Other Way to Battle

By SakuraZala

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Siempre me dijiste "No hasta el final..." ¿Pero qué hay al final?... ¿Podré encontrarte al final del arcoíris... More

Prólogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
PRÓLOGO ARCO II
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
PRÓLOGO ARCO FINAL
XXX
XXXI
XXXII

X

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By SakuraZala


El momento del día que había estado esperando finalmente llegó sentía dentro de mí, la urgencia de recostarme sobre su pecho sin decir nada más y pasar así nuestro tiempo juntos, estaba segura que él necesitaría lo mismo, si me había citado tan temprano y de una forma tan... íntima, ya que últimamente sólo la pasábamos bien estando solos.

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

X

Aunque llegué temprano, como siempre él había llegado antes que yo, estaba sentado a las afueras del bosque de la ruta 5, en la misma peña donde nos sentamos a platicar ayer, con las piernas cruzadas y mirando hacia el inmenso horizonte que se extendía frente a nuestros rostros.

El viento golpeando sus cabellos y por un momento con más audacia que le provocó esconder la mirada bajo la mano y sujetar la gorra con la otra. Se veía muy apuesto. A veces... reflexionar sobre mis propios pensamientos me averguenza... ya que mi corazón se acelera de tan solo mirarlo.

Como si mi presencia hubiera sido detectada por su radar, volteó casi al instante y me sorprendí, aún no sé por qué, él me esperaba...

—¿Serena? –se levantó y caminando con rapidez llegó hasta ella.

—Ash... —le sonrió con normalidad, para enseguida colgarse de su brazo. —¿A dónde vamos a ir?

—Jaja ¿A dónde?... pues... a donde quieras —respondió práctico.

—Oh moo... yo creí que si se te había ocurrido que tuviéramos una cita, era porque tenías una gran idea. –Lo miró de reojo, sonriendo tras sus palabras.

—Serena... la verdad... quería hablar contigo... y cuando hay muchas personas a nuestro alrededor no son muchas las oportunidades que tenemos de hacerlo. —Mientras hablaba, notó como el agarre de ella hacia su brazo se soltaba poco a poco, por lo que al verlo completamente perdido, se apresuró a tomarla de la misma mano, entrelazándole los dedos, para demostrarle que no se trataba de ningún problema, al sentir su agarre ella lo apretó más.

—Dime –le dedicó toda su atención.

—¿Aquí? ¿No prefieres que conversemos en un lugar más... acogedor? —miró a los alrededores, encontrando no más que grama. Aunque estuvieran acostumbrados a viajar por rumbos como aquellos, si algo él tenía claro es que las cosas bonitas les atraían mucho a las chicas y a su novia por igual, quería que se sintiera atendida y cómoda.

—¿Por qué dices eso? ¿Cuántas veces no nos hemos tumbado en estas mismas hierbas sin más? –lo miró extrañada, pero comprendiendo que cuando él se comportaba meticuloso con las cosas era porque se trataba de algo importante. —pondremos una manta y listo. —Se soltó del agarre y buscando la misma en su bolso, la colocó.

El entrenador de Kanto asintió. Segundos después estaban recostados bajo la sombra de un gran árbol, sobre la manta que a veces usaban para tomar el almuerzo al aire libre. Ash de espaldas al tronco y ella sentada a su lado, hasta que en un momento él extendió su brazo hacia ella, lo que la llamó a hacer lo que tanto deseaba, acurrucándose contra él y apoyando su cabeza y un brazo sobre su pecho, no había absolutamente ningún transeúnte por los alrededores, así que no debían cuidarse de guardar la compostura ante nadie, como siempre que eran vistos juntos en las calles, que resultaban asediados por la prensa.

Permanecieron así por algunos minutos, sin mencionar palabra, solo sintiendo la compañía del otro y aquel extraño sentimiento de nostalgia por los días en que pasaban los días de esa forma antes del accidente. La sensación era diferente pero conocían muy bien aquel sentimiento que los recorría, de no querer soltarse, sino acercarse más y más... El campeón se movió un poco para darle espacio a que se pegara más a él, al hacerlo pudo rodearla completamente con el otro brazo, alcanzando a posar su mano sobre la cintura de su amada.

No existían los secretos, el solo hecho de pensar en ocultar algo era imposible entre los dos, las decisiones las tomaban juntos y si algo no les parecía lo hablaban, por lo que todo aquello que pasaba ahora, era bien recibido por los dos. Serena levantó el rostro hacia él, para ver aquellos ojos, aquella mirada de caramelo, aquella expresión que su amado exterioraba cuando la deseaba, amaba observarlo y pensar, sentir que sólo ella podía cubrir el vacío que crecía dentro de él y satisfacer todas aquellas exigencias que pudiera tener, al mismo tiempo que sin darse cuenta... él destruía todas sus ataduras y recelos.

A pesar del sufrimiento por el que había pasado, volvería a hacerlo una y otra vez y nada la detendría porque estar con él era una de sus locuras internas más atesoradas.

Acercó su rostro despacio al suyo y apenas rozando sus labios, sentía como los suyos iniciaban un tintineo de nerviosismo y excitación que la descontrolaría si no se detenía en el instante, pero resultaba imposible cuando su amado mismo estaba a escasos milímetros de su boca, esperando... esperando a que ella llegara a él, aunque deseara con el alma besarla en el instante, sabía que aquella acción podría llegar a desatar fuegos artificiales en su cabeza si ella la consumaba.

Y así lo hizo... lo besó... suave, apenas tocándolo y seguido de un suspiro, que la llevó a hacerlo de nuevo, ahora correspondida por él, que saboreó su labio inferior entre los suyos, cerrando los ojos al instante que ella lo hizo, mientras escalando con la mano que había posado sobre sus pectorales, hacia su cuello, abrió espacio entre el cuello de su camisa azul para sujetarlo por la nuca, le acarició la oreja, mientras el agarre de él a su cintura se convirtió en una caricia, que con el pasar de los segundos, fue bajando hasta el lado externo de su muslo, levantando de a poco su falda.

—No... —le colocó la mano sobre la de él, indicándole el motivo de su negación, lo que lo sonrojó al sacarlo del embelesamiento de pronto.

—Lo lamento... —dijo sintiéndose aún absorto, pero comprendiendo que no era el lugar adecuado para seguir.

—...Tonto –le pasó la mano por la frente, peinando sus cabellos hacia atrás, mientras los rebeldes que ya había pasado, volvían casi al instante a su posición. —Pero... eso no quiere decir que no podamos... seguir... besándonos... —bajó poco a poco la voz hasta ser casi inaudible.

Ash rio sin ser escuchado, ante su comportamiento.

—...Tonta... —le respondió de la misma forma el joven.

—¡¿Tonta?! –lo miró reprochante, aunque a escasos segundos ella le hubo llamado de la misma forma.

—Sí... puedo darte más besos si quieres —le dijo soportando no atragantarse con su propia risa contenida al ver el rostro sonrojado fulminante de su amada, de la cual no se había separado del abrazo en todo ese tiempo.

—Por supuesto... —le respondió desviando la mirada, para terminar abriendo grandes los ojos al sentir sus labios siendo tocados por los de él. Iba en serio... le sonrió tras separarse y entonces fue ella quien lo besó, igual de rápido y suave, quedó esperando que él siguiera con el ritmo que llevaban, un beso ella, un beso él, pero ya no continuó, lo que la decepcionó un poco.

Ash notó aquel sentimiento reflejado en los ojos azulados decaídos por unos instantes de su amada, los mismos que enseguida buscaron en su interior una nueva sensación, un nuevo pensamiento para sonreír y brillar.

—No debes exigirte más... digo... no tienes que aparentar nada cuando estás conmigo. —le dijo franco.

—¿Aparentar?... ¿a qué te refieres?...

—¿Querías que siguiéramos besándonos no? —la pregunta que hizo llegó tarde al análisis dentro de su propio cerebro, sonrojándose al instante por lo que le había preguntado, pero manteniendo su seriedad.

—¡Ash! –le respondió al sentirse atrapada.

—Tú... siempre debes ser tú... —le dijo bajando la mirada y rascándose el cuello del lado derecho. —La chica que... lucha por lo que quiere... que tiene el ingenio para conseguirlo... que no se conforma... quien me besó en las escaleras de un aeropuerto antes de irse... para dejarme un recuerdo vivido.

