Beat of my heart | Sterek |

由 GusOBrien

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>>Historia Finalizada<< Se reconstruyó la mansión Hale y la manada se mudó a la gran casa. La convivencia est... 更多

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41 |Final|

Capítulo 32

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由 GusOBrien

Respiro.

Efectivamente funcionó. El dispositivo que colocó Derek en la chaqueta del demonio estaba activado y podían localizarlo desde el GPS del móvil de Stiles.

Decidieron esperar unas horas para comprobar que el chico se quedara en una parte para luego dirigirse al sitio que marcaba. Transcurrido el tiempo, Scott tomó su motocicleta, y Derek y Stiles fueron en el Camaro.

- ¿Qué harás si confirmamos que es ella? - preguntó de pronto el mayor mientras conducía.

El menor se mordió el labio inferior y pensó unos segundos. - No lo sé. Hablaré con ella. -

- ¿Qué le dirás? - cuestionó nuevamente.

- No sé, Derek. No creo que esté haciendo todo esto por querer al Lydia. No entiendo porque atacar ahora si aún faltan siete meses para que nazca su bebé. La necesitan sana y no lo lograrán debilitando a la manada. - opinó.

Derek estaba completamente de acuerdo. Ese plan suyo no cabía en ninguna parte. - Tienes razón. -

- Debe ser otra cosa. Tengo que negociar con ellos. - exclamó pensativo.

- ¿Y si no son ellos? - soltó Derek.

- ¿Quién más podría ser? - contradijo el castaño.

- No lo sé, mi amor. - dijo en moreno tomando la mano de su novio sin apartar la vista de la carretera. - Pero no nos adelantamos a nada. Hablemos como gente civilizada. -

- Lo dice Derek pego primero pregunto después Hale. - bromeó Stiles.

- Sabes de que hablo. - puso los ojos en blanco. - No lleguemos y atropellemos. Hablemos, Stiles. - el castaño asintió.

Cinco minutos después llegaron a la esquina donde estaba aparcada la motocicleta de Scott. Los dos bajaron y fueron adonde estaba el latino. Él tenía el móvil del hiperactivo.

- No sé si estamos en el lugar correcto. - dijo de pronto Scott.

- ¿Por qué lo dices? - preguntó Derek frunciendo el ceño.

- Se supone que están allá. - replicó apuntando hacia una casa completamente blanca, enorme y lujosa. Un tanto más pequeña que la mansión Hale pero definitivamente grande y costosa. Estaba en medio de una cuadra de otras casas lujosas con plantas relucientes y bien cuidadas. Había incluso niños por todas partes.

- No creo que se estén ocultando. Incluso antes... Archie me tenía secuestrado en una casa también lujosa. Solo que estaba en Canaán. - comentó Stiles.

- Canaán es un pueblo abandonado. Eso si es esconderse. - musitó el mayor emprendiendo camino hacia la gran casa. Pero a menos de diez metro de llegar. Archie aparcaba enfrente con un BMW rojo con Cheryl saliendo por la puerta del copiloto. Rápidamente se escondieron detrás de unos arbustos.

Observaron como la pareja ingresaba a la casa riendo con naturalidad, como si fueran una familia normal y feliz.

- Cielos. Esa tal Cheryl es hermosa. - soltó Scott.

- Es verdad. - admitió Derek.

- ¿En serio? - reclamó el castaño.

Derek le miró sonriendo. - Sí. Pero tu eres más hermoso que ella. -

- A otro perro con ese hueso. - bufó arrepintiéndose rápidamente. Se llamó perro a sí mismo.

...

- Volvieron. - dijo Jughead viendo a la pareja entrar por la puerta principal.

- Sí... volvimos. - aclaró sin importancia el pelirrojo mirándolo con desprecio.

- Creí que volvían al mediodía. - volvió a hablar un poco nervioso queriendo sonar inocente.

- ¿Algún problema con que lleguemos temprano de nuestro juego de polo? - preguntó retórico sin dejarle contestar. - ¿Interrumpimos tus reuniones patéticas con esa manada de perros apestoso? -

El demonio pelinegro se congeló al ver que su amigo se acercaba lentamente hacia él. - ¿De qué hablas? -

- Me conoces, viejo. Sabes que conmigo no puedes jugar a hacerte el tonto. - dijo metiendo la mano en el bolsillo interno del la chaqueta del otro. - Y en serio fuiste tan idiota que no te diste cuenta que te pusieron un localizador para seguirte. - bufó mostrándoselo. Jughead abrió los ojos como platos sin saber que decir.

Cheryl hizo un movimiento fugaz con la mano apuntando hacia la puerta, haciendo que esta se abriera sola, dejando ver a Derek, Scott y Stiles apunto de tocar la puerta. El castaño se rascó la nuca para disimular el nerviosismo.

- Pasen, muchachos. - concedió la chica con sensualidad. Los tres hicieron caso a la invitación y entraron. Velozmente el Íncubo de pelo negro corrió detrás de los lobos alejándose del pelirrojo que le quería arrancar la cabeza.

- Les dije que no vinieran, idiotas. - regañó Jughead golpeando suavemente a Scott y Stiles en la cabeza. Ambos lobos le gruñeron y él levantó las manos en señal de paz.

- Entonces... ¿Qué les trae por aquí, chuchos? - preguntó Archie con una sonrisa más que fingida.

- Deja los chistes para Stiles y habla como tiene que ser. - replicó el Alpha mayor con fastidio.

- Uy... ¿Al gran lobo malo solo le gusta escuchar chistes y sarcasmo de la boca de Stiles? - preguntó poniéndose frente Derek. A centímetros de él.

- Lo siento, pero de la boca de Stiles sale sarcasmo cuando de la tuya sale estupidez. - devolvió el moreno provocando que el castaño y el latino se rieran. Archie simplemente sonrió socarrón.

- En fin... ¿Qué quieren? - volvió a preguntar yendo juntos con su novia demonio. - ¿Ese traidor ya les contó nuestro plan? - dirigido a Jughead.

La verdad era que no porque él no lo sabía. - Sí. Así que dejen en paz al padre de Stiles. - ordenó apretando los puños.

Los dos contrarios miraron al lobo sin entender. - ¿El... el padre de Stiles? - preguntó riendo como si le hubiera contado un chiste. - ¿Qué plan le contaste? - preguntó al pelinegro. - Creí que les había cotilleado sobre lo del bebé de Lydia. -

- Eso también. - habló esta vez el castaño. - Pero no entiendo porque meterse con mi padre, yo... -

- Espera... - interrumpió Archie. - ¿Qué le pasa a tu padre? Nosotros no hemos hecho nada aún en contra de ustedes. - admitió.

- Basta de bromas. - bufó Derek.

- ¿Para qué querría yo hacer daño a tu papá? - preguntó obvio.

- Tú no. Pero ella sí. - se dirigió ahora a Cheryl.

- ¿Yo? - dijo la chica. - ¿De qué están hablando? - preguntó seria.

- Mi padre me dijo que estaba con una mujer, tiene los síntomas de un ataque Súcubo y solo yo puedo oler el perfume que tu usas. - enumeró.

- ¿Belladona? - preguntó y el castaño asintió furioso. La chica rió socarrona. - Lamento decepcionarte, corazón. Pero yo tengo a mi pareja. Es imposible que mis poderes funcionen estando con él. - admitió riendo. - Además, todos los Súcubo olemos a Belladona. Es nuestra esencia como mujeres demonios. -

Jughead lo pensó y estuvo totalmente de acuerdo. Era lógico que no podía ser ella. No lo había pensado así antes. - Creo que tiene razón. No es ella. - murmuró cerca de los dos menores.

- ¿Saben qué? Largo de mi casa, chuchos. Y tú también Jughead. No tengo ganas de problemas aún. Necesito descansar de ensuciar mis manos con su asquerosa sangre, por lo tanto no te haré daño amigo. Pero si vuelvo a verlos aquí... no seré tan cortés. - reprendió enojado pero miró a Stiles. - Tú eres bienvenido, pequeño Stiles. Tú me caes bien. -

El castaño puso los ojos en blanco y tomó a Derek de la mano para salir de la casa. Detrás salieron Jughead y Scott.

- Amm... chicos... ¿Qué se supone que haré ahora? - preguntó el Íncubo quedándose detrás de ellos.

Por su parte, Scott y Stiles no dijeron nada. Pero Derek elevó las cejas examinándolo de pie a cabeza. - Sube al auto. - le ordenó antes de seguir su camino.

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#

El resto de aquel confuso día, Stiles decidió alejarse encerrándose en su habitación. Ya no le importaba lo que hicieran con Jughead. Derek se encargaría de acomodarlo en la mansión. Y si seguía pensando en el tema de su padre, podría volverse loco. Ya no sabía que hacer, no sabía que pensar. Necesitaba respirar, necesitaba liberarse.

A regañadientes se levantó de la cama y bajó las escaleras a toda velocidad. La manada estaba reunida en la sala con Jughead en el medio. Llegó adonde estaban ellos y abrazó a su Alpha por detrás. Este dejó caer la cabeza para atrás y Stiles besó su cuello. Acto seguido, le tomó la mano y lo apartó de los demás.

- ¿Me llevas? - le preguntó con una sonrisa normal al mayor.

- ¿Adónde? - preguntó curioso.

- No sé. Solo quiero salir. - contestó. Sin cuestiones, asintió, salieron y se metieron al auto.

- ¿A tu casa? ¿Al loft? Breaden no la está ocupando ahora. - informó.

- Mmm... tu loft suena tentador... pero no. Quiero ir a un lugar más... abierto y tranquilo. - musitó observando rápidamente que estaba por oscurecer.

El moreno apretó sus labios dibujando una fina línea, mirando por los alrededores pensativo. - Ya sé. - dijo sonriendo, poniendo el marcha el vehículo.

...

Una hora después...

A los quince minutos de haber subido al Camaro, Stiles se había quedado dormido en el asiento mientras Derek conducía sin rumbo fijo para Stiles.

- Cuando dije un lugar abierto y tranquilo no me refería a cruzar la frontera. - bromeó el chico pasándose la mano por la cara recién despertándose.

- Estamos cerca. - avisó acariciando la mejilla del chico por un momento para no descuidar el camino.

- ¿Dónde me llevas? - preguntó observando el lugar imposible de ver ya que estaban en la completa oscuridad.

- Falta poco, lobo impaciente. - picó haciendo reír a su chico.

Unos minutos más tarde, las luces de unos faroles se hicieron visibles a poco menos de doscientos metros.

- ¿Playa? - preguntó el castaño incrédulo, y no era la playa a la que habían ido hacía unos meses, antes de que lo convirtieran en hombre lobo.

- Sip. - contestó aparcando el vehículo. Bajaron y el menor corrió hacia su novio para tomarle de la mano y andar juntos.

- ¿Por qué aquí? - cuestionó risueño solo por escuchar una curiosa respuesta. Era otra playa aparte de la había visitado meses atrás.

- Porque querías darte un respiro. ¿Y qué mejor que aquí? De noche... solos... -

- Me gusta. - reconoció rodeándolo con sus brazos alrededor de su cuello pegando sus labios a los suyos.

El moreno respondió con ganas abrazándolo de la cintura, apretándolo contra su cuerpo.

- Cuando volví a Beacon Hills y vivía con Laura... me escapaba una vez a la semana para venir aquí... a esta hora. - susurró en su oído mientras lo abrazaba y el chico buscaba fundirse en su pecho. Como el menor no respondió nada, decidió continuar. - Venía aquí con unas cervezas, emparedados... -

- Y chicas. - completó Stiles sin apartarse del abrazo.

- Sí. - contestó. El castaño se apartó y le fulminó con la mirada. - Es broma, tonto. Eres la primer persona a la que traigo. -

- Vaya... me siento halagado. - murmuró besando su cuello varias veces. - ¿Qué más hacías aquí? - preguntó dándole varios besos más en los labios.

- Me metía al agua. - contestó.

- No vamos a meternos ahora, ¿verdad? - cuestionó abriendo los ojos como platos.

- ¿Por qué no? - devolvió el Alpha encogiendo los hombros. - Somos más resistentes al frio y no podemos enfermarnos. -

- Es cierto. - recapacitó el castaño sonriendo llevando la vista al agua del mar que se movía majestuosamente con el viento. - Pero no traje ropa para cambiarme. -

Derek lo volvió a atraer hacia él besando sus labios con delicadeza mientras agarraba el bordes de su camisa. - Entonces desnudos. - susurró en su boca.

Stiles se alegró por la idea y se desnudo a sí mismo lo más rápido que pudo. El moreno le imitó dejando la ropa en la orilla antes de lanzarse de cabeza al agua.

El agua estaba casi literalmente congelada. Pero gracias a que el mayor lo envolvió en sus brazos y le besó con intensidad, el calor volvió a ocupar su lugar y pasaron el resto del tiempo jugando como dos niños mejores amigos. Con la diferencia de que estos dos se comían con la mirada, se besaban en todo momento y estaban desnudos.

Más tarde ya vestidos se sentaron en el capó del Camaro para contemplar un momento las estrellas antes de decidir volver a Beacon.

- ¿Confías en él? - preguntó de repente en chico sin dejar de ver al cielo.

Obviamente Derek sabía de quien hablaba. - Me sigue pareciendo insoportable pero sí, creo que puedo confiar en él. -

- ¿En serio? - esta vez le miró al los ojos. - ¿Qué cambió para que confíes? ¿Cómo sabes que es confiable? -

- Lo sé por su olor. - contestó.

- Ellos no huelen. - negó el castaño. - Nosotros no podemos olerlos. -

- Su esencia no. Pero sí el miedo. Ese chico estaba aterrado por lo que Archie le podría haber hecho. - admitió.

- ¿Sí? Estaba tan convencido de que no tenían olor que no me molesté en oler su miedo. ¿Y les crees lo de que ella no está detrás de lo de mi padre? Porque yo no escuché que haya mentido. -

- Así es... decían la verdad. - confirmó el mayor. - Tenemos que tomarlo con calma, Stiles. Quizás el perfume y los síntomas de Noah solo sean coincidencia. No lo dejaremos pasar pero no nos hagamos malas ideas. -

- Sí, tienes razón. - suspiró el castaño resignado.

- ¿Regresamos a casa? - ofreció mirándole a los ojos muy fijamente.

Sin decir nada, asintió y se bajó del capó junto con el novio. - Oye, en serio... - le habló el menor antes de que el moreno se subiera a conducir. Éste le miró expectante y dejó que le abrazara. - Gracias por traerme a tu lugar especial. Te amo, ¿lo sabías? - inquirió estirándolo para poder besarle.

- Lo sabía. - contestó risueño. Así quería verlo. - Y yo también te amo. No te imaginas cuanto. - dijo antes de responder al beso que Stiles rogaba.

El Beta rió en el beso. - No quiero ir a la mansión. -

- ¿Dónde prefieres estar? - cuestionó sabiendo la respuesta.

- Ya lo sabes. - susurró rompiendo el beso, girando el carro, metiéndose en el asiento del copiloto.

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Derek y Stiles aprovecharon que el loft estaba libre por unos días para cocinar algo y poder pasar una noche tranquila juntos. Breaden se había ido hacía algunos días a México porque la informaron sobre los rastros de la loba del desierto. Lo cual eran buenas noticias ya que su hija Malia seguía desaparecida pero por lo menos no estaba siendo casada por su madre.

En fin... La mercenaria no volvería todavía, por lo tanto tenían el loft para ellos solos. Cuando ella desocupó el edificio, Derek aprovechó para cambiar el colchón y sabanas nuevas, con la condición de regresarlas cuando ella regresara, valga la redundancia, para eliminar el olor de la mujer. Para suerte de los lobos, Breaden casi no estaba en el loft. Por lo cual su aroma era casi imperceptible. De todos modos, la morena era experta en eliminar su olor en donde fuera que estuviese ya que no quería dejar sus rastros en ninguna parte.

Stiles cocinó pasta con salsa carbonara para cenar con su Alpha. Al dichoso le encantó la comida que le preparó su novio.

Más tarde el castaño se dispuso a buscar alguna película en el ordenador de Derek mientras el hombre iba a buscar algunas botanas. Mientras esperaba, gracias a su super olfato pudo oler chocolate derritiéndose antes de que el timbre del microondas sonará.

- Se nota que Breaden nunca esta aquí. - murmuró el moreno mientras salía de la cocina con un bowl de plástico de color rojo en una mano y un recipiente de metal en la otra. - Aquí siguen las fresas que compré antes de que ocupara el loft. -

- ¿Todavía sirven? - preguntó el menor poniendo cara de asco sentado a modo indio en la cama.

- Las había refrigerado. Lo saqué cuando llegamos. - informó encogiéndose de hombros.

El chico dejó que su novio se sentara junto a él y tomó el bowl de plástico con el chocolate derretido mientras Derek acomodaba el recipiente de fresas sobre su regazo. Una vez cómodos reprodujeron la película.

- Mmm... están buenas. - admitió el castaño masticando su fruta. Tomó otra del regazo de Derek, lo bañó con el chocolate y lo volvió a comer.

Derek repitió los pasos de Stiles.

Disfrutaron de unos pausados bocados mientras prestaban atención al la película de acción que el menor y seguramente también Derek habían visto años atrás... Un clásico.

En un oportuno momento, pasada la mitad de la peli, un poco más recostados, Stiles tomó otra fresa, la remojo en chocolate e intentó dársela al moreno, pero antes de llegar a su boca, una pequeña, pequeñísima pero dichosa y bendita gota, cayó en la camisa de Derek.

Stiles sonrió inocentemente ante el accidente. - Lo siento. - se disculpó.

El mayor observó sus labios, sus ojos y sus mejillas antes de incorporarse lo suficiente para quitarse la camisa. - Problema solucionado. - susurró estirando la mano para alcanzar la de Stiles que aún sostenía la fruta bañada en chocolate. Lo atrajo hasta él y trazó un línea del cacao de unos cinco centímetros debajo de su pezón, a la altura de su costilla. El menor entendió el mensaje y rompió la distancia que lo separaba para pasar muy lentamente la lengua por aquel lugar.

Fue escuchar aquel jadeo excitante del mayor, el motivo para seguir jugando. Extendió la mano al chocolate nuevamente, lo manchó y lo llevó hasta la boca del otro, dejando caer varias gotas en el camino. Dejó que Derek engullera la fresa y procedió a lamer y chupar las gotas. Primero al lado de su ombligo. Lamió despacio recorriendo otras tres gotas hasta llegar a su pecho... Se separó para quitarse la camisa y volvió a limpiar al ojiverde.

Con una manos detrás de la cabeza y la otra acariciando la nalga del castaño, Derek se dejó hacer. Sentía como aquella lengua ardiente le recorría cada extremo de su torso, envolviéndolo de placer, jadeando y gimiendo bajo. - Ah... ah sí, Stiles. - gemía sin vergüenza alguna cerrando los ojos serenamente. Entre lametones, humedad, calor y placer, logró sentir que la mano del chico se coló en sus pantalones, debajo de la ropa interior incluso, agarrando su duro pene moviéndolo de arriba abajo sin dejar del lamer su pezón. - ¡Dios! - se aguantó un gemido ronco dejándose caer sobre el colchón.

Empalagado por el chocolate, decidió probar otra cosa. Sacó la mano del pantalón de su novio para desabrocharle y liberarlo... No tenía nada que esperar. Derek estaba mas que dispuesto a recibir esas atenciones. Entonces lamió la punta lentamente acariciando su abdomen, sintiendo como este se contraía y el dueño luchaba por no gritar de placer. Unos cuantos lametones de castigo y devoró el miembro con gula.

Una y otra vez. sentía que subía y bajaba, escuchaba que gemía y se atragantaba mientras él se impulsaba a velocidad normal penetrando su boca. Y cuando más entretenido e intenso se había puesto la situación. El orgasmo llegó sin previo aviso. Estallado en la boca del Beta. Un gemido ronco y fuerte salió de su garganta, vaciándose en aquel cálido y bendito sitio.

Las manos de su gran Alpha se posaron en sus hombros. Observó que el moreno le acomodó en la cama. Stiles también se dejó hacer. Esa boca se merecía el cielo, Stiles se merecía el cielo y Derek estaba dispuesto a dárselo.

Lo desnudó y se desnudó por completo, se colocó entre sus pierna, bañó la punta de su dedo en chocolate y lo acercó a su boca.

Necesitado sacó la lengua y lamió ese dedo, desde el principio hasta la punta.

Y antes de finalizar la hazaña, el moreno se acercó a morder esa lengua. Empezando un beso con hambre, mordiendo y seccionando sus labios mientras alineada su pene a la estrecha entrada del adolescente adulto.

Lento y sin prisa lo embistió una vez acostumbrado. Sintiendo lo adictivo que era estar envuelto en Stiles.

- Oh... por... dios. - gimió pausadamente disfrutando de las embestidas. - Más rápido, por favor. - suplicó apretando los ojos. Imposible de negarse, el gran hombre lobo concedió su deseo.

Por largos, sudorosos y eternos minutos, Derek castigó la próstata del menor, hasta que este se corrió sin necesidad de tocarse. Motivo por el cual se excitó todavía más dejándose ir en el interior de su Beta favorito.

Sin saber cuanto tiempo había pasado, Derek abrazó a su novio por detrás apegándole a su pecho. - Amo las fresas con chocolate. - le susurró besándole detrás de la oreja. - ¿Y a ti? -

- Absolutamente. - admitió Stiles total y rotundamente de acuerdo.

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