En Secreto

Por DifferentUniverse

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Mi nombre es Holly. Holly Evans. Tenía 18 años cuando todo empezó; cuando mi vida dio un giro totalmente ines... Más

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33 parte 1
Capítulo 33 parte 2
Capítulo 33 parte 3
Capítulo 34 parte 1
Capítulo 34 parte 2
Capítulo 34 parte 3
Capítulo 35 parte 1
Capítulo 35 parte 2
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
✨~NOTA~✨
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67 parte 1
Capítulo 67 parte 2
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 70 parte 2
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Aiudaaa
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Disculpen
Capítulo 100
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Capítulo 104
Capítulo 105
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109
Capítulo 110
Capítulo 111
Capítulo 112
Capítulo 113
Capítulo 114
Capítulo 115
Capítulo 116
Aviso de actualizaciones
Capítulo 117
Capítulo 118
Capítulo 119
Capítulo 120 Final (Parte 1)
Capítulo 120-Final (parte 2)
Extra 2
Extra 3
Epílogo
Segunda parte

Extra 1

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Por DifferentUniverse

—Voy a por una ducha —anuncio.

Estaba muy cómodo recostado en su pecho, me gustaban sus caricias sobre mi pelo más de lo que debería, y ya comenzaba a sentir que lo que estaba haciendo no era correcto.

Había puesto la cámara antes de salir a la fiesta, no sé con qué fuerza de voluntad lo hice. Pero lo hice.

No quería hacerlo, de verdad. Ya la habíamos grabado antes y no se sintió tan satisfactorio como creía, y eso que en ese momento solo era un beso.

Y cuando tuvimos sexo oral. Pero gracias a Dios, ese video se perdió. No sé qué sucedió. Pero se perdió y nadie logró encontrarlo.

Ahora, es algo mucho peor.

Derrick había organizado su estupida fiesta solo para fastidiarme. Me dijeron que llevara a Holly ahí para emborracharla y acostarme con ella, pero a la hora de actuar, no les hice caso.

Excepto por la parte de la cámara.

Maldito Kyle y sus provocaciones. Estuvo pinchandome toda la noche para que pierda el control y me vaya de la lengua delante de Holland, y al último cuando le vi golpearla si que lo perdí.

No puedo explicar el descontrol de emociones que surgió dentro de mí. Primero la besa y la manosea y luego la golpea.

Se llevó a mi madre de su lado.

No va a llevársela a Holly y mucho menos a corromperla.

Nunca se lo he dicho, pero en esa fiesta de mierda a la que la llevé por primera vez, uno de los tíos que quiso abusar de ella, fue Kyle. Me lo confesó días después y no tardé en ir con un bate de béisbol a romperle la cara y su coche.

No sé si después de todo lo que pasamos con Holly puedo hacer esto. Mucho menos entregarle el vídeo al enfermo de Kyle. Sí, es mucho dinero el que me ofrece pero ¿acaso no tiene pornografía en internet?

Ahora, debajo del agua de la ducha y pensando en ella siendo grabada follando conmigo, me causa un revuelo en el estómago.

No creo poder hacerlo. No voy a hacerlo. No voy a aprovecharme de ella ahora que me ha perdonado por lo que le he dicho acerca de haberme acostado con Piper y Melissa. No después de haberla acusado de haberse acostado con Aiden solo porque he visto un maldito mensaje de ese capullo.

No sé que fuerza me poseyó. Yo simplemente me sentí un trapo usado al que estaba engañando y me enfurecí.

No soy un tío celoso, nunca lo he sido. Así que esa idea está descartada como causa de mi reacción.

Cierro el grifo y me pongo una toalla en la cintura.

Estoy más que determinado a no hacerle esto a Holly, no se lo merece. A pesar de que ella hablaba mal de mis padres y tiraba mierda sobre nosotros, no sé si realmente alguien se merezca ser filmado para ser humillado. Hablaré con los chicos o algo porque el solo pensar en hacerlo...