Sus palabras le llegaron muy hondo... ¿Cuántas vueltas no le había dado ella misma a ese pensamiento ya?... Su amado hablaba de que debía ser ella misma... pero esa chica aventurera y firme... era para ella la Serena que había logrado convertirse en la Reina de Kalos, con la que él había convivido y se había enamorado. La Serena que tenía frente suyo... la Serena de ahora... no era así... ¿o lo era?...

—¿Te gustaba más... la Serena de antes?... ¿La Reina de Kalos?... –bajó los hombros y los ojos se le resumieron en lágrimas, no quería sentirse débil pero...

—Me gustaba... —la respuesta de Ash la sorprendió, sintiendo como su corazón se estrujaba. –Me enamoré de ella...

—Ya veo... —respondió sin más, no sabía cómo responder, el círculo vicioso de su pelea entre su yo real y su yo reina era interminable dentro de su cabeza.

—Pero sabes... ella... fue sólo el principio, llegué a descubrir... que aquella chica tan audaz e increíble... tenía un alma pura y solemne... pero al mismo tiempo... era una princesa atrapada dentro de una burbuja dorada... eso me puso en una posición muy extraña... por un lado era el compañero, que aunque tratara de cuidarla... ella no lo necesitaba, porque se valía por sí misma y por otro... era una linda niña que necesitaba recostarse sobre mi pecho para llorar... entonces entendí que no era ninguna de las dos cosas... ni artista... ni princesa... simplemente... una mujer en todos los sentidos de la palabra —le sonrió tierno, detonando el mar de lágrimas en el rostro de ella.

¿La respuesta siempre había sido tan simple?

—Ash... -se llevó ambas manos a los ojos, para cubrirse de él, aunque su llanto era evidente.

—Lo que dije antes... sobre que no tenías que aparentar... es que yo... estoy aquí para ti y puedes decirme lo que sea, si estás triste... si tienes hambre... si quieres ir al baño...

—¡Ash! –frunció los puños, exponiendo sus ojos recién llorosos ante él.

—Jajajajaja. —Se quitó la gorra y se la colocó a ella, como solía hacer siempre que se sentía nervioso al hablarle, aquel gesto le reafirmaba de cierta forma que su corazón le pertenecía a ella y no importaba lo que sucediera, sólo deseaba permanecer a su lado.

—Ya veo... —se limpió las lágrimas y le sonrió, obteniendo una misma respuesta de parte de él.

—¿Entonces vas a decirme lo que quieres? –la miró con picardía y rodando los ojos, en señal que no tenía idea.

—Sí... —arregló su postura para mirarlo de frente. –Quiero otro beso... no... ¡Más besos! ¡Muchos besos! –se irguió un poco y colocándole las manos sobre el pecho, lo empujó despacio hasta llevarlo a hacer contacto contra el tronco del árbol nuevamente, quedando por encima de él, sus miradas se dijeron entre movimientos que debían continuar al instante, entonces lo besos se repartieron interminables.

El tono... la textura, el ambiente... el sabor había cambiado, se había tornado descontrolado y húmedo, tanto que había terminado sentándose a horcajadas sobre él.

—¡Es por aquí! ¡Allá veo el inicio de la ruta! –se escuchó una voz a escasos metros de donde estaban sentados en su idilio, por lo que la miraron de reojo separándose del beso, la chica entrenadora novata, se percató de su presencia al voltear a avisar a sus acompañantes, coloreándose al instante de rojo llamarada, al haberlos "atrapado", en aquella posición, ella sentada sobre él sujetándolo de cuello y pecho, mientras él la tomaba de la cintura y espalda.

—¡AHHHHHHHHHH! –gritó finalmente al reaccionar, por lo que se movieron lo más rápido que pudieron y empezaron a correr muertos de risa, Ash corrió adelante y le tendió la mano a Serena para que lo siguiera, al instante ambos estaban lejos del alcance de los ojos de la recién llegada.

—¿Qué pasó? ¿Por qué gritas? –llegaron corriendo su acompañantes, un joven rubio de anteojos y una chica igualmente rubia, con un Dedenne sobre la cabeza.

—Es que... —se encogió de hombros... —¿Acaso las inmoralidades no estaban prohibidas en las rutas?...

