—¿Lo tenías todo listo no?... —le preguntó a la rosa, subiéndola hasta la altura de su rostro. Al mismo tiempo que sus ojos se perdieron en medio de las lágrimas que los inundaron para luego derramarse hacia los lados de sus lagrimales, mientras la imagen de cuando por fin pudo pasar a verla, no sale de su mente.
PÓKEMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
II
No estaba acostumbrado a entrar en recintos como aquel... en realidad muy pocas veces en su vida había tenido la necesidad de ir a un hospital, por lo que el sonido de los alrededores lo aturdía, aunque no deseara prestarle atención, las ruedas de las camillas, el sonido de los altavoces, las muchas voces, repicaban dentro de su cabeza, sin llenar el vacío de la soledad que en ese momento sentía. A pesar de haber tantas personas en el mismo lugar, estaba seguro que nadie podía ayudarlo a sobrellevar el nudo que se había formado dentro de su garganta.
Vestía la misma ropa que llevaba desde el día anterior cuando todo eso comenzó. El Campeón Pokémon de la Liga de la región de Kalos, yacía sentado en la sala de espera del Hospital Central de Luminalia, con un vasito desechable de café de la máquina, a medio beber, notándose hasta frío, por la posición firme de sus dedos sobre él. A su lado sus fieles amigos, los hermanos que no se habían movido del lugar por quedarse esperando las noticias a su lado.
—Dame eso... —le quitó el café de las manos Bonnie, con una mueca de preocupación al verlo en tal estado y se dirigió al depósito de basura.
—Ya verás que todo saldrá bien... —lo animó, aunque se encontrara en una pose similar Clemont, recostando sus brazos sobre sus rodillas al inclinar su cuerpo hacia adelante, sentado en el sofá. —El doctor dijo que vendría pronto a llevarnos con ella.
Ash simplemente asintió, llevaba un buen rato sin mencionar palabra, por lo que el rubio sólo se acomodó las gafas y dejó de verlo, para buscar algún signo en los alrededores que le dijera que ese momento que esperaban pronto llegaría y así fue, abrió los ojos sorprendido por sus propios instintos, al encontrarse con la figura del galeno que venía caminando hacia ellos. —¡Ash! —lo llamó entonces para que estuviera atento, entonces ambos jóvenes se levantaron a esperar las palabras que tanto deseaban escuchar.
—Ya despertó...
El alivio en los corazones de los tres era notorio, Bonnie que recién se les unía se llevó una mano al pecho.
—¿Entonces podemos verla? —se aventuró al primero como es su costumbre, el entrenador de Paleta.
—Sí... a decir verdad despertó hace un par de horas, pero deseábamos que se reestableciera un poco antes de recibir visitas, eso sí... sólo pasará uno por uno, pronto vendrá la enfermera para guiarlos con todos los detalles, —hizo una pequeña reverencia en señal de partida, a lo que los tres asintieron del mismo modo.
—Gracias... ¡Muchas gracias! —alcanzó a reaccionar Ash una vez el médico había empezado a caminar, llevándose una mano al cabello, en el que hace un par de horas había dejado de llevar su gorra por comodidad, para entonces volver a lucirla al arreglarse un poco y despejarse la cara.
—Puedes ir a lavarte si quieres —le sugirió amable la menor de los hermanos.
—No... ¡Voy a verla ahora! ¡Vamos amigo! —lo llamó recuperando un poco de júbilo, a lo que Pikachu abrió los ojos feliz de verlo un tanto recuperado y enseguida saltó sobre él para terminar apoyado sobre su hombro.
—¡Pika!
En el instante en que apareció la enfermera, el joven Campeón la abordó, provocándole corazones en lugar de ojos a la mujer de blanco, que enseguida lo guio donde deseaba llegar.
Mientras Clemont y Bonnie quedaron en la sala de espera.
—No había querido decir nada de esto en frente de Ash pero... ¿No te parece que fue algo muy extraño lo que sucedió?... —pregunta volteando con confianza hacia su hermana, quien tenía puesto un dedo sobre la frente de Dedenne y al escucharlo dejo de hacerlo para prestarle atención.
—¿Qué quieres decir?... —Parpadeó extrañada por su comentario.
—No... —sonrió por lo bajo al sentirse incomprendido. —No te preocupes, son cosas mías... Tal vez... Bonnie tenga razón en no sospechar nada al respecto pero... —se quedó perdido dentro de sus pensamientos, sobre lo sucedido, frunció el seño y se llevó una mano al mentón.
Al mismo tiempo que la puerta de la habitación que tanto habían deseado cruzar los tres... se abrió para uno, sino el que más deseaba pasar por ella... el que más deseaba ser cruzada por ella por la ocupante de la habitación, quien aparentemente no lo esperaba en ese preciso segundo, ya que se encontraba con la mirada dirigida hacia la ventana, sentada sobre la cama, recostando la espalda sobre dos almohadas, hasta que su atención fue llamada por el sonido de las voces de sus Pokémon, que enseguida lo recibieron.
—¡Braixen!
—¡Cham cham!
—¡Vyoon! —este último, incluso rodeó el brazo del Campeón Pokémon con uno de sus lazos, demostrándole el enorme afecto que sentía por él y la felicidad de todos por tenerlo cerca, más aún, la felicidad que le daría a su amada entrenadora que él estuviera cerca, por lo que prácticamente halándolo, lo llevó a acercarse a la cama, a la que por cierta razón que su corazón no comprendía... tenía miedo de acercarse, miedo de preguntar... miedo de ver... hasta que sus ojos castaños se encontraron con los azules que lo miraban anhelantes.
—Ash... —levantó su mano despacio hacia él, cuya desesperación finalmente lo invadió, terminando de acercarse lo más rápido que pudo y agarrando su mano con la suya, entrelazó los dedos de ambos.
—¿Cómo estás?... ¿Estás bien?... ¿Cómo te sientes?...
La mirada azul, no pudo evitar derramarse en lágrimas entonces, al cerrar los párpados y mojar sus oscuras pestañas al verlo tan preocupado, trató de respirar tranquila, para poder abrir los ojos. —Sabía que te preocuparías mucho... estaba tan asustada... perdóname...
—¿Qué dices?... Tú no tienes nada por qué disculparte... —limpió sus propias lágrimas que amenazaban con salir, para no preocuparla más. Entonces la soltó y con ambos pulgares, despejó el rostro de las reinas de todas aquellas gotas saladas.
Al sentir las manos de su amado sobre su rostro, subió sus manos hacia ellas, tomándolas entre las suyas. —No sé cómo pasó... —lo soltó entonces para limpiarse ella misma el rostro. —Lo bueno... es que... ya no tendré que comprar esas zapatillas... tan costosas... para... la clase maestra... —apenas y pudo terminar de hablar, cuando su propio humor le ganó a la convicción de que todo estaría bien, llevándose ambas manos al rostro tratando de controlar su llanto. Amaba tanto... tanto su trabajo... que pensar en no poder volver a bailar... quizás nunca y todo por un error, la destrozaba por dentro cada vez más...
La competencia final para conservar el título de Reina de Kalos se aproximaba, había estado trabajando muy duro en su rutina, para ahora... pensar en no poder presentarla... No... no pensarlo, no iba a hacerlo, no podía... ya no podía... perdería todo por lo que había trabajado tanto...
—Serena... —entrecerró los ojos y apretó los dientes al verla así, pero toda la expresión de su rostro cambió al ver que ella no le dirigía la mirada, sí que permaneció con la cabeza gacha todo el tiempo restante. —No te des por vencida... —se agachó a su lado y sin tocarla, apoyó las manos sobre los codos sobre la cama. —¿Recuerdas... Nunca hasta el final?... habrá una manera... si no es esta vez... pues será la siguiente...
—Ash... vete... —¿Qué estaba diciendo?... Ella misma no alcanza a comprender los sonidos que emitieron su lengua en esos momentos. Y menos el entrenador de Kanto, cuyos ojos temblaron ante sus palabras.
Con el mismo temblor, que muestran ahora frente al espejo de su habitación. Se había levantado de la cama con aquel recuerdo y tras caminar unos cuantos pasos, sacó un paquete del closet y sacándolo de la bolsa, se encontró con el precioso par de zapatillas rosas con resplandores plata que hace algunas semanas habían visto en un aparador, demasiado costosas para adquirirlas de un pago...
Como todo lo que ella quería... él las consiguió... ¿Pero de qué servían ahora?... Los sentimientos empezaron a hacerse madaña dentro de su pecho sin poder conectar al razonamiento de su mente, por lo que tomó una y con la rabia que se acumulaba, la apretó en la mano para terminar arrojándola contra la pared, derribando con ella la lámpara de noche de la mesita de la esquina, al ver lo que hizo dejó caer la otra con todo y caja hacia el suelo.
—¿Pika?... —miró asustado la escena su amigo.
—Salte... por favor amigo... —caminó hacia la puerta, por lo que el eléctrico también y una vez afuera, le cerró la puerta en la cara de un azote. Fue entonces cuando las orejas de Pikachu se levantaron asustadas al escuchar el sonido de las cosas siendo golpeadas y cristales rompiéndose dentro de la habitación.
. . . . .
Juajuajua...ok... me pasé... pobre Ash... estoy llorando con él... y Pobre Sere... ¿Qué será de ellos ahora?...
GRACIAS A TODOS POR LEER!
ARIGATO MINNA-SAN!
JA NEE!