El mes siguiente fue un verdadero caos para Andraya. Entre los preparativos de la boda, el trabajo en el hotel, las reuniones con los accionistas y los recorridos nocturnos, no había tenido tiempo para respirar. Afortunadamente, Zack se había dado cuenta de su agotamiento y le prohibió ir a trabajar el día antes de la boda.
La masajista que la estaba atendiendo era tan buena que se había quedado dormida sin darse cuenta cuanto tiempo había pasado. Zack estaba tumbado a su lado y sostenía su mano derecha. Él había tenido una excelente idea al llevarla a ese spa para que pudiera relajarse. Sonrió al recordar la expresión del hombre al poner como condición que él tendría que recibir los mismos tratamientos que ella.
Dos horas más tardes, la pareja estaba acomodada en asientos de mimbre a orillas de una gran piscina con agua de un azul inusual.
—Todo será diferente después de mañana —habló ella.
—Formaremos una familia.
Una de las cosas que Andraya había aprendido a disimular era el nudo en la garganta que se le formaba cada vez que alguien mencionaba que tendría varios hijos. Al hablar del futuro juntos, Zack nunca había mencionado que quería una pequeña miniatura suya corriendo por los jardines de la mansión.
La señora Rodríguez les sirvió la cena en la terraza. Todo se veía tan tranquilo desde allí. Andraya todavía no creía que al día siguiente se convertiría en la señora Bale. Lo que más alegraba su corazón era saber que él estaba tan enamorado de ella que había accedido a casarse por la iglesia. Incluso había hecho los cursos que exigía la Iglesia Católica para poder recibir el sacramento del matrimonio.
Ese día cenaron temprano porque ambos debían presentarse a sus respectivas despedidas de solteros. Andraya tenía que presentarse a un bar que había sido reservado para el festejo. Ivonne se había encargado de toda la celebración para ese día.
—¿Estás preocupada por algo? —preguntó Zack mientras se arreglaba la corbata frente al espejo de cuerpo completo ubicado en la puerta de su placar.
—Jamás te he visto con unas copas demás. No estoy segura de lo que puedas llegar a hacer hoy —contestó arrodillándose en la cama que compartiría con su esposo después de la boda.
—¿Tienes miedo de que me emborrache y me líe con alguna bailarina exótica? —sonrió divertido.
—No me parece tan gracioso.
—No tomaré mucho. Además, necesitaría mucho alcohol para emborracharme.
Andraya lo besó apasionadamente para recordarle la atracción que existía entre ambos.
—Podríamos adelantar un poco nuestra luna de miel —propuso la mujer deshaciendo el nudo de la corbata de Zack.
—Pensé que jamás escucharía eso de ti —susurró con voz ronca.
—¿Media hora será suficiente?
—Me encargaré de que así sea.
—¿A qué se debe el sonrojo que se niega a desaparecer de tu rostro? —interrogó Ivonne con una mirada muy pícara.
—¡No te lo contaré! —exclamó la castaña mientras pedía otra bebida al bar ténder.
—Ya puedo imaginar lo que sucedió —continuó su amiga con los primeros signos de haberse sobrepasado con la bebida.
Andraya cerró los ojos sonriendo y casi olvidando el motivo por el cual había querido evitar el acercamiento físico con su prometido. Estar en los brazos de su novio había sido una experiencia única sin importar que no hubieran adelantado por completo la luna de miel. Zack se había detenido después de escuchar su confesión de que esa sería la primera vez que iría tan lejos con alguien. Por un momento, ella pensó que él la rechazaba por no tener experiencia suficiente como todas las anteriores parejas del azabache, pero Zack le aclaró que quería que la noche que compartieran fuera especial y no un revolcón de unos minutos. Le hizo entender que ella se merecía que la experiencia fuera inolvidable y hasta le mostró lo mucho que la deseaba.
—¡Mañana es tu boda! —exclamó Tricia cuando llegó al bar.
—¡No puedo creer que estés aquí!
Andraya se puso más alegre al ver que su amiga había regresado al país para su boda. La presencia de Tricia significaba mucho para la castaña y completaba el número de damas de honor que deseaba.
