SIEMPRE TUYA ©

By lauravaleno

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Engreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso... More

SINOPSIS.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo especial.
Capítulo especial ll parte.
¡Noticias!
¡SEGUNDA TEMPORADA!
Agradecimientos.

Capítulo 14.

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By lauravaleno

Cuando Rory por fin había terminado todos se quedaron atentos mirándome, sonreí un poco nerviosa y los miré pensativa, respire hondamente para tomar aire.

—Eres la novia más linda, Kaylee —comento Anny llorando de felicidad.

—Mi hija es la novia más preciosa de todas —agregó papá apareciendo.

Sonreí y me levanté de la silla para abrazarlo, amaba a ese hombre más que a mi vida, sonreí al separarme de él y fui a la habitación a ponerme el vestido, Aliah junto a Mía me ayudaron y me miré al espejo.

—Estás preciosa, cuñada —comento Mía abrazándome.

—No la acapares tanto, es mi mejor amiga —agregó Aliah un poco molesta.

—Celosa, también puedes compartirme con Mía —negué riendo.

Abracé a Aliah y después ambas salieron, me miré al espejo y realmente me sentía patética, ¿por qué demonios tengo que casar en estas circunstancias?, solo me miré en el espejo y aquella chica que veía en ese traje de novia era una chica muerta, sin vida ni ilusiones, pero ya era tarde me tocaba admitir que debía casarme.

—Cariño —pronuncio papá entrando.

—Lo siento, papá, no te sentí entrar —dije secando mis lágrimas rápidamente.

—Tranquila, cariño, solo quería venir a ver cómo estás —comento acercandose a mi lado.

—Bien, papá, solo estoy nerviosa por la boda —confesé sonriendo débilmente.

—Tu madre se puso igual antes de la boda, debes saber que el matrimonio es algo normal y sé que serás muy feliz, se ve que Alexander de verdad te quiere —dijo él sonriendo.

Asentí sin fuerzas, sabía que Alexander no me soportaba ni yo a él, mi mente es un mar de pensamientos, abracé a papá y me acomodé el velo, estaba lista para que comenzara mi martirio, nos dirigimos hasta la entrada del edificio y Gregg me abrazó, me entregó las rosas blancas y salimos tomando rumbo hacia la iglesia, por suerte Aliah me había ayudado con la maleta y la bajaron para la limusina, todo estaba listo así que emprendimos camino.

Al llegar a la iglesia, estaba muy nerviosa, ya habían llegado muchas personas y eran las cinco de la tarde, la boda era 5:30 P.M., Alexander aún no aparecía, pero sabía que lo mataría donde no llegara, estaba sola en la limusina mientras esperábamos a que llegara el idiota ese, ya habían pasado 20 minutos y Alexander no aparecía, estaba que lo mataba y esperar nunca ha sido mi fuerte.

—Kay, Alexander no contesta su celular —comento Mía entrando al auto.

—Se estará dando su despedida de soltero con esa tipa —chillé enojada.

—No lo creo, Paul dijo que estaría con él —respondió ella ladeando su cabeza.

—Siendo así entonces esperemos, no creo que demore —respondí agotada y un poco nerviosa.

Ella asintió y tocó mi mano, sabía que estaba nerviosa y no quedaría en ridículo si Alexander me dejaba plantada, no pasaría esa vergüenza, ya era la hora y el idiota no daba señales de vida, ya estaba empezando a enojarme, y donde Alexander me deje sola en esto, llamaré a los paparazzi y digo que el muy idiota es gay.

Estaba muy nerviosa, habían pasado varios minutos y el muy maldito no aparecía, papá y Gregg ya estaban muy enojados e impacientes, yo tenía mucha ira acumulada y quería matar al muy maldito de Alexander, todos los invitados se estaban preguntando dónde demonios estaba el novio, lo único que podía pensar es que quería asesinarlo.

Ya estaba llegando al borde del colapso, hasta que Dios oyó mis súplicas y por arte de magia apareció Alexander con Paul, estaba muy enojada como para ponerme a pelear con el ahora y que todo el mundo nos viera, vi cómo se acercó a su padre y este le hablaba al oído y discutían, miré a papá, el cual abrió la puerta.

—Cariño, Alexander ha llegado, primero entrará él con su madre y después nosotros al altar —espeto papá con una leve sonrisa.

Asentí y suspiré hondamente, agradecía que el idiota ese apareciera, todos entraron y era mi turno de entrar, estaba nerviosa, en realidad nunca pensé casarme en estas condiciones, tomé aire y salí del auto, mi vestido pesaba más que un cargo de conciencia, nadie me había visto gracias a Dios, estaba temblando y tenía mi respiración muy agitada.

Papá me acomodo el velo y los fotógrafos comenzaron a captar mi salida, los flashes me invadieron, papá me sostuvo de la mano pasándome mi ramo de rosas blancas, era hora de entrar, comenzamos a subir las escaleras y mis piernas temblaban como gelatina, cada paso era un tornado en mi pecho, tomé aire y entramos, la marcha nupcial comenzó a sonar y todas las miradas se posaron en mí y yo solo quería salir corriendo tras aquella tontería que estaba por cometer, Alexander posó su mirada sobre mí y quedó estático, el muy idiota no emitía nada, al llegar al altar sonreí forzadamente.

—Alexander, te entrego a mi mayor tesoro, espero que cuides de mi hija y donde la lastimes no tendrás oportunidad para contarlo —comentó papá sonriendo.

—Tranquilo, Sr. Williams, Kaylee será feliz conmigo, de eso puede estar seguro —respondió Alexander sonriendo.

Sus palabras sonaban más falsas que un billete de 15 dólares, sonreí incómoda y el padre comenzó hablar delante de todos.

—Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar la unión en santo matrimonio de Kaylee y Alexander —comentó el sacerdote; —¿están ustedes aquí por voluntad propia para contraer matrimonio? —continuó mirándonos.

—Sí, padre —respondimos Alexander y yo al unísono.

—Siendo así, proseguimos con la boda —asistió el sacerdote.

Después de terminar con su discurso, bastante largo, ya era la hora de los anillos y los votos matrimoniales, por lo que los nervios se alborotaron más en mi sistema.

—Querida Kaylee, repite conmigo —comentó el padre.

—Yo, Kaylee, te acepto a ti Alexander, como mi esposo, para amarte, respetarte y serte fiel en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe —respondí sonriendo mientras ponía el anillo en el dedo anular de Alexander.

—Yo, Alexander, te acepto a ti Kaylee, como mi esposa, para amarte, respetarte y serte fiel en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe —me miro Alexander un poco serio.

El idiota se quedó pensativo, miró hacia atrás y voltio a verme, suspiró hondamente y me puso el anillo en el dedo anular.

—Siendo así, ¿hay alguien quien se oponga o sepa algún impedimento para que no se haga esta unión? —cuestionó el sacerdote y voltee a ver hacia atrás.

Nadie se opuso, nadie dio un impedimento, vi a lo lejos una mujer vestida de negro, supe de inmediato que era Alessa, la miré incómoda y respiré hondamente antes de que el padre siguiera con la ceremonia.

—Siendo así, los declaro marido y mujer, Alexander, puedes besar a la novia —respondió el sacerdote.

Alexander tomó mi velo y lo subió dejando ver mi rostro a la vista de todos, me miró por unos segundos y depositó un beso en mis labios que, aunque al principio fue bastante incómodo, se tornó cálido y suave, tras separarnos por falta de aire todos comenzaron a aplaudir.

—Con ustedes, Kaylee y Alexander Harrison, señores —comentó el sacerdote, todos comenzaron a aplaudir.

Salimos de la iglesia y en realidad aún no podía asimilar que estaba casada con el idiota de Alexander, mi corazón se aceleró más de lo que estaba por los nervios, pensaba en que me iba a dar un ataque de pánico o cardíaco.

Todos nos arrojaron pétalos mientras sonreíamos y fingíamos ser una pareja feliz, recién casada, las fotos no se hicieron esperar hasta que nos subimos a la limusina con mi papá y Gregg, los demás estaban fuera esperando llegar a la recepción.

—Chicos, es un honor saber que ya están casados y se aman, porque el matrimonio es un paso muy importante en la vida de cada uno —comentó papá sonriendo.

—Así que por eso este regalo es para ustedes —continuó Gregg sonriendo.

Nos pasaron un sobre y lo abrimos, era un viaje de luna de miel con todo pago a las islas de Honolulú en Hawái, Alexander y yo nos miramos sorprendidos.

—Gracias —chille emocionada mientras me tiraba sobre Gregg para abrazarlo.

—De nada, hija, tienen un mes para gozar de su luna de miel y luego viajarán a París, se lo merecen —espeto Gregg sonriendo.

