- ¿Qué? ¿Por qué dices que es tu culpa?
- Porque antes llamé a tus padres.
- ¿Y?
- Vamos, entrad.
Diamanate, Eric y yo entramos en la casa de Cristian y este nos llevo a su habitación para que nos pusiéramos cómodos.
- Zafiro, yo lo siento mucho. La cosa es que antes de que tuviéramos la pelea Eric y yo después de veros besándoos había llamado a tus padres para decirles que tú y yo estábamos mal, por si me podían ayudar contigo. Entonces me dijeron que no pasaba nada, que pronto tú desaparecerías y yo podría buscar otra chica. También dijeron que esto estaba planeado porque sabían que nuestra relación no funcionaría, que he de decir que me molestó pero no le di importancia y fui ha hablar contigo para solucionar las cosas pero te vi con Eric y...se me fue de las manos, lo siento. - me quedó mirando un segundo. - Cuando vi que estabas hablando con alguien por teléfono, por tu expresión, lo supe. Ha pasado algo malo y es por mi culpa.
- Cristian, no es tu culpa. - me acerqué a él y le di un abrazo fuerte. - Lo siento mucho, siento no haberte comprendido. No sabía lo de April y pensaba...no sé, lo siento.
- No, yo lo siento más. Siento lo que he hecho. No sé en qué pensaba. Las cosas que hice...son una locura. - me abrazó aún más fuerte y cuando nos separamos derramamos alguna lágrima pero rápidamente nos las secamos el uno al otro y nos reímos.
- Cristian, yo también me disculpo...- empezó Eric pero Cristian lo cortó.
- No tienes nada que disculpar. Yo sabía lo que sentíais el uno por el otro y de todas maneras me interpuse. Estaba cegado. Lo siento. - y dicho eso se dieron un apretón de manos.
- Bueno, Zafiro, cuéntanos. ¿Qué te dijeron tus padres? - preguntó Diamante.
- Me voy.
- ¿Cómo? ¿Cómo que te vas?
- Mis padres quieren que me vaya con ellos. Me mudaré otra.
- Pero, tienes a tu Nana. ¿No te puedes quedar con ella?
- La han despedido. Dicen que me mete cosas en la cabeza. Se creen santos cuando no lo son.
- Pero eso no tiene sentido.
- ¡No! Esto no puede pasar.
- Eric, cálmate.
- No puedo. - dijo enfurruñado.
- Zafiro, creo que esto ya lo tenían planeado. Dada la respuesta que me han dado creo que te has quedado más tiempo porque les dije que salías conmigo.
- Pero eso no tiene sentido. No lo entiendo, pero no me voy a ir. - volví a escuchar el tono de llamada de mi móvil.
- ¿Diga?
- Ni se te ocurra volver a cortarnos.
- ¿Qué queréis? Dije que no iría.
- Estamos en casa, más vale que vengas o te llevaremos arrastras. Nos vamos ahora. Ni te molestes en hacer la maleta.
- ¿Cómo? - dicho eso, me colgaron. - ¿Hola? ¿Hola? Agg...me han colgado.
- Zafiro, ¿qué pasa?
- Están aquí.
- ¿Cómo que aquí? - preguntó sorprendido Cristian.
- Aquí, en mi casa. Me voy ahora. - suspiré frustrada. - Creo que...creo que lo mejor será que me vaya. - dije desanimada mientras me incorporaba para salir de la habitación de Cristian.
- ¡Espera Zafiro! ¿Piensas irte así? - me preguntó Eric con miedo en los ojos.
- Lo siento. Esta es una guerra que nunca gané y no cambiará ahora.
- Puedes vivir conmigo o con alguno de nosotros, no creo que fuera una molestia.
- Eso es cierto. - intervino Diamante.
- Sería una molestia y sé que ellos nunca lo permitirían.
- Si no lo intentas...
- Eric, - dije mientras acariciaba su mejilla.- Créeme, lo he intentado muchas veces y no ha servido de nada. Lo que más me duele es que esta vez hice amigos y...te conocí a ti. - dije mientras pequeñas lágrimas se deslizaban por mi rostro.
- Zafiro, yo te amo. - dijo Eric con muestras de querer empezar a llorar, no obstante lo intentaba aguantar.
- Y yo a ti, pero lo mejor será que me olvides.
- ¡No!
