Ciudad de niebla© |TERMINADA|...

By Sarah_Mey

289K 77.3K 3.9K

HISTORIA COMPLETA. Primera parte de la saga ciudades. #1 en amar desde el 19/01/2019 hasta el 18/12/2019 #1... More

Saga Ciudades. Parte 1
Preámbulo
Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Aviso
Capítulo 38
Capítulo 39
Capitulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Ejem
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capitulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo final
Nota de la autora
NOTA DE AUTORA 2
MIS REDES SOCIALES/ CONTACTO

Capítulo 11

5K 1.1K 65
By Sarah_Mey



 Pasaron por un colegio de primaria donde los niños que se quedaban a comer en el comedor escolar los señalaron con el dedo cuando pasaron. Verónica sabía que era por las malas pintas que tenía Rubén, que volvía a apoyarse en ella sin acabar de dejar todo su peso en la chica por miedo a hacerle daño. Tras unos diez minutos andando a paso lento e ignorando extrañas miradas de transeúntes llegaron a la casa. Las paredes eran blancas y la única ventana de la parte principal dejaba ver un salón decorado rústicamente con muchísima elegancia. Los padres de Rubén eran modestos...modestamente elegantes. Todo lo que hacían o tenían eran cosas tan refinadas y correctas como sus serios carácteres.

Un dedo regordete apretó un botón. Un timbre sonó dentro de una enorme casa con el clásico sonido del din don.

Su madre, una señora de cabellera pelirroja abrió la puerta con ademán de superioridad, y al ver a su hijo en ese estado simplemente le pegó una cachetada. Verónica se quedó tan anonadada que fue incapaz de articular palabra. Sabía que la señora Rodríguez tenía muchísimo carácter, pero no imaginaba que tuviese tanto. Miró incomoda a Rubén, que se había quedado a cuadros y abochornado.

-¿Qué demonios has hecho? -preguntó la mujer con una voz de pito. Ni tan siquiera saludó a Verónica, tan sólo miraba a Rubén como si quisiese matarlo.- ¿Quién te ha visto?

La madre de Rubén no podía soportar la imagen que su hijo habría creado de su perfecta familia, rompiendo su papel de hijo perfecto en mil pedazos. Por su parte, Verónica sabía de sobras que los padres del chico eran las personas más egocéntricas del mundo, pero jamás se podría haber imaginado que fuesen tan duros con Rubén. El chico tan sólo miraba al suelo. Verónica lo observó durante una fracción de segundo y tomó aliento alejándose un paso de la puerta, pensando que con el carácter de la señora Rodríguez si no tenía cuidado también podría resultar herida en el transcurso de la conversación.

-Señora...-empezó con todo el respeto que pudo.

-Cállate. A ti no te he preguntado. ¿Tus padres no te han enseñado a no hablar sin permiso?

Verónica abrió la boca de par en par.

-No le hables así.-la defendió Rubén.

Su madre lo miró con los ojos abiertos como platos, para nada acostumbrada a que el chico le dijese nada semejante. Por lo que Verónica tenía entendido la señora Rodríguez era tan controladora que no dejaba que nadie le dijese ni una palabra contradictoria a su voluntad sin estallar.

-Créeme que si no se hubiesen encargado de darte una paliza merecida antes te ibas a enterar.-dijo arrastrando las palabras con una voz tan seca que un escalofrío recorrió la espina dorsal de la joven. -¿Quién te ha visto niñato del demonio?

La mujer se acercó a él con ademán amenazador y Verónica no pudo reprimir un comentario.

-Nadie. Estábamos solos. Él me defendió.

La madre de Rubén la observó sorprendida. De buenas a primeras su enfado pareció disminuir.

-¿Qué este bribón hizo qué?

Rubén la miraba horrorizado, pero Verónica ignoró aquella mirada que le pedía que se callase.

-Me defendió. Si no fuese por él dos de mis amigas y yo estaríamos ahora mismo muchísimo peor de lo que lo está el.

La mujer lo miró con interés y con desconfianza, elevando el mentón.

-¿Es eso cierto?

El chico tan sólo asintió. Por un momento Verónica pensó cómo era posible temer tanto a una madre y se sintió agradecida por el hecho de que su madre no fuese tan estrictamente correcta. Mientras Rubén le explicaba a su madre todo lo que había ocurrido, Verónica se percató que aquel vacío seguía en su interior. Ese odioso frío. Se abrazó a sí misma totalmente ajena a la conversación y al enojo de la señora Rodríguez.

La mujer los llevó al médico y la invitó a un bocadillo mientras el médico examinaba al chico. Cuando salieron se ofreció a llevarla a casa, pero ella dijo que prefería quedarse un rato más con Rubén. Ante eso la madre la miró con muchísima curiosidