SIEMPRE TUYA ©

By lauravaleno

7.8M 365K 25.1K

Engreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso... More

SINOPSIS.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo especial.
Capítulo especial ll parte.
¡Noticias!
¡SEGUNDA TEMPORADA!
Agradecimientos.

Capítulo 17.

127K 6.6K 319
By lauravaleno

Después de perder de vista la figura de Blake, subí a la habitación bastante alterada y decidí llamar a Aliah con insistencia, tenía que desahogarme con alguien y traté de no llorar, pero me fue imposible, me tumbé en la cama y tomé el teléfono marcando el número de mi mejor amiga, por suerte a los dos timbres contestó mientras las lágrimas caían por mis mejillas, me sentía humillada y tonta.

—Aliah, te necesito —espeté sollozando.

—Cariño, ¿qué sucede? —cuestiono angustiada.

—Cometí el peor error de toda mi vida —chillé enojada mientras golpeaba la cama.

—Cálmate Kay, ¿qué sucedió?, ¿estás bien? —cuestiono ella de nuevo aún más preocupada.

—Si estoy bien, anoche me entregue a Alexander y el muy maldito anda con la arpía de Alessa abajo en el hotel —confese sollozando aún más.

—Cálmate, Kaylee, debes demostrarle a ese idiota que eres fuerte, actúa normal como si no supieras, créeme que eso ayudará a que él crea, que no sabes nada —comento ella.

—¿Cómo demonios voy a hacerlo, Ali? —cuestione bastante enojada.

—Tienes que calmarte, Kaylee, ya no puedes arrepentirte de lo que pasó, pero lo que puedes hacer es demostrarle a él lo jodido que está —agregó ella más calmada.

—Sí, eso lo sé —respondí derrotada.

—Sé fuerte y recuerda, lo tienes en tus manos —espeto ella con un suspiro.

Dicho esto, colgué, aunque las palabras de Aliah tenían mucha razón, lo tengo en mis manos, no sabía como, pero me había enamorado de este idiota sin ni siquiera darme cuenta, ¿ahora qué demonios hago?, tengo muy en claro que tengo que olvidarlo.

Respiré hondamente y me levanté de la cama para ir al lavamanos, limpié mi cara con un poco de agua y me sequé para poder calmarme, en el espejo se reflejaba una mujer triste, vacía y patética, si esa era yo ahora, Kaylee Williams, ahora de Harrison, una mujer patética que se enamoró del peor idiota del universo, ¿por qué tenía que ser él?, ¿por qué no pudo ser otro chico?, ¿acaso mi vida estaba destinada a ser una completa mierda por mis malas decisiones?

—Maldición —grité pegando una patada a la puerta con un sollozo.

Salí del baño sentándome en la cama, respiré hondamente y conté hasta 10 para calmarme, sentía muchas emociones encontradas dentro de mí en estos momentos, quería odiar al idiota de Alexander por no haberme detenido antes de entregarme a él, pero debía odiarme más a mí por permitir que él me usara a su antojo.

—Ahora debo ser fuerte por mí —espeté secando mis lágrimas bruscamente.

Mi mente comenzó a maquinar muchas maneras de como podía enamorar al idiota Alexander, sí, eso quería, que él se enamorara de mí como un loco y luego vengarme de él, pero no sabía cómo podía hacerlo, o quizás si sabía, pero no entendía aún cómo.

Decidí ver una película mientras pasaba el tiempo, me había quedado dormida viendo el Rey León, bastante cansada, la película me había arrullado durante gran parte de la tarde, había sido mejor ir a la playa a broncearme.

Una fuerte brisa hizo que me despertara, pues estaba lloviendo, Alexander no había llegado y por lo que parecía había dormido toda la tarde porque ya era de noche, miré el reloj y eran las 7:30 P.M., demonios había dormido demasiado, decidí levantarme y bajar a cenar algo, mi estómago rugía, tomé mi bolso y bajé, el camino fue silencioso, la gente iba y venía, las parejas felices con sus hijos en mano y ancianos; era adorable ver el amor que transmitían esas personas.

Entré al restaurante y me percaté de que Alexander no estuviera allí, por suerte no estaba allí con la víbora, por lo que me senté en una silla tranquila y ordené mi cena, mi rostro estaba cansado, quería sacarme a Alexander de la mente y mandarlo al demonio, pero por más que intentaba no podía.

Al terminar solo pagué y salí de allí, decidí salir a caminar a la playa, justo como lo hice anoche, me quité los zapatos y comencé a sentir la arena en mis pies, caminé hasta la orilla y metí mis piernas al mar, se sentía tan bien, el agua estaba cálida y la brisa ya se había ido, había decidido olvidar a Alexander, así mi vida dependa de ello, pero si él quería jugar con fuego, también jugaría.

Suspiré pesadamente y mi celular comenzó a sonar, era Aliah, pero no quería hablar con alguien ahora, sé que desde que tengo uso de razón, ella siempre ha estado en mis peores momentos, cuando tuve mi primera decepción amorosa, en mis peores momentos y cuando peleé con mamá, ella siempre ha sido un gran apoyo, apague mi celular y lo tire a un lado de mis cosas.

Salí del mar y decidí sentarme en la arena, la luna como siempre estaba hermosa y las estrellas adornaban el cielo, suspiré levemente y me llené de valor para seguir adelante, esto apenas comenzaba y no pensaba dejarle la cosa tan fácil a Alexander.

Estuve más de 2 horas sentada mirando el cielo y detallando cada parte de este hermoso paisaje, ya estaba algo cansada y quería seguir durmiendo, por lo que subí a la habitación y entré despacio, Alexander se encontraba acostado en la cama durmiendo, entré al baño y decidí cambiar mi ropa por un pijama, por suerte no desperté al idiota ese y me acosté a su lado, total ni se daría cuenta de que llegué tarde.

Al día siguiente me levanté primero que él, me arreglé lo mejor que pude para salir mientras lo hacía en silencio para no despertarlo, me sentía mucho mejor que ayer, ahora solo debía pensar en cómo podía enamorarlo si quería que este matrimonio llegara a funcionar de alguna manera, pero esta vez por venganza.

—Lo vas a lograr —sonreí para mí misma.

Pedí el servicio a la habitación, le dejé una nota a Alexander mientras salía todo el día dejando que se preguntara dónde estaba, bajé a la recepción y llamé a Blake por suerte me contesto a los pocos timbres.

—¿Sí? —cuestionó.

—Blake soy yo, Kaylee —respondi con una sonrisa.

—Hola, querida, estoy justamente en la playa con mi novio, no sé si quisieras venir —comentó él, riendo del otro lado.

—Sí, me encantaría —sonreí asintiendo para mí.

—Está bien, estamos cerca al muelle —espetó, sabía donde quedaba porque ayer lo vi cerca al hotel.

—Ya nos vemos —dicho esto colgué.

Decidí ir a comprar un bikini, pues tenía tres y ya había usado uno y por suerte una señora muy amable, me explicó dónde había una tienda cerca, entré y había muchos, escogí uno blanco tejido a mano de dos piezas, me gusto así que lo llevé junto a una toalla, pagué y me cambié en el baño de la misma tienda, tomé mis cosas y salí de allí, caminé hasta el muelle y allí se encontraban Blake junto a un chico más moreno que él.

—Kay, que bueno que llegas, es lindo verte otra vez —comentó Blake sonriendo, —él es mi novio, Homer, y cariño, ella es Kaylee, una amiga de la escuela —nos presentó a ambos.

—Un gusto —dijimos los dos al unísono.

Reímos por eso y nos dirigimos cerca al mar, me recosté cerca de ellos a tomar un poco de sol y quité la parte superior de mi sostén dejándolo solo desamarrado, Blake aplicó aceite en mi espalda mientras yo solo me quería broncear.

Mi celular comenzó a sonar como loco, pero no hice caso de las llamadas, opté por bajarle el sonido para no molestar a nadie, Blake y Homer estaban en la playa tomando algunas olas en sus tablas, cerré mis ojos un poco mientras sentía el calor hacer su efecto, poco después sentí una sombra que me quitaba sol, cosa que me molestó y me quité las gafas que tenía puestas.

—¿Quién demonios te crees para quitarme el sol que me está dado? —cuestioné molesta y me levanté sin ver a la persona.

Mi sostén estaba suelto en mi cuello por lo que mis amigas salieron al aire y me tape con rapidez, frente a mí estaba Alexander con un rostro que no sabría definir qué emoción tenía, solo logré saber que estaba jodidamente molesto por su actitud.

—¿Qué demonios haces aquí, Kaylee? —cuestionó él tomándome de un brazo.

—No tengo que pedirte permiso por cada cosa que hago Alexander, estás muy equivocado, y si quieres puedes irte detrás de tu amante, total es la mujer que amas, pero a mí déjame en paz de una maldita vez en tu vida —escupí enojada.

—Eres mi esposa y nos vamos en este momento de aquí —me subió a su hombro con fuerza.

—¡Eso no te importa cuando te estás revolcando con Alessa aquí en Hawái! —exclame con unos golpes en su espalda.

Blake y Homer al ver como Alexander me subió a su hombro de mala gana, ambos se acercaron rápidamente con mucha ira en sus rostros, los entendía, pero esto debía solucionarlo yo misma en estos momentos.

—¡Oye!, déjala en paz —exigió Blake cabreado.

—No te metas, es mi esposa —gruñó Alexander molesto.

—Eso no pensabas ayer cuando estabas con tu amante en el restaurante del hotel —se cruzó de brazos Blake, un poco incrédulo.

—No voy a discutir mi vida privada con un completo extraño —lo miro serio Alexander, bastante irónico; —adiós, me llevo a mi esposa —dicho esto cogió mi bolso junto a mi toalla.

Me llevó lejos de la playa hasta la recepción del hotel, me bajó y una vez lo hizo le di un gran golpe en su hombro con todas las fuerzas que pude, él solo me tomo del torso para traerme hasta su cuerpo pegándome con fuerza.

—Eres un jodido idiota, Alexander, no pienso aguantar tus gilipolleces —grité cabreada mientras intentaba alejarme de él.

—Yo soy el que no pienso aguantar que hagas lo que se te dé la gana, Kaylee —me miró molesto.

—¿Y tú si lo piensas hacer, cariño? —cuestioné, riéndome; —eres un maldito ególatra que piensa que se debe hacer lo que digas, y estás muy equivocado, Alexander no pienso dejar que me digas que hacer o no —espeté con ira.

—Este maldito ególatra, como me estás llamando, es tu esposo y por cierto ayer consumamos nuestro matrimonio —me miró serio.

—¿Quieres que hable porque eres mi esposo? —cuestioné mordiendo mi labio inferior; —puedo llamar en este momento a la prensa y hablar —lo miré desafiante.

—Sabes que eso nos puede perjudicar a los dos Kaylee —me tomó de la muñeca.

—Ya estoy jodida contigo —musité con melancolía; —¿qué más puedo perder en este momento contigo? —cuestioné con algo de gracia.

Me zafé de su mano y le quité mis cosas, tomé el elevador y marqué el piso 2, ahora estaba muy enojada por la actitud de Alexander, ahora quería hacer de mi vida un infierno, pero no pesaba permitir que lo hiciera.

Durante el día me quedé en la habitación, cuando la noche cayó decidí ir a caminar a la playa, tenía aún puesto el bikini por lo que tome mis cosas y baje, la luna estaba alumbrando la noche y camine por la arena, sentí unos pasos tras de mí, voltee suavemente mirando un poco nerviosa y era Alexander, enarque una ceja mirándolo.

—¿Que demonios haces acá? —cuestione chocante.

—Eres mi esposa Kaylee, así que tengo todo el derecho de estar acá —espeto un poco molesto.

—No piensas eso cuando estás paseándote con Alessa por toda la isla, cuando la besas y claro está cuando te la coges —chiste con un poco de asco.

—Eso me huele a celos —me miro con una sonrisa.

—Que engreído y convencido de ti eres idiota —negué soltando una carcajada; —solo recuerda Alexander que firmaste mis cláusulas y una de ellas dice que no puedes seguir con ella, porque se acaba el trato y pierdes la herencia —espete amenazante.

—Ya estoy cansado del mismo cuento Kaylee, ya lo sé —comento mirándome; —sé que no puedo seguir con ella —asintió mirándome.

—Menos mal, lo tienes claro, no pienso permitir que andes detrás de ella y juegues conmigo para quedarte con la herencia de los Harrison —comente mirándolo con seriedad.

Él solo me miro serio, asintió y camino tras de mí en silencio, me siguió hasta un lugar lejano, el sonido del mar se hizo presente y puse mi toalla en la arena, el lugar estaba solitario y no había nadie cerca, solo había palmeras, arena y mar, mire a Alexander sentarse a mi lado.

Vi un cangrejo pasar por nuestro lado y me levante de manera rápida, me puse a un lado de Alexander, él me miro un par de segundos atento tomando mi mano, me agache hasta quedar a la altura de él, quedando sobre mis piernas apoyadas sobre la arena, tomo mi nuca con fuerza y se apodero de mis labios, profundizo el beso y me senté sobre él, sentí como corrió mi vestido junto a mis bragas y metió sus dedos dentro de mí, solté un gemido ahogado, sentí su entre pierna subir de tamaño mientras nos besábamos.

Alexander sacó sus dedos de mí, desabroche su pantalón mientras él no dejaba de besarme, me sentía débil ante el hasta que sentí la primera embestida, estábamos haciendo el amor a la orilla del mar y vaya que era un poco incómodo la arena en mi trasero, nuestros movimientos era muy suaves mientras que gemíamos a la par, me retorcí un poco encima de él por el placer que emanaba mi cuerpo, solte un gemido suave mientras él besaba mi cuello.

Sentí como llegamos al éxtasis, mi respiración estaba agitada al igual que la de él, Alexander dejo un beso en mis labios mientras me levantaba para acomodar mi ropa, mordí mi mejilla un poco curiosa, quería saber si él estaba teniendo intimidad con Alessa estando ella acá en la misma isla, no quise hacerle ninguna pregunta, solo volvimos al hotel en silencio.

Durante todo el mes de viaje que estuvimos en Hawái no volví a ver a Alessa en alguna parte, por otro lado, Alexander se la pasaba la mayoría de tiempo conmigo, cosa que me sorprendió, comíamos juntos casi siempre a no ser que él estuviera en alguna llamada de la empresa, cuando nos fuimos a conocer París fue sorprendente, algo había cambiado en mí, me sentía más tranquila, tuve un gran tour en la ciudad y sus lugares más románticos, ya había pasado un mes desde la boda por lo que Alexander había mandado a llevar mis cosas para su mansión, para aparentar que éramos una pareja feliz.

Cuando llegué de la luna de miel, Aliah estaba muy emocionada porque le contará que sucedió en la noche de bodas y durante el viaje, al principio estaba emocionada, pero cuando le conté todo lo que había pasado estaba muy confundida.

—No entiendo la actitud de Alexander, al día siguiente que está contigo anda con la estúpida de Alessa, después anda detrás de ti como si nada —espeto mirando sorprendida.

—Tampoco entiendo su actitud, lo raro es que no volví a verla después de ese día —la miré un poco pensativa.

—Quizás él está sintiendo algo por ti, está confundido y por eso actúa así —comentó con una mueca.

—Por Dios, Aliah, eso es imposible —negué con gracia; —él está enamorado de ella, además, Alexander y yo estamos casados por un contrato —suspiré.

Tras terminar de hablar, Aliah tomó su bolso, se despidió de mí y salió del jardín, las palabras de mi mejor amiga retumbaban en mi mente, pero era imposible que él sintiera algo por mí, justo ahora él estaba en la empresa, hoy no quise ir, ya que me sentía un poco indispuesta.

Entré nuevamente a la casa y saludé a Isabelle, desde que llegué ella se estaba portando muy bien conmigo, consintiéndome con una excelente comida.

Continue Reading

You'll Also Like

923K 53.1K 41
Rebecca tiene una enfermedad que podría matarla. Un día conoce a Allen, un chico triste y solitario al que le muestra que, a pesar de todo, la vida t...
1.2M 65.7K 48
Adele es una adolescente dulce, tierna, linda e inocente...O al menos eso parece. A su vida llegará el mejor amigo de su padre por el que sentirá una...
7.8M 365K 60
Engreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harris...