Sonreí emocionada, aún no podía creer que viajaría a Hawái y París, al llegar a la recepción que era en un hotel lujoso, bajamos, todos los fotógrafos nos captaron y realmente fue incómodo, esto sería la última noticia, al entrar los invitados ya estaban allí reunidos, solo estaban esperando a que nosotros entráramos.

—Bueno, dejemos que los recién casados den su primer baile —comentó Mía en el micrófono.

Salimos a la pista y comenzamos a bailar, Alexander tomo mi cintura y comenzamos a bailar, tras terminar el baile, salimos de la pista y las parejas comenzaron a bailar, me acerqué a las chicas y empezamos a hablar de diversos temas empezando por el viaje.

—Kaylee, debemos hablar —comento Gregg sacándome de la fiesta.

Asentí y caminamos hacia donde Anny, luego buscamos un lugar apartado de todos los invitados para poder hablar de algo importante.

—Cariño, queremos que trates de que tu matrimonio con nuestro hijo funcione, quiero que enamores a Alexander y le saques a Alessa de la mente —comentó Anny un poco desesperada.

—Es importante que Alexander dejé a Alessa en el pasado y por eso sé que tú nos vas a ayudar con eso, Kaylee —continuo Gregg tomando mis manos.

—Lo que queremos decirte es que trates todas las formas de enamorar a Alexander en la luna de miel, busca la manera de enamorar a mi hijo —soltó Anny de imprevisto.

Mi cara debía ser un poema, los mire un poco incómoda y respire hondamente en mi sitio, antes de escucharlos hablar.

—Sé que ustedes no se aman, pero sé que lo llegaran hacer cariño, como también sé que lo que te estamos pidiendo es algo grande para ti —comentó Gregg apenado.

Lo que había dicho Gregg tenía sentido para mí y todos los recuerdos vinieron a mi mente, y si me acabo de dar cuenta que en verdad siento algo por el idiota de Alexander Harrison.

—Está bien, lo intentaré, trataré que funcione, pero estará muy difícil —asentí sonriendo.

Anny aplaudió como niña pequeña y me abrazó, salimos del lugar y volvimos a la fiesta, nos sentamos en la mesa y comenzamos a brindar con champán.

—Bueno, siento que hoy estoy pleno, mi hijo mayor se casó con una gran mujer, sé que Kaylee será una gran esposa y será una gran madre para mis nietos —comentó Gregg, Alexander lo miro un poco decepcionado.

—Salud, por Alexander y Kaylee —agregó Anny subiendo la copa de champán.

Todos tómanos de nuestras copas y mis padres hablaron con una sonrisa en sus rostros, se veían realmente felices por la boda, solo no quería que supieran que esto era una farsa, pero sabía que ellos se enterarían algún día.

—Nuestra pequeña Kaylee que ya no es tan pequeña y tiene 23 años, me deja cumplir el sueño más grande de mi vida al casarse con un gran hombre, el cual la ama y la hará feliz, porque donde no lo hagas te las vas a ver conmigo, Alexander Harrison —espeto papá celoso.

Todos reinos, y Alexander se tensó, sabía que no iba a ser fácil lidiar con mi papá y mi hermano donde se enteraran de que él me hacía sufrir, al menos sabía que tenía respaldo si él me hacía sufrir.

—Espero que sean muy felices y prósperos —Agregó mamá.

Todos aplaudieron y bajaron las copas, después subió Mía con Dereck el menor de los Harrison, era idéntico a Alexander, solo que era más delgado y su cabello era un castaño más claro que el de sus hermanos.

—Kay, cuñadita, aunque apenas te conozco, hoy, veo que eres hermosa y que mi hermano es un jodido afortunado por tenerte con él, solo espero que sean muy felices y tú eres una guerrera al soportar los humores drásticos de mi adorado hermano, los quiero —comento Dereck riendo.

—Yo quiero decirles que estoy feliz de que Kaylee sea la esposa de mi hermano, es una magnífica mujer y sé qué hará feliz a mi hermanito, te adoro Kay —agregó Mía sonriendo.

Todos aplaudieron y agradecí, estaba muy feliz en serio, aunque estaba nerviosa porque pensaba como haría para seducir a Alexander, para ser sincera, no tengo la menor idea.

Así es, aún soy virgen, patético, lo sé, pero era hora de tirar el ramo y salir de allí, lance el ramo y lo atrapo Aliah, estaba muy feliz, ya que sabía que ella podría casarse con Paul, nos despedimos de los invitados y salimos en la limusina, era hora. 

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