-no deberías estar aquí Anthony-le dijo Mycroft, entrando a su espacio personal de aquel club, donde ya lo esperaban.
Sintió un pequeño deja vu, pues John también había hecho lo mismo horas antes.
-tú hermano esta muerto-
-estoy enterado de eso-
-sabías que algo así podía pasar y aun así, aquí estamos-
-no recibire tus regaños, estoy ocupado, igual que tú, el incidente de Ultrón debe consumir la mayor parte de tú tiempo-respondió Mycroft, haciendo que Tony gruñera por el comentario.
-Ultron...-
-ha sido tu culpa, si no deseas que lo mencione deberas respetar mi deseo de no mencionar lo ocurrido con Sherlock-le dijo con dureza el mayor de los Holmes-espero tu visita en Londres sea corta, no querría tener que enviarte de vuelta a norteamerica por la fuerza-
-¿por qué no fuiste al funeral?-
-tú no debías estar ahí-
-¡somos primos!-
-¿y solo por eso ya sientes una responsabilidad por mi y Sherlock? Te dare un consejo Anthony, ocupate de tus asuntos, que con lo ocurrido con Sokovia, tú y tu equipo ya se encuentran en la cuerda floja-le advirtió Mycroft.
El millonario camino hacía la puerta con molestia, hablando entre dientes por la actitud tan poco agradable de su "primo", lamentando que Sherlock tuviera que aguantarlo por tanto tiempo.
Había algo que no le había agradado de su conversación ¿a que se refería con que estaban en la cuerda floja? Mycroft trabajaba en asuntos internos del gobierno británico, incluyendo algunos de un ámbito más internacional, según tenía entendido, así que aunque no le agradara, no podía hechar en saco roto esa advertencia.
Decidió que era buen momento para volver, pues en Londres ya comenzaba a anochecer y quería llegar al nuevo complejo de los vengadores para asegurarse que todo estuviera bien.
Llamo de nuevo a su armadura, sabiendo de antemano que tal vez no volvería a ese lugar en un largo tiempo.
Intento comunicarse con John por una última vez, sin saber que este lo había destrozado contra una roca y dejándolo hecho pedazos entre la hierba.
Ya no estaba en el cementerio, según pudo ver el millonario gracias al rastreador, podía ir a su encuentro o podía dejar que el se tranquilizara y luego tal vez lo llamara.
Sabía que había intentado suicidarse y eso era algo que no podía tomarse a la ligera. Decidió hacer una parada rápida, ir con él y tal vez convencerlo de que se fuera a vivir con él unos días.
Pero John era tan terco y cabezota que por un momento le recordo a Steve. Sacudió la cabeza, no era el momento de pensar en eso.
-no, estoy bien-
-ambos sabemos que eso no es cierto-
-cierto, no estoy bien, pero tu presencia no me ayuda a sentirme mejor, comprende-le pidió el doctor-ha sido un golpe duro y lo que he descubierto... bueno, no importa, necesito afrontar esto solo-su tono ya no era tan hostil, pero realmente se notaba desesperado por quedarse solo y poder seguir con su luto.
-contestame ¿realmente el suicidio... ha pasado por tu cabeza?-pregunto el castaño, siendo directo respecto a lo que creía. John dudo un poco en contestar.
La gente observaba su platica con el hombre de hierro, pues su armadura no ayudaba mucho.
-si, lo pensé...-aceptó con derrota.
-no puedo dejarte así, Sherlock vendría del más allá a atormentarme si te dejo solo-
-no quiero volver a...-
-lo sé... escucha, soy pesimo para consolar y de verdad que estoy dando un gran esfuerzo para entender y ayudar, pero entiende que no puedes estar solo, no si tienes esos pensamientos e ideas-
-no ire a estados unidos, aqui esta mi trabajo, tengo algo en que volver a comenzar...-
-¡eso es bueno!-exclamo Tony al escucharlo-quedate con la señora Hudson un tiempo, mientras encuentras otro lugar donde vivir, se que quieres comenzar de nuevo, pero primero necesitas cierta estabilidad ¿entiendes?-
-si digo que sí ¿podre irme ya? No me agrada ser el centro de atención en estos momentos-dijo John.
-esta bien, esta bien, le dire a la señora Hudson que vas, sabre si te desvías del camino-
-si, el rastreador, lo sé-contesto con cierto fastidio, haciendo una breve pausa-el de Sherlock...-
-en la tumba-contesto Tony de inmediato-era él, lo siento... no hay tetra en su muerte-
John asintio, viendo su esperanza hecha pedazos, pues esperaba que el rastreador lo ubicara en otra parte, que le dijera que había escapado de alguna forma de la muerte.
Solo asintió, parando el primer taxi que veía, dispuesto a irse, queriendo visitar por ultima vez la habitación de Sherlock.
El castaño lo observo irse, de inmediato levantando el vuelo, sabía que John huiria de backer street a la primera oportunidad... pero al menos estaría ahí el tiempo suficiente como para restablecer su vida.
Se desconcentro un poco por la llamada que le llego, algo le dijo que Rhody ya sabía lo que había ocurrido.
-si te atreves a darme el pesame, cuelgo-lo amenazo el castaño apenas recibió la llamada.
-nos acabamos de enterar-
-¿cómo? ¿todo el equipo lo sabe?-pregunto Tony con incredulidad y cierta molestia-no quiero que vayan a mencionar algo al respecto, no me gusta hablar de estas cosas y lo sabes-
-vere que puedo hacer, pero ellos igual lo mencionaran-
-lo se, si es Steve, sera Natasha... pasare por el complejo en un rato, pero cambiando de tema ¿qué has decidido de mi propuesta?-
-Tony, me alaga que pienses en mi como un nuevo vengador, pero la idea de entrar como tú remplazo no me agrada, ellos te necesitan, necesitan a iron man no a maquina de guerra-
-creeme, se lo que hago... solo confía en mi Rhody-
-sabes que tienes mi apoyo, te vere aquí entonces, aún no les he dicho nada, solo vision lo sabe-le informo el moreno.
-bien, llego en 30 minutos-se despidió el millonario antes de colgar-Viernes, cualquier destino inusual al que John vaya, quiero que me notifiques de inmediato-
-si señor-le contesto su nueva I.A, con él dejando la ciudad de Londres en su cielo casi oscurecido y volando de vuelta a Estados Unidos.
* * *
Steve se mantuvo inquieto todo el tiempo que espero a que Tony llegara. Quería ver que tal estaba.
Rhody y Vision robaron la atención del genio apenas llegó, con Nat siendo la siguiente en la lista.
-¿tú tambien? ¡Vamos Steve! Dejen esas caras largas, todos sabemos que Sherlock se abría reido de nosotros-dijo el millonario, tratando de quitar la tensión e incomodidad del momento.
Aunque ciertamente no lo logro del todo, pues las palabras que diría a continuación solo causaron sorpresa. Su retirada de los vengadores era inesperada.
Fue inútil tratar de convencerlo de lo contrario, por lo que no les quedo de otra más que aceptarlo.
-vendre cada cierto tiempo para ver en que puedo ayudarles o que es lo que necesitan, así que, siento decirlo, me seguiran viendo-dijo el castaño con una sonrisa-no se desharan tan fácil de mi-
-nadie quiere deshacerse de ti, Tony-le dijo Steve con un poco de tristeza y decepción, ganandose una mala mirada de Natasha.
-Thor también se ira, tal vez deberías ir con él antes de irte Stark-le dijo Fury al escuchar la conversación, entrando con el dios a sus espaldsd-aún quedan cosas por resolver y con la salida de vengadores, hay que reclutar más-
Tony se rió un poco, el arquero también había decidido retirarse y disfrutar el tiempo con su familia, sobre todo por la llegada del nuevo bebé.
-los vere en poco tiempo-se despidió el millonario-¿vienes jefe?-le pregunto a Steve bastante divertido.
-tienes que hacer algo-le susurro la espía antes de que se fuera.
-¿hacer que?-pregunto el rubio con confusión notando como todos se iban y el genio se alejaba junto a Thor.
-si lo quieres diselo... después podría ser muy tarde-le dijo Nat antes de retirarse, pues era consiente de lo que estaba sintiendo y no quería que Steve le pasara algo similar a ella.
El rubio se apresuro a alcanzar a Tony, quien ya se encontraba haciendo chistes porque visión había levantado el martillo de Thor, así que no fue difícil unirse a la conversación, terminando por hablar del tema que realmente les preocupaba.
-la gema de la mente es la cuarta en aparecer en los últimos años y no es coincidencia, alguien juega una partida elaborada y nos mueve como peones, cuando las piezas esten en posición...-
-¿triple hacke mate?-pregunto Tony fingiendo inocencia.
-¿y podras averiguar lo que sucede?-le dijo Steve, acompañando al dios hasta fuera de las instalaciones.
-si puedo, fuera de este hombre...-dijo Thor señalando al castaño, con una leve palmada en el pecho-... todo tiene una explicación lógica-se alejo un par de pasos, dando un leve asentimiento con la cabeza a modo de despedida, invocando el portal que lo teletransportaria.
-ese hombre no tiene ningún respeto por los jardines...-se quejó Tony, caminando hasta las puertas del estacionamiento de donde saldría su auto, mandado a pedir por él poco antes de que llegara.
Steve lo siguió de cerca, caminando a su lado con cierta indesición.
"Si lo quieres díselo... después podría ser muy tarde" le había dicho Nat.
-...pero lo voy a extrañar y tú tambien, habra muchas lagrimas de machos-
-Tony-lo llamo el rubio-te voy a extrañar-dijo con total sinceridad, sonriendo ante el genio, quien no esperaba esa respuesta.
-¿si? Bueno... me tomare un respiro... probablemente siga los mismos pasos que dio Barton... ponerle una granjita a Pepper, esperar que no la destruyan-comenzo a decir, esperando que fuera creible, no sabiendo como responder a lo dicho por el rubio.
"¿Un yo tambien te extrañare habría sido mejor?" Se pregunto con cierta duda.
-una vida simple-le contestó Steve un poco desanimado.
-un día la tendras-se apresuro a decirle el castaño, realmente deseandoselo.
-no sé... familia, estabilidad-comenzo a pensar Steve-quien quería eso, se sumergió en el mar hace 75 años y alguien más emergió-
El millonario asintio, bajando la mirada por breves segundos.
-¿estas bien?-
-es mi hogar-respondió el rubio, mientras miraba las instalaciones.
"Mentiroso" se regaño a si mismo. Ese no era un hogar, no si Tony no estaba en él.
Pero no agregó nada más, solo viendo como el genio subía a su auto y se iba, sin haber sido capaz de tomarlo del brazo para detenerlo, para besarlo y expresarle así sus sentimientos.
Tony se fue bastante desanimado, realmente por un momento había creido que había algo entre ellos, pero esa idea se había esfumado con igual rapidez como había aparecido, al punto de hacerlo creer que se lo había imaginado.
Manejo con tranquilidad, no deseando llegar a la torre y mejor mantenerse por largas horas en la carretera.
Se detuvo dos veces, entrando a tiendas de comida rápida y a cargar el tanque en una vieja gasolinera. Para cuando por fin llego a la torre, la oscuridad reinaba en la ciudad.
Había tardado varias horas en el trayecto, por lo que su reloj marcaba las diez con treinta de la noche.
Grande fue su sorpresa, cuando al salir del elevador, alguien se encontraba esperándolo.