La noche, me miró y se detuvo un instante sin respirar, mis palabras fluían espontáneas cual hemorragia y se posaban lentamente en tu paciente forma de escucharme, con todos tus sentidos.
Mis labios y tus oídos bailaron un inolvidable vals, mis sueños se vistieron de gala para posarse en tu mente y quizá en tu corazón, mis ilusiones salieron de su escondite , sin es coraza, comenzaron a perfumar aquel momento...
Mis secretos desnudos se tatuaron en tu piel, sonreían sin pudor ante ti mirada, nunca confesé tantos complejos e ideas sin editar...
Mis recónditas pasiones se acrisolaron en tu sonrisa, contigo aún mis recuerdos en blanco y negro tenían un color especial ya no eran oscuros ni vacíos ...
Te entregué la castidad de mi confianza, esa noche pude verter esos temores que me azotaron durante tantos años, me liberé de esas cadenas que aherrojaron mis alas ensangrentadas ...
Tocaste con tu mirada todos mis rincones más huraños, esperé tanto esa sensación sublime de exhalar mis locuras más absurdas y sonreír con la satisfacción latiendo en mi piel.
Mis secretos ya no saben a pecado, suenan a utopías tangibles que acarician la música hecha canción, cada acorde es la voz que huyó del silencio.
Mis secretos te los llevaste, cuando derramé mi alma desnuda aquella noche; nos fundimos en un beso, suspirando ambos el mismo sueño.
En tu silencio navegaron los acordes de mis fantasías inconfesables, por momentos como arpegios de un tímido laúd y a veces cual gemido de un solitario fagot.
Las melodías de mis secretos aún acompañan tus silencios y el eco de esas voces te recuerda, cómo vertí gota a gota mis intimidades en tu piel, rodeado por tu eterna mirada.