A la mañana siguiente a las 9 ya estaba en pie. Estaba nerviosa porque cuando fuera allí, a su despacho, no quería que me pillara. Aunque tenía pensado que decir si me veía. Estaba preparado para todo.
Después de dejar a los niños en el colegio me dirigí a la empresa donde trabajaba. Era secretario de su jefe. Su despacho estaba justo delante que la de su jefe.
Entré en el edificio. A pesar de ser casi las 10 y media, había muy poca gente. Me acerqué a recepción para hablar con la chica que estaba allí sentada. Si me colaba y alguien de seguridad me pillaba por más que le dijera que soy la "esposa" de Justin, me echarían a patadas.
-Hola, buenos días -dijo una chica de pelo negro como el carbón detrás del mostrador.
-Hola, buenos días.
-¿En qué puedo ayudarla?
-Necesito hablar con Justin Bieber un momento.
-Ahora mismo no está -bien, así me era mucho más facil llevar a cabo mi plan- pero si quiere le puede esperar en su oficina.
-Bueno no tengo mucho tiempo...
-No creo que tarde en llegar.
-Bueno si en 20 minutos no ha llegado dile que _______ ha estado aquí.
-Por supuesto- sonrió ampliamente. No pude evitar sonreír, era hermosa aquella curva que colgaba de su cara- su oficina está en la tercera planta.
-Muchas gracias-sonreí.
-Atí. -Respondió llevando los ojos pintados con una pequeña linea negra y sobra de ojos grisácea, a su ordenador donde empezó a teclear.
Me dirigí al ascensor y pulsé el botón. Esperé unos segundos hasta que sus puertas se abrieron. Un montón de gente bien arreglada con sus uniformes miraban sus móviles o papeles atentamente. Salieron de all allí casi llevandome por delante, aunque me llevé algún que otro empujón.
Me metí dentro del ascensor y pulsé el botón 3 que enseguida se encendió poniendose azul. El enorme aparato se elevó muy rápido y al cabo de menos de un minuto ya estaba en la tercera planta. Dí un paso al frente saliendo de él. Con la mirada y echandome a un lado de las puertas del ascensor, busqué el despacho de Justin. No me costó encontrarlo ya que en una puerta ponía su nombre perfectamente en negro, acompañado de la palabra 'secretario'. Caminé hasta ella y entré.
Era un pequeño despacho con una mesa en medio de éste y su silla de cuero negra con ruedas perfectamente colocado detrás del escritorio. Detrás se veía la puerta que llevaba al despacho de su jefe. A la izquierda había una estanteria llena de libros y en los estantes de abajo había un par de cajas. Un poco más adelante de ésta había un sofá color crema de tres plazas y al lado de una de las esquinas había una mesita de cristal no muy grande con un vaso de agua casi vacio, un libro de tapa marrón y un cuadro. No hacía falta que me acercara para ver que era su madre y él hace muchos años. Sonreí. Se veían tan bien.
A la derecha había una puerta decorada con un montón de colores. Supongo que llevaba al baño o no sé. En ese momento no me interesaba saber a donde llevaba la puerta. Lo que más me interesaba en ese momento era irme de allí cuanto antes. Me acerqué al escritorio, metí mi mano en mi bolso y saqué el papel correspondiente a su firma para no dejarle todo el montón de ellos. Ya tenía el escritorio bastante lleno de cosas. Al dejar los papeles allí le dí sin querer a un cuadro que se situaba al lado del portatil haciendo que callera boca abajo. Lo recojí enseguida. Miré la foto. Mi estómago se retorció de una manera dolorosa. Tenía ganas de llorar. Muchísimas...