Beat of my heart | Sterek |

By GusOBrien

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>>Historia Finalizada<< Se reconstruyó la mansión Hale y la manada se mudó a la gran casa. La convivencia est... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41 |Final|

Capítulo 23

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By GusOBrien

La peor cita.

Ese sábado el castaño se había levantado demasiado temprano. Tan temprano que Derek no sintió cuando se zafó de sus brazos. Se vistió con lo que primero encontró y salió del cuarto, para bajar a la cocina, tomar un rápido vaso de leche y dirigirse a su Jeep y conducir hasta la residencia Stilinski.

El último día había estado pensando en qué podría sorprender a Derek Hale. Le había invitado a una cita pero no sabía como podría ser. Entonces por eso decidió dirigirse a su casa y hablar del tema con su papá. Tal vez él le daría algunas ideas. No quería preguntárselo a sus amigos, ni contarle que tenía una cita con el Alpha mayor de manada.

Aparcó su camioneta frente a la puerta del garaje, bajó del vehículo y bostezó estirándose torpemente. Todavía tenía mucho sueño. Sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta con cuidado de no hacer tanto ruido por si su padre aún no se levantaba. Volvió a cerrarlo, se sacó su chamarra y la colgó en el perchero. El día parecía perfecto, no hacía mucho frío, teniendo en cuenta que estaba finalizando el otoño.

Una vez que Stiles colgó su sudadera, escuchó los pasos de las pantuflas de su padre bajando las escaleras. - ¿Tan temprano aquí? - preguntó el mayor, dejando un beso en la sien de su hijo.

- Hola, papá. También te extrañé. - ironizó antes de darle un abrazo y entrar juntos a la cocina.

Era la primera vez que Stiles llegaba a tiempo para empezar un desayuno completo con su papá. Se ayudaron paso a paso, mientras se contaban mutuamente lo que habían hecho en los últimos días. Luego se sentaron en la mesa pasa desayunar en paz.

- Entonces... ¿A qué se debe tu visita tan temprano, hijo? - cuestionó impaciente.

- Directo al grano, esta bien. - habló el castaño. - Papá, necesito consejos. - farfulló.

Su progenitor le miró entrecerrando los ojos, le dio un sorbo a su jugo de naranja y habló. - Estoy seguro que no necesitas mi consejo, ya que por culpa de eso ahora eres un hombre lobo. -

- ¿De qué...? ¡Papá! - entendió. - No quiero hablar de sexo seguro contigo. - regañó. - Derek y yo vamos muy bien en eso. Créeme. - bromeó haciendo que su padre lo mirara mal. - Lo siento... -

- ¿Consejos de que tipo necesitas? - preguntó frunciendo el ceño.

- Sobre citas. - murmuró con vergüenza.

- ¿Citas? - el menor asintió. - ¿No han tenido ninguna cita? -

- Técnicamente, no... Y quería saber si tú tenías algunas ideas. Es que quiero que sea algo diferente, ¿entiendes? No la típica cena bajo la luz de las velas, ni cine, ni nada de eso. -

Noah sonrió nostálgico y le tocó el hombro. - Te contaré de mi cita favorita con tu madre. -dijo con sinceridad en cada palabra. - Fue unos meses antes de que tú nacieras, ¿sabes? Creo que ese fue el día mas feliz de mi vida. -

- Cuenta, cuenta. - insistió el castaño con alegría. Adoraba que su padre hablara de su mamá.

- Lo organizó ella. Yo había empezado a trabajar en la estación de policía y cuando iba a ser mi primer día libre, le conté a tu madre y ella me dijo que quería tener una cita conmigo... -

- Pero ya vivían juntos cuando eso. - interrumpió confundido.

- No hace falta que vivan separados para poder tener una cita, Stiles. - explicó. - Bueno... Ella me había llevado al zoológico, sabía que me gustaba los monos capuchinos. Me hizo recorrer todo el lugar, sin soltarme la mano, hasta que fuimos a descansar las piernas en un café-bar. Tomamos malteadas y comimos unos hotdogs. Al final, me llevó lejos de la cuidad, hicimos un picnic en medio del bosque y al final de tan hermoso día; me dio la noticia de que íbamos a tener un hijo. - no pudo contener las lágrimas al igual que Stiles.

- Eso fue fantástico, pa. - admitió el menor con los ojos brillantes.

- A lo que voy, hijo; es a que tienes que pensar en qué es lo que le gusta a Derek. 

Si quieres sorprenderlo, debe buscar algo que haga cotidianamente e implementarlo en aquella cita. Pero tampoco hagas algo que a ti no te gusta solo para hacerlo sentir bien. -

- Él lee libros. Le encantan. - informó sonriente.

- Ahí esta... Sé que con esa información encontrarás algo que hacer en tu cita. - replicó el Sheriff. - También puedes usar la idea de tu madre. -

- Tengo una idea. - exclamó levantándose del asiento. - ¡Eres el mejor, papá! - dijo y corrió a su habitación.

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Después de media hora buscando información en internet, el pequeño castaño se había quedado dormido en su cama, exactamente por dos horas, pero el tono de llamada entrante de Derek lo despertó de sopetón. Lo agarró torpemente y deslizó el dedo para descolgar.

- ¿Bue...? -

- ¡Stiles! - interrumpió el moreno. - ¿Dónde demonios estás? - se escuchaba muy preocupado.

- Shh... tranquilo, lobo amargado. - dijo adormilado. - Estoy en mi casa. Vine a ver a mi papá, desayuné y me quedé dormido. -

- ¿Por qué no me despertaste para que te llevara? - preguntó más tranquilo.

- Te veías muy lindo durmiendo. - explicó sentándose en la cama. - No quería despertarte. -

- Me has dado un susto, idiota. Jamás te despiertas tan temprano. -

- Esta bien. Te diré la verdad, lobo malo. - exclamó resignado. - Vine a pedirle consejos para nuestra cita. Y me fue de gran ayuda. - se remojó el labio. - ¿Estás enojado conmigo? - cuestionó inocentemente.

- No, tonto. - musitó y Stiles pudo jurar que podía ver su sonrisa desde la llamada. - Solo no te vuelvas a ir así. -

- Lo prometo. - dijo el castaño con una deslumbrante sonrisa. - Pero en fin... Ya sé que haremos. -

- Ah, ¿sí? - inquirió seguramente sonriendo socarrón.

- Sip... Te llevaré de paseo. -

- ¿Tengo que vestirme elegante o...? -

- Ponte algo cómodo. Lo más cómodo que encuentres. Será luego del almuerzo. -

- ¿No te veré hasta entonces? - preguntó.

- Me temo que no, lobito. Pasaré por ti a las dos treinta. -

- Entonces estaré en mi loft. - informó. - Y deja de llamarme así. Te recuerdo que tu también eres uno. - regañó risueño.

- No presiones, lobo amargado. Hasta entonces... Te quiero. -

- Y yo a ti... - fue lo último que dijo y el castaño colgó para ponerse manos a la obra y buscar todo lo que iba a necesitar.

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Trató de almorzar temprano para ir a buscar las cosas que había pensado, tenía una gran idea para pasar un bonito día con su novio. Se lo merecían después de haber pasado la tormenta.

Estaba nervioso, demasiado. Realmente iba a ser su primera cita oficial. Y según lo tenía claro, la primera cita potencialmente decidía el destino de la relación y el resto de su vida.

Quizás estaba siendo un poco dramático, pero en muchos casos, la primera cita es una prueba de compatibilidad entre la pareja. Después de todo, solo se conversa y difícilmente se intenta hacer algo más que eso. Pero, ¿de qué demonios se preocupaba? Al fin y al cabo, ya habían hecho mucho más. ¿Que podría salir mal?

Aparcó su jeep frente al edificio de Derek y bajó. Estaba en medio de las ansias y el nerviosismo. Tomó el ascensor, fue hasta su loft y tocó la puerta. Pero ni bien sus nudillos tocaron aquella puerta de metal, sintió el aroma de su lobo y todos los nervios desaparecieron.

- ¿Desde cuando tocas la puerta? - preguntó el mayor al abrirle. El castaño lo observó embobado de pies a cabeza. Su Alpha llevaba puesto unas bermudas de color azul marino oscuro, una camisa celeste clara con cuello en V, lentes de sol, un gorrito y sandalias playeras. - ¿Qué? Tú dijiste que me pusiera algo muy cómodo. Creí que iríamos a la playa. - bufó al ver como le miraba el castaño.

- Estás bien así. Pero no iremos a la playa. - dijo el menor sonriendo.

- ¿Por qué me miras así, entonces? -

- ¿Acaso no puedo admirar lo guapo que está mi novio? - cuestionó risueño, acercándose al mayor antes de dejar un beso en sus labios. El moreno puso los ojos en blanco y volvió a atraer a Stiles hacia él, volviéndolo a besar.

- Tú también estás muy bien. - admitió. El Beta castaño tenía puesto unas bermudas de mezclilla fina de color gris, un jersey de invierno del mismo color con una camisa que combinaba, sobresaliendo por el cuello y por abajo, con un zapato de cuero aterciopelado, estilo tenis. - Pero ya quiero quitártelo. - bromeó besando y mordiendo el cuello del menor.

- Dios, Derek. Todavía no empezamos nuestra primera cita y ya me quieres llevar a la cama. Eres un pervertido. - bromeó ganándose un gruñido. - Ya vámonos. - le dijo tomándole de la mano, yendo hacia afuera.

- ¿Iremos en esa cosa? - indagó el mayor, incrédulo.

- No ofendas a mi auto. - regañó golpeándole en el hombro.

- Está bien. - dijo resignado, levantando las manos en señal de paz y subió al asiento del copiloto.

...

El joven Stilinski condujo por dos largas y entretenidas horas, más allá del límite de su ciudad natal. Fueron todo el camino hablando. Tanto Derek como Stiles tenían algo que decirse y eso era realmente reconfortante para el castaño, ya que el mayor no era de hablar mucho.

- ¿Qué es eso? - preguntó Derek apuntando con la barbilla algo que había debajo de un mantel a cuadros, en el asiento detrás de Stiles

- De seguro ya lo oliste, lobo tramposo. No seas impaciente. - reprendió y aparcó en un lugar bastante concurrido.

- Hay mucha gente aquí. - se quejó el moreno.

- Mira, Derek. Te agradecería que tu actitud ermitaña la dejes aquí en la camioneta y sólo disfruta del momento. ¿Sí? - el mayor puso los ojos en blanco y se desabrochó el cinturón de seguridad para bajar del Jeep, siendo imitado por Stiles.

Antes de cruzar la calle, el castaño miró a ambos lados y tomó la mano del mayor antes de pasar.

Derek mostró sus dientes de conejo, boquiabierto, ante la sorpresa que se llevó al llegar a una réplica de Partenón, la mitad de pequeña que la de Nashville, Tennessee. Miró a Stiles quien estaba sonriendo radiante, seguramente por haber logrado sorprenderlo. Se encaminaron a la entrada e ingresaron al lugar. - Una feria de libros. - murmuró Derek, maravillado, sin mirar al castaño.

Era inmenso, estaban separados por incontables cubículos de cristal, cientos, e incluso miles de libros.

- Sí, puedes ver y comprar. - informó el castaño. - Vamos. - estironeó al lobo y caminaron entre la gente.

Se pasaron casi media hora recorriendo y Stiles no podía estar más conforme con la sonrisa constante en los labios de Derek.

- Ven, quiero mostrarte algo. - dijo de repente el castaño, volviendo a estironearlo.

- ¿Dónde? Ni siquiera conoces este lugar, ¿o sí? - cuestionó el mayor deteniéndolo.

- ¿Confías en mí? - devolvió el beta sonriendo socarrón. El Alpha asintió inseguro, notó que Stiles sacó un folleto y se dejó llevar.

Entre jalones, empujones a algunas personas y mirar una y otra vez aquel folleto, Stiles por fin llegó adonde se suponía que quería llegar.

Entraron a una biblioteca un poco alejada de los demás cubículos, el castaño soltó la mano de su novio y se dirigió hacia una mujer de unos cincuenta, de tés negra con una falda larga y una remera suelta. - Disculpe... ¿Usted es Nuria? - le preguntó amable y la mujer le sonrió mirándolo por sobre los anteojos.

- Así es, cariño. ¿En que puedo ayudarte? - inquirió ella.

- Soy Stilinski, el que... -

- Oh, claro... - interrumpió Nuria aliviada. - Sé que es temprano, pero no creí que vendrías. Como eres de Beacon Hills... - exclamó estrechando la mano que el de ojos miel le extendió. - Y tengo tu orden. Tal como lo pediste. - agregó sacando un objeto rectangular envuelto en papel de regalo de su bolso, entregándole al castaño, quien lo tomó con emoción, abrazándolo.

- Muchísimas gracias, Nuria. - musitó en chico y salieron de la biblioteca.

- ¿Qué es aso? - preguntó el moreno apuntando con la barbilla una vez que le colocaron en un lugar menos concurrido.

- Esto es tuyo. - murmuró dándole en las manos. El mayor enarcó una ceja observando el envoltorio de regalo con motivo de Batman y soltó una risita de burla. - Ábrelo, tonto. - insistió y el moreno rompió el papel dejando ver lo que había adentro.

Aquella sonrisa burlona desapareció por completo del rostro de Derek. Miró unos segundos boquiabierto el libro de Charles Dickens, David Copperfield, que le regaló el castaño y luego se dirigió a él. - Es mi libro favorito. - admitió sorprendido. - ¿Cómo sabías? -

- Noté que en tu loft tienes varios libros de él. Casi todos en realidad, y esta mañana estuve investigando si aquí tenían otros. Entonces esa señora... - dijo apuntándola a lo lejos. - Me dijo que ese libro es muy famoso, lo pagué con la tarjeta de crédito de... - dejó de farfullar nervioso porque los labios de Derek se posaron en los suyos con calma y lentitud, acoplándose a la perfección, convirtiéndose en un tierno beso que hizo debilitar las piernas del castaño.

El mayor se separó lentamente y lo contempló un momento. - Muchas gracias. - susurró cerca de sus labios. - Es increíble. -

- Me alegro de que te haya gustado. - dijo sonriendo ciertamente incómodo. Sabía que le iba a gustar, pero jamás esperó esa reacción tan agradecida del mayor.

- Tú eres increíble. - volvió a susurrar sonriendo con ternura, dejando un casto pero tierno beso en los labios del castaño. - Te amo. -

Stiles se quedó congelado por un instante, boquiabierto y con los ojos muy abiertos. - Y yo a ti. - expresó carraspeando.

- Nadie hizo esto por mí, nunca. -

- ¿Qué cosa? - preguntó extrañado, el menor. - ¿Regalarte un libro? -

- Ser tan atento conmigo. Y si lo son es porque buscan algo a cambio. - continuó. - Y sé que tú lo haces solo porque me quieres. - el joven Stilinski asintió con timidez y Derek le dejó otro beso en sus labios.

- ¿Quieres ir a tomar algo en la cafetería que está enfrente? - cuestionó el chico para romper la dulce tensión que había entre los dos.

- Llévame adonde quieras. - dijo Derek con socarronería. Salieron del lugar tomados de la mano, con Derek aferrado a su nuevo libro y cruzaron la calle.

