Eres mío ahora.
Stiles corrió hacia Derek y Scott. El mayor ya se estaba levantando pero Scott aún estaba tirado en el suelo, sujetando la flecha que todavía la tenía atravesada en el hombro. Entonces Stiles intentó sacársela, su amigo cerró muy fuerte los ojos y el castaño se armó de valor y la sacó con algo de dificultad. Pronto estuvieron de pie y ambos hombres lobo se transformaron por completo al igual que Jackson y Cora.
Más allá de una habilidad humana muy avanzada, Allison dio un salto que la llevó de pasar sobre los hombres lobo hasta estar alado de Isaac, quien se encontraba también, convertido en hombre lobo completo.
Estaba más que claro que a lo que se estaban enfrentando, era al poder sugestivo de un Íncubo. Porque fácilmente podían controlar a Allison y un Súcubo jamás podría controlar a una mujer, al menos que la cazadora fuese lesbiana. Por otro lado, un Íncubo que comía carne humana, no podía usar ese poder, entonces significaba que era más de uno y eso lo pensó Stiles en unos cuantos segundos, gracias a su hiperactivo cerebro.
Los cuatro miembros de la manada que se encontraban al lado del castaño, rugieron con fuerza mientras Allison preparaba una flecha para lanzarla, apuntaba exactamente a Derek. -¡Allison, detente! - pidió Scott con una voz bastante grave.
- Entreganos a Stiles y nadie saldrá herido. - habló la mujer intensificando el violeta de sus ojos.
Stiles se quedó con la boca abierta y Derek se colocó delante de él sin pensarlo dos veces.
¿Qué demonios querían con Stiles?
Para mala suerte de quien fuese que estaba controlando a esos dos adolescentes, el sol se puso y la luna llena alumbró en todo esplendor. En ese preciso momento, las facciones lobunas de Isaac se desvanecieron y éste cayó al suelo.
- Claro, esos demonios no pueden controlar a un hombre lobo en luna llena. - divagó Stiles aferrándose detrás, a la camisa desgarrada del moreno.
- Ayuda a Isaac. - ordenó el Alpha mayor a su hermana, ésta obedeció mientras Allison arrojaba una flecha a Derek, pero el mayor la detuvo fácilmente.
- ¡Allison! - gritó de repente Lydia una vez que salió corriendo de la gran casa. Claramente fue un grito de Banshee, fuerte y claro. Los ojos de la cazadora volvieron a su color original y cayó al piso igual que hacía segundos le sucedió a Isaac.
McCall corrió para levantar a Allison y la chica volvió en sí muy lentamente, lo mismo pasó con Isaac.
- Scott, llevala adentro, tú también, Cora. - pidió Derek mientras volvía a su forma humana. Jackson ayudó a la chica con Isaac, y Scott cargó a la cazadora en sus brazos, luego los metieron a la mansión junto con Lydia. Cuando todos entraron, Derek notó que Stiles estaba mirando hacia el bosque, con un brazo agarrándose la pansa, mientras mordía sus uñas. Una clara señal de que estaba preocupado. Entonces el moreno y acercó y puso una mano en su hombro. - ¿Estás bien? - le preguntó con cautela.
El de ojos miel lo miró y con tranquilidad, se acercó a Derek para abrazarlo por los costados, hundiendo su rostro en el hueco del cuello del hombre lobo. El hombre respondió con fuerza aquel abrazo y le acarició la espalda. Podía oler toda las emociones que emanaba el cuerpo del chico, más que nada el miedo. Pero poco a poco se desvanecía mientras el abrazo se alargaba.
Stiles se sentía confundido. ¿Acaso él era el blanco de esos demonios? ¿Para que necesitarían un simple humano?
- Vamos adentro. - Derek le susurró al oído y el chico asintió antes de separarse de su cálido abrazo.
Isaac y Allison ya estaban perfectamente bien. Los dos estaban hablando con sus amigos; explicaron que no recordaban nada desde que estaban en la escuela. Ni siquiera se acordaban del café que había compartido con la manada hacía un poco más de una hora.
De repente Jackson contempló a Lydia. La chica estaba observando un punto exacto en la pared. Parecía asustada y las lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas. - ¿Lydia? - la llamó preocupado, y todos se dirigieron a ella.
- Lydia, ¿que sucede? - preguntó Stiles tomándola delicadamente del brazo.
- Está por pasar... - murmuró ella con voz quebradiza.
- ¿Qué está por pasar? - preguntó esta vez Allison.
- Derek, tenemos que ir al bosque. - dijo el castaño ignorando la pregunta de la chica.
- Quédate aquí. - le ordenó el hombre con el ceño fruncido. - Vamos al bosque, puede que una de esas cosas esté rondando por ahí. - le habló al resto de la manada.
- ¡Ah, no! Olvídalo Derek. Iré con ustedes. - le contradijo el chico. - No me quedaré aquí solo. Y podré defenderme ahí afuera. - Derek soltó un bufido para luego asentir con desgana. Acto seguido, toda la manada se encaminó al bosque. Antes, Stiles tomó su bate de béisbol.
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Mientras la manada caminaba por el bosque, Lydia supo que estaban en el lugar correcto, ya que el lugar se veía idéntico al que apareció en las aparentemente visiones que tenía. La niebla, el silencio... - Estamos cerca. - avisó poniendo alertas a los hombres lobo.
- ¡Allí! - exclamó Cora, apuntando hacia unos quince metro de ellos.
Ambos Alphas rugieron con fuerza mientras todos, excepto Stiles y Lydia, corrían hacia la bestia. Era enorme y esquelético, tal y como lo vio la pelirroja. Y por desgracia llegaron tarde. La mujer ya estaba muerta, la horrible criatura había devorado sus órganos.
En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca, los lodos se detuvieron y se pusieron en modo de ataque. El Íncubo solo se quedó estático en el lugar y abrió sus alas, dispuesto a huír. Pero Derek pensó más rápido. Dio un salto y se lanzó sobre el demonio.
Lydia y el castaño se acercaron a los demás y observaron la pelea entre el miembro de su manada y la bestia. El Alpha llevaba ventaja; le dio varios arañazos en el estómago y otros puños. El oponente alcanzó a golpearle unas pocas veces.
- Interrumpimos su cena. - musitó el Alpha menor hacia la manada.
- Por eso esta débil. - aclaró Jackson.
Pero el Íncubo, harto de los golpes. Dio un último zarpazo hacia Derek y lo arrojó a unos cuatro metros donde éste no tuvo problema en levantarse con facilidad.
De repente el demonio giró la cabeza hacia la manada. - Stiles. - nombró al chico con una voz escalofriante, como si fueran cuatro voces en una. La criatura parecía sorprendida de ver ahí al castaño, quien comenzó a temblar de nervios, incomodidad y confusión. Y como si eso fuera poco, todos los hombres lobo clavaron sus ojos en él, provocándole aún más nervios. ¿Qué diablos significaba todo aquello?
Entonces Derek notó que el demonio desapareció sin hacer ruidos. Se desvaneció ahí mismo o se escabulló mientras prestaban atención al joven Stilinski.
- ¿Donde se fue? - dijo Cora. Todos volvieron a la normalidad y la menor corrió hacia su hermano para corroborar que estaba bien. Y así era, no le ocurrió nada más que unos cuantos rasguños en el pecho.
Minutos más tarde, Derek se acercó al cuerpo sin vida de la mujer y se arrodilló frente a ella.
Tras él, Stiles se posicionó de cuclillas al lado del mayor, restando importancia a la piel desgarrada y sangre del cuerpo. Por suerte la oscuridad de la noche le ayudaba a no darle tanta impresión. - ¿No la conocías, verdad? - preguntó al ver que el mayor lucía muy afectado anímicamente.
El hombre negó con la cabeza. - No. Pero llegué tarde, si hubiera llegado unos minutos antes... - se calló tratando de controlar la ira y la impotencia que sentía.
- No te eches la culpa de esto, Derek. - replicó el menor. - Nadie tiene la culpa. Pero... Al menos tienes su olor ¿verdad? - preguntó murmurando.
Derek apretó sus labios y negó con la cabeza. - No tenía aroma. Igual que Isaac y Allison cuando eran controlados por esa cosa. - admitió.
Sin más, Derek se incorporó y llamó a Scott con un gesto con la mano. Éste se acercó rápidamente. - Me encargaré del cuerpo. ¿Puedes llevar a la manada a la mansión? No los dejes solos. - el latino asintió una vez y tomó al castaño del hombro para que lo siguiera, pero el chico apartó el brazo de su mejor amigo.
- Me quedaré contigo. - se limitó a decir cruzándose de brazos en torno al pecho.
- Ve con ellos, Stiles. - ordenó amable.
- No. - negó.
Scott miró al mayor con impaciencia. Sabían perfectamente que no iban a sacarle la idea a Stiles, y los esfuerzos serían inútiles. Entonces volvió a asentirle y se marchó junto con los demás.
- ¿Por qué lo haces, Stiles? - cuestionó el moreno en cuanto estuvieron solo en medio del bosque, bajo la luz de la luna llena...y con un cadáver a su lado.
- ¿Yo? ¿Qué hice? - devolvió con inocencia.
