Other Way to Battle

Von SakuraZala

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Siempre me dijiste "No hasta el final..." ¿Pero qué hay al final?... ¿Podré encontrarte al final del arcoíris... Mehr

Prólogo
I
II
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
PRÓLOGO ARCO II
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
PRÓLOGO ARCO FINAL
XXX
XXXI
XXXII

III

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Von SakuraZala

No se cansaba de admirarla, vuelta tras vuelta, siempre acompañada de aquel compás de música suave, si pudiera sólo permanecer mirándola sin duda sería feliz. Sin importar más, el soldado de cabellera negra y brillantes ojos pardos, había jurado permanecer a su lado día y noche, para admirarla y protegerla.

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

III

MUNDO ALTERNO

Sabía que la suerte los había juntado, pero también estaba consciente que el destino podría llegar a separarlos. Habían acabado juntos en la misma juguetería, uno al lado del otro. Aquel soldado de reluciente chaqueta azul y elegantes pantalones con cintas rojas y la indiscutiblemente preciosa danzarina de la caja de música, que pasaba los días deleitándolo con sus elegantes y finísimas vueltas sobre su resorte que no se cansaba de girar y girar.

Muerto de las ansias porque llegara la noche y pudiera por fin moverse, simplemente le sonreía. Mientras ella posaba su mirada azulina sobre sobre él, cada vez que la posición se encontraba con su dirección.

Estaba seguro que sería capaz de hacer lo que fuera por ella, desde despegar las hojalatas de su propia pintura para regalárselas y que ella siempre luciera hermosa, hasta dar su corazón de magia para que ella siguiera viviendo en su lugar.

Porque si verla feliz estaba en sus manos... no lo dudaría ni un segundo.

REALIDAD

—Ash... vete... —¿Qué estaba diciendo?... Ella misma no alcanza a comprender los sonidos que emitieron su lengua en esos momentos. Y menos el entrenador de Kanto, cuyos ojos temblaron ante sus palabras.

Con el mismo temblor, que muestran ahora frente al espejo de su habitación. Se había levantado de la cama con aquel recuerdo y tras caminar unos cuantos pasos, sacó un paquete del closet y sacándolo de la bolsa, se encontró con el precioso par de zapatillas rosas con resplandores plata que hace algunas semanas habían visto en un aparador, demasiado costosas para adquirirlas de un pago...

Como todo lo que ella quería... él las consiguió... ¿Pero de qué servían ahora?... Los sentimientos empezaron a hacerse madaña dentro de su pecho sin poder conectar al razonamiento de su mente, por lo que tomó una y con la rabia que se acumulaba, la apretó en la mano para terminar arrojándola contra la pared, derribando con ella la lámpara de noche de la mesita de la esquina, al ver lo que hizo dejó caer la otra con todo y caja hacia el suelo.

—¿Pika?... —miró asustado la escena su amigo.

—Salte... por favor amigo... —caminó hacia la puerta, por lo que el eléctrico también y una vez afuera, le cerró la puerta en la cara de un azote. Fue entonces cuando las orejas de Pikachu se levantaron asustadas al escuchar el sonido de las cosas siendo golpeadas y cristales rompiéndose dentro de la habitación.

Había derribado el telecomunicador y tomando el peine de la reina lo había arrojado contra el espejo del mueble de maquillaje, para entonces sentirse terrible consigo mismo por tal reacción. Terminó por derrumbarse en medio de su propio desorden, no era tiempo para eso y lo entendía, pero la amargura que se deslizaba de su boca hacia su garganta no pasaría tan fácilmente.

—Soy un idiota... —se llevó ambas manos al rostro y suspiró mientras apretaba los dientes. —No debí dejarla sola aunque me lo pidiera... —Pareció reanimarse un poco ya que se levantó y se dio un par de palmadas sobre las mejillas. —¡A lo que vine! —corrió a buscar una pequeña maleta, en la que se apresuró a meter alguna ropa.

Así como cerró la puerta, la abrió, sin darle tiempo siquiera de reaccionar al Pokémon que lo esperaba, ya que estiró su brazo hacia él, en señal que debía subirse al mismo para irse de una buena vez del departamento.

De un brinco el eléctrico asintió y llegando a posarse en su hombro no dejaba de mirarlo, sorprendido por la actitud positiva que había recuperado su entrenador, representada por la sonrisa y la respiración jadeante pero alegre con que corría por la ciudad, rumbo al hospital.

Dobló por una esquina y ya llevaba consigo un ramo de rosas azules, tal y como las que ella siempre compraba para su hogar. Su apartamento cuyas paredes tendrían una y mil historias que retratar sobre ambos.

Lo había logrado, corriendo desde su apartamento hasta el hospital que quedaba alrededor de 4 calles hacia arriba de él. Se detuvo frente a la entrada, apoyando las manos en las rodillas, mientras se doblaba sobre si mismo, tratando de recuperar el aire.

—¿Ash? —la voz un tanto coqueta que se había acostumbrado a escuchar, llamó su atención, por lo que volteó, tras erguirse de nuevo.

—Hola Miette... —inhaló profundo por última vez, antes de sonreírle.

—¿Por qué parece que te venía persiguiendo un ser del inframundo?... —Parpadea.

—Pues... me tardé un poco más de lo esperado... el doctor me dijo que hoy mismo podía llevarme a Serena a casa, fui por un poco de ropa, pero... digamos que había un poco de desorden. —se encogió de hombros.

—Típico de los hombres... —se cruzó de brazos. —No puede ser que Serena esté ausente por un par de días y tú te mueras en el desastre. —Lo mira juguetona, pero a él, el comentario no le pareció para nada con gracia.

—Sí... ¿Es patético no?... —bajó la mirada.

—¿Sucede algo?... —se acercó un poco más al verlo así, tanto que le colocó la mano en el hombro preocupada.

—¿Ah?... —la miró al sentir el contacto. —No... ¡No, para nada! —trató de mostrar la habitual sonrisa. —¿Subes? —señaló la entrada al recinto médico.

—¡Claro! Sí a eso venía... a ver como seguía ella. Y... a traerle un par de noticias... —bajó la mirada, preocupada por cómo lo tomarían ambos.

Al ver el rumbo de la conversación, Ash empezó a caminar, al lado de la chica de cabellos azules. —Si... son asuntos de la Clase Maestra... por favor no le digas nada... no aún...

—Yo también pienso lo mismo... a decir verdad... el certamen entero lo piensa. —le sonrió medianamente.

—¿El certamen? —abrió grandes los ojos sorprendido, mientras entraban al elevador y programaba el tercer piso.

—La Clase Maestra quedará suspendida hasta nuevo aviso.

—¡¿Qué?!

—Nadie se siente con ánimos de celebrar cuando su Reina está así... creo que es comprensible... —explica tranquila.

—Wow... no sé qué pensar al respecto... Por una parte, me parece maravilloso ese apoyo hacia ella, pero por otro... —entrecerró los ojos y apretó el puño libre. —No estoy seguro que ella esté conforme con eso... Seguramente dirá que para eso está el segundo lugar de la Clase Maestra... —dirigió su mirada de reojo hacia ella, al momento que bajaron del elevador.

—¿Osea yo?... —sonrió con sarcasmo. —Créeme que no tengo intenciones de ser abucheada por tomar el lugar de su amada Reina lastimada. —Terminó su comentario, justo cuando llegaron a la habitación, para esos momentos cerrada y custodiada por dos guardias.

—¡Buenos días Campeón! —lo saludaron al unísono.

—¡Buenas! —respondió, para entonces mirar nuevamente a Miette.

—¿Y qué esperas Romeo? ¿No querrás que yo presencie su encuentro de flores o sí? —le pegó una palmada en la espalda que lo encaminó a la puerta. Después de todo ella no sabía nada de la manera en que Serena le había pedido quedar sola.

—Sí... tienes razón, sólo espera un poco, yo te aviso, —reverenció en un segundo, para el siguiente, tocar a la puerta y abrirla, para cerrarla al instante.

La habitación estaba muy bien ventilada por la brisa que se colaba desde el exterior, diferente a como la recordaba de hace el par de horas en que estuvo ahí. O tal vez era su percepción... Los Pokémon no estaban... y ella... miraba nuevamente hacia la ventana.

El sonido de la puerta cerrándose, hizo que volteara, mientras iniciaba conversación.

—Docto...r... —no pudo continuar hablando al reconocerlo. Sus ojos inmediatamente se hicieron agua en su presencia, después de lo que le había dicho... él estaba ahí... nuevamente, a su lado, como siempre...

Pikachu saltó de su hombro y al aterrizar la miró desde el suelo preocupado, mientras Ash soltó la bolsa y las flores y corrió para llegar hasta ella lo más rápido que pudo, siendo recibido en un abrazo que enterró el rostro de ella en su pecho, sentía como los delicados y finos dedos de su amada se anclaban en la tela de la espalda de su camisa, mientras lloraba como nunca la había visto hacerlo, pero esta vez no iba a interrumpirla, si necesitaba desahogarse estaría ahí para contenerla, lo había experimentado en su propio ser antes... si el simple hecho de ver sus cosas... de leer una carta suya lo había devastado... ¿Qué sentiría ella afrontando su condición y teniéndolo frente a frente?...

—No... quise... ¡Por favor créeme!... ¡No quise decir eso! —clamaba contra la tela de su pecho, por lo que aunque no era demasiado comprensible, podía entenderla sin problemas.

—Lo sé... lo sé... Por un momento... me dio la impresión... que querías que me fuera porque te molestaba mi presencia...

—¡No!

—Pero... cuando estuve solo... pude comprenderlo... No es que no quisieras que yo estuviera aquí contigo... es que tú no querías estar conmigo... así... Como si pensaras... que lo que sucedió iba a cambiar mis sentimientos... o mi forma de verte... ¡Eso jamás pasará!

Se limitaba a escucharlo, cansada de pasar por aquel pensamiento una y otra vez y que ahora él se lo dijera... que lo había comprendido... era hasta cierto punto refrescante.

—Afrontaremos esto juntos... como siempre... —le beso el cabello que se asomaba bajo su mentón, al mantenerla abrazada contra su pecho aún.

—¿Cómo lo supiste?... —respondió con un dejo de voz, sin intenciones de soltarlo.

—Te conozco... jaja... creo que no hay nadie que sepa mejor como piensas que yo... Serena... —la separó para poder buscar su mirada, encontrándola enrojecida por el llanto. —Aunque es parte de tu vida... aunque una vez fue tu sueño... y aunque sea una realidad dolorosa ahora... La reina de Kalos va a dejar de importarme en el momento en que te haga daño...

—¿La reina?... ¿Hacerme daño a mí?... —bajó la mirada confundida.

—Cuando pensar en ella... te hace llorar en lugar de pensar en disfrutar... entonces deja de tener sentido... —le acomodó un mechón de cabello tras la oreja.

—Llévame a casa... —prácticamente suplicó.

—Por supuesto... —se acercó y le beso la frente. —Iré por el doctor para que nos dé los papeles del alta. —Buscó a su amigo, encontrándolo aún en el suelo. —¡Pikachu, te la encargo!

—¡Pikaa! —asintió, dando un brinco directo a la cama.

—¡Espera Ash! —lo llamó su amada, quien había recibido al eléctrico en brazos, por lo que volteó.

—Dime...

—¿Y... esas flores?...

—¿Ah?... —se encogió de hombros y suspiró al verlas, el ramo se había esparcido por el suelo. —Lo lamento... se estropearon...

—Más bien... ahora es un camino de rosas, —le sonrió con alegría finalmente, por lo que él también se divirtió con su conclusión.

—¡Cierto! ¡Enseguida regreso!

Ella asintió y lo vio salir de la habitación, para entonces al ver las flores en el piso, recordarse a sí misma, colocando la rosa sobre la cama, con la emoción reflejada en la mirada, cual de una travesura se tratara.

—Ash no dijo nada de esa rosa Pikachu... —le sobó la cabeza al Pokémon que era prácticamente de su familia.

—...Pika... —soltó, sin la menor oportunidad de expresarle el estallido que tuvo su amado entrenador al ver aquella rosa... sobre la cama... haberse encerrado en la recámara y quebrar todo...

—¿Puedo pasar? —prácticamente entro antes de ser invitada, la peliazul.

—¡Miette! —abrió grandes los ojos sorprendida al verla.

—¡No te sorprendas tanto! —la regañó cruzándose de brazos. —He venido todos estos días pero no me dejaban pasar... sino hasta hoy que me encontré con tu príncipe en la entrada del hospital, él me trajo. —le narra orgullosa.

—¿Cómo está Ash?... ¿Cómo lo viste?... —la aflicción se resumió en su rostro.

—Típico de ti... en lugar de dejarme preguntarte eso yo a ti, me preguntas por él... él está bien. —negó con la cabeza reprochándola. —Aunque... está bastante preocupado... ya sabes cómo es... cuando no se da cuenta de las cosas no le importa pero... cuando lo nota... no hay nadie que sea más testarudo que él...

—Lo sé... es que... esta mañana... nos peleamos... ¡Aunque ya está todo bien!

—Ah... por eso la cara larga que traía...

—A decir verdad... me dijo que no te perturbara con nada que tuviera que ver con lo de la Clase Maestra pero... —la mira sin saber si continuar o no.

—Sí... está en modo... "La reina de Kalos no importa"... Sé que estoy mal... sé que no podré concursar... pero no por mí las cosas van a detenerse...

—Pues... en realidad sí... —le sonrió mostrándole los dientes.

—¡¿Ah?!

¡Esta historia continuará!...

Je... bueno desde siempre quise darle su espacio a Miette xD, porque nadie más que ella los Shippeaba jajaja aunque no lo pareciera, gracias a todos esos empujones, animó a Serena a Canonizarnos, así que bien por Miette!

¡GRACIAS A TODOS POR LEER!

PD Jaja por fin dejamos atrás la etapa SAD y que venga el Amour a montonees.

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