SNIPER

By CuteDoll-Ran

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[ Servamp/ Yaoi/ AU] [ Sci-Fi/ Romance] [ Kuro/Mahiru] [Long-Fic] La guerra ha estallado y una de las zonas d... More

Capítulo I Sangre y destrucción
Capítulo II En esta ciudad del caos
Capítulo III ¿En quién confiar?
Capítulo IV Aquel que un día conocí
Capítulo V Quiero escapar junto a ti
Capítulo VI No pierdas el control
Capítulo VII Un paso a la vez
Capítulo VIII Confiemos
Capítulo IX Mentiras y engaños
Capítulo X No me pidas hacer una locura
Capítulo XI Lo absurdo e innegable
Capítulo XIII C3
Capítulo XIV A casa...
Capítulo XV Aquella decisión
Capítulo XVI Mi verdadero motivo
Capítulo XVII No lo dejes escapar
Capítulo XVIII Persigue y destruye
Capítulo XIX Padre e Hijo
Capítulo XX Haz que mi voz llegue a él
Capítulo XXI Destrúyelo, en nombre de la guerra
Capítulo XXII Sincronízate, y lucha
Capítulo XXIII Esta es la realidad
Capítulo XXIV Es mi voluntad. Aquella que continúa
Capítulo Especial Al futuro que anhelamos

Capítulo XII Una petición, una misión

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By CuteDoll-Ran

— Entonces, Tsubaki es tu hermano.

Llevaban un rato caminando. Seguían tomados de las manos y en un momento dado, Mahiru había comenzado una charla amena, y por extraño que le pareció en un inicio, Kuro comenzó a relatarle algo de su vida.

Por momentos, se sentía realmente feliz de que Kuro se esté abriendo más a él.

— Ahm, es un poco molesto. Prefiero mantenerme alejado de él.

Al punto en que le contaba de sus hermanos, su familia, y ya no rehuía a sus preguntas. Al menos, de manera superficial. Como, ¿cuántos hermanos eran?, ¿qué le gustaba hacer?, si es que realmente no tenía ningún techo y dormía en la calle todas las noches.

Y a cambio, él también relataba algo de su vida. Era un trato justo. 

— Yo lo conocí una vez que Sakuya llegó a mi departamento porque la lluvia los encontró en el camino. Sólo me dijo su nombre, y reía de una manera bastante extraña.

Mahiru sonrió al recordar aquello.

Solo había visto a Tsubaki un par de veces. Y siempre que lo veía sentía un raro escalofrío recorrerle la espalda. Tsubaki tiene un aura extraña, y era capaz de infundirte miedo con solo una mirada.

Él siempre trato de mantenerse alejado de ese chico. Aunque sólo lo conoció por un año, pues poco después se mudo y comenzó sus estudios de medicina. Y con ello, el contacto con Sakuya se vio minimizado.

— Todo en Tsubaki es extraño. Y aun para nosotros, sigue siendo un misterio.

Mahiru buscó la mirada de Kuro con duda. No se veía enfadado al contarle de su azabache hermano, al contrario, se veía algo cansado. Quiso decirle a Kuro si se detenían un rato para descansar, pero éste busco su mirada con otro pregunta.

— ¿Y tú?, ¿Por qué estudias medicina sabiendo que el país entraría en guerra y los primeros que llevarían a combate serían a los militares y médicos?

Mahiru sacó a relucir una pequeña mueca de tristeza al mirar el paisaje a su alrededor.

— Quiero ayudar— musitó con calma— No me gusta ver a toda esta gente sufrir. Sé que mi conocimiento es poco, pero quiero hacer todo lo posible para traer paz  a esas personas...

Cuando Kuro sintió los dedos de Mahiru sostener con más fuerza su mano, él desvió la mirada del chico. Sentía algo en el pecho, ¿Alivio o angustia? Las palabras de Mahiru, aquellas que la noche anterior las había escuchado, el chico las volvió a repetir, y algo provocó en él.

¿Shirota tiene un deseo por proteger?

Mahiru era un ingenuo al creer que algo podía hacer. Él sabía perfectamente lo difícil que es cambiar la mentalidad de las personas. Y el querer remover ideales de gente intoxicada por el odio y guiarlos por un buen camino era... lioso.