Me detengo de golpe antes de entrar a la habitación.

Carajo.

La encuentro quitándose el vestido quedándose únicamente con unas malditas bragas de encaje. Negras. Solo con esas bragas.

Bragas del infierno.

Pude sentir como toda la sangre de mi cabeza bajaba hasta la ultima gota hacia la parte sur de mi cuerpo.

Oh no, ahora no por favor.

La toalla comienza a abultarse un poco debajo de la toalla y comienza a dolerme la erección que comienza a crecer.

—¡Me has asustado Hunter! —la escucho gritar pero no puedo apartar mis ojos de ella. A pesar de que tiene tapado los pechos pude ver que llevaba puestas unas cintas negras sobre los pezones.

Me duele la entrepierna.

Quiero aguantar mis ganas pero con una imagen cómo esta se me hace muy difícil. Con la cantidad de veces que me la casqué pensando en sentirla hasta el fondo y con ella enfundada en ese vestido rojo incitante durante toda la noche no sé si podré aguantar. Mucho menos con el panorama frente a mi.

Mi paciencia tiene un límite.

—Creo que ni en mis más putos sueños he tenido una imagen tan...—trago saliva, se me ha secado la garganta—. Esto...esto es...

No logro terminar la frase, no encuentro una palabra más grande que caliente, preciosa, sexy...

Me siento corto de vocabulario.

Cuando veo que ya no le avergüenza estar prácticamente desnuda frente a mi, comienzo a sentir más valor.

Me acerco a ella, tanteando de a poco el terreno, como cazando una presa y al ver que no se mueve del lugar a la espera de mis movimientos decido ir con más determinación. Por primera vez, siento el corazón comenzar a latirme por los nervios.

Quiero echarme a reír. ¿Nervios? ¿Que tengo? ¿Catorce años? No había sentido tantos nervios ni tanta tensión en mi sistema desde que vi a mi madre borracha por primera vez.

Pero si. Estoy nervioso por ir demasiado lejos. Estoy nervioso por hacerle daño.

Estoy nervioso por tener sexo con ella.

«Sexo»

Esa palabra la siento tan lejana a lo que quiero hacerle. No lo sé, llamar sexo a hacerlo con Holly se siente incorrecto, la palabra no encaja entre nosotros.

Pero no sé si llamarlo hacer el amor.

Es una palabra muy fuerte y no estoy enamorado. Nunca lo he estado. Me gusta como el infierno pero...¿enamorado? Ni siquiera sé cómo se siente.

Ahueco su rostro entre mis manos una vez que la tengo a centímetros de mí, es muy pequeño y me fascina. El calor de su cuerpo entra en contacto con el mío y siento que la toalla se mueve cada vez más. Bajo mis manos hasta sus pechos y me encuentro a mi mismo quitándole las cintas con suavidad y por consiguiente quedar tan fascinado por sus tetas que me quedo tocándoselos con delicadeza.

Normalmente para estás cosas soy mucho más rudo, sin embargo no quiero asustarla a la primera de cambio.

Dejo mis manos en su cintura y le levanto la barbilla para que me vea a los ojos. Quiero transmitirle seguridad, y al verle la expresión inocente, no me contengo y la beso. Al principio intento no parecer desesperado, pero un pequeño roce de mi ereccion con su entrepierna, me es suficiente para tirar el control y la delicadeza por la ventana.

Convierto el momento dulce en uno más caliente en solo unos segundos. Me devuelve el beso con las mismas ganas y me enciendo.

Siento mi erección palpitando y caliente bajo la toalla. No, no puedo aguantar más.

Le ahueco la entrepierna para sentirla completa, y descubro que está húmeda. Ah maldita sea. Jadea y el simple sonido me vuelve loco. La beso de nuevo con todo el deseo acumulado y retenido durante tanto tiempo aunque con un tanto de dificultad, me duele un poco el labio golpeado. Pero no quiero parar, quiero saborearla por completo así que omito mi dolor y la levanto por los muslos.

Para mi suerte la toalla se cae y mi erección sale a la luz para reencontrarse con la humedad de su entrada. Suelta un jadeo que es música para mis oídos. Solo hay una fina tela separándose entre nosotros y me pongo cada vez mas nervioso. Quiero sentir lo que es estar dentro de ella y las bragas que hace rato me excitaron ahora me están desesperando.

Maldita sea parezco un crío que está por perder la virginidad.

Me pone sentirla palpitando igual que yo.

—Malditas bragas...—gruño por lo bajo y la deposito en la cama, luego le dejo claro lo rápido que nos hubiéramos ido de saber lo que había debajo del vestido y la escucho reírse.

Su risa hace que me sienta más seguro así que dejo que mis dedos se escapen por debajo de sus bragas.

Mierda.

-—Estás tan mojada...—gruño en su oído y comienzo a hacer fricción con nuestras entrepiernas al tiempo que la masturbo con mi mano.

Estoy muy duro y estoy seguro de que si sigo con este movimiento me voy a venir en su abdomen.

La beso con anhelo, con ganas, y deseando hacerle entender que de solo mirarla se me pone dura.

Bajo mi boca por su cuello saboreando cada espacio, cada parte de su cuerpo como si no volviera a tocarla nunca más y al llegar a sus tetas, le muerdo los pezones excitados.

—Me pone oírte gemir en mi oído —le susurro y me clava las uñas en la espalda—. Joder...

La palabra autocontrol se eliminó hace rato de mi sistema, por lo que no me contengo para penetrarla los dedos.

—¡Oh Dios! —grita y me permito verla de esta forma.

Despeinada, sonrojada y excitada al tiempo que grita mi nombre.

Me encanta hacerla gemir de placer con mis caricias, me pone demasiado.

—Hunter... por favor ¡Por favor! —agrego un dedo más en su entrepierna y parece perder el control. Se le ponen los ojos en blanco y me la coge sin vergüenza.

Me masturba al tiempo que yo lo hago y siento que voy a explotar en cualquier minuto si no me adentro en ella.

Sé que le gusta que sea rudo, y que no le pida permiso a la hora de estar en la cama pero necesito saber que en verdad no va a arrepentirse.

—¿Estás segura?  —me la aprieta con fuerza y suelto un suspiro—. Dime que quieres que te lo haga ahora mismo y no dudaré en hacerlo —hago presión con mi pulgar sobre su clitoris y jadea.

—¡Si, si! ¡Quiero que me lo hagas! —esas palabras salidas de su boca junto con gemidos y jadeos se sintieron como la gloria.

Esta mujer va a matarme.

¿Por qué no morimos juntos entonces?

—¿Qué quieres que te haga? —me burlo.

Hace fricción con fuerza en mi pene en respuesta y suelto un gruñido involuntario.

Sabe cómo manejarme.

Con lo poco que me queda de voluntad, me levanto de ella y busco el condón en mi mesa de noche.

Siempre los he tenido ahí desde los catorce, y a veces uno en mi bolsillo.

Uno nunca sabe.

Por alguna razón en mi cabeza comienzan a reproducirse imágenes de Holly y yo teniendo sexo en todos lados habidos por haber. Desde el sofá de mi sala hasta el escritorio de una escuela.

Lo sé soy muy fantasioso, pero quiero probar de todo con Holly si es que ella también lo quiere, quiero mostrarle la experiencia completa en lo que al sexo se refiere.

Quiero ser yo el que le enseñe todo y que sólo aplique lo enseñado conmigo.

Me observa hipnotizada cuando me pongo el condón e imagino que nunca ha visto cómo se coloca uno.

De pronto recuerdo algo importante.

No puedo montármelo con ella a lo bestia. Ella es virgen y voy a tener que ser más delicado que nunca antes.

Una vez lo hice con una virgen, pero no me importó si le dolía o no. Si le gustaba o no. Simplemente la desvirgué en el baño de un bar y me fui como si nada. No me sentí un idiota en ese momento y tampoco ahora que lo recuerdo. Ella lo quería así, y aunque no recuerdo su nombre, cada uno elige que hacer con su cuerpo y cómo hacerlo respetar.

Con Holly es diferente.

Me importa si lo disfruta o si le desagrada, si está cómoda o no.

Me coloco entre sus piernas y las abro con mi rodilla. Por primera vez, miro a una chica a los ojos antes de penetrarla y me encuentro ante un sentimiento que no puedo explicar cuando veo el miedo impregnado en sus ojos.

Miro nuestras uniones y estoy por retractarme cuando me llama por mi nombre.

—Tengo miedo.

Mis sospechas son confirmadas y siento mi corazón palpitar un poco más rápido que antes.

¿Que hago carajo? Me encuentro en una situación que nunca he manejado y que me diga esto no me lo hace más fácil.

Sorprendentemente mi cuerpo reacciona como por instinto, y la beso con...¿cariño? No. No es con cariño.

Es un puto beso suave. Punto.

Aunque me encuentro besándola con ternura, cosa que pocas veces he hecho y dejo sus piernas para coger su mejilla.

—Si no quieres hacerlo, puedo esperarte Holl —le digo lo más honesto posible. Porque si. Podría esperarla el tiempo que haga falta con tal de saber que se siente segura conmigo.

La miro y veo como ese miedo en sus ojos verdes comienza a transformarse en determinación.

—Fóllame —exige y juro que siento que se me pone más dura.

Siempre me ha gustado que me hable rudo.

La beso una última vez y sin apartar mis ojos de ella, se la meto lo más despacio que puedo. Oh, jodida mierda...

Suelo una exaltación entre jadeo y gruñido y me encuentro queriendo embestirla con fuerza hasta que no quede una gota de esperma en mi sistema.

—Joder...

Estar dentro de ella se siente como el jodido y maldito infierno.

Está tan prieta.

Si hubiera sabido que se siente de esta forma, habría sido virgen hasta poder hacerla mía.

Por su mueca adolorida estoy más que seguro que le duele como la mierda así que busco hacer lo único que sé hacer y en el que no puedo negar, soy un experto.

Busco excitarla para que se olvide del dolor en su entrepierna. La beso en los labios, en el cuello y me centro en besarle los pechos y masajearlos.

—Tranquila Holl, tranquila —trato de hacerle pasar el miedo y el dolor con algunas palabras suaves y me encuentro disfrutando del momento de perdición tan importante para ella.

«Y para mí»

No, no dije eso.

«Es importante para ti también, no me jodas y concéntrate»

Le digo que cierre los ojos y obedece. Aprovecho que está más calmada y sigo con embestidas lentas y profundas que torturan a mi pene pero que vale la pena si eso la ayuda.

Permanezco con los ojos abiertos y al verla con el pecho subiendo y bajando con rapidez y el rostro contraído entre placer y dolor, algo se remueve en mi interior.

Algo que desde hace mucho que no lo sentía.

Este sentimiento extraño y sin nombre me impulsa a hacer algo que jamás hice y que hace un tiempo me hubiera repugnado por completo: me detengo y  le cojo las manos para entrelazárselas por encima de la cabeza.

No me pregunten por qué lo hice ni que es lo que se me cruza por la cabeza ahora. Ni siquiera yo lo sé.

—Dime cuando estés lista para que continúe —beso sus tetas pequeñas y excitadas y continúo empujando mis caderas con las de ella cuando me pide que continúe; y obedezco al escucharla pedir más velocidad.

Mientras tanto, me ocupo de excitarla besando el resto de su cuerpo.

Nunca me había sentido así. Nunca me había sentido tan bien. Nunca me había excitado de esta forma y mi corazón late pero no solo por los movimientos ágiles.

