Lo seguí hasta salir del bar, él se recostó en una pared y yo solo me quedé parado enfrente de él, me sentía muy incómodo por lo que había pasado allá adentro, si no fuera por mis gustos raros no me hubiera enfrentado con ese chico y menos terminar siendo besado por un modelo, aunque no fue malo, pero todo había sido mi culpa.
—¿Que pasó allá adentro?—
—Ah, lo siento, si no lo hacía ese tipo no me iba a dejar a dejar en paz.—
—A mí me gusto tu beso.—
—Oh bueno, me alegra que te gustaran mis besos pequeño.— Dijo sonriendo.
—Soy Narey, por cierto.—
—Soy Misa.— Dijo el con una gran sonrisa.
—Solo quería agradecerte de que me hayas s-salvado aquel día.—
—Descuida, pero debes tener más cuidado por donde camines.—
—L-lo siento, mejor me voy.— Dije suspirando hondo.
—¿Oye, nos vemos mañana al salir de estudiar? Si quieres tener una cita conmigo claro— Dijo Misa mirándome fijamente con unos ojos de alegría profunda que nadie más veía.
Al escuchar la palabra "Cita" mi corazón latió demasiado rápido, estaba super emocionado por lo que me acababa de decir, estaba nervioso también porque iba a ser mi primera cita con el chico que yo consideraba mi héroe.
—¡Sí!— Asentí feliz.
—Hasta mañana pequeño.— Dijo el despidiéndose mientras regresaba al bar.
Me di la vuelta y me dirigí camino a casa, estaba muy feliz de que el me haya invitado a salir después del incidente adentro del bar. Mientras pensaba en la cita sentí como alguien me empujó por la espalda, era Sorena con una sonrisa que casi le ocupaba toda la cara por la emoción.
—¡Sorena! Lamento haberte dejado sola.—
—Eso no importa, cuéntame de tu cita con ese chico.— Dijo ella casi brincando como niña pequeña de una manera muy alegre y emocionada.
—¿Tú viste todo?— Dije sonrojado.
—¡Desde el beso hasta la cita!—
—Pues conseguí una cita mañana con un modelo.— Dije con una sonrisa media.
—Vamos a tu casa! Quiero que me cuentes cada detalle de cómo se sintió todo.— Dijo ella tomándome de la mano y caminando emocionada.
Caminamos de regreso a casa riendo y jugando como los niños que fuimos antes, ambos estábamos muy felices por lo que acababa de pasar, no compartía más emociones en ese momento que con Sorena. Después de un rato llegamos a mi casa.
—Mamá. Ya llegué.— Dije entrando por la puerta principal junto con Sorena.
—Hola hijo, Sorena! Que gusto verte.— Dijo mi mamá entrando a la sala y dándonos un abrazo a ambos.
-Hola señora, es un gusto volver a verla.—Dijo Sorena abrazándola igual.
—Yeong querida, dime solo Yeong.—
—Esta bien.— Dijo Sorena riendo.
—Bueno mamá, tenemos que platicar algunas cosas con Sorena.—
—Yo quiero saber!— Dijo mi mamá sonriéndome.
—Talvez.— Dije con una risita sarcástica y subimos con Sorena a mi habitación.
Al llegar arriba recorrimos el pasillo para poder llegar a mi cuarto, el mío está enfrente del cuarto de Adrián, el de mis hermanas están enfrente y a la par nuestra y el de mi hermano está en medio de todos. Al llegar a la esquina entramos a mi habitación y cerramos la puerta para poder conversar sin ser interrumpidos.
—Bien... Ahora cuéntame todo!—
—Con gusto.— Dije riendo, en eso tocaron mi puerta, al abrir mis hermanas y Adrián estaban enfrente.
—Te olvidas de nosotros.— Dijo Aria volteando sus ojos
—Yo quiero saber de qué van a hablar.— Dijo Zelaya cruzando sus brazos
—A mí ya no me cuentas nada.— Dijo Adrián haciendo puchero
—Está bien, pueden entrar.— Dije sonriéndoles
Ellos entraron emocionados por saber lo que me había pasado, seguro sabía que se trataba de alguien.
—Oye quítate, ese es mi lugar.— Dijo Adrián empujando a Aria
—Claro que no, yo llegue antes.— Dijo Aria haciéndolo a un lado
—Cállense ambos.— Dijo Zelaya lanzándoles una mirada asesina
—Bueno, ya dejen hablar a Narey.—
—Ahora, cuéntanos.—