SIEMPRE TUYA ©

By lauravaleno

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Engreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso... More

SINOPSIS.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo especial.
Capítulo especial ll parte.
¡Noticias!
¡SEGUNDA TEMPORADA!
Agradecimientos.

Capítulo 6.

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By lauravaleno

Me levanté somnolienta mientras que tocaba el frío suelo, tomé un baño con agua tibia y la pereza me invadía, salí envuelta en una toalla cepillando mi cabello seguido de mis dientes, apliqué máscara de pestañas junto a un brillo básico, salí del baño y caminé hacia el pequeño closet, escogí algo cómodo y me vestí rápidamente, opté por un lindo vestido azul mate y unos tacones blancos.

Cuando terminé de alistarme tomé mis cosas y salí a la cocina, Aliah se encontraba tomando su café y miraba su maleta ya para irse con Paul de viaje, sonreí levemente y me acerqué a ella para dejar un sonoro beso en su mejilla.

—Buenos días, Ali —espeté saludando.

—Hola Kay, ¿cómo dormiste? —cuestionó ella dando un sorbo a su café.

—Muy bien, esperó que tengas un buen viaje y tráeme algún recuerdo —comente con un poco de risa, en verdad me gustaba viajar.

—Claro que lo haré, te quiero —confeso ella abrazándome.

—Y yo a ti, cuídate mucho —asentí levemente.

Poco después llegó su taxi, nos abrazamos y se marchó, la casa se sentía sola y claramente duraría muchos días para que Aliah regresara, solo me quedaba Copito, terminé de comer mis frutas picadas y lavé el plato, tomé mis cosas y bajé hasta el estacionamiento.

Me subí al auto y no prendía, realmente estaba enojada, intenté prenderlo de todas las maneras, posibles, pero fue inútil, no quería funcionar.

—¡No puede ser! —exclamé enojada mientras le pegaba una patada al auto.

Decidí llamar al mecánico que siempre arreglaba mi auto, como era un Mustang modelo 2007, supuse que sería largo su arreglo y no me equivoqué.

—Kaylee, tu carro está sobrecalentado y tiene algunos cables desgastados, tendré que llevarlo al taller porque tiene una fuga de aire y no tengo las herramientas para repararlo aquí mismo —me miro Andrew luego de revisar el auto mientras limpiaba sus manos llenas de grasa.

—Andrew, por favor arréglalo, ahora no tengo dinero para darme el lujo de comprar otro auto o de cambiarlo — mencioné frustrada.

—Está bien, llamaré a Harry para que traiga la grúa y llevarlo —asintió sonriendo mientras llamaba.

Asentí y bufé mentalmente, este día no podía ir peor para mí. Mi auto no encendía y llegaría tarde a la oficina, aparte de que mi mejor amiga se iba dejándome sola y tenía que aguantar a Alexander y sus cambios de humor repentinos como cereza del pastel.

—Estoy hecha —refunfuñé mordiendo mi labio inferior.

Miré el reloj en mi muñeca y eran las 8:20 A.M., llevaba 20 minutos de retraso, tenía que prepararme mentalmente para el regaño del ogro, esta no me la dejaría pasar. Decidí tomar un taxi, pues sería inútil esperar a que arreglen mi auto, ya que tardarían horas, emprendí camino hacia la empresa y al llegar oraba porque Alexander no se diera cuenta de que voy tarde, llegué frente al edificio y pagué, subí por el elevador y mi cuerpo temblaba, sabía muy bien que iba a ser despedida, era la primera vez que llegaba tarde y solo por mi estúpido auto.

Tragué saliva y salí del elevador, por suerte iba con otros empleados que iban y venían, caminé hacia el escritorio y Jess me miró preocupada.

—Kaylee, el jefe, está enojado anda buscándote como loco desde hace unos minutos —dijo ella angustiada.

—Sí, sé que llegué tarde, pero fue por mi auto —la mire haciendo una mueca de angustia.

—Tienes que ir a su oficina, me dijo que apenas vinieras, te avisara que te espera en su oficina, está con el Sr. Harrison —comento ella mirándome.

—¿No crees que está exagerando solo por llegar tarde? —mencioné confundida.

—Dudo mucho que sea por eso Kaylee —negó tomando una pila de hojas de su escritorio.

La miré unos segundos y estaba a punto de ir a mi guillotina, pues ahora sé que Alexander me despedirá, pronto salió el susodicho y me miró serio a lo que yo solo me levante de mi silla un poco confundida.

—Srta. Williams, a mi oficina —espeto Alexander con una voz calmada, lo miré confundida mientras él volvía a entrar.

Mis manos comenzaron a sudar y no quería ir, quería que la tierra me tragara y me escupiera en el espacio y morir, pero así me despidiera, tendría que ir, caminé hasta la oficina con paso firme entre echándome la bendición y rezando mil veces.

—Tome asiento, Srta. Williams —espeto con un tono frío como siempre. 

Asentí y me senté, pronto vi al Sr. Harrison mirando por el gran ventanal, volteó a verme y emboscó una sonrisa de confianza, lo imité y luego los miré a ambos, estaba bastante confundida para entender lo que pasaba.

—Kaylee, querida, que bueno que has llegado, necesito hablar contigo de algo que es muy importante para mi familia —espeto él sonriendo.

—Buenos días, Sr. Harrison, lamento la demora, usted dirá para qué soy buena —comente confundida por qué no entendía qué pasaba.

—Desde ahora puedes llamarme Gregg, igual serás parte de la familia cariño —me miro sonriendo.

Alexander tenso la mandíbula y lo miré confundida, quedé atónita al escuchar las palabras del Sr. Harrison, ¿Parte de la familia? ¿Qué sucedía? ¿Era una broma acaso? Si era así me parecía de muy mal gusto.

—¿A qué se refiere con que formaré parte de su familia, Sr. Harrison? —cuestioné atónita mientras los miraba a ambos confundida.

—Kaylee, iré directo al grano, sabes que te tengo mucho cariño y sé que eres una gran mujer, por eso he decidido que seas tú quien se case con mi hijo Alexander, te conozco desde que utilizabas pañales y conozco a tus padres de años, creo que no puede haber mejor partido que tú para ser la esposa de mi hijo —pronuncio él sonriendo ampliamente.

¿Qué? Esto tenía que ser una broma de muy mal gusto, quedé atónita ¿Cómo me iba a casar con Alexander?, ni siquiera me soportaba en la oficina como su asistente ¿Cómo sería, siendo casados y viviendo bajo el mismo techo?, esto era una locura.

—¿Qué? —musité apenas duras mientras asimilaba todo lo que me estaban diciendo.

—Usted se casará conmigo porque mi padre lo ha estipulado en su testamento para poder obtener mi herencia, lo que me corresponde de mi familia, no puedo casarme otra mujer si no es usted —espetó esta vez Alexander serio mirándome.

—¿Acaso sabe lo que me está pidiendo Sr. Harrison? ¿Sabe que es un matrimonio arreglado? ¿No tiene a alguien más? —cuestioné incrédula mientras me levanté y mirarlo atónita.

—Lo sabemos muy bien Kay, pero necesito que hagas esto por mi familia, sé que es algo serio lo que te estoy pidiendo, pero tengo mis razones para hacerlo —espeto Gregg un poco melancólico mientras arrugaba su frente y miro Alexander.

—¿Qué ganaría yo con casarme su hijo, Sr. Harrison? Él no me ama, ni yo lo amo a él y nuestras vidas se volverían un infierno —cuestioné aterrada por lo que estaba pasando.

—Nada de formalidades, mi niña, tendrás una buena posición social, dinero, viajes, joyas, autos y claramente muchas cosas más, el amor vendrá con el tiempo —espeto él sonriendo.

—¿Qué sucedería si estoy saliendo con alguien o si estoy casada? —cuestioné colocando una mano en mi pecho.

—La he mandado a investigar y sé muchas cosas de usted, como que está soltera, no tiene hijos, novio o algún compromiso que impida que usted se case conmigo —comento Alexander con una sonrisa falsa y cínica.

—¿Cómo que me ha mandado a investigar? ¿Acaso no sabe que eso es un delito? —cuestioné enojada, Alexander había caído muy bajo.

—Quitémonos las máscaras Kaylee, usted tiene una madre que no la ayudó en sus estudios, si se casa conmigo le callará la boca a su madre y ganará mucho más que una posición social, tendrá una casa, un esposo, dinero, lujos, comodidades y un apellido respetable —señalo Alexander mirándome atento.

—¿También sabe qué color de ropa interior uso? —cuestioné levantando las manos para cruzarlas en mi pecho.

—Si quiere también puedo mandar a investigar eso —comentó el muy idiota esbozando una leve sonrisa.

—La cuestión aquí es que necesito que te cases con Alexander —espeto el Gregg mirándonos a ambos.

No sabía que me daba más, irá el hecho de que Alexander me tratara como un negocio más en su vida o simplemente que me mandará a investigar y utilizará eso a su favor, no se lo iba a dejar tan fácil.

—Sabe muy bien que al casarnos ganamos ambos, ¿no? —cuestiono él mirándome atento.

—No lo sé, además su hijo tiene novia y está comprometido con otra mujer —espeté con un suspiro antes de morder mi mejilla.

—De eso ya me encargué, solo quiero que pienses las cosas bien y me des una respuesta Kay, si aceptas créeme que salvaras mis empresas y mi familia —comento Gregg colocando una mano en su barbilla.

Achine los ojos un poco, me quedé en silencio unos minutos pensando en si debería aceptar aquel trato que me estaba proponiendo la familia Harrison, suspire hondamente y decidí romper el silencio con mi respuesta.

—Está bien, aceptó el trato, pero con una condición —dije levantándome del sillón.

—¿Cuál sería la condición? —cuestionó Alexander intrigado.

—Que nadie se va a enterar del trato, no quiero que nadie sepa, el matrimonio es arreglado y después este en boca de todo mundo —dije cruzando los brazos mientras lo miraba atenta.

—Créame que el que menos quiere que se enteren de que es un matrimonio arreglado, soy yo, no nos conviene que la prensa lo sepa, no quiero enlodar a mi familia —respondió el serio.

En algo estábamos de acuerdo, por fin, acepté el trato, aunque no tuviera amor de por medio, así le demostraría a Amalliah Collins que siempre estuvo equivocada sobre mí y Alexander Harrison tenía razón, este contrato nos convenía a los dos, pero más a él que a mí.

—Viendo que Kay ya acepto, yo me retiro chicos, creo que es mejor que ustedes hablen a solas para que decidan la fecha para la boda y sobre todo para anunciar su compromiso —dijo Gregg despidiéndose.

Asentimos y se marchó, aún no podía creer que estaba comprometida y que me había vendido como un negocio más, como a algo que obtenía el mejor postor, me siento como una idiota, pero no había vuelta atrás, me senté de nuevo y comencé a jugar con mis manos nerviosas al quedarme sola con Alexander.

—Le dejaré algo muy claro Srta. Williams, solo me casaré con usted por la herencia, no porque esté enamorado de usted, además firmará esto en donde no podrá incumplir el contrato —comento él pasándome una carpeta con varias hojas del escritorio.

Quedé sería, parpadeé varias veces y abrí mi boca para hablar, pero las palabras no salían de mí, estaban atascadas en mi garganta, demonios.

—Esta es la cláusula, en ella se estipula que usted no puede romper o incumplir el contrato, es decir, que deberá casarse conmigo una vez lo firme —comentó él sonriendo falsamente.

—¿Qué pasa si no quiero firmar esta cláusula? —cuestioné desafiante y lo miré.

—Solo lea detenidamente y recuerde que de ella ganamos ambos —recordó él dándome la carpeta mientras gruñía por lo bajo.

Tomé la carpeta y comencé a leer, las cláusulas era tal y como Alexander la había dicho no podía incumplir el contrato porque podría demandarme por una suma de dinero, traté de entender cada parte del contrato, entendía que si firmaba me echaba la soga al cuello, así que lo medite varios segundos para al final solo mirarlo sería y solté la carpeta sobre el escritorio.

—No pienso firmar ningún contrato a menos que su papá esté presente y en lo que cabe la cláusula la pondré yo, si no le interesa muy bien puede buscar otra mujer para que se case con usted y a mí me deje en paz —espete bastante molesta.

Alexander me miró desafiante y tomó los papeles guardándolos en su maleta, sonrió con algo de juego y se levantó de la silla parándose frente a mí, quedo a pocos centímetros de mí y me crucé de brazos.

—Está bien —asintió derrotado; —ponga las cláusulas que quiera y me las hace llegar a mi escritorio en la mañana —añadió acercándose a mí mientras yo solo caminaba hasta atrás.

—Me parece bien, ahora debo irme —asentí saliendo de la oficina con mi corazón hecho una tormenta al tenerlo tan cerca.

Respiré hondamente una vez llegue a mi escritorio, ahora tenía que aceptar que en mis arranques de desesperación había cometido una locura, en la oficina todo el día fue silencioso, Alexander había salido desde el medio día y no volvió a la empresa.

Una vez llegué a mi casa, tomé mi ordenador y comencé a crear las cláusulas para Alexander las cuales serían cumplidas todas y cada una de ellas bajo mis condiciones. Quizás poner todas mis condiciones serviría para tomar algo de control en el asunto, por ende, no dejaría que Alexander me condicionara como se le diera la gana, Alexander sabía que lidiar conmigo no será fácil y por eso quería ponerme la cláusula.

Pero vamos, no le haría la vida fácil a él, después de todo lo que ha hecho y menos ahora que tengo todo en mis manos y por ende lo tengo a él en ellas. Llegó la hora de poner un poco de fuego a este asunto, así que prepárate Alexander, lo vas a lamentar.

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