CAPÍTULO 15

280 17 0
                                    

  Ya sentía el roce de sus labios con los míos cuando de repente el sonido de mi móvil me obligó a levantarme repentinamente y a atender la llamada.


- Diga... oh, hola, Crisitian. - miré a Eric que se encontraba un tanto molesto e incómodo. Sí, estoy bien. No, no voy a poder quedar. Sí, lo siento, hasta mañana. - dicho eso colgué, pero antes de que pudiera darme la vuelta para hablar con Eric, este, me abrazó por detrás agarrándome con fuerza.

- Eric, me has asustado y estás agarrándome muy fuerte. Me vas a dejar sin respiración. - al oír eso, él aflojó el agarre pero no me soltó.

- Zafiro... - dicho eso olió el perfume de mi cuello. - ¿Puedo quedarme esta noche contigo, por favor?

- Em... supongo que sí... pero mañana Crisian no puede verte.

- No te preocupes por él... hoy quiero que solo pienses en ti y en mi. - rápidamente después de decirlo me cogió el móvil, aún agarrado a mi, y lo apagó. - Ahora nadie nos podrá molestar. - acto seguido me hizo girar, haciéndome quedar a escasos centímetros de él, y, poco a poco se fue agachando hasta quedar a milímetros de mi boca.

- Eirc...¿Qué estás haciendo? - pregunté nerviosa, sintiendo su cálido aliento.

- Zafiro... yo... - el teléfono de casa interrumpió sus palabras y al ir a por él escuché como maldecía por lo bajo.

- Diga... Oh, Nana... lo siento, tenía el móvil apagado. No, no te preocupes. De acuerdo. Puedo cuidarme unos días solas... acaba esos asuntos y después vuelves... sí, adiós.

Detrás de mi se encontraba Eric mirándome sin despegar la vista de mí.

- ¿Qué te apetece cenar?

Él no dijo nada, simplemente se acercó a mi, depositó un dulce beso en mi mejilla y seguidamente me susurro al oído - Te comería a ti, pero puede que nos molesten otra vez. 

Se me subieron los colores y empecé a tener calor, pero él no dijo nada más y simplemente me agarró la mano dirigiéndome a la cocina para ayudarme a hacer la cena.


Después de un rato de silencio en el que estuve mirando qué ingredientes había para hacer la comida, hablé.

- ¿Te apetece un risotto? - él me miró sin decir nada, pero, seguidamente, asintió con la cabeza. - Estás un poco callado, ¿no?

Me sonrió abiertamente. - No, estaba pensando.

- ¿En qué? 

- En lo celoso que estaría Cristian ahora si nos viera.

- ¿No eras tú quién no quería hablar de él?

- Sí, pero tú preguntaste.

- Venga, hagamos la cena y después si quieres vemos una película. - Eric sonrió perversamente y me temí por lo que le acababa de pasar por la cabeza.

Empezamos a preparar el risotto y, sin venir a cuento, me cogió por las piernas y me colocó encima de la mesa de la cocina mientras me agarraba.

- Sabes, eres demasiado hermosa. Pero no porque seas guapa,que lo eres, o al menos para mi lo eres, sino por todo lo que haces, lo que desprendes, tu corazón...- acercó su mano a mi corazón. - Tu corazón es lo más hermoso. - sentía que mi corazón estaba tan acelerado que parecía que me iba a dar un ataque, incluso, sentí un leve mareo. 

De repente, Eric se acercó a mis labios pero no los besó. Este depositó un leve beso en la comisura de mis labios, lo que me provocó un gran nerviosismo que me incitó a ir como un correcaminos al baño a refrescarme.

Después de ello cenamos tranquilamente, y luego fuimos a mi habitación.

- ¿Te apetece ver una película?

- Vale, de todas formas no tengo sueño y todavía es temprano.

- Y, ¿qué quieres ver? 

- Elige tú, yo tengo que hacer una llamada.

- Pero, no sé que película te gustaría ver.

- Seguro que la que elijas tú me gustará.

- De acuerdo, pero después no te quejes.

Miré entre mis películas y al final me decanté por "El club de los poetas muertos", pues era una película que desde la primera vez que la vi me gustó y que, además, había visto más de cinco veces.

Eric tardó unos quince minutos en volver, por lo que para matar el tiempo cogí el libro que estaba leyendo de la mesita.

- Siento haber tardado.

- No te preocupes.

- ¿Ya elegiste la película?

 - Sí, veremos "El club de los poetas muertos", si te parece bien.

 - Claro es una película que me encanta. La he visto por lo menos cinco veces.

No puede reprimir una sonrisa.- Como yo. Bueno, vamos, siéntate aquí.

Se sentó en la cama a mi lado y puse a reproducir la película.

Hacia el final de este me empecé a quedar dormida. No porque me aburriera, sino porque me encontraba bastante cansada. Todo el problema de Crsitian me había molestado durante todo el día y estaba un poco harta de la situación, pues él no me dejaba en paz ni a sol ni a sombra. Por suerte, Eric estaba conmigo. Él había conseguido que pasara un buen rato.

Sin poder detenerme, poco a poco fui cediendo a morfeo y acabé con la cabeza apoyada en el hombro de Eric.


ERIC


De repente sentí un peso en mi hombro. Zafiro estaba rendida y sonreí al verla así. Me parecía tan llena de paz. Era hermosa. Era capaz de mirarla así, durante años.

No estaba seguro de por qué, pero este chica inocentona me había cautivado, y el estúpido de Cristian la había metido en una cárcel. No iba a permitir que él se la quedara de una forma tan rastrera. 


En cuanto la película finalizó, desperté suavemente a Zafiro.

Al principió gimió y después al ver que la película había terminado, se incorporó y preguntó - ¿Me he quedado dormida?

 Me reí. - Sí. - ella puso morritos y yo la despeiné. - Venga, hay que dormir.

- Sí, pero tengo que ponerme el pijama antes. ¿Y tú? ¿Qué te pondrás? Porque  no sé si tendré nada que te sirva...

- No te preocupes... puedo dormir sin ropa.

- ¿¿¡¡QUÉ!!?? - vi como se sonrojó y no pude reprimir una risa.

- No te preocupes. -me seguí riendo y ella se fue a otra habitación a cambiarse.

Cuando volvió yo ya me encontraba sin la camisa puesta y ella traía un pantalón de tela fina a rayas azules y blancas.

- He encontrado este pantalón...lo compré para mi porque era grande y me gustó... pero cogí una talla demasiado grande así que te valdrá...además... es para hombres... - no puede evitar reírme otra vez porque ella se encontraba avergonzada, así que la despeiné, cogí el pantalón y fui a cambiarme.

A mi vuelta, ella ya se encontraba en su cama leyendo un libro. En cuanto me vió, colocó un marcapáginas en la página que estaba leyendo y depositó el libro en su mesita.

Yo, me metí con ella en la cama y, después de que apagara la luz, esperé un rato y después, por sorpresa, la agarré y la abracé, acercándola a mi.

- ¡Eric! - ella se encontraba sorprendida.

- Shh...no te voy a hacer nada. Solo te abrazaré - ella no dijo nada más, y, después de dar varias vueltas en mis brazos,finalmente, se quedó dormida colocada mirando hacia mi, con su cara cerca de mi pecho, por lo que la estreché más contra mí y cuando estaba seguro de que se había quedad dormida susurré - "Lo siento".

Mi primer beso (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora