Beat of my heart | Sterek |

By GusOBrien

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>>Historia Finalizada<< Se reconstruyó la mansión Hale y la manada se mudó a la gran casa. La convivencia est... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41 |Final|

Capítulo 31

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By GusOBrien

Vitalidad.

Aunque nunca lo admitiría, pese a su hiperactividad, su torpeza, sus berrinches y planteos infantiles, lo que siempre admiró de Stiles era su actitud madura frente a los problemas. Se sentía tan identificado con ese chico. Tan cercano en muchos aspectos.

Desde que lo conoció hacía apenas casi dos años, el chico se mostraba feliz, temerario, valiente. No se parecían en lo feliz o en lo risueño, claro, sino en que los dos sufrieron demasiado a lo largo de su vida. El chico había perdido a su madre desde muy pequeño, Stiles vio a su madre morir, maduró antes de tiempo.

Derek perdió a toda su familia en un incendio y sus casos no podían compararse. La realidad era que al menos Derek aprendió a salir adelante teniendo una edad más avanzada a la de Stiles.

En fin... en ese simple anterior humano pudo ver las cosas que él había perdido sin nadie con quien contar más que con Laura, pero teniéndolo como compañero de vida lo había recuperado por completo.

Odiaba verlo sufrir, verlo llorar, verlo preocuparse simplemente. Y su lobo interior se ponía inquieto cuando no sabía que hacer para ayudarlo.

Cuando su vida peligraba meses atrás, al principio intentaba poner buena cara. Pero tratándose de su padre, su novio no podía fingir que todo estaba bien.

Lo sorprendente de todo era que Stiles, siendo un hombre lobo muy reciente, no perdía el control mientras que cuando él perdió a su familia casi enloqueció.

No podía estar más orgulloso de sí mismo por amar a un hombre como Stiles.

Los cuatro iban incómodamente callado en el Camaro. Lydia y Scott en el asiento de atrás, Derek conduciendo y Stiles en el asiento del copiloto.

El moreno volteaba a cada rato para echarle un vistazo a Stiles, mientras conducía. El pobre no dejaba de derramar lágrimas. Estiró la mano y la colocó sobre la pierna del castaño quien no dejaba de temblar. Este le miró un segundo y volvió la vista a la ventanilla.

Detrás, la pelirroja y el latino se miraron mutuamente sin saber que hacer ni que decir. Estaban muy preocupados por lo que pudiera llegar a pasar.

Entonces Derek aparcó el vehículo y ni bien calló el motor, el castaño salió a toda prisa para dirigirse a la entrada del hospital. Los demás no tardaron mucho en estar a su lado en segundos.

Como un torbellino, Stiles abrió las puertas de par en par y fue a pasos apresurados hasta la mesa de guardia.

No veía a Melissa en ninguna parte.

Cuando quiso preguntar por su padre a la primera enfermera que vio, Parrish apareció frente a él y apoyó las manos en los hombros del menor. - Stiles, tranquilo. - se apresuró a decir el oficial.

- Mi padre... ¿Dónde está mi padre? - preguntó con lágrimas insistentes. Detrás, Lydia, Scott y Derek miraban preocupados, expectantes.

- Él ya está bien. Se descompensó en su oficina, frente a mí. - empezó a contar.

- ¿Se lastimó al caer? ¿Lo atrapaste? - estalló alterado.

- Sí, descuida. Se desmayó en mis brazos pero despertó cuando llegamos aquí en la ambulancia. - dijo Jordan.

- ¿Dónde está? - preguntó Derek poniendo la mano en la espalda de su novio.

- Lo están atendiendo. No se preocupen, Melissa está con él. - avisó y Stiles abrazó al mayor con todas sus fuerzas, escondiéndose en el hueco de su cuello. El mayor le respondió el abrazo con la misma fuerza.

- Vamos. Sentémonos allí. - dijo la pelirroja abrazando a su novio, el ayudante del Sheriff y se apartaron de donde obstruían el camino.

- Jordan. - llamó de repente Stiles, minutos más tarde. El oficial le miró expectante, dispuesto a escuchar. - Gracias por avisarme. Te colgué sin agradecerte, lo siento. - se disculpó y el policía sonrió ante lo innecesariamente educado que era Stiles.

- No tenías porqué. Descuida, amigo. - musitó y el castaño se recostó por el hombro de su lobo esperando a que apareciera Melissa o quien fuese para que le dieran buenas noticias sobre su padre.

...

Los veinte minutos que esperaron, parecieron horas. Pero al fin la mamá de Scott apareció ante ellos.

