a Alex. No quería ponerme a llorar delante de él, pero no pude evitarlo.
-Por favor ayudanos- le dije en un susurro porque no podía hablar bien con las lagrimas y los sollozos.
No podía admitirme ni a mí misma que lo que nos estaba pasando a Lucy y a mí me sobrepasaba, pero se lo admití a Alex, porque confio en él más que en mí.
Alex me abrazó teniendo especial cuidado con mi espalda. Con una mano comenzó a hacerme cariño en el pelo. Y yo no podía dejar de llorar.
-Voy a matar a ese bastardo- dijo Alex mientras se ponia a llorar de rabia.