Nos adentramos en el bosque, aún recordaba los lugares que más me gustaban de aquí, pero lo que más me gustaba era el pequeño lago que se encontraba en medio de todo, el agua era cristalina y el ambiente tranquilo, le dije a Misa que me siguiera, quería mostrarle mi parte favorita del bosque, al ver su expresión de curiosidad lo lleve hasta allá para que también lo contemplara, al llegar sentí la brisa y me alegre tanto al ver el lago de mi infancia.
—Este es mi lugar favorito.— Dije mirando el rostro de Misa mientras él sonreía.
—¿Y bien? ¿Qué tal si vamos a nadar un rato?— Dijo el comenzando a quitarse su camisa.
—Pero ni si quiera tenemos trajes de baño...—
—Eso no importa.— Dijo sonriendo. —Ven a disfrutar un rato.—
Se quitó sus pantalones y salto del pequeño puente que había frente al lago, su cuerpo era tan hermoso que sentí vergüenza al ver el mío, no dejaba de pensar que estaba con un modelo hasta que el me sacó de mis pensamientos.
—Oye Narey, ven conmigo.—
—Mh, no lo sé.—
—Diviértete conmigo.— Mencionó de forma pícara.
Me sonrojé al escuchar esas palabras, pero a pesar de que no quería no iba a arruinar esta cita así que comencé por quitarme la camisa hasta que me quite mis pantalones, estaba nervioso, pero me atreví a entrar al lago con él, al llega al puente lo mire a los ojos y aun temblando salte al agua. No recordaba esta sensación de sentir mi cuerpo con libertad, se sentía tan tranquilizante, al abrir mis ojos, Misa estaba enfrente mía se había sumergido junto conmigo cuando salte, solo me sonrío y en ese momento todo cambio para mí. Salí del agua porque me estaba quedando sin aire, el salió al mismo tiempo que yo, sacudiendo su cabello mojado con el aire.
—Hace tanto tiempo que no nadaba.— Dijo el mientras desordenaba su cabello.
Yo no podía evitarlo, estar frente a él hacía que me sintiera muy feliz y no quería que este día se acabara, ya había confirmado que, si me gustaba, pero tenía miedo de decírselo, no sabía si atreverme o esperar al final del día, el me volvió a sacar de mis pensamientos
—Nademos un poco más, aún me queda un último lugar al cual llevarte.— Dijo muy feliz mientras comenzaba a nadar, no había podido quitarme el nerviosismo y con lo que me dije estaba más nervioso y emocionado, para ser nuestra primera cita me la estaba pasando de maravilla, después de pensarlo mucho, hoy sería el día en el cual le diría que me gustaba.
Luego de nadar casi por una hora salimos del lago agotados, como hoy había recibido clase de educación física cargaba mi toalla, luego de secarme se la ofrecí a Misa, el cual no se negó en aceptarla, luego de vestirnos, me dijo que el lugar estaba al final del bosque, nunca me había adentrado tan a fondo así que no sabía que podría haber hasta el final. Comenzamos a caminar por un buen rato, el me guió durante todo el camino ayudándome si no podía pasar algún obstáculo, parecía que el conocía el bosque desde hace tiempo así que solo caminamos hasta llegar a una montaña, subimos por una esquina de esta, no estaba tan empinado así que subí detrás de él, al sol no le faltaba mucho por ponerse así que escalé un más rápido, antes de subirla completamente el me detuvo.
—Narey, quiero que cierres tus ojos y confíes en mí.— Dijo el extendiéndome su mano
—De acuerdo.— Cerré mis ojos y lo tomé de las manos, al sentir su piel, la mía se estremeció de la emoción, el comenzó a caminar llevándome con él un poco más alto, al llegar se puso detrás de mí y puso sus manos en mis ojos
—Llegamos justo a tiempo.— Él aún no destapaba mis ojos, podía sentir su respiración en mi cuello y eso hizo que mi cuerpo temblara.