Desánimo.
¿Dónde había quedado su fuerza sobrenatural? ¿Su olfato de lobo? ¿Sus super oídos? ¿Sus garras? ¿Sus dientes? ¿Ojos?
Entre llantos, lágrimas, gimoteos intentaba abrir la puerta de su casa. Sus llaves no servían ya que del otro lado estaba puesta la llave que pertenecía a su padre. Golpeaba, empujaba y a gritos intentaba abrirla pero sus sentidos no le respondían. La desesperación le impedía usar sus habilidades de hombre lobo. Más aún tratándose de su padre.
- ¡Papá! ¡Papá! - gritaba desesperado golpeando la puerta con el dorso de la mano a puño cerrado. ¿Dónde demonio se había metido Mary? Ella había dicho que estaría con él toda la noche.
Tal vez los tenían de rehén a los dos por eso estaban encerrados, las ventanas igual. O tal vez los dos estaban inconscientes en el suelo... o muertos. La idea le carcomía el cerebro.
- ¡Apártate, Stiles! - escuchó de repente la voz de Derek. Se giró para mirarlo y se apartó para que el hombre tirara la puerta abajo con una patada.
Ingresó a la casa atropellando todo a su paso y partió escaleras arriba al sentir el aroma de su padre y a sangre. Fue directo al cuarto, encendió la luz y no había rastros de Mary.
- ¡Papá! - el Sheriff yacía inconsciente en el suelo con una pequeña cantidad de sangre saliendo de su nariz. Corrió para verificar si estaba vivo y soltó un gran suspiro de alivió cuando escuchó latir su corazón.
- Sube al auto, Stiles. - ordenó Derek aportándole antes de cargar con facilidad al alguacil en brazos. Fueron hasta el Camaro y Stiles subió primero en el asiento de atrás, dejando que el moreno metiera al señor para luego recostarlo sobre las piernas del hijo mientras él conducía hasta el hospital.
En el camino, el castaño llamó a Melissa para informarle que el Sheriff iba en camino y la mujer prometió que tendrían todo listo para atenderlo.
Realmente no sabía como las palabras salían de su boca. Todo le estaba devastando, le dolía el estomago , la cabeza, solo quería tener paz y lamentablemente la vida le estaba arrebatando a su padre.
- No debí ir. Debí estar con él. - se lamentaba el castaño apretando a su papá entre sus brazos.
El Alpha le miró por el espejo retrovisor y apretó la mandíbula sin saber que decir. Volvió la vista al camino y aceleró.
En diez minutos el Camaro se detuvo y el chico dio un respingo en su lugar al darse cuenta que habían llegado al hospital. Los diez minutos parecieron horas.
Rápidamente el moreno ayudó al chico a sacar a su papá con cuidado y Melissa apareció junto a otros paramédicos para llevarlo a emergencias.
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- Vamos a casa, Sti. - le habló Derek acariciándole los brazos desde atrás a modo de consuelo. El chico simplemente negó con la cabeza soltando un sollozo. - Ya escuchaste al doctor. No tenemos nada que hacer aquí hasta mañana. -
- No voy a dejarlo solo de nuevo. - murmuró girando sobre sí mismo dejándose abrazar por el mayor.
- Anda, mi amor. Vamos a descansar. No hemos parado de movernos desde que anocheció. Has bailado mucho. - susurró acariciando su espalda meciéndose en su lugar.
Y luego de varios minutos sollozando y desahogándose el chico aceptó. Entraron al vehículo para ir a la mansión.
Cuando llegaron lo autos de los demás ya están aparcados en sus lugares. - ¿Ya volvieron? - preguntó el menor a Derek.
- Parece que sí. Le mandé un mensaje a Scott explicando lo que pasó. Deben haber vuelto por eso. - contestó poniendo la mano en la espalda del menor mientras ingresaban en la casa.
Lydia junto con Isaac corrieron hacia el castaño para hablar con él y entretenerlo en lo que quedaba de la noche. El mayor dejó que sus amigos lo acompañaran a la habitación.
- ¿Cómo esta el Sheriff? - preguntó Scott con cautela cruzándose de brazos alado de Derek.
- Lo dejaron en terapia intensiva. - respondió frunciendo el ceño.
- ¿Y Mary? ¿No estaba con él? -
- No estaba. Ni siquiera sentí su aroma. - refunfuñó negando con la cabeza.
- Vamos a la cocina a tomar algo antes de que te encierres con mi amigo. - invitó el latino y fueron a la cocina.
Sin saber cuanto tiempo había pasado, el Alpha mayor subió a la habitación y encontró a Stiles dormido en medio de Isaac y Lydia mientras estos hablaban tranquilos.
Stiles ya tenía puesto el pijama al igual que Lydia y Isaac. Los dos se apartaron de la cama con cuidado y la pelirroja le dio un beso al dormido en la mejilla de despedida. Isaac le acarició el brazo al chico, le dedicó un asentimiento a Derek y se fueron cerrando la puerta detrás de ellos.
Instintivamente el castaño se aferró al cuerpo de Derek cuando éste se acostó a su lado luego de haberse quitado todo, quedando en ropa interior. - Abrazarme fuerte, Derek. - dijo adormilado. El mayor obedeció con gusto.
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Se retorció en la cama por gusto, sintió como las suaves sabanas le rodaban el brazo. Pero que él recordara la cama no podía moverse sola. Abrió los ojos lentamente y se encontró con el color verde más bellos que había visto jamás. Adoraba despertar con esos ojos perfectos. El dueño de aquellos ojos le acariciaba el brazo con suavidad, estremeciéndole de pies a cabeza. Y cuando vio aquellas pestañas aletear con una bonita sonrisa, no pudo evitar romper la distancia que había entre ambos para acoplar sus labios con los suyos. Solo labios con labios, sin moverlas, intensificarlas por unos segundo.
Pero cuando decidieron disfrutarla un poco más el recuerdo de la noche anterior con su padre no se hizo esperar. Rompió el beso lentamente y apoyó la frente el en hombro de Derek. Éste le acarició la espalda entendiéndolo a la perfección y le besó la cabeza.
- Arriba... - le susurró suavemente el mayor. - Vamos al ver a tu padre. - el muchacho sin decir nada se levantó y se alistó. Derek Hale hizo lo mismo.
Las visitas para pacientes que estaban en terapia intensiva estaban restringidas o en horario especifico. En su caso tenía únicamente el mediodía.
Gracias a tener de familia a Melissa, ella les dejó pasar a los dos quince minutos antes del horario por si tenían que hablar sobre cosas especificas, con la condición, claro, de no exaltarlo. Ingresaron a la sala y el castaño no aguantó las lágrimas cuando vio a su padre conectado con cables y tubos.
Llevó la mano a su boca por la impresión y Derek tuvo que contenerlo en sus brazos para que el menor no gritara, saliera corriendo o simplemente se desmayara.
- Hijo. - escuchó que su padre lo llamó con dificultad. Se volteó a mirarlo rápidamente y corrió a tomarle de la mano.
- Aquí estoy papá, no hagas esfuerzo. - suplicó acariciándole la frente.
- ¿Dónde... donde esta Mary? - preguntó desganado mientras los lobos podían escuchar su corazón acelerarse.
El chico frunció el ceño al sentirlo. - Mary no estaba en la casa, papá. No sé que... -
- Aléjense de esa cosa... - se apresuró a decir el señor poniendo la mano sobre su pecho, cerrando fuertemente los ojos.
- Shh... tranquilo, ella no está aquí. - intentó calmarle pese a que quería saber por qué demonios decía eso su progenitor.
- No se presione, Noah. - habló Derek por primera vez. - Solo cálmese, nadie le hará daño. Lo prometo. - el señor asintió mirándolo fijamente.
- Papá, ¿qué sucedió? - preguntó cauteloso sentándose a su lado sin molestarlo.
- Ella-ella estaba loca. Primero me estaba cuidando como siempre pero de repente me miró extraño. Levantó la mano hacia mí y cuando cerró el puño sentí el peor dolor que jamás sentí en mi vida. - contó mirando al techo intentando recordar.
- ¿Dónde sentiste dolor, pa? - indagó viendo inconscientemente hacia su pecho a la altura de su corazón por un segundo.
- En el corazón. - contestó volviendo a cerrar los ojos muy fuerte. Parpadeó una veces más antes de volver a mirar a su hijo. - Lo último que recuerdo es que vi que sus ojos se volvieron... ¿Rojos? ¿Morados? -
- Violeta... - completó Derek adivinando. El señor asintió nuevamente.
La rabia que invadía el interior del castaño estaba apunto de estallar pero la madre de Scott le interrumpió.
- Lo siento chicos. Tienen que dejarlo descansar. Podrán verlo mañana a la misma hora. - musitó la mujer. - Yo cuidaré de él, cariño. - le dijo a Stiles.
El castaño, lleno de lagrimas en los ojos se acercó a dejar un beso en la frente de su papá, quien parecía volver a dormir y se marcharon.
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Llevaba siete días con la misma rutina. Se despertaba temprano y gracias a la madre de Scott y su confidencialidad se quedaba con su padre y con Derek toda la mañana en el hospital. Al hombre jamás lo movieron a una habitación normal donde pudiera quedarse bajo el cuidado de su hijo toda la noche. El Sheriff no mejoraba.
A Stiles se lo veía demacrado. Se notaba que no dormía a pesar de que Derek cuidaba de él. El castaño no hablaba con nadie, apenas le dirigía una que otras frases a su novio como los buenos días, te quiero, gracias y buenas noches. La situación con su padre estaba matando poco a poco al lado de Stiles que más amaba el Alpha.
Hasta la manada intentó animar al chico, como Liam y Mason le invitaron a ir al cine y los rechazó sin pudor. O Lydia, Allison y Cora le pidieron que las acompañara a ir de compras y le dijo un rotundo no. O también Scott quien le rogó ir a dormir a su casa, comer porquerías y hablar toda la noche como lo hacían antes y Stiles no quiso.
Hacía unos días Derek había impedido que el castaño hiciera una locura. El chico perdería sus poderes o la vida misma si lo permitía... Resulta que Stiles se atrevió a preguntarle al Sheriff que cómo se sentía, y el señor respondió que sentía como si le apretaran el corazón con la mano. Que el dolor era inaguantable. Entonces el hijo intentó quitarle el dolor mientras Derek había ido por un café, pero el instinto del Alpha le hizo volver al cuarto y cuando vio que el chico lo estaba haciendo mientras el padre dormía, corrió a apartarlo.
Claro que Stiles se enojó pero, ¿De qué servía salvar a su padre si él moría en el intento? No le importaba perder la vida si lo salvaba pero el alguacil jamás podría perdonarse aquello. Al fin y al cabo estaban metidos en un círculo infinito, porque si su padre muere, Stiles no se lo perdonaría.
Lo peor de todo, ninguno de los dos había hablado de lo que el Sheriff les contó que pasó con Mary.
Luego de un día recorriendo la ciudad de un lado a otro para buscar los medicamentos que le pedían, Stiles terminó quedándose en su casa. Derek había ido por la cena.
Sumido en sus pensamientos, sentado en la sala escuchó la puerta. Se levantó a regañadientes y la abrió.
- Hola. - le saludó Jughead con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
- ¿Pasó algo? - preguntó extrañado al ver ahí al demonio.
- ¿Podemos hablar? - inquirió con pena.
- Derek está por volver. - negó a su manera.
- No importa. Necesito saber que es lo que te pasa aparte de lo pasó con tu padre. - dijo apresurado. - Te has pasado evitando a la manada. -
El lobo lo contempló con el ceño fruncido por unos segundos y le abrió camino. - Pasa. -
- ¿Puedes decírmelo ahora? - preguntó el Íncubo una vez que se sentó en el sofá.
- Fue Mary... - se limitó a decir tamborileando nervioso sus dedos, de pie.
- ¿Fue Mary...? - le pidió continuar.
- Mary le hizo eso a mi padre. - farfulló.
- Pero, ¿cómo? No entiendo. ¿A qué te refieres? -
- Mary es un Súcubo. - musitó.
- No. -
- Sí. -
- No. Es imposible. - contradijo el pelinegro. - ¿Por qué dices eso? -
- Mi padre me lo dijo. Ella lo atacó, vio sus ojos violetas. - contó sentándose en el sofá. - Dijo que le apretó el corazón con la mano. - el otro le miró confundido. - En el aire, sin acercarse. - recalcó.
- Yo... yo sé que eso solo lo puede hacer un demonio con antigüedad. - dijo mirando al suelo pensativo. - Además tiene que ser muy buena como para pasar desapercibida frente a mi. Hemos compartido varias reuniones con ella y no le vi nada raro. -
- ¿Olvidas que no se sorprendió demasiado cuando supo que éramos seres sobrenaturales? - cuestionó retórico poniendo los ojos en blanco.
- Creo que hablaré con Deaton. Tenemos que averiguar quién es. - dijo Jughead levantándose. - ¿Tú estarás bien? - le preguntó interesado.
- Sí. Claro. - respondió frio.
- No harás ninguna estupidez, ¿verdad? - indagó recordando lo que Derek le contó a Scott sobre que Stiles intentó sacarle el dolor a su padre.
Sabiendo a lo que posiblemente se refería, el castaño primero negó con la cabeza antes de decir que no con facilidad. - Bien... te veo luego. - se despidió mirándole no muy convencido con su respuesta.
En cuanto en castaño abrió la puerta para que el otro saliera, Derek llegaba.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó al demonio mirándolo con el ceño fruncido.
- Amm... yo... yo... - intentó hablar pero la mirada asesina patentada Derek Hale le aterraba.
- Vino a preguntar sobre mi padre. - contento Stiles con tranquilidad. - Ya se iba. -
- Bien. Adiós. - dijo Derek haciendo ademán para que se fuera. Jughead asintió nervioso y se marchó. - ¿Cenamos? - le preguntó a su pequeño castaño en cuanto cerró la puerta.
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Pasó sin previo aviso...
Derek había ido a la cocina para buscar más cervezas mientras veían una película y en cuanto regresó, Stiles no le dejó sentarse.
Rodeo el cuello del mayor con sus brazos y le besó en la boca con hambre, con desesperación, mordiendo su labio, regodeándose con su sabor.
Era el primer beso candente desde hacía días... y cómo echaba de menos su aroma a excitación, se dejó llevar por sus instintos respondiendo al beso con el mismo modo, con deseo, envolviéndolo en sus brazos, apretándole contra su cuerpo.
Derek bajó ambas manos hasta el culo de Stiles y las apretó con fuerza hacia él, oyendo los ardientes jadeos de salían de los labios de su Beta. Éste dio un salto enredando las piernas en la cintura de su Alpha sin dejar de besarle. Entonces Derek se sentó en el sofá.
Sintió como el miembro del mayor empezaba a despertarse poco a poco siendo ayudado por un lento vaivén de caderas que al moreno le hacia gemir en el desesperado beso. Dejó de abrazarlo por alrededor de su cuello para meter las manos debajo de su camisa mientras rompía el beso en sus labios para besar ahora su cuello.
Se dejó hacer por el menor, cerró los ojos y ladeó la cabeza haciendo espacio para disfrutar aún más de las atenciones especiales del castaño. Acarició sus costados sobre la camisa y decidió preguntar lo que se suponía que era correcto. - ¿Estás seguro? -
- Sí... - acarició aquel cuello con sus labios. - Muy seguro. - gimió subiendo beso a beso hasta la oreja del mayor. Mordió el lóbulo y pasó la lengua por su mandíbula. El cosquilleo en su lengua a causa de la barba del mayor le agradaba. Entonces se separó un segundo para mirarle a los ojos.
- Vamos a la habitación. - le susurró rozando su nariz con la del menor.
- Hagámoslo aquí. - sentenció con el mismo tono levantando por fin las manos que estaban debajo de la ropa del mayor sacándole de una vez por todas antes de hacer lo mismo con la suya propia.
Bajo la atenta miraba del chico empezó a desabrocharle el pantalón, le bajó la cremallera y dejó salir su pene. Se deleitó con el simple hecho de mirarlo a la cara cuando tomó aquel erguido miembro empezando a masturbarlo lentamente.
Recorrió con la vista cada centímetros de su torso, sonrió al ponerse a contar los lunares que veía pero se cansó en el quinto y se hizo hacia delante para atrapar el bonito pezón entre sus labios, moviendo su mano de arriba abajo.
- Derek... - gimió el castaño enredando sus dedos entre el pelo del novio presionándole hacia sí mismo. El moreno aumentó la velocidad de la masturbación. - ¡Espera! - gimió bajo y el otro se detuvo.
- ¿Qué? - preguntó frunciendo el ceño.
El chico se levantó del sofá y se empezó a sacar el pantalón. - No quiero correrme así. - avisó y Derek se quitó lo suyo a toda velocidad.
Ya completamente desnudos, volvieron a colocarse en la misma posición.
Cuando el menor volvió a devorar la boca de Derek, mordiendo, chupando su lengua y labios, el moreno apretó las nalgas del otro con fuerza.
- ¿En tu cuarto tienes lubricante? Vamos allí. - pidió el mayor entre besos.
- Házmelo así. - suplicó Stiles con mucho deseo. Le dio espacio al Alpha levantándose un poco y éste le acercó dos dedos a los labios.
Sin vueltas el chico chupó aquellos dedos provocando un estremecimiento increíble al más grande.
Tan excitante que cuando se los quitó de la boca, Derek tardó tres segundos en meter el dedo completo a la entrada del castaño, quien aguantó el dolor cerrando fuertemente los ojos. Dos minutos más para prepararlo y empezó a penetrarle con su miembro.
Stiles besó los labios del mayor lentamente y con delicadeza mientras lo cabalgaba con paciencia. Pero él necesitaba más, aceleró sus movimientos gimiendo alto a la par de su novio, sin cesar. De vez en cuando disminuía la velocidad para hacer movimientos circulares y torturar de placer al otro.
Pero el hombre lobo Alpha, cansado de dejarle todo el trabajo Stiles. Lo sostuvo de las nalgas, abriéndolas aún más para embestirlo con fuerza bestial los más rápido que podía soportar. Palpando su pelvis fuertemente por el trasero del menor.
- Así... si, así... Derek... - jadeaba y gemía mientras sentía como su próstata era castigada incontables veces. - Ah, Derek. -
De pronto Derek se sintió cegado al estar al borde del precipicio, el castaño sacó sus dientes caninos y las enterró en su hombro; estallado de placer en su interior, gloriosamente excitado por el dolor de los colmillos del menor, el semen ajeno salpicando su abdomen, y el apretado y envolvente interior de Stiles repleto de su semilla.
Tal vez el hecho de que era luna llena le hizo comportarse así. Stiles era un chico caliente y si pudiera tener sexo con Derek todo el día, lo haría con gusto. Pero quizás se comportó de esa manera porque necesitaba desahogarse de alguna forma u otra después de estar pasando una situación tan devastadora como el de su padre.
- Eso fue intenso... ¿No crees? - le preguntó el mayor aún teniéndolo sobre él, con su pene aún adentro, abrazándolo.
El castaño se apartó un poco y le miró a los ojo, ligeramente sonrojado. - Un poco, sí. - dijo apenado. Vio la herida que le hizo a su Alpha en el hombro y se acercó para pasarle la lengua a la poca sangre que salía de ella. - Te dolió. - inquirió mordiéndose el labio inferior.
- Es la tercera vez que lo haces pero sí, creo que esta me dolió un poco. - admitió sonriendo de lado mientras le acariciaba la cintura.
- No sé por qué lo hago. Me doy cuenta recién cuando acabo. Lo siento. - se disculpó tapándose el rostro con ambas manos. El mayor le apartó las manos y le besó tiernamente.
- Me gusta cuando lo haces. - confesó en un susurro.
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