No sabía que el sexo podía sentirse tan bien con Holly, esto es completamente diferente y creo que es la primera vez que me siento de esta forma.

Completo.

—Maldición —gruño con el cuerpo tenso y la mente ida por el momento. Mi cabeza y mis ojos se empañan por completo y en un momento vulnerable en el que estoy a punto de venirme, suelto palabras incoherentes—. Dios...creo...que...Holly...creo que estoy...

«enamorado»

Termino la frase en mi cabeza pero no lo repito en voz alta. A pesar de que estoy ido, hay una barrera represora que me impide decírselo.

¿Tal vez es que no estoy enamorado?

Pues, que venga un experto y me lo diga. Yo no sé que es el amor.

Empujo mis caderas implementando un poco más de fuerza y la escucho murmurar algo que no logro captar pero que logra llevarla al límite para terminar soltando un largo orgasmo.

Termino segundos después dentro de ella y quedo desfallecido sobre su cuerpo.

Parece que el corazón se me va a salir del pecho e intento regularizar mi respiración.

Creo que ha sido el mejor sexo de mi vida.

Aunque como dije antes, la palabra sexo no entra entre nosotros. O por lo menos no ahora.

Acabo de hacerle el amor...

No.

Amor no encaja entre nosotros tampoco. Creo.

Acabo de hacerlo con Holly Evans y lo he disfrutado como el jodido y perfecto infierno.

***

Me despierto en medio de la noche, por algún motivo.

Miro a todos lados y una sensación de paz se instala en mi pecho al ver a Holly recostada en mi pecho y acurrucada contra mi costado.

Una sonrisa involuntaria se desliza por mi rostro que pronto se borra al escuchar un ruido en la parte de abajo de la casa. Con cuidado de no despertarla, me zafo de sus brazos y los coloco con delicadeza sobre el colchón.

Antes de bajar, me permito observarla por unos segundos.

Tiene el rostro tranquilo, cansado y tan dulce que no puedo evitar sonreír otra vez. Me gustaría verla así más seguido.

Alcanzo el móvil de la mesilla y le saco una foto.

Parezco un pervertido.

Otros golpes se escuchan abajo y frunzo el ceño. Bajando las escaleras descubro que alguien está golpeando con insistencia la puerta de entrada y me alarmo.

Al abrirla, me encuentro con el capullo de Kyle con un lado del rostro morado.

—¿Qué es lo que quieres? —le ladro en un susurro.

No quiero que Holly o mi madre se despierten.

Sonríe sarcásticamente y se cruza de brazos con una ceja en alto.

—Tranquilo capullo. Solo vengo a buscar lo que es mío —extiende su mano y yo lo miro con una ceja en alto. Al ver mi expresion entrecierra sus ojos hacia mí y sé que quiere volver a golpearme—. Me vendiste un maldito vídeo porno en el que la rubia de buen culo perdía la virginidad. Bien. Hoy era tu día límite. Entrégamelo.

Extiende su mano por segunda vez y trago saliva.

Ni siquiera me acordé de la cámara en el librero de mi habitación.

—Decidí zafarme.

Una mirada fría se apodera de su rostro.

—Oh. Decidiste zafarte, muy bien —contesta simplemente y cuando creo que puedo volver a entrar a mi casa me agarra por el frente de la camiseta y golpea un lado de mi rostro otra vez.

Ah maldita sea, duele como la mierda.

—¡¿Quién jodidos te crees para intentar escaparte de un trato conmigo?! —sisea entre dientes—. ¡¿Te crees muy listo pequeño infante?! ¡Tengo diez mil en mi bolsillo justo ahora que van a ser depositados en tu garganta si hace falta! Entrégame el maldito vídeo si no quieres que esto se ponga peor.

Intento tragar pero se me hace imposible con la presión que aplica en mi cuello y al ver sus ojos, me doy cuenta que lleva droga encima.