Sí. Mahiru es un tonto ingenuo al creer que podría cambiar aquello.

— Paz... — susurró y sintió la mirada de Shirota— Claro que todos quieren la paz. Por eso toman armas para proteger esta paz, y se lanzan a la batalla esperando conseguirla. Eso, es la paz que encontrarás en esta guerra, Mahiru.

Mahiru no supo cómo responder a aquello. Bajó la mirada y se dejó guiar en el caminar. El clima estaba templado y el suave sonido de la naturaleza era el canto de tranquilidad que su aliviado corazón buscaba de hace días.

Sabía que su modo de pensar era simple, algo infantil, y sobre todo ingenuo. Pero, ¿Qué tiene de malo pensar en aquel rayo de esperanza? Un insulso deseo de resguardar todo, y perdonar las fechorías de todos.

Era un modo de mantenerse cuerdo en esa guerra. Y él quiere mantener ese pensamiento que le fue inculcado desde niño, y sostener esa inocencia mental unos años más... Aun si en el fondo sabía que la palabra paz nunca podría existir en una guerra.

Porque, ¿Cómo controlar ambos bandos? ¿Cómo negociar una armonía de amistad? Ambos extremos conflictivos tiran de una cuerda, y el primero que seda, devorará los ideales del otro. Aplastándolos, humillándolos, aprisionando el coraje y desquebrajando sus esperanzas... hasta que el lado vencedor alce en sus armas el orgullo destrozado de su contrincante.

Todo, a base de las vidas de personas que nunca se han visto... y sin embargo se odian.

— ¿Cuánto tiempo crees que dure esto? — preguntó Mahiru luego de unos minutos.

— ¿Cuánto tiempo te toma ir a un minimarket?— Shirota parpadeó confundido— Una caminata a un parque, o incluso sacar la basura. Depende de muchos factores; el clima, la hora, las personas que te rodean, si la calle esta congestionada, si hubo un accidente, si el ascensor no funciona... Una guerra también se lee por factores, puede durar horas, días, meses, años. Nunca se sabe, porque depende meramente de los caprichos de las personas.

Mahiru nuevamente duda de responderle. Y Kuro nota el desasosiego del castaño, pero no sabe cómo cambiar de tema. Primera vez en su vida que habla tanto con una persona que no es hostigante.

Bueno, Mahiru es un dolor en el trasero, eso lo sabe. Y hasta el momento, había sido un poco difícil de tratar por su naturaleza de buscar problemas. Pero ahora, por una extraña razón, sentía que podía soportarlo con sus preguntas.

Quizás fue el beso, que de alguna manera, ablandó la corteza de su inseguro corazón.

Un verdadero fastidio. Porque si Mahiru le pide algo, estaba seguro que él haría cualquier capricho del chico con tal de verlo sonreír.

Ash bufa molesto al darse cuenta del por qué estaba más hablador esa mañana, que en toda su vida como asesino.

— Dime Kuro. Cuando lleguemos a casa, ¿qué te gustaría comer? — se desconcierta por un segundo por el cambio de tema, y Mahiru le sonríe apenado — Dijiste que te gustaba el ramen, pero creo que no tengo en casa...

Mahiru lo piensa un segundo, y recuerda que hace meses no volvía a pisar su departamento -desde que inició con una parte de su practica en medicina- y seguramente, el polvo y suciedad estaba abarrotada en cada rincón de su hogar.

Suspira cansado al recordar que debe hacer un aseo profundo.

— Cualquier comida está bien para mí.

— ¿Incluso comida para gatos? — dice divertido Shirota, y Ash chista los labios.

— No fastidies.

Mahiru rió encantado. Comenzaba a notar una nueva faceta en Ash que le era irresistible de no molestar.

...

Cinco horas pasaron entre cruzar un prado semi-seco por el otoño, y llegar a las cercanías de lo que sería la ciudad en donde Sakuya lo recogería. Según las palabras de uno de los hermanos de Kuro, la ciudad estaba desierta. Sin gente. Sin embargo...

— ¿Kuro?

— No te alejes.

Ash había ocultado su arma con su abrigo oscuro. Lo hizo tan pronto junto con Mahiru notaron el movimiento que había en la ciudad. Estaba poblada, y para más, parecía que habían entrado a un extraño mundo donde las personas eran ajena y vivían tranquilamente sin saber que -a unos kilómetros hacia el Este- había una guerra desatándose.

"¿La información de Lawless estaba manipulada?"

Pensó Ash. Según su hermano, Watanuki había enviado esa información de una ciudad desierta. Pero si el mismo Watanuki era ignorante de la realidad, ¿alguien había alterado la información? Porque no creía capaz al chico Teniente de mentirle sobre algo que tiene relación con la seguridad de Mahiru.

Entonces recordó. La noche anterior, Hugh trató de buscar un nuevo contacto telefónico con él. ¿Era para advertirle de aquello? ¿Habían enemigos en esa ciudad?

Ash observó receloso a su alrededor.

Las calles parecían animadas. Habían entrado en una concurrida, y los mercaderes ofrecían sus productos a todos. El bullicio era fuerte, y el aire estaba impregnadas de múltiples aromas. Era un buen ambiente de pasado el medio día; donde el sol estaba en su máxima altura ocultado por algunas nubes, y el viento llevando las voces alegres de las personas.

Casi parecía irreal esa paz...

Algo estaba extraño en esa ciudad.

— ¿Esta es la ciudad, Kuro? ¿No nos habremos equivocado?— Mahiru ya no lo tomaba de la mano, pero se arrimaba a su brazo.

— Sólo había una ciudad al Oeste. Después solo hay bosque y finalmente el mar.

— Pero... se supone que estaba desierta.

Mahiru llevaba su mirada de un lugar a otro. No sabía si alegrarse o desconcertarse. Pero no negaba que un extraño revoltijo en el estómago le instaba a querer sonreír. Los mercados siempre eran animados.

Y entonces, su estómago finalmente escogió el rugir por los exquisitos aromas a comida del ambiente. Una tonta sonrisa escapó de sus labios, y un suave sonrojo adornó sus mejillas cuando se tocó el vientre.

Kuro a su lado suspiro. Él no llevaba ninguna clase de dinero en los bolsillos. Pero entendía que Mahiru moría de hambre. Llevaban casi dos días sin probar bocado, y lo último que ingirieron, fue droga.

Algo renuente, detuvo sus pasos y miró a su costado. Se acercó a un puesto de frutas y con una de sus manos se quito los googles tácticos que llevaba en el cuello. Sin decir palabras, le mostro al dueño del local los lentes, y tanto Mahiru como el señor lo miraron confundido.

— ¿Quieres cambiarme tus lentes? — Kuro asintió al captar la atención del dueño.

— Por una fruta estaría bien.

Cuando el dueño estiro la mano para ver sus lentes, Kuro suspiro al verlo sonreír. Esos lentes eran buenos, y carísimos, pero gracias al cielo que el dinero para comprarlos no salió de sus bolsillos, sino de Hyde.

No sabía si el viejo tenía ojo crítico o no, pero les dió tres manzanas por ello. Le entregó las frutas a Mahiru y siguieron el recorrido de salir de ese mercado y llegar por lo menos a una plaza y estudiar mejor la situación.

— Esos lentes costaban más que tres manzanas — Mahiru se atoro a las palabras de Kuro, y dejó de morder la fruta.

— ¿Deberíamos devolverlas?

— Ya estas tragando una, no creo que acepte un cambio.

Mahiru hizo un puchero al ver la pequeña sonrisa en Kuro, y mordió su manzana de mala gana, antes de pasarle una a Ash.

— Tu también debes tener hambre. Come Kuro.

Entendió que Ash también moría de hambre al no tener una negativa y aceptar la fruta. Caminaron observando a su alrededor, hasta salir de ese mercado y encontrar una pequeña plaza con una gigantesca fuente en el centro. Mahiru se sentó en el borde de ésta cuando Kuro se detuvo y parecía buscar algo.

— No se ve ningún militar. Eso es extraño — Kuro seguía con la mirada puesta en cada persona mientras se terminaba la fruta.

— ¿Es seguro quedarse aquí?

— Aquí es donde te vendrán a buscar. No podemos movernos.

Shirota miró sus manos cuando finalmente Ash se rindió y se sentó a su lado. Kuro miró fijamente una caseta telefónica y las dudas comenzaron. Si esa ciudad estaba activa, eso quería decir que algunas cámaras de seguridad también, entonces, ¿Por qué Hugh no ha intentado comunicarse con él?

Debe haber cientos de móviles a sus alrededores, y Hugh fácilmente podría buscar un contacto. Incluso desde la cabina telefónica.

— Faltan pocos minutos para las tres de la tarde, ¿A qué hora crees que llegue Sakuya? — Mahiru subió sus piernas y las abrazó cuando miró a kuro.

— A más tardar, para la noche, tal vez. Si aun no hay nadie aquí, quiere decir que vienen en camino.

Kuro parpadeó confundido cuando poco a poco, la gente comenzó a ser mas escasa. Y desde donde estaban, el mercado aun era visible, pero cada puesto de trabajo comenzó a ser desmantelado y las personas se alejaban.

Se levantó ante la mirada confundida de Mahiru, y cuando una señora pasaba cerca de ellos, Ash se acercó.

— Disculpe, ¿Sucede algo?, ¿Por qué la gente parece irse? — Mahiru se acercó cuando Kuro detuvo a la anciana.

— ¿Son nuevos en la ciudad? — la señora los miró a ambos y solo Mahiru asintió— Deberían buscar un hotel donde pasar la noche. Esta ciudad está bajo un toque de queda que comienza a las tres de la tarde. Como ven, todos los de aquí son los que huyeron de las otras ciudades y pueblos. Necesitan mantener el orden de alguna forma, y solo se nos permite circular durante la mañana. Busquen un lugar antes de que los militares se los lleven, jovencitos. 

La anciana se alejó de ellos mientras negaba con la cabeza. Mahiru había quedado estático, y nuevamente, sus ojos buscaron la hora en el reloj de la plaza. Quedaban diez minutos para las tres de la tarde, ¿En donde encontrarían un hotel? Además, ni él ni Kuro tenían para costear un cuarto y pasar la noche juntos...

Mahiru bajó la mirada, y algo sonrojado, repasó sus pensamientos. ¿Un cuarto? Una sola habitación en un hotel junto a Kuro, y posiblemente, una sola cama. Casi jadeo cuando su rostro pasó a un rojo intenso.

— Tendremos que quedarnos, y ver si la fuerza militar que regula aquí es la de Watanuki.

— ¿Eh...? Ah, claro.

Mahiru se giró cuando Ash lo observó confundido por el tono vacilante de su voz. No estaba decepcionado. ¡Para nada! Pero no negaba que esperar en la plaza sería aburrido...

Mahiru se llevó las manos al rostro cuando nuevamente se sintió enrojecer.

— ¿Estás bien? Te ves rojo, quizás la fiebre se te subió nuevamente— sin dejarlo protestar, Kuro sostuvo las muñecas de Mahiru para quitarlas de su rostro.

— Estoy bien... solo— Shirota le negó la mirada queriendo soltarse — solo... "estoy pensando estupideces" — cerró los ojos cuando se le cruzó aquello por la mente, y la cercanía con el cuerpo de Ash parecía asfixiante.

— Vaya, vaya. El rumor era cierto. ¿Quién hubiera pensado que Tsuyuki tendría razón? Ah, no espera. Ese tipo siempre tiene razón.

Kuro se tensó y apretó las muñecas de Mahiru con una ligera fuerza. Shirota hizo una mueca, pero su curiosidad le hizo buscar a la persona de aquella voz, y encontrarla detrás de Kuro. Ya no habían personas en las calles, y el silenció era tan palpable que las palabras de ese chico lograron escucharlas a pesar que se encontraba un tanto lejos. 

— El dormilón Ash está activo ahora. C3 Tiene una petición para ti y tus hermanos. ¿Lo tomarás?

Kuro apretó su mandíbula, y de reojo, buscó esa conocida voz en su espalda. La sonrisa confiada y esa mirada calculadora le saludaron desde la distancia.

— Tsurugi...

::: *** :::

Bien! No sé si alcance a publicar otro capítulo este finde. Y si no es así, nos vemos en un mes más(?) porque mis vacas se fueron(? xd 

Espero que les haya gustado~

Nos vemos! Bye Bye~ 

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