Los interesados se pusieron de pie y claramente Stiles fue el primero en hablar. - ¿Cómo está papá, Melissa? - preguntó con los ojos llorosos, perdidos.

- Ya pueden pasar a verlo, querido. - concedió la mujer acariciándole el brazo. - En unos minutos el doctor volverá a verlos para darles el diagnóstico. -

El castaño asintió lentamente, tragando con dificultad antes de dirigirse con los demás hacia donde mamá McCall les indicó.

Posiblemente nunca es su vida había soltado un suspiro más aliviador que cuando abrió la puerta de la habitación donde estaba su padre, se encontró a este de pie poniéndose su chaqueta de Sheriff. Pero pese a la tranquilidad, se atrevió a correr hacia él y envolverlo en un anhelado abrazo.

Extrañado pero dichoso de tener un hijo como Stiles, respondió al abrazo de igual manera.

Se separó de su padre y lo observó de pie a cabeza. Sus ojeras y palidez seguían presentes. - ¿Qué haces de pie? - le reclamó. Pero el doctor que había mencionado Melissa los interrumpió. 

El médico claramente se molestó al encontrarse con tantas personas en la habitación pero teniendo a dos oficiales de policía presentes, no tenía necesidad de replicar nada.

- ¿Cómo se encuentra el paciente, doctor? - preguntó Parrish.

El señor buscó al Stiles quien estaba al lado de su padre. - ¿Usted es su hijo, joven? - preguntó amable. El chico asintió tamborileando sus dedos con los brazos cruzados. - Tu padre sufrió una descompensación a causa de la deshidratación. Me dijo que bebe agua a cada rato. ¿Podrías confirmarlo, por favor? - indagó mirando de soslayo al Sheriff, quien puso los ojos en blanco.

- Así es, doctor... - miró su placa de identificación en el bolsillo de su bata. - ...Señor Ramírez. Toma mucha agua. Más que de costumbre. - confirmó. El profesional frunció el ceño confundido.

No tenía caso seguir escuchando pero lo hicieron. Ya no había misterio. Estaba claro que la Súcubo le estaba tratando.

Una hora más tarde, Derek y Stiles dejaron al alguacil en su residencia para que descansara antes de volver a la mansión.

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- Vamos a mi casa, por favor. - le dijo Theo a Liam cuando los dos ingresaron a la sala y se sentaron en el sofá grande al lado del Beta de Scott. Stiles en el medio. 

El nuevo cazador estaba rogando, prácticamente de rodillas su novio.

- No tengo ganas, bebé. Quédate tú aquí conmigo. - ofreció el rubio pequeño.

- No me digas que estás en tus días. - bromeó Theo.

- Creo que sí. - siguió Liam el juego.

- Agh... odio cuando tienes diarrea. - soltó Raeken.

Stiles abrió los ojos como platos y se alejó del Liam mirándolo con asco, apegándose más a Derek.

El de rizos explotó en risas. - ¿En serio? - preguntó Isaac riendo a carcajadas alado de Allison.

Liam golpeó a Theo en el hombro y cruzó los brazos haciendo pucheros. - Claro que no. - aclaró antes de que todos estallaran en risas.

Con respecto al Sheriff, Scott y Lydia se había encargado de informar a la manada.

Hasta Derek reía pero lo dejó de hacer cuando vio que Stiles era en único que no sonreía con ganas como los demás. Pasó el brazo por detrás de su cintura hasta tomarlo y atraerlo hacia él un poco más. - ¿Cómo estás? - le susurró inclinado la cabeza, dejando un beso detrás de la oreja. El menor cerró lentamente los ojos ante la rica sensación y luego lo observó. Simplemente asintió. - ¿Quieres ir a recostarse un momento? -

- No tengo sueño. - respondió.

- ¿Quieres hablar, hermano? - ofreció Scott.

El castaño resopló y negó con la cabeza. - No necesito nada, chicos. Gracias. -

- No te preocupes, Stilinski. Tu padre estará bien. - consoló Jackson.

Todos murmuraron que tenía razón pero Stiles no lo soportó más. - ¡Basta! - gritó exaltado, poniéndose de pie. Derek lo siguió.

- Stiles, tranquilízate. - dijo Scott a modo conciliador.

- ¡No! ¡Basta! - volvió a gritar dirigiéndose a todos los presentes. - ¡Dejen de decirme que me calme! ¡Dejen de decir que mi padre estará bien sabiendo que esta bajo los juegos de un puto Súcubo que le está quitando la vida poco a poco! - exclamó derramando las lágrimas a borbotones. - ¿Saben? - preguntó haciendo espaviento. - Lo mismo hacen con las personas con cáncer, leucemia o cosas así. Los llaman guerreros o valientes por aguantar todo lo que le hacen para alargarle la vida un día más. Sabiendo que más temprano que tarde morirán, los tratan como idiotas llamándolos así... Se está poniendo últimamente de moda convertir a los enfermos en gladiadores. En una especie de atletas olímpicos a los cuales se les exige que luchen por curarse. Esta estúpida moda, que es ideología neoliberal pura y dura llevada al mundo de la salud, traslada la filosofía de baratillo de Paulo Coelho a la enfermedad. - siguió tratando de fingir una sonrisa de burla. - Se ve que el mundo emperador ya no da para más con esta filosofía que se pasa la vida dividiendo a la sociedad entre ganadores y perdedores. Mi papá no es un luchador, porque un paciente, es una víctima arbitraria de algo tan injusto como sufrir bajo el poder de un Demonio... ¿Para vengarse de mí? - explicó mientras todos lo escuchaban con la cabeza gacha. - Yo... yo quiero estar solo. - dijo lo último más tranquilo antes de salir de la mansión.

Scott quiso seguirlo pero Derek lo sujetó del brazo. El menor le miró confundido. - Déjalo. - ordenó. Conocía a Stiles y sabía que era mejor darle su espacio.  

...

Pasó media hora desde que Stiles subió a su casita del árbol, Derek se trepó dispuesto a bajarlo, a la fuerza si era necesario, para llevarlo a dormir o por lo menor recostarlo.

- Dije que quería estar solo. - sin mirar replicó el castaño en cuanto el moreno entró. El chico tenía la cabeza entre las rodillas, hecho un ovillo en una esquina.

- Ya estuviste media hora solo y empiezo a extrañarte. - bromeó Derek aunque decía la verdad.

El chico sacó la cabeza de sus piernas y le miró entrecerrando los ojos, llamándolo idiota solo con mirarlo, pero aquellos ojos verdes y la sonrisa socarrona eran más fuertes que él. Entonces sonrió. - Te odio. - le dijo.

Su novio se sentó a su lado y lo jaló para recostarlo de lado en sus piernas. - Yo también te amo. - le susurró acariciándole el cabello. El castaño cerró los ojos y sonrió sin vergüenza alguna.

Derek sí sabía tratarlo.

Odiaba estar callado mucho tiempo. Las únicas veces que se mantenía en silencio era mientras estaba triste o mientras dormía. Pero los últimos días sucedía con Derek. Aunque a diferencia de las demás veces, estar en silencio con la compañía de su novio era más tranquilo y agradable. Más aún siendo un chucho que podía escuchar los latidos de su corazón, su respiración, sentir su olor y su calor que se colaba por sus poros. Nadie podía hacerle sentir mejor que Derek.

De pronto, con la cabeza recostada en el regazo del mayor, Stiles de puso boca arriba para mirar mejor a su lobo. Este mantenía la vista enfrente, observando la noche, la luna, las estrellas y los arboles por la ventana de aquella guarida del hiperactivo Stilinski. Levantó la mano y le estiró suavemente la oreja.

Derek salió de su ensimismamiento, encontrándose con los hermosos ojos miel del Beta.

- Siento mucho todo lo que dije allá adentro. - se disculpó con seriedad el chico.

- No lo sientas, Stiles. - contradijo el otro jugando con el pelo del menor. - Tenías que desahogarte. Estabas más tranquilo de lo que esperaba. - admitió ganándose una miraba incrédula.

- ¿Por qué lo dices? - preguntó sentándose.

- Porque yo es tu lugar hubiera golpeado a todos. Hubiera perdido el control. - confesó. - Y eso que soy un hombre lobo nacido. Tú llevas apenas más de un mes. -

- Tal vez es porque llevó a mi ancla a todas partes. - bromeó con desgana pero de menor humor pellizcándole el brazo. - Más que mi ancla... es mi colita. -  soltó aquel chiste con un aire tierno en su voz.

- ¿Soy tu colita? - preguntó el mayor apuntándose a sí mismo.

- Sip. - asintió cambiando el semblante a uno más feliz. - Mi bola de pelos. -

- Tú eres una bola de pelos. - devolvió el mayor picándole el costado, haciendo que diera un respingo por la cosquilla que le causó. Pero el chico se lo devolvió y a Derek no le quedó de otra que empujarlo al suelo, sujetarlo de los brazos, montándolo.

- Es peligroso que hagas eso, lobo amargado. - jugó empujando al mayor, restregándole por su trasero su miembro en descanso. Derek siguió aquel juego moviéndose sobre él. - No hagas eso. - exclamó riendo. El moreno se agachó y le concedió un beso en los labios.

Por dos largas horas de charla, besos y caricias; Ambos enamorados bajaron del árbol para dirigirse a la mansión, pero Stiles volvió a poner cara de dolor al recordar a su padre.

- ¿Qué quieres hacer, Stiles? - preguntó repentinamente el moreno con total seriedad.

El ex-humano se detuvo y le miró expectante. - Dormir un poco. - contestó sabiendo que Derek no se refería a aquello.

- Sabes de que hablo. - recalcó poniendo los ojos en blanco.

Bufando, jugando con sus dedos y mirando un segundo al suelo, Stiles contestó. - Quiero hablar con Cheryl. -

- Es peligroso... -

- Lo sé. Lo sé, Der... Pero tengo que entender porque hacen todo esto. Yo no les he hecho nada... Sí, apuñalé a Archie en el corazón pero... pero se recuperó usando a su amigo, gracias mi sangre su novia volvió del infierno y su amigo le perdonó lo que hizo. ¿Qué más quiere de mí? - farfulló pero Derek posó sus manos en sus hombros.

- Esta bien. Lo haremos. - decidió. - Es peligroso que maten a tu padre en el primer momento que intentemos hacer algo. Pero lo haremos. -

- ¿En serio? ¿No te enfadarás conmigo? - preguntó inocentemente.

El de ojos verdes sonrió ante la ternura que le provocó. - Claro que no. - contestó envolviéndolo en un reconfortante abrazo.

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Temprano en la mañana Derek había despertado a la manada para contarles que tenían un plan. Luego del desayuno, Stiles, Derek y Scott salieron de la mansión.

- ¡Jughead! ¡Jughead, aparece! - gritó Derek a todo pulmón, gritaba como un loco hasta que Stiles y Scott le imitaron gritando aquel nombre.

- ¡Por Dios! ¿Por qué gritan así? - preguntó de repente el demonio, tapándose las orejas detrás de Stiles.

- ¡Ay Jughead, no hagas eso! - le regañó Stiles al voltearse. Tenía al pelinegro a centímetros de él. Este le sonrió llevando los ojos a sus enrojecidos labios y volvió a observar sus ojos. - Dame espacio. - replicó.

- Mil disculpas. - murmuró dando dos zancadas atrás. - ¿Para qué me llamaban? - preguntó mirando a Derek, a quien escuchó primeramente.

- El padre de Stiles se desmayó por deshidratación. Queremos hablar con Cheryl. - se inmutó sin dar vueltas.

- ¿Están locos? No pueden hacer eso. ¡Me descubrirán! - exclamó alterado.

- No le diremos nada de ti. - habló Scott. - Tenemos evidencia visual de que ella esta atrás de esto. No hace falta que le hablemos de ti. -

- Definitivamente no. - bufó. - Y no lo digo por mí. Lo digo por tu padre, Stiles. Esto puede ser peligroso para él. -

- Lo sabemos. - soltó Derek mirándolo con desprecio.

- Y correremos el riesgo. - confirmó Stiles.

- Aún no, Stiles. Ahora mismo ellos pudieron haberme seguido. No puedo permitirlo aún. -

- ¿Qué demonios se supone que tenemos que esperar? - cuestionó el Alpha mayor acercándose temerariamente al Íncubo. Le agarró de la camisa y lo estampó contra un árbol. - ¿Quieres que confiamos en ti o no? - volvió a hablar invadiendo bruscamente su espacio personal. Scott y Stiles observaban la escena inexpresivos.

- Yo-yo... Yo creo que tienes muy bonitos ojos. - bromeó el demonio con timidez. El lobo lo liberó y apretó los puños. 

- Esta bien. Te daremos tiempo. - concedió Stiles.

- Gracias chicos. Primero déjenme ganarme su completa confianza antes de atacar. - dijo Jughead refiriéndose a sus amigos. 

- Bien. Y otra cosa, Jughead... - dijo el castaño antes de que el Íncubo se alejara. - Solo yo puedo admirar los ojos de Derek. - el pelinegro levantó las manos en señal de paz y desapareció.

- ¿Lo lograste? - preguntó Scott a Derek una vez que se aseguró de que el demonio ya no estaba.

El cuestionado se acercó risueño a su castaño quien sacaba el móvil del bolsillo y cuando comprobó que lo planeado había resultado, le besó la sien. - Stiles siempre tiene los mejores planes. - le contestó al latino ante la pícara sonrisa de victoria del Beta.

- - -

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