La cafetería donde entraron era bastante colorida; eran mesas redondas, de diversos colores cada una, las sillas eran unos enormes cubo de rubik, un ventanal enorme con calcomanías de círculos de colores, y las otras tres paredes restante estaban lleno de grafitis de dibujos animados de los años 80. La barra detrás de banquillos altos típicos, estaba decorado con cuadros intercalados en blanco y negro, con el techo sobre la barra que estaba lleno de copas pegadas a él.

Buscaron uno cerca de la ventana y tomaron asiento. Al instante llegó una mesera a atenderlos.

- ¿Qué les sirvo, guapos? - preguntó muy amable la muchacha pelirroja. Tenía los labios pintados de rojo intenso y el pelo rojo anaranjado peinado a un costado. Suelto y largo.

Lo que les sorprendió de la chica, más que nada a Stiles, fue que en ningún momento esta miró a Derek de manera provocativa, ni llegó a sentir aroma a excitación. Debía ser lesbiana. - ¿Qué pedirás tú? - le interrogó Derek a Stiles, sacándolo bruscamente de sus pensamientos.

- Amm... No sé. ¿Qué me recomidas? - le dijo a la preciosa chica.

- A mí personalmente me encanta el capuchino con doble de chocolate y crema. - contó ella sin pensarlo dos veces.

- Perfecto, eso quiero. Con donas, por favor. - aceptó.

- Lo mismo. - se limitó a decir Derek, sin mirarla. Solo podía ver a Stiles en ese momento.

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Sin darse cuenta, la parejita ya estaba de regreso por la carretera a Beacon Hills y ya estaba anocheciendo. Repentinamente se había nublado en cuanto salieron de la cafetería y cuando subieron al Jeep, la lluvia le había ganado al castaño, quien iba conduciendo con el ceño fruncido y los ojos brillosos por las ganas de llorar. Y cuando por fin llegaron a la cuidad, el mayor habló.

- Para la camioneta, Stiles. - le ordenó cauteloso. En el camino notó el enojo del chico y no quería decir algo que lo enojara más, porque él no le había hecho ni dicho nada malo. El chico obedeció y aparcó. - ¿Podrías explicarme que hice? - preguntó temeroso de escuchar que se había equivocado en algo, siendo que Stiles fue muy bueno con él. El menor no aguantó más y dejó caer sus lágrimas. - Hey, no... no te pongas así. - le consoló abrazándolo.

- Tú no hiciste nada. - dijo el chico antes de apartarse nuevamente. - Tenía todo planeado, Derek. Y esta maldita lluvia lo arruinó todo. - bufó.

El Alpha suspiró aliviado y miró la canasta que tenía tapada detrás del asiento. - ¿Querías hacer el picnic al aire libre? - Stiles asintió con la cabeza y Derek besó sus labios. - No necesitas hacer todo esto, mi amor... - murmuró acariciando sus mejillas. - Para mí lo haces todo con un beso que me des, con solo abrazarme me haces sentir bien, y aunque a veces quiero arrancarte la garganta con mis dientes, te quiero igual. -

El menor sorprendido ante las bellas palabras, se lanzó sobre su novio y atacó sus labios con ganas. Con un seco movimiento se colocó sobre el moreno, le sacó el gorrito y le levantó la camisa. Derek de dejó llevar e hizo lo mismo con la condenada ropa del menor.

Como pudo, Stiles se sacó todo lo que tenía puesto, quedando completamente desnudo sobre Derek. Quien ya tenía los pantalones por los tobillos. No necesitó que lo preparara, el castaño estaba lo suficientemente excitado como para perder el tiempo. Hacerlo en su preciado Jeep era una de sus más grandes fantasías, ¿Y qué mejor que hacerlo con Derek estúpidamente sexy Hale?