—Este... sí, supongo. —se acomodó los anteojos Clemont.

—¿Por qué dices eso? –preguntó Bonnie —¿viste algo?

—Habían unos tipos babeándose las caras ahí... —señaló el árbol

—Jajajaja me hubiera gustado ver eso ¿Cómo eran? –se interesó la rubia.

—¡Bonnie! –frunció el seño su hermano.

—Pues... recuerda que soy nueva en esto senpai... —se encogió de hombros —acabo de iniciar mi viaje pero... juraría que era el Campeón Ash... —volteó a verlo sonrojada. —Y la chica pelimiel... no logré verla bien...

Al escuchar las descripciones, ambos escuchas se quedaron tiesos. Pero Bonnie reaccionó para explicar. –Seguramente si se trataba del Campeón... la pelimiel... debe ser la Reina de Kalos...

—Ahhhh —asintió la joven novata. —Con que eso es el AshSere... —juntó las manos sobre su pecho recuperando el aliento.

¿Serena... desde cuándo montas esta clase de espectáculos?... –pensó para sí la joven mejor amiga de la mencionada.

—¿Ash? —no pudo evitar sonrojarse Clemont al imaginar a sus dos amigos.

.

.

.

.

—Jajajaja no me pasa la cara que puso esa niña cuando nos vio —abre el departamento el Campeón y ambos residentes entran, para luego cerrar la puerta. –pensé que se le saldrían los ojos jajajaja.

—Oh moo, no digas eso... a mi me dio mucha vergüenza —lo miró de reojo.

—¿Te da vergüenza que te vean conmigo?...

—¡Tonto! Sabes que no es eso... no te hagas el tonto...

—Si... fue algo... inesperado —se pasó los dedos por los labios como de costumbre al terminar de besarla.

—No es necesario que hagas eso, porque no tengo puesto ningún tipo de labial –se señaló los labios con el dedo índice. Por lo que él suspiro.

—¿Te lo quité o no traías?... —preguntó interesado, pero sin medir la magnitud de su pregunta que la sonrojó.

—No... no llevaba... —suspiró. —Ahora que lo pienso... —se cruzó de brazos y volteó a verlo, recién se había dejado caer perezoso sobre el sofá, al verla, trató de sentarse bien.

—¿Qué sucede?

—¿Qué es lo que ibas a decirme? —caminó despacio hasta él y se sentó en el otro espacio del sofá frente al televisor. —¡¿No me digas que por fin vas a decirme que es eso que encontraste cuando limpiaste la habitación?!

Llevaba un par de días guardando el secreto, desde aquel momento en que casi se le sale el corazón al encontrar la joya, justo frente a ella pero que sin alcanzar a notarlo, logró guardar a tiempo en el bolsillo de su pantalón.

—Pues... algo hay de eso... —respondió posando la mano sobre la rodilla de su novia, que le colocó la mano sobre la de él.

—Siento que estoy presionando... —cerró los ojos la pelimiel. —Olvídalo, no... —iba a levantarse pero fue detenida por el brazo del campeón que la sujetó con fuerza, impidiéndole el movimiento.

—Esto que encontré... ha sido tuyo desde el principio... —sus palabras la pusieron ligeramente nerviosa, ¿qué había encontrado? —llevó la otra mano a tocar el lazo azul que siempre llevaba al cuello armonizando con su vestimenta, no importaba la que fuere y mirando los alrededores notó la falta de la presencia de Pikachu, siempre que su amado dejaba encargado a su valioso Pokémon... era por un motivo igual de valioso... Con aquel pensamiento en mente se volteó despacio hacia él, sin haber notado el momento... en que sin soltar su mano, se había puesto de rodillas ante ella.

Continuará...

¡Kya! Hoy me muero de Amour!!! Jajajaja, no tenía pensado continuar con esto aún XDDD pero me dejo llevar completamente por el Hype del maravilloso Epílogo del primer fic Poke que leí y que me atrapó por completo LO QUE SIENTO POR TI BY VIRGI FEDELI Diosssss

Xddd Así que más matrimonioosss que llueva el arroz para el CANON de Pokémon!


ARIGATO MINNA—SAN!

JA NEE!

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