Extra 3

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¡Feliz cumpleaños! Chefyrap1

Creo que nunca había sentido el verdadero dolor de la pérdida.

Ni cuando mi padre se fue. Porque realmente el nunca me dejo por completo, seguía siendo mi padre y podía seguir viéndolo aunque yo decidiera no hacerlo.

Ni cuando perdí a mi madre, por las garras del alcohol. Porque su esencia perduraba por las pocas veces que la encontraba sobria.

Ni cuando perdí la compañía de mi hermana. Porque a pesar de la falta de convivencia, nuestra conexión hermano-hermana todavía seguía intacta.

Ahora, arrodillado a los pies de ella con el cuerpo de Holly que ni siquiera parece que tuviera alma dentro de él, me encuentro sintiendo la verdadera pérdida de alguien que ya no confía en mí y que doy mi vida apostando en que no va a darme una segunda...o más bien una trillonesima oportunidad.

Pero no puedo perderla. No a Holly. Es lo único puro y verdadero que tengo en mi vida. No puedo perderla ahora que apenas me la he ganado.

Ahora que puedo tenerla para mí solo.

Ahora que puedo decir que es mía y que ya empezaba a sentir que mi corazón no estaba tan vacío como creía.

Y escucharla devolverme el golpe con mis propias palabras, palabras que estaban tan erradas y tan denigrantes a su persona, me revuelve el estómago como nadie puede imaginarse. Porque...escucharla que pueda volver a odiarse a ella y a su cuerpo a causa nuestra, me quema el estómago.

—¡Me importas de verdad, joder! —intento hacerle entender a gritos que ella lo vale para mí, pero hasta parece que estoy hablando con una pared. No me cree—. ¡Tengo sentimientos reales por ti! ¡Tú me hiciste esto! —y es la verdad—. ¡¿Crees que me humillaría por una chica que no amo?!

¿Amar?

Frunzo el ceño. En un impulso dije cosas que ni siquiera yo sabía que podría tener.

Siempre he pensado que no podría amar a alguien. Que solo el amor a mis padres y a mi hermana estaba destinado para mí. Porque nunca había sentido lo que era amar a alguien que no estuviera ligado a mi sangre y no sabría decir que la molestia positiva en mi abdomen cada vez que la veía era verdadero amor.

Ahora, escucharla decir que mis suposiciones eran ciertas, que en verdad he quebrado su confianza y escucharla hablar como si ni siquiera estuviera presente conmigo, veo como la barrera que tanto me he empeñado en construir entre ella y yo, entre mis sentimientos y ella, se van desvaneciendo.

Y la de ella se va reconstruyendo.

•Solo...quiero saber algo —dice en un hilo de voz—. ¿Tú pusiste la cámara esa noche?

No.

No.

No.

Trago saliva. Maldita sea, no quiero. No quiero responder a eso.

Si le contesto, lo haré con la verdad y se romperá aún peor.

Pensará que lo nuestro nunca me importó. Pensará que ser el primer y único hombre que la ha tocado, es una burla para mí.

—Contéstame —exige con voz increíblemente fría.

Me gustaría poder decirle que no. Como me gustaría que esa fuera la verdad. Que en realidad yo nunca la había grabado, que en realidad todo fue una broma que solo los incluía a ellos. Entocnes ella me miraría de forma diferente. Tal vez hasta me perdonaría porque yo no tendría nada que ver con esos gilipollas.

En SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora