Little Things » Niall Horan

By harryscinnamon

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HISTORIA GANADORA DE LOS PREMIOS WATTY 2014 Ganadora al "Mejor Fanfic de Niall" en los Premios WFA. ❝ ...Nunc... More

Sinopsis
Prólogo
I. She
II. You Can't Hide
III. Promises
IV. Shallow
V. Blackout
VI. Recover
VII. I'm Fine
VIII. Obsession
IX. You Da One
X. Reality
XI. Exception
XII. Versace
XIII. Runway
XIV. Impulse
XV. Blinded
XVI. Addicted To Love
XVII. Confession
XVIII. Farther Away
XIX. Time
XX. Clues
XXI. When You're Gone
XXII. I Can't
XXIII. Puzzle
XXIV. Out Of Control
XXV. Confrontation
XXVI. You're Perfect To Me
XXVIII. Risks
XXIX. Epilogue
Nota de la autora (agradecimientos)
PREMIOS WATTY
¡Ganamos!

XXVII. Mess

27K 2K 204
By harryscinnamon

Nota de la autora: nos acercamos poco a poco al final, ¿eh? :) ah, cada vez menos, que nervios...

***

La mezcla de emociones de aquella tarde había sido demasiado para mí. Eso sin mencionar con que acababa de descubrir que Niall estaba completamente obsesionado con la idea de que yo volviera a comer, tanto al punto que había amenazado con dejarme si no lo hacía. Y mierda... Por patético que sonara, no quería perderlo. No podía perder a la persona que más amaba en el mundo, no dos veces. No sobreviviría una segunda vez.

Y empeñado con ayudarme a cumplir mi promesa, tras nuestra conversación, mi rubio partió directamente al supermercado, para llegar una hora después cargado de bolsas a más no poder. Sí, y en cada una de estas podías encontrarte una cantidad ridícula y absolutamente innecesaria de comida. Posterior a eso, él mismo se dedicó a prepararme tallarines con salsa bolognesa, para luego juntos sentarnos a comer.

-¿Sabes? Ayer me compré un departamento en la ciudad -comentó, antes de llevarse el tenedor a la boca.

Abrí los ojos de sobremanera, aún tratando de masticar la comida. Francamente, no se me dificultaba comer. Lo difícil era mantener la comida en mi estómago. Eso sí que era complicado.

-¿Qué?, ¿Por qué no me contaste? -pregunté esbozando una tímida sonrisa.

-Es algo más bien reciente -admitió-. Y considerando que pasaré buenas temporadas en esta ciudad, creo que me pareció útil... -añadió-. Mañana podemos ir a verlo, si quieres.

Y este idiota no dejaba nunca de sorprenderme.

¿Comprarse un departamento solamente por mí? ¡No podía creerlo! ¿Cuándo había sido que me había sacado la lotería con ese hombre? Sí, a pesar de algunos detalles, Niall era todo y más de lo que podría haber deseado en mi vida.

(...)

-Buenos días -escuché el canturreo de una voz a mi lado, despertándome con toda la suavidad y dulzura que existía en este mundo.

Me removí entre las sábanas, indispuesta a despertarme aún. Todavía me faltaban muchas horas de sueño por dormir.

-Oh, vamos, preciosa, son las once de la mañana, es hora de que desayunes -¿Desayunar? Mierda.

La sola idea de comer nuevamente me espantaba. Y es que la noche anterior me había sido extremadamente difícil no inducirme al vómito. Mi estómago me había torturado durante una eternidad de horas con un dolor de los mil demonios. Volver a comer se estaba tornando más difícil de lo que habría imaginado.

-No quiero... -mascullé, con los ojos fuertemente cerrados.

-Aly... -decía con un tono repugnantemente insistente, y al mismo tiempo, irresistible.

Indispuesta, me integré en la cama, sentándome y apoyándome contra el respaldo de esta. Con lentitud, abrí mis ojos, encontrándome frente a frente con Niall, quien entre sus manos traía una bandeja con café, tostadas, mantequilla, jugo de naranja e incluso unos croissants. Un gesto absolutamente tierno, pero así también innecesario. Todo esto era completamente innecesario.

-Niall, esto es muy dulce de tu parte, solo que yo... -ni siquiera alcancé a formular el resto de la frase antes de ser interrumpida por mi cantante.

-Lo prometido es deuda, Evans -me reprochó.

-Niall, en serio, yo... No puedo -confesé.

-¿No puedes o no quieres? -me corrigió, alzando una de sus cejas-. Aly, vamos, no lo hagas más difícil -me pidió, depositando la bandeja sobre mis piernas-. Estaré aquí contigo en todo momento.

-¿Me ayudarás? -pregunté, ilusionada con no tener que comerme todo eso yo sola.

-No, nena, esto es solo para ti.

Solté un suspiro y, una vez más, terminé masticando y tragando mi propia tortura. No sentía hambre, realmente no lo hacía. Tenía el estómago cerrado, y la ansiedad que me surgía cuando daba el primer mordisco, había desaparecido. Era como si no lo soportara, como si mi cuerpo no pudiese resistir más.

