Estaba un poco nerviosa.
Estefan había llegado, las luces estaban encendidas.
Al entrar no estaba en la sala, fui hacia la habitación, se estaba bañando, me quite los zapatos y tire la mochila a un lado.
— ¿Halsey? —estaba molesto, nunca me llamaba así, solo cuando lo estaba.
—Si—dije sacando ropa para ducharme luego, el estomago me rugía.
No discutas, no discutas, no discutas, no discutas, no discutas, no discutas.
Estefan salió del baño, si acaso mirándome, me levante y fui al baño, me quede parada viendo a la nada por un largo rato, salí y respire repitiéndome una y otra vez que no tenía que discutir.
Estefan estaba ordenando comida, estaba parado frente a la ventana, los músculos de su espalda estaban tensos, aunque estuviese enojada quería pasar mis dedos por su cuerpo, me picaban las manos.
Di un paso.
Me acerque a él y deslice mis dedos por su espalda, se dio la vuelta encarándome, mis manos quedaron en su torso desnudo.
—Hola—susurre.
—Te vi con Liam—susurró estudiando mi reacción.
—Me trajo a casa—asentí, él no se había movido.
— ¿Por qué no me esperaste? Yo podía traerte a casa, eres mi novia, mi prometida—susurró eso ultimo.
—Porque habíamos discutido, porque estabas entrenando y porque estabas con Raquel.
—Iba a bajarme del carro y le iba a partir la cara—confesó furioso—Pero te prometí que no sería un dolor en tu trasero y Liam parecía un poco afligido, los dos, realmente.
Deslice mis manos por su cuello, acercándome un poco más, sus manos me sujetaron la cintura aunque su enojo seguía bailando entre su cejo.
—Me habló de su hermano—los ojos de Estefan se abrieron sorprendido—Le afecta mucho cuando maneja, se pone muy tenso.
—Algo había escuchado.
Nos quedamos mirándonos por un buen rato.
—Nunca dudaría de ti—dijo viéndome fijamente—No sé que pasó en la universidad, estábamos bien y de repente te estabas yendo.
—Lo siento—susurre sintiéndome mal—Estaba molesta y termine agarrándola contigo.
—Hal, los celos nos está poniendo las cosas difíciles.
—Lo sé—asentí.
—Debemos arreglar eso, no quiero que esto arruine nuestra relación que ya sabes muy bien que nos ha costado mucho, Hal—sus palabras sonaban dolidas.
—No quiero terminar contigo—admití sintiendo miedo de repente—Lo sabes, es lo que menos quiero.
Me abrazó alzándome, mis piernas fueron a su cintura, estaba a punto de ponerme a llorar, solo en imaginar romper me ponía muy nerviosa.
—Yo tampoco quiero terminar contigo—me susurró causándome escalofrío—Aun quiero casarme contigo.
Lo mire sonriendo.
Pase mi mano por su cabello.
—Note cuando practicabas que te dolía aun la herida.
—Sí, tengo un mes que no práctico y hacerlo me pegó un poco.
—Cualquier molestia sabes que tienes que ir al hospital a que te revisen,
—Lo sé, amor.
Nos tiramos en el sofá a esperar por la comida, cuando llegó nos sentamos en el suelo a comer muy juntitos, mis piernas estaban sobre sus piernas, a veces hablábamos de cosas sin importancia y sobre el regreso de mi madre que sería el fin de semana.
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