Rivals // Paulo Dybala

Por santan4

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¿Cómo reaccionaría Isco Alarcón al saber que su hermana menor sale con uno de sus tantos rivales? Más

rivals.
personajes.
capítulo 1
capítulo 2
capítulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 7 (II)
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
epílogo
agradecimientos
aniversario ♡
¡regalo para ustedes!

capítulo 12

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Por santan4

Abrí los ojos y me estire con una sonrisa, no quería levantarme de la cama.

Ayer luego del partido había tenido un momento con Paulo muy emotivo.

Flashback.

Estaba sentad en mi butaca mandándole un mensaje a Isco para que viniera por mi dentro de diez minutos.

Nuevo mensaje de Paulo:

"Baja al campo, yo estaré ahí para que te dejen pasar."

Leí con una sonrisa que no pude evitar formar. Bloqueé el teléfono y salí en dirección al campo, estaba caminando por el túnel de los jugadores.

A lo lejos visualicé al argentino y corrí a él.

-Alto ahí, señorita, aquí pasan solo personas con acceso permitido. -un guardia colocó su brazo, evitándome pasar.

-Ella viene conmigo. -Paulo llegó y le dijo al guardia desde su espalda.

-Oh, en ese caso, adelante. -caminé a Paulo y lo abracé.

-¡Enhorabuena! -le di un beso en la mejilla pero él tomó ambos de mis cachetes entre sus manos y me besó.

-Necesitaba meter ese gol por vos. -me susurró en lo que nos separamos.- Pasado mañana nos vamos a Turín, tenés que estar lista. -me avisó. Por lo menos tenía hoy y mañana para avisarle a mis padres e Isco.

-Has hecho un buen partido, Dybala. -no podía creerme quien acababa de llegar, el mismísimo Fernando Torres. Él me miró y me dedicó una sonrisa.- Hola, soy Fernando. -estiró su mano esperando a que yo la aceptara, cosa que hice.

-Giselle. Es un gusto, Fernando. -traté de no comportarme como lo hice cuando conocí a los compañeros de mi hermano.

-¿Eres de Málaga? -me preguntó y yo asentí.- ¡Hombre! Amo el acento de allá. -acomodó su cabello hacia atrás y nos miró a ambos.- Bueno, os dejo solos. Un gusto jugar contigo, Paulo. -le dio dos palmadas en el hombro.

-El placer es mío. -respondió Paulo.

-Hasta luego, chicos. -comenzó a caminar pero se dio la vuelta para decirnos algo.- Por cierto, hacéis buena pareja. -me guiñó un ojo y ahora sí se había ido.

-Lo último fue incomodo. -reí volviendo mi mirada a Paulo.

-Yo creo que tiene razón... -posó sus manos en mi cintura y se aproximó a mí.

-¿Tú crees? -sonreí tentadoramente.

-No lo creo, lo sé. -se mordió el labio inferior y ya se estaba acercando para volver a besarme.

-¡Dybala, vení un momento! -nos separamos y a espaldas de Paulo, se encontraba Higuaín quien lo llamaba.

-Aún me debés ese beso. -me señaló acusándome.- Te estaré escribiendo para hablar sobre el viaje, preciosa. -luego se dio la vuelta y corrió hacia su amigo que lo recibió con un abrazo.

Fin del Flashback.

Volví a cerrar los ojos, recordando el momento. Decidí pararme de la cama, pasé por el baño y me cepillé los dientes.

En lo que bajé, vi a mi hermano sentado en el sofá viendo la televisión. Corrí y me tiré encima de él.

-¡Buenos días, hermano! -me acomodé en el sofá a su lado y me sonrió.

-¿A qué se debe tanta felicidad, pequeña demonio? -preguntó pasando los canales en la TV.

-Bueno, hice una clase de apuesta con Paulo y perdí... -comencé a jugar con mis dedos.

-¿Qué tienes que hacer? -indagó riendo. Sabía que en lo que le dijera, esa sonrisa se le iría.

-Debo viajar un mes con él a Turín. -respondí rápidamente. Como supuse, su expresión había cambiado a una neutra, ver a Isco así era muy poco común.

-De ninguna manera. -negó con la cabeza.

-Isco, ya soy mayor de edad. -coloqué una mano en su hombro, dando pequeñas palmadas.

-No me convence la idea pero debes avisarles a mamá y papá. -se encogió de hombros, eso estaba siendo extraño, que Isco accediera tan rápido y sin pelearme nada.

-Los llamaré. -subí rápido las escaleras para buscar mi móvil, de verdad me parecía muy extraño. En lo que buscaba mi teléfono, escuché el timbre sonar, no le tomé importancia porque seguro era uno de los chicos.

Al encontrar mi móvil debajo de la cama, ni idea de cómo llegó ahí, lo desbloqueé y llamé a mamá.

-Mi amor, que sorpresa. -oí la voz de mi madre a través de la línea.

-Hola, mami. Perdón por no haberos llamado. -me senté en el borde de la cama.

-¿Cómo estáis tú y tu hermano?

-Muy bien, extrañaba a Isco. -respondí.- ¿Vosotros cómo estáis?

-De maravilla, Gise. -sonreí al escuchar que estaban bien.

-Oye, ma... -comencé.- Te quería preguntar algo, bueno y a papá también.

-Dime.

-Un amigo de Álvaro, que se volvió un gran amigo mío... -una mentira blanca no mataba a nadie, aunque lo de Álvaro sí era verdad.- Me ha invitado a pasar un mes a Turín.

-Claro, mi vida.

-Pero, mamá él es un buen... ¿dijiste que sí? -fruncí el ceño.

-Sí, mi amor. Ve, ya eres mayor de edad, pero cuídate. -sonreí emocionada.

-¡Gracias ma! -salté de felicidad.- Pero, ¿qué hay de papá?

-Yo hablo con él, no te preocupes. Hija, me tengo que ir, salúdame a tu hermano y dile que recuerde que tiene padres. -reí. Me despedí de mi madre y luego bajé las escaleras para avisarle a Isco.

Me detuve en cuando vi quienes estaban en la sala junto a mi hermano, quién traía una sonrisa triunfante.

-¿Victoria? -alcé ambas cejas, Isco Jr estaba sentado en la alfombra, jugando.

-Hola, Giselle. -me sonrió. Se levantó del sofá y me dio un abrazo.

-¿Qué hacéis aquí? Pensé que llegaríais en unos días. -le devolví el abrazo y nos separamos.

-Debo viajar por cosas de trabajo a América y no puedo llevarme al pequeñín. -dirigí mi mirada a él.

-Mi niño. -me arrodillé junto a él y alzó la mirada.

-¡Tía Gi! -rodeó sus pequeños brazos en mi cuello. Lo abracé, lo extrañaba mucho y me parecía raro que aún se acordara de mí ya que la última vez que lo vi fue hace un año.

-Hola, Isquito, ¿cómo estás? -le pregunté.

-Bien. -sonrió mostrando sus pequeños dientes.- Mira el carro que papi me compró. -me mostró un carrito de juguete.

-Que bonito, pero te diré un secreto. -me acerqué a él.- Yo te puedo dar un carro mucho más lindo y grande. -susurré.

-¿De verdad? -preguntó ilusionado.

-Claro que sí, mi vida. -me senté al lado de Isco.- Con que por esto estabas así. -me crucé de brazos, él sabía que yo quería ver a Isco Jr y cuidarlo, mimarlo y de todo.

-¿Qué te dijo mamá? -preguntó con su sonrisa arrogante.

-Que sí. -miré a Victoria.- ¿Cuánto tiempo se quedará aquí?

-Dos meses, eso es lo que durará mi turno en Brasil; luego vendré por Isco, vamos a Sevilla para arreglar unas cosas y ya nos mudaremos para acá. -terminó de contar. Listo, si me iba por un mes podría tener aunque sea un mes con Jr y luego se mudarían de nuevo a Madrid.

-Todo está resuelto. -le guiñé el ojo a mi hermano y él puso los ojos en blanco.

-Bueno, ya es hora de irme. –se levantó del sofá, agarrando su cartera. –Fue un gusto verte, Gigi. Estás guapísima. –me halagó y yo le sonreí.

-Igual, Vic. Que te vaya bien. –nos abrazamos, se despidió de Isco con dos besos en la mejilla y por último fue donde Jr y lo llenó de besos y abrazos.

-Adiós, mami. –movió su mano en dirección a su mamá, ella le tiró un beso y salió.

-¿De verdad te irás a Turín? –hizo un puchero con los labios.

-Ay, no pongas esa cara, hermanito. Solo será un mes. –acaricié su cabello y lo abracé.

-¿Tía se va? –la voz de Junior se hizo presente. Lo cargué, sentándolo en mis piernas.

-Solo por un pequeño tiempo, no será mucho. –Isco estaba a mi lado y Jr en mis piernas. Los miré a ambos y me di cuenta de lo afortunada que era por tener una familia así; los abracé a ambos.- Os amo.

-Y nosotros a ti. –Isco me sonrió.- ¿Puedes cuidarlo? Quedé con Álvaro en su casa.

-Claro, lo llevaré a pasear. –él asintió.

-Papi saldrá y tu tía te llevará a pasear ¿sí? –cargó a su hijo en sus brazos.

-Está bien, papi. –lo abrazó. Isco se despidió y se fue.

-Bueno, mi amor, me iré a bañar para que salgamos. –él asintió y se quedó viendo la televisión.

Subí corriendo las escaleras, entré al baño y tomé una ducha. Al salir, me coloqué un jean y mi camiseta del Real manga larga, ya que hacía un poco de frío afuera, me puse mis zapatos Adidas.

Cuando terminé de arreglar mi cabello, mi móvil comenzó a sonar, indicando que alguien me llamaba. Lo cogí sin ver quien era.

-¿Si? –abrí la puerta de mi cuarto y bajé las escaleras.

-Hola, bonita. –al escuchar quien era el dueño de la voz, me sonrojé.

-Paulo, hola... -llegué a la planta baja y fui a la cocina para buscar las llaves de la casa.

-¿Cómo estás? Te llamaba para saber si querías que nos viéramos en alguna parte. –al tener las llaves, las agarré y caminé donde Jr.

-Saldré hoy con mi sobrino, si quieres unirte a nosotros, no hay problema. –le invité.

-¡Claro! Digo... -se aclaró la garganta.- Claro ¿en dónde? –reí por su comportamiento.

-¿A dónde quieres que te lleve, mi amor? –le pregunté a Isco.

-¡Parque! –exclamó feliz.

-Vamos a algún parque que haya cerca, ¿nos encontramos ahí?

-No hace falta, en el momento que me dijiste que sí, salí para tu casa. –fruncí el ceño confundida, luego sonó la bocina de un carro afuera.

-No tenías qué. –no pude evitar una sonrisa.- Ya salimos. –colgué y guardé el móvil en mi bolso.- Vamos, Isquito. –lo cogí de la mano y salimos de la casa. Ahí estaba Paulo, recostado de su carro, lucía demasiado guapo.

-Hola, preciosa. –se acercó a mí y dejo un beso en la comisura de mis labios.- ¡Hola, campeón! –cargó a Jr entre sus brazos.- ¿Cómo te llamás? –le preguntó.

-¡Isco! –respondió emocionado.

-Oh, como tu papá. –le sonrió y abrió la puerta de atrás para luego sentarlo y abrocharle el cinturón de seguridad. Cerró la puerta y se giró a mí.

-¿Dónde conseguiste un coche? –le pregunté en lo que me tomó por la cintura.

-Tengo mis contactos. –guiñó un ojo.- Por más que no sea la camiseta que me gustaría que llevaras, te ves hermosa. –me dijo provocando que me sonrojara.

-Que lindo de tu parte, gracias. –nos montamos en el coche y Paulo manejó. Llegamos a un lindo parque que Paulo vio de camino.

-Tita. –Isco me llamó y lo miré.

-¿Qué pasa, mi vida? –me agaché a su lado.

-No traje balón. –hizo un puchero con sus pequeños labios.

-De eso no hay que preocuparse. –Paulo sacó un balón del cajón de atrás.

-¡Sí! –Jr prácticamente le quitó la pelota y corrió a la grama.

-Jugaré con él un rato. –asentí y me senté en una de las bancas que estaba cerca de los dos chicos.

-¡Tramposo! –le reclamó Isco a Paulo. Me reí porque lo único que hacía Paulo era hacer trucos con el balón mientras Isquito intentaba quitársela.

Corrí hacia ellos y en un descuido de Paulo agarré la pelota.

-¡Hey! –exclamó Paulo. Corrí por todo el campo con el balón en mis brazos.

-¡Corre tía! –escuché gritar a mi sobrino. De repente sentí unas manos en mi cintura y luego estaba tirada en el piso con Paulo encima.

-Creo que tenés algo que me pertenece. –me dijo aún tirados en la grama.

-No te la daré. –abracé la pelota más a mí.

-¿Ah, no? –comenzó a hacerme cosquillas y reí a carcajadas. Tuve que soltar el balón.

-¡Isco, agárralo! –le grité aun debajo de Paulo.

-Tramposa. –el argentino me miró con los ojos entrecerrados. Se paró y me extendió la mano para pararme.

-¿Tita, él es tu novio? –Isco llegó a nuestro lado. Reí.

-¿Por qué? ¿Querés que lo seamos? –antes de que pudiera decir algo, ya Paulo había respondido.

-¡Sí! –saltó emocionado. No sabía de donde sacaba tanta energía. Paulo se acercó a él y le susurró algo en el oído. Isco asintió.

-Bueno, vamos por un helado. –ofreció el argentino.

-Se me había olvidado decirte. –íbamos caminando los tres juntos, yo llevaba a Isco de la mano.

-¿Qué? -lo miré curiosa.

-Salimos mañana temprano a Turin. –llegamos al puesto de helado.

-¿Ya es mañana? –pregunté sorprendida.- El tiempo pasó volando.

-Sí. –hizo una mueca.

-Disculpa ¿me puedo tomar una foto contigo? –la voz de un chico nos interrumpió. Paulo volteó y lo vio.

-Claro, ¿la podés tomar? –me preguntó. Asentí y cogí el móvil del chico.

-Listo. –le tendí el teléfono.

-Gracias, Dybala. Eres un crack. –Paulo rió y despeinó el cabello del chico.

-¿Eres la hermana de Isco, verdad? –indagó.

-Sí. –le respondí con una sonrisa.

-Eres muy guapa. –me dijo. Yo solo reí.

-Gracias. –el chico se despidió. Pedimos los helados, pero ya no estábamos tan tranquilos porque fans comenzaron a llegar.

Tuvimos que irnos al carro para volver a casa.

-Ten tu balón. –Isco le extendió la pelota de la Serie A, a Paulo.

-Quedátela. –Paulo le guiñó el ojo y Jr sonrió, y corrió a la casa. Sabía que Isco ya había llegado porque su coche estaba estacionado afuera.

-Nos vemos mañana. –estaba por abrir la puerta.

-Espera. –me giré y sus labios se plasmaron en los míos. Cerré los ojos, relajándome. Su mano fue a mi mejilla, la acarició y nos separamos.

-No sabés cuanto esperé por besarte. –se acomodó en el asiento pero me estiré a él y lo besé yo esta vez.

-Chao, Dybala. –sonreí triunfante y me bajé del coche.







Hello girls, perdón por no haber subido cap es que no tengo internet en la casa y bueno it is sad.

Ya en el próximo capitulo empieza tooodo, ya que ambos estarán en la misma casa por un mes, así que no se vayann.

Y cabe decir que EL REAL MADRID PASÓ A LA FINAL!! Mis bebés van por su duodecima copa, y justamente contra la juve omg, mis bebés contra mis otros bebés #dying

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