Capitulo 34.
Las semanas comenzaron a pasar lentamente.
Me dormía viendo las fotos de la pared con mis ojos llenos de lagrimas, pero no permitía que cayera alguna, a pesar de estar sola en la habitación, y es que no quería derrumbarme. No ahora.
Hablaba cada semana con mis padres, diciéndoles cuan fantástico era este lugar, lo grande que eran los edificios, y lo linda que la playa.
También llamaba a Chris para que me informara como se encontraba Lauren. Me dijo que estaba comenzando a recordar cosas, pero aún no sabía nada de mí, solo que yo era una amiga de él y eso es todo. No me recordaba en lo absoluto.
Dijo que ella se iba ir a la universidad en unos días, no me dijo a cual, solo a una de música, y es que había aprendido a tocar piano otra vez, y a la perfección, lo que me dejó muy feliz por ella, me alegra mucho que vuelva a la música, porque era algo que realmente le gustaba y la hacía feliz.
-Hola, Chris.
Dije cuando él contestó su teléfono, y no habían pasado ni cinco horas desde la última vez que hablé con él.
Chris: Hm.. Camila, te tengo una noticia. No sé que tan buena o mala será esto para ti.
-¿Qué pasó?.
Chris: Tu pequeña hermanita vino a ver a Lauren.
-¿Qué?. -pregunté alzando la voz, sin poder creer lo que me acababa de decir.- No.. no es posible.
Chris: Espera, aún falta la verdadera noticia. -rió, y yo no sabía porqué lo hacía, esto era malo.- Lauren sí recuerda a tu hermana, o bueno, sabe su nombre y todo, pero no sabe cómo la conoce. La trajo tu padre, dijo que la pequeña quería verla con muchas ansias. -volvió a reír.- Y hasta jugaron juntas.
-Los mataré a ambos. -me quejé, colocando una de mis mano sobre mi rostro.- A ti y a mi papá.
Chris: ¿Y por qué a mí?, yo no tengo nada que ver en eso.
-Porque los dejaste entrar a tu casa, idiota. Llamaré a mi papá, te hablo luego. -corté.-
Solté un suspiro tembloroso, sin saber qué tan bueno era que Lauren recordara a mi hermanita. Quizás comenzará a recordar mas cosas, y eso es lo que aterra.
-¿Papá?.
Alejandro: Hola, cariño.
-¿Por qué lo hiciste?. -mi voz sonó con tristeza, y es que de verdad estaba asustada.- No debiste llevarla con ella.
Alejandro: En mi defensa Sofi me dijo que se lo agradecerías por cuidar a Lauren.
-¿Me pasas con ella?. -volví a suspirar.- Diablos..
Sofi: ¡Kaki! -dijo emocionada cuando recibió el celular, y mordí mi labio. No podía regañarla.- He estado cuidando a Lauren por ti.
-Muchas gracias, Sofi. -sonreí ligeramente al escucharla tan tierna.- Pero no debiste ir a verla, sabes que estaba muy ocupada.
Sofi: Pero jugó conmigo, no estaba ocupada -habló triste.- ¡Camila! Tiene un bonito dibujo tuyo en su pared.
Pero papá dijo que no recordaba nada. ¡A mí si me recuerda!
-Tal vez a ti te recuerda, pero a mí no. -dije mas para mí.- ¿Le dijiste algo sobre eso?.
Sofi: No, su hermano dijo que no dijera nada sobre ti. ¿Por qué?. ¿Ya no te quiere?.
-No entenderías... yo.. ya debo irme, Sofi. Gracias por cuidarla ¿sí?. Pero no quiero que vuelvas a verla.
Sofi: ¿Pero por qué?
-Porque ella está algo enferma, y necesita recuperarse, pero debe hacerlo sola.
Sofi: No está enferma, Kaki. -gruñó.- Solo se pierde en el jardín, y su cabeza le duele un poco. Eso me dijo.
-Entiendo. -suspiré.- Pero por favor, aléjate de ella. Sé que la quieres, pero ella necesita recuperarse, aunque no lo parezca.
Sofi: Bueno. -dijo con tristeza.- Adiós.
-Adiós, Sofi.
Le corté con mis manos temblando sin control, y es que no entendía lo que sucedía.
Lauren recuerda a Sofi, y se supone que a mí no, pero me tiene dibujada, y para empeorarlo, lo tiene pegado en su pared. Qué estaba pasando con ella.
Me levanté de la esquina de mi cama solo para coger mi cuaderno, el que estaba sobre mi mesa de noche, y volví al mismo lugar.
"Lauren...
Ya faltan unos cuantos días para asistir a la universidad, realmente no sé si soy capaz de hacer. No me estoy sintiendo muy capaz.
Ya me ubico en la ciudad, gracias a una chica que vive al frente. Ella me ha ayudado bastante. Me enseñó muchas cosas de la ciudad en muy poco tiempo, estoy muy feliz, porque sé que será muy divertido de aquí en adelante, pero deberías estar aquí.. conmigo. Para divertirnos juntas."
Escribir en el cuaderno me hace sentir que Lauren está más cerca de mí, por mas estúpido que fuese.
Escribo para ella, para el alma encerrada en una persona que no recuerda nada.
Los días pasaban totalmente aburridos ya que no tenía amigos, solo a Sandra, la chica con la cual tropecé el primer día y la que me enseñó el lugar, pero ella estudiaba mucho y no había posibilidad de salir con ella para tener más amigos o algo así. Ella tiene 19 años, es algo inmadura para tener esa edad, pero ¿Quién soy yo para decir eso?.
Sandra se ofreció a llevarme a la universidad el primer día, y acepté sin problemas, porque pensé que yendo con ella los nervios se me pasarían un poco. Lo que no pasó.
Mi estómago estaba hecho un gran nudo al momento de tener frente a mis ojos la famosa universidad USC Thornton.
Los chicos y chicas entraban cargando sus instrumentos, viéndose realmente profesionales, lo que me intimidó un poco.
Entré con mis piernas temblando, y traté de ubicarme, pero todos caminaban en diferentes direcciones y me empujaban.
Me enfadé un poco, porque tocaron la campana y yo aún no encontraba el estúpido salón. Esto era enorme.
Pasó un chico con una guitarra frente a mí, y toqué su hombro levemente con algo de timidez.
-Hola, hm.. ¿Dónde queda el salón de intensificación en sonido?.
xx: Ven sígueme, yo voy a esa.
Ibamos tarde y el caminaba muy lento, tanto que me daban unas ganas de patearlo para que caminara más rápido.
xxx: Mi nombre es Keaton. -me miró.- Eres nueva.
-Yo soy Camila, y sí. ¿Es muy obvio, verdad?.
Ambos reímos, y él entró al salón, solo yendo a sentarse como si no importara que llegara tarde.
-Lo siento, no quería llegar tarde, es solo que esto es muy grande. Me perdí.
Le dije al profesor que me miraba con el ceño fruncido delante de toda la clase.
Todos estaban callados, observando cada movimiento del profesor. Al parecer todos estaban nerviosos, bueno, yo más que los demás.
Miré el alrededor, encontrando en una esquina había un gran piano de cola.
El salón tenía partituras en tamaño grande pegadas en las paredes. Era hermosa.
Profesor: Cada uno saldrá adelante, se presentará y volverá a su asiento.
Me fui a sentar, y el profesor caminó entre medio de las filas de mesas y se quedó frente mío con sus brazos cruzados.
Profesor: Tú primero.
Excelente, de unos veinte alumnos, precisamente debió elegir a la más nerviosa y tímida.
Me levanté con mis puños cerrados para no hacer notar lo mucho que temblaban mis manos.
Profesor: ¿Cuál es tu nombre?.
Caminó al final del salón aún con sus brazos cruzados por sobre su pecho, sin tener alguna emoción en su rostro.
-Ca.. Cam.. Karla. Pero prefiero que me llamen Camila.
Profesor: ¿Qué es lo que haces aquí, Karla? -dijo serio.- No creo que solo para que llegues tarde, debes venir para hacer algo más ¿No es así?.
-Como puede notar, lo mismo que todos los demás. ¿No es así?.
Respondí con su mismo tono de voz y me apoyé contra el pizarrón. Este sujeto comenzaba a molestarme.
Estos últimos meses me acostumbré a hablarle de esa manera a mis mayores... los cuales me miraban o hablaban en menos. Odiaba que me vieran incapaz.
Profesor: Tienes un gran sentido del humor. -rió irónico.- Y no me gusta. ¿Qué instrumentos tocas?.
-La guitarra, el violín y algo de piano.
Profesor: Y algo de piano... -repitió.- ese algo no me sirve para nada. -se posó frente mío.- ¿Cantas?, porque no creo que vengas a esta universidad con solo tocar dos instrumentos... oh, lo siento, dos y medio instrumentos.
-Sí, si canto. -lo observé de pies a cabeza.- Ya me presenté, ¿Puedo tomar asiento?.
Profesor: Claro que sí.
Está bien,no es que lo odie ni nada, pero realmente no me gustó su actitud. No iba a permitir que él me intimidara, iba a demostrarle el porqué me encontraba en este lugar.