El mayor alineó su pene en la entrada de Stiles y éste se dejó caer lentamente sobre él, jadeando entrecortado a causa de la presión que causaba el miembro del mayor. - Dios. - gimió ronco cuando entró hasta la mitad, pegando su frente al hombro de Derek.

El mayor lo tomó de la cintura y le ayudó a presionarlo aun más hasta que entró por completo en el castaño.

Tras tomar aire, intentando controlar a su lobo, Stiles empezó a moverse despacio. - Qué apretado estás. - susurró Derek aguantando las ganas de gemir fuerte, dejando caer su cabeza en el asiento. Unos segundos más tarde, el menor rodeo sus brazos por el cuello de su Alpha, besándolo con pasión, excitándose todavía más, moviéndose más rápido.

- Qué delicioso hueles, Derek. - expresó el castaño entre besos, luego lo rompió para besar el cuello del moreno. Quien empezó a embestirlo con fuerza, escuchando jadeos, gemidos y el golpe de sus cuerpos mientras hacían el amor.

Fueron eternos, agonizantes y excitados minutos en donde no se detenían, entonces Derek pegó su frente a la de su novio, cerró fuertemente los ojos y estalló dentro de Stiles, mientras éste se dejó ir en su abdomen. 

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Stiles y Derek fueron directo al loft. Tuvieron un momento muy intenso en el Jeep y decidieron alejarse de la manada por el resto del día. De momento, estaban a solas, el moreno leyendo su nuevo libro en el sofá con el castaño sentado a su lado, mirando la televisión.

El menor estaba muy concentrado en lo que estaba viendo. Se estaba mordiendo el labio inferior y se rascaba y acariciaba la nuca, y Derek Hale lo miraba detenidamente. Sus incontables lunares que lograba verlos de perfil lo estaban enloqueciendo y estaba apunto de lanzarse sobre él y devorarlo. - Deja de hacer eso. - le dijo de repente y Stiles dio un respingo en su lugar.

- ¿Qué, qué hice? - farfulló asustado, levantando las manos en señal de paz.

- Eso... - dijo Derek mirando sus labios. - Morderte el labio así. Solo lo haces para provocarme. -

El castaño rio de medio lado y se acercó a gatas. - En realidad no, pero es una buena idea para la próxima que quiera hacerlo. - musitó besándolo despacio. El mayor respondió dejando su libro a un costado y le acarició la espaldas con la mano que sujetaba su libro. El menor rompió el beso y miró lo que le había regalado. - ¿Por qué es tu favorito? - cuestionó sin más, agarrando el obsequio.

- Es que la historia es casi completamente desde el punto de vista de un narrador en primera persona, fue la primer novela que Dickens escribió así, y para mí, esas son las mejores. - explicó dejando varios besos en el cuello de su novio. Se separó lento y miró la portada con mucho anhelo.

- Pero no es solo por eso... - adivinó Stiles.

Derek negó dibujando una leve sonrisa en sus labios. - Mi madre me lo había regalado cuando cumplí dieciséis. Lo empecé a leer y literalmente me atrapó. Unos días después conocí a Kate y dejé de prestarle atención a mi libro por entretenerme con ella de otras formas... - confesó cabizbajo. Y aunque Stiles tuvo una fea sensación al escuchar eso, no se inmutó. Pero Derek volvió a mirarle a los ojos. - Después el libro se perdió en el incendio. Por muchos años anhelé volver a leerlo y tú me lo regalaste, precioso. - musitó acariciando su mejilla.

- Derek, pero eso te trae recuerdos horribles. ¿Aún así lo aceptaste? -

- No son recuerdos horribles, me recuerda a mi madre y nada más. - dijo volviendo a besar los labios de Stiles. El castaño respondió metiendo sus dedos entre el pelo suave y negro de su novio, disfrutando de una de sus sesiones favoritas de besos, que incluían las manos de Derek en sus nalgas, apretándolas con fuerza. Excitándose, yendo por un camino sin retorno.

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