-¿Quieres? Están muy buenas -mentí. El pan no era más que una masa sin sabor en mi boca.

Él negó con la cabeza, frente a mi mediocre intento de engañarlo.

-Si están tan buenas, estoy seguro de que tú podrás acabarlas.

Media hora. Exactamente media hora le tomó comer ese par de tostadas, perdonando aquellos croissants que finalmente Niall se los había comido. Era gracioso, porque el esfuerzo parecía haber valido la pena una vez que recibí mi beso de felicitaciones por parte de mi novio.

*** Punto de vista de Niall ***

Durante la siguiente hora tuve que encargarme de distraer a mi chica de sus deseos por salir corriendo al baño. Fue al rededor de una hora reteniéndola en la cama, llenándola de besos y distrayéndola con cualquier tema de conversación que se me viniera a la cabeza. Necesitaba que aguantara, no podíamos comenzar el día con el pie izquierdo. Teníamos una nueva oportunidad para cambiar el rumbo de las cosas, no era como si pudieramos desperdiciarla.

Finalmente, al cabo de un rato que me pareció suficiente, le permití ir a ducharse para que saliéramos. Esa tarde quería mostrarle mi departamento, pero principalmente, encargarme de que comiera todo lo que necesitaba. Estaba dispuesto a ayudarla, y no permitiría que se saltara ninguna sola comida.

Obedientemente, Aly se duchó y se vistió. Ese día llevaba unos jeans que parecían ser un par de tallas más grandes que la suya, y un polerón que le quedaba como un verdadero vestido sobre ella. Sonreí con amargura frente a su delgada figura. A pesar de que los rasgos de su hermosura se perdieran en su delgadez, seguía siendo bellísima.

Tan solo esperaba que recuperara su peso pronto.

(...)

Tras enseñarle mi departamento, salimos a caminar por las calles de la ciudad buscando algún restaurante que nos agradara a ambos. Cuando ya llevábamos más de media hora caminando sin encontrar nada que le gustara a mi chica, descubrí lo que estaba haciendo.

-Aly... Tarde o temprano entraremos a uno de estos lugares, ya deja de quejarte -le pedí, agotado. Cada sitio tenía un "pero", no había nada que la convenciera, y esto era porque simplemente la idea de comer no la convencía.

Ella guardó silencio, molesta.

-Nena... Sé que es difícil... -le dije, en un suspiro, cogiéndola de la mano-... Aún así, es un esfuerzo que tienes que hacer.

-Cómo sea -dijo, zafándose de mi agarre, y entrando al primer lugar que encontró. Un pequeño restaurante en la esquina que se encontraba prácticamente vacío.

Seguí a mi rubia a paso acelerado, tomando asiento frente a ella en una de las mesas junto a los ventanales que daban a la calle. Rápidamente llegó una pelirroja a atendernos. Observé a Aly antes de realizar el pedido y comprender que dejaba la decisión del menú en mis manos. Dos latas de Coca Cola y para ambos, carne con arroz. Un plato extremadamente sencillo, pero suficiente.

Permanecimos en silencio. Sabía que ella estaba enojada, y odiaba que estuviera así, mas no le daría la razón. Alyssa quería que cediera ante sus caprichos y no lo haría. Me había hecho una promesa, y por lo tanto tenía que cumplirla.

Cuando llegaron nuestros platos fue que sentí que Aly había dejado de ignorarme. Su mirada pareció perderse un instante en el trozo de carne, para luego observarme a mí con un rostro de cachorro abandonado bajo la lluvia.

-Olvídalo, Alyssa. Te lo comes todo -ordené autoritariamente, viendo como la decepción la inundaba.

Mierda. Vaya que era difícil negarle sus peticiones.

Tratando de ignorar los momentos de tensión, empecé a contarle un par de anécdotas de la banda, sin recibir comentarios a cambio. Sin embargo, esto no fue molestia alguna cuando me percaté de que el motivo por el cual no me respondía era porque estaba muy concentrada comiendo.

-Ni pienses que aceptaré un postre -advirtió, dejando el tenedor y el cuchillo en el plato vacío. No pude evitar sonreír y asentirle. Después de todo, ya había comido lo suficiente. De cierto modo, a esas alturas del día empezaba a creer que mi plan si podía funcionar.

Y quizás fue porque me adelanté demasiado a las buenas noticias, pero mi sensación de triunfo sobre su enfermedad no iba a durar mucho tiempo, ya que, una vez que pagamos la cuenta y salimos del pequeño local, Aly de inmediato sugirió la idea de regresar a su departamento. Y yo, estúpida e ingenuamente, accedí.

Lo lamentable sucedió una vez que abrimos la puerta, y ella salió corriendo para encerrarse en el baño a vomitar.

Traté de alcanzarla, pero había sido demasiado tarde. Todos mis intentos por ayudarla habían llegado demasiado tarde.

Molesto, resignado y decepcionado, salí de ese lugar, sabiendo que no tenía nada que hacer ahí. Que lo quisiera o no, Aly estaba jodida, y no tenía vuelta atrás.

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