—No me la tiré, todavía —respondo como puedo.

Me empuja contra la pared y me suelta.

—¿Crees que soy estúpido? —niego con la cabeza y la furia comienza a hervir dentro de mí.

—No voy a dártelo.

Se echa a reír. Una carcajada amargamente divertida. Parece un loco destornillándose de la risa y me echo hacia atrás.

—¿Que? ¿Acaso el famoso y duro Stone se ha ablandado por una chica? —se burla—. ¿Te has enamorado de ella?

Es ahí cuando reacciono.

—¿Estás loco? ¡No estoy enamorado!

—Oh por favor. Te has enamorado de la niña de la que te burlabas —se parte de la risa—. ¿Ya le propusiste matrimonio Stone? ¿Le ofreciste tu apellido y pensaste en nombres para sus futuros hijos? ¡Já! —niega con la cabeza y comienzo a sentirme sofocado de repente.

¿Matrimonio? ¿Hijos? La presión se abre paso y me encuentro a mi mismo queriendo huir del posible escenario que el pelirrojo formó en mi cabeza.

—No podría estar enamorado de alguien como ella Kyle ¿me estás jodiendo? —un impulso me domina y comienzo a defenderme—. Una chica como ella nunca podría estar a mi altura. Ni siquiera está tan buena.

No puedo creer lo que acabo de decir. Ni siquiera es lo que pienso. Nunca he pensado nada de lo que dije. ¿Qué me sucede?

En su mirada brilla el triunfo y yo me siento más perdido que nunca.

—Bien. Demuéstralo y entrégame lo que me pertenece.

Trago saliva y antes de poder procesar mis propias acciones, mis pies se mueven por sí solos y subo las escaleras para entrar en la habitación.

No miro la cama en donde yace la chica que me hizo sentir más emociones en una noche que cualquier persona en toda mi vida.

Un sentimiento que perdura en mí pero que por lo menos ahora, no quiero saber lo que es. Simplemente lo omito de mi sistema y voy a por la cámara.

Por un momento me debato si verlo o no, pero al final decido hacerlo.

Una sensación amarga quema mi estómago cuando la primera imagen que tengo es de ella entrando a la habitación con una sonrisa conmigo.

Cuando me levanto para irme al baño, veo que se me queda mirando hasta que me voy y aprieto la mandíbula. Tiene esa...esa sonrisa en el rostro que...

Apago la cámara de tirón y lo guardo en mi bolsillo. Si sigo viendo esto me voy a descomponer. Bajo las escaleras y ahí está Kyle. En toda su estatura me observa con una sonrisa plasmada en el rostro.

Quiero borrarle esa maldita sonrisa de un golpe.

—Vaya, creí que irías a esconderte bajo la falda de esa chica —le tiro la cámara y la agarra en el vuelo con una sonrisa. Palpa el interior de su cazadora y me lanza un paquete—. Obtuviste lo que querías y yo también. Ambos ganamos y nadie sale herido.

Al ver que es un fajo de billetes, lo miro con atención y me lo guardo en el bolsillo.

—Fue un placer hacer negocios contigo Stone.

Se larga montándose en su coche de lujo y yo me quedo parado en la entrada sin saber muy bien que hacer.

Porque yo me siento más vacío y perdido que nunca.

¿Qué acabo de hacer?

El peso de lo que hice comienza a recaer sobre mí y una imagen de Holly descubriendo lo que hice mientras toda una escuela la observa, mientras nosotros la humillamos se reproduce en mi cabeza. El ardor en mi estómago se expande y me descompongo. Siento el billis queriendo subir por mi garganta y trago saliva.

Necesito salir de aquí. No puedo volver a la cama con ella con lo que acabo de hacer. Miro la hora en el móvil.

4:49

Mierda.

Llamo a todos los números posibles que me podrían ayudar pero la única que me responde es la persona que menos me podría servir en estos momentos.

—¿Qué es lo que quieres?

Piper.

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