Los gritos de las chicas presentes le hizo volver a la realidad. Tres bailarines musculosos comenzaron con el show de striptease y Andraya fue empujada hasta la primera fila. Los gorros de esponja, las corbatas de goma eva y brillantina volaron por los aires. Andraya se escabulló de la fiesta después de asegurarse que todos estuvieran lo suficientemente ebrios para notar su ausencia.
Luna hizo su recorrido habitual sin toparse con Noctua ni una sola vez. Las aguas estaban demasiado calmas para su gusto. El inmortal apareció una hora antes del amanecer argumentando haber utilizado las píldoras de roca.
—Cierra los ojos —Andraya obedeció— y ahora mira hacia arriba.
Dos minutos después Tricia volteó su silla y la dejó mirarse al espejo. Antes de ver su reflejo, se concentró en las caras emocionadas casi hasta las lágrimas de las mujeres que la acompañaban en la habitación. La observaban con una mezcla de cariño y excitación. Al ver el reflejo de sus ojos sintió que su vida iba a cambiar para siempre. Ya nada iba a ser igual. Las mujeres estaban rodeadas de cajas que durante la ceremonia serían enviadas a la mansión Bale.
Esa mañana la castaña había cerrado la última caja con algo de melancolía. Las cosas que no necesitaría serían enviadas a la casa de Ximena, para apilarlas en su antigua habitación. La próxima semana Siro se mudaría a vivir con Ivonne.
Una hora después Andraya tenía puesto su vestido de novia blanco y el velo estaba sujeto con horquillas en el hermoso recogido que le había hecho Ivonne. Ximena y las damas de honor se fueron antes a la iglesia, mientras Andraya esperaba al chofer.
Unos minutos después, Alucar ingresó a la habitación luciendo un traje gris de seda hecho a la medida y la alagó.
—No sabía que habías regresado, Edigar debió haberme avisado.
—Edigar aún no sabe que he regresado. He estado en un lugar donde es difícil saber lo que sucede en el resto del mundo.
—¿Qué tan difícil? —se interesó.
—Existe un laboratorio construido varios metros bajo el nivel del mar. Solo algunos inmortales conocen su ubicación.
—Lo que estuviste haciendo ¿tiene algo que ver con mi sangre?
—Exacto. La verdad es que aún no hemos podido descifrar la mezcla maestra que te trajo a la vida ya que cuando perdiste sangre también utilizaron sangre de otros donantes aparte de la de Noctua.
—Lo sé —movió la cabeza a los lados y cambió de tema—. ¿Entonces no sabías que iba a casarme?
—No.
Andraya se angustió. Eso solo quería decir que...
—Vienes a impedir que lo haga —susurró sentándose en la cama.
—No lo haré. Lo harás tú.
Un nudo se formó en la garganta de la castaña. ¿Por qué le hacían eso a minutos de la ceremonia religiosa? Andraya estaba consciente que no le habían hablado de que estaba prohibido relacionarse con un humano. Pero imaginó que si involuntariamente estaba rompiendo una regla, se lo harían saber de inmediato. Era difícil estar en su situación ya que ella solo debía cumplir con lo que le había exigido Hilial y no las reglas de los inmortales.
—No lo haré voluntariamente.
—Piensa en Zack, ¿han hablado del futuro?
Ella asintió. No iba a casarse sin hablar de lo que le esperaría en el futuro con Zack.
—Es un Bale, necesita un heredero para todo su imperio —continuó el recién llegado.
—Puede tenerlo. Existen varias opciones. No le voy a negar el derecho de tener un hijo.
—¿Cómo puedes estar tan segura? Ni siquiera eres independiente. Además, si llegas a serlo, tendrás que matarlo después de un tiempo.
—¿A qué te refieres? Sabes que no soy completamente una de ustedes. No tengo problema con la sangre humana.
—Eso aún no puedes asegurarlo. ¿Acaso no utilizaste una de las píldoras especiales para estar con Zack?
—Sí —respondió recordando la noche anterior.
¿Cómo se había enterado que había hurtado una de sus píldoras especiales? Había planeado usarla hasta la noche de bodas, hasta que el bichito molesto de los celos se había metido bajo su piel la noche anterior. El efecto duraba unos días, así que no se había preocupado mucho.
—Esas píldoras no duran para siempre. Cada vez que las uses su efecto irá disminuyendo.
—¿Qué es lo que quieres? ¿Que cancele todo? No lo haré —se negó alterada.
Alucar la observó sin expresión, sintiendo pena por la mujer. Si hubiera llegado unas horas antes, quizá Andraya no se sentiría tan mal. Sabía que el proceso de preparación de una novia era muy especial.
—¿Qué hubiera pasado si no hubieras llegado hoy?
—Hubiera sido más doloroso para ti —señaló muy convencido.
—¿Por qué?
—Lo importante es que tienes que confiar en mí y hacer lo que te pido. De otra forma, debo aislarte de los humanos.
—¿Lo hablaste con Hilial?
—Sí.
Andraya empezó a sacarse el velo.
—Entonces tengo que terminar con Zack para quedarme —dedujo—. ¿Y no puedo relacionarme con ningún otro mortal? —aunque no estaba interesada, era mejor asegurarse.
—No. Pero si pasas la prueba puedes enamorarte de un inmortal y formar una familia.
—Así de fácil —dijo con sarcasmo mientras guardaba el velo en una caja.
No iba a derrumbarse frente a Alucar. Aunque él no era su enemigo, en ese momento no tenía otra persona en la cual enfocar su enojo, por la injusticia que estaban cometiendo con ella.
—Los inmortales tienen una forma muy especial de arruinarme la vida —le indicó dónde estaba la puerta para que la dejara sola.
Se tomó el tiempo para desvestirse y guardar bien todo lo que había planeado utilizar. Tenía que devolver todo. Había tanto que hacer y lo menos que quería era pensar en lo mal que se sentía. Llamó a la empresa de mudanzas que había contratado para que se adelantaran y llevaran todas sus cosas a la casa de Ximena.
En un segundo lo había perdido todo.
No necesitaba engañarse más a sí misma. ¿Por qué estaba allí? Porque quería ver el rostro de Zack para convencerse que nunca más debía cometer el error de enamorarse. Quería que la expresión del azabache se quedara grabada en su mente, necesitaba verlo triste para convencerse del mal que le había hecho. Era mejor que ella quedara como la mala, que Zack la odiara. Así no tendría que verlo de nuevo.
—¿Qué haces aquí? —interrogó Noctua.
Ambos estaban observando el lugar donde había estado prevista la ceremonia religiosa de Zack y Andraya, desde lo alto del antiguo campanario del templo. La iglesia estaba totalmente envuelta con telas en tonos blancos y dorados. Las largas sillas de madera estaban adornadas con rosas blancas en los costados y los fotógrafos no dejaban de captar la imagen de cada uno de los invitados.
—Vine a ver en primera fila la boda del año ¿y tú?
—Es una noche ajetreada, pasé un segundo a ver todo. ¿No debería haber comenzado hace media hora?
—No veo al novio ni a la novia por ningún lado —Luna se fijó en cada uno de los invitados.
No conocía a la mayoría, el número de invitados de su parte no había alcanzado los setenta. Zack, sin embargo, había invitado a todos sus socios de negocios y amigos de la infancia.
—Puedo sentir el desconcierto de los familiares —habló la mujer después de un tiempo.
—¿Qué crees que habrá sucedido?
—No lo sé. Estas cosas suelen retrasarse.
Esperaron media hora más y Luna se puso nerviosa cuando vio que algunas personas comenzaban a irse.
—¿Por qué no llega el novio? Debería estar enfrente, al lado del padrino.
—Eso no hará que la novia aparezca mágicamente.
—Ella puede estar esperando afuera en uno de los autos —chasqueó la lengua—. No importa. Solo quería decirte que me tomaré la noche libre.
Noctua asintió sin estar seguro de haber visto angustia en los ojos verdes de su compañera inmortal.
Y la boda quedó así .... 🙊🙈
Holaaa, dos días sin wattpad y ya alcanzamos los 5k 🎉🎉 (rendí bien mi examen, acabo de salir). Hay nuevos lectores/as también ❤❤❤ Gracias por estar ahí del otro ladoo 😍😙