- Y vosotros también. - dije refiriéndome a Cristian y Diamante sin hacer caso a Eric.
Ya estaba dispuesta a irme pero Eric me detuvo de nuevo.
- Zafiro, por favor. - me suplicó.
Cogí su cara entre mis manos y lo besé con todas mis fuerza y ambos lloramos porque sabíamos que sería el último. Era un beso de despedida y fue tan difícil separarme de él que creí que en cuanto diera un paso lejos de él moriría.
- Eric, te amo y no sé como haré para estar sin ti,pero la vida sigue. Debes olvidarme y yo debo olvidarte a ti. Lo siento, no quería que las cosas acabaran así.
- Zafiro, ¿por qué no luchas?
- Porque ya lo he intentado muchas veces y al final sé que la que más va a sufrir voy a ser yo porque solo retrasaré lo inevitable. Y, al fin y al cabo también os voy a hacer sufrir a vosotros.
- Pero...- posé mi dedo índice encima de su boca para callarlo.
- Solo prometerme que seréis todos amigos. Por mí,¿sí?
Cerró los ojos, pero asintió. - Te lo prometo.
Dicho eso me fui y al entrar en la casa vi a mis padres esperándome de pie en la entrada. No dijeron nada, simplemente me cogieron del brazo y me arrastraron hasta el coche.
- ¿A dónde vamos?- no hubo respuesta. - ¿Ni siquiera ne vais a decir a dónde me lleváis a la fuerza?
- ¿Acaso te lo mereces?
- ¿Y acaso yo merezco tener estos padres? ¿Unos padres que solo se preocupan por ellos mismo y les importa un comino su hija? ¿¡Unos padres que no paran de mirarse su propio ombligo!?
- Zafiro, cuidado con lo que dices.
- No me dejas decidir, muy bien, pero no voy a permitir que me calles. Tengo derecho a dar mi opinión.
- Zafiro... - dijo mi madre a regañadientes.
La ignoré y decidí mirar mi móvil por si tenía algún mensaje.
Cristian, Zafiro y Eric habían creado un grupo conmigo.
Diamante: Hey, no te creas que te vamos a olvidar, señorita.
Cristian: podemos hablar aunque sea en la distancia y cuando puedas vienes a vernos. En cuanto tengas dieciocho podrás decidir tú y sabes que aquí siempre tendrás un hogar.
Eric: También te iremos a visitar.
Yo: Está bien, está bien. Si a vosotros no os importa...yo feliz.
Eric: ¿Feliz?
Yo: Lo más feliz que se pueda.
Bueno chicos, después hablamos. Necesito pensar un poco.
Diamante: Está bien.
Nada más terminar la conversación me puse los cascos y empecé a escuchar música.
"Quiero quedarme.
Quiero soñar un poco más,
pero ya es hora de irse." - Jin(BTS) Awake.
Me había metido tanto en mi mundo que no me di cuenta de que ya habíamos llegado al aeropuerto.
- Vámonos. - dijo mi padre.
Sin decir ni mu, salí del coche y los seguí, pero cuando estábamos llegando a la terminal de los pasajeros Eric me sorprendió cogiéndome del brazo y colocándome detrás de él.
Mis padres se lo quedaron mirando sorprendidos.
- Siento mucho la interrupción, pero Zafiro no quiere irse y sus amigos tampoco queremos eso.
- ¿Y qué?
- ¿No piensan en la felicidad de su hija? Aquí ella es feliz.
- Eso no lo puede saber si no ha recorrido todo el mundo.
- Si encuentras un lugar al que llamarlo hogar, serás feliz. Viviendo así, sin un lugar fijo...nunca será feliz, nunca tendrá un hogar...Siempre se irá, nunca tendrá relaciones sociales que valgan la pena y ella tampoco la intentará. Al final, se cansará.
- ¿Y?
- ¿No les importa su hija? - ellos no respondieron, simplemente se rieron.
- Padre y madre de Zafiro, amo a su hija. La puedo hacer feliz. Déjenla disfrutar de una vida en la que ella elige.
- Eso nos da igual. Zafiro, vámonos o perderemos el avión. - dijeron mis padres intentando alejarme de detrás de Eric.
- Ella hoy no irá a ninguna parte. - dicho eso, Eric salió disparado llevándome con él arrastras y dejando a mis padres atrás con una mirada de incredulidad.