- Sabes de que hablo. - bufó. - ¿Sería demasiado para ti obedecer al menos una vez en tu vida? - el menor giró los ojos. - ¡Era para mantenerte a salvo! - le regañó.
- ¿No crees que si me quedé es porque me siento más seguro contigo? -
Derek no supo que responder, se limitó a bajar la cabeza pero el castaño se acercó lentamente, le tomó de las mejillas y besó sus labios con gula. Derek respondió abrazándolo de la cintura, atrayéndolo más hacia su cuerpo. Comprobando que Stiles realmente se sentía seguro estando con él y él de cierta manera también se sentía protegido por Stiles.
A regañadientes, el castaño se separo del mayor y llevó los ojos a su pecho donde tenia la camisa rota y restos de sangre seca. Las heridas hechas por el demonio habían desaparecido. - Ya sanaste. - susurró Stiles acariciando donde estaba mirando.
- Gracias a ti. - admitió el hombre lobo, haciendo que el castaño le mirara a los ojos.
- ¿A mí? - preguntó incrédulo.
- Mientras me besabas pude sentir como sanaba. - le confesó y el menor sintió sus mejillas arder. Fue entonces donde Derek volvió a besarlo.
- ¿Qué piensas hacer con el cuerpo? - cuestionó el más joven minutos después.
Derek sacó su móvil del bolsillo y marcó un número. - Llamaré a tu papá. - dicho esto, habló con el sheriff por unos minutos antes de volver a la mansión para dejar a Stiles, luego tomó rumbo a su loft.
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Dos días después de la luna llena...
El viernes, el día anterior, Stiles había pasado prácticamente todo el día en la escuela y en la noche tuvieron un partido de lacrosse, donde ganaron por tres puntos. Había llegado muy cansado, se bañó y se acostó a dormir.
Aquel día, su móvil sonó con un tono bastante fuerte. Era la alarma para irse a su casa. Faltaban dos horas para que su amigo, el pelirrojo, llegara a su hogar y quería estar allí cuando eso pasara. Entonces se dio un baño y fue para su casa.
Estacionó su jeep en la entrada y entró a su casa. Su papá estaba tomando café en la cocina. - ¡Que sorpresa, hijo! ¿A qué se debe tu visita? - le preguntó luego de que le dio un cálido abrazo. - Si sabía que venías, te hubiera hecho un rico desayuno. -
- Sí, disculpa si no te avisé. Es que tengo que hacer un trabajo de la escuela con un compañero nuevo. - comentó mientras se servía una taza de café y se sentaba al lado de su padre.
- ¿Es el chico que te gusta? ¿El que me comentaste el otro día? - indagó risueño. Stiles no contestó, Noah se levantó rápidamente y empezó a golpear la espalda de su hijo, quien se estaba ahogando seguramente por la pregunta.
- ¡No, papa! ¡No es él! - negó aún con secuelas del ahogamiento.
- ¿Cómo lo están tomando eso del nuevo cuerpo que encontraron? - cuestionó el progenitor al cabo de unos minutos.
- Tratamos de no pensar en eso, papá. No hemos tenido tiempo el día de ayer. Tenía que llegar Deaton con algunas posibles soluciones pero tal vez habló con Derek. -
Tanto Stiles como Derek no le contaron al alguacil que los demonios estaban buscando a Stiles. No querían preocuparlo más. Era suficiente con limitarse a inventar escusas del porque encontraron un cuerpo en ese estado. Por el momento, no quería contar nada. Confiaban en Derek.
Pronto, su padre tuvo que irse al trabajo dejando que su hijo se alistara para hacer la tarea en la sala, no pensaba meter a Archie en su habitación.
Pasado una hora, un golpe lo sacó de sus pensamientos, pensamientos dirigidos hacia Derek, quien acababa de decirle, por mensaje de texto, que más tarde iría a su casa. Estaba realmente feliz, no lo habían hablado pero estaba muy claro que querían estar juntos.
El castaño abrió la puerta y se encontró con su pelirrojo amigo. Quien por cierto lucía fatal. - ¡Wow! Te ves muy mal. ¿Te sientes bien? - le preguntó tomándolo del hombro en gesto de amabilidad, para hacerlo pasar. -Perdón... Hola. - replicó dándose cuenta que no lo saludó.
El chico estaba pálido, ojeras muy visibles y los labios resecos. - Estoy resfriado, lo siento. - se disculpó sacando un pañuelo del bolsillo. - Si te molesta lo dejamos para mañana. - replicó.
- Claro que no me molesta. -
- No me acercaré mucho a ti. Lo prometo. -
- Tranquilo, viejo. - musitó dándole una ligera palmada en el hombro, el cual no lo había soltado. - No tiendo a enfermarme mucho. -
- Genial. - le sonrió amable.
- Bien. ¿Empezamos? - el pelirrojo asintió. - Lo haremos aquí. - avisó el castaño apuntando en la sala donde había colocado una mediana mesa con dos sillas alrededor de ella. - Estoy haciendo algunos arreglos en mi cuarto, por eso no te llevé ahí. - se excusó.
- Aquí esta perfecto. - terminada la aclaraciones, ambos jóvenes se dispusieron a trabajar en su tarea.
Luego de dos horas de escritura, discusiones y opiniones, sonó el celular de Stiles y este contesto sin mirar el identificador de llamada. - ¿Bueno? - preguntó poniendo el móvil entre su oreja y hombro mientras escribía. - ¡Hey! Esta abierto. Pasa. - ordenó tomando el celular correctamente. Acto seguido, colgó.
Archie lo observó confundido frunciendo el ceño, pero Stiles no prestó atención a aquello. Unos segundos después, Derek ingresó a su casa.
No había visto al hombre hacía dos días y hasta su barba estaba diferente. Unos milímetros más largos pero fácil de notar la diferencia, al menos ante los ojos de Stiles. Tenía una camisa color beige con dos botones en el cuello, los cuales estaban desbotonados y se podían ver los bellos de su pecho con unos lentes de sol colgados en el. Llevaba también unos jeans color negro con sus convers del mismo color. Pero lo más gracioso era el gorrito depontivo negro que tenía en la cabeza. Tan diferente al Derek de siempre y tan atractivo a la vez. Lucía impresionante.
- Hola. - saludó el recién llagado mientras entraba.
Ambos menores se pusieron de pie y Derek se acercó a dejar un beso en la cabeza de Stiles y acariciar levemente su espalda para luego mirar al pelirrojo.
El castaño se perdió en el momento tan tierno que tuvo con Derek al saludarle así que se puso totalmente rojo. Tenía que hablar o se desmayaría de los nervios. - Archie... Él es Derek... -
- Tu novio... - interrumpió el pelirrojo en una media sonrisa. Claramente fingida.
- Oh no, no es mi... - volvió a ser interrumpido, esta vez por el mayor.
- Sí. Su novio. - admitió el hombre lobo con una sonrisa socarrona mientras extendía la mano antes de ser estrechada por Archie.
Un silencio estremecedor e incómodo se apoderó de la sala, y Stiles alcanzó el límite de rubor. Nunca en su vida se había esperado eso. ¿Derek y Stiles como novios? ¿En qué mundo cabe eso?
De milagro, el amigo de Stiles rompió el silencio. - Bien, amigo... Terminaré mi parte en casa. Te dejo tranquilo con tu novio. - el castaño no sabía que responder, sólo sonrió y asintió.
Pronto, el menor y Derek se encontraban completamente solos.
- ¿Por qué le dijiste que somos novio? - le cuestionó muy enojado golpeándolo en el brazo.
- Lo siento. Entré en pánico. - mintió sonriendo el de ojos verdes.
- ¿Cómo que entraste...? - no terminó de hacer la pregunta retórica por golpearlo de nuevo y hacer un puchero. - Por cierto, creí que llegarías más tarde. - dijo algo confundido.
- Quería conocer a tu amigo. -
- ¿Celoso? - le preguntó el castaño con burla en su voz. El mayor levantó las cejas. - Ya sé, de seguro lo olfateaste. -
- Sí. - afirmó.
- ¿Y? -
- No olí nada. No se sentía atraído por ti. - musitó tranquilo. - Creo que no tendré que aplastarlo. -
- Estás hablando como si fuera de tu propiedad, Derek Hale. - reclamó el menor frunciendo el ceño. Nuevamente Derek no dijo nada, simplemente eliminó la distancia que había entre ellos dos y atacó sus labios.
- Lo eres. Eres mío ahora. - dijo en moreno entre besos. Stiles soltaba pequeños gemidos en la boca de Derek y este los tragaba con gusto.
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Archie llagó a su casa y luego de entrar azotó la puerta con evidente rabia. En eso, su amigo Jughead salió rápidamente de la cocina. - Veo que no lo lograste. Te lo dije, idiota. -
- ¡Cállate, Jughead! - le gritó el pelirrojo. - Yo mismo tenía que haber matado a Derek y a toda su manada la otra noche. - bufó.
- ¿Y ahora qué piensas hacer? - le preguntó el otro, cruzándose de brazos.
- Primero tendré que recuperar fuerzas. Iré a la ciudad más cercana para comerme a varias personas que ya he estado acechando. Tendré que esperar hasta la próxima luna llena para matar a Stiles. Mientras tanto, me ganaré la confianza de su manada. - terminó y dejó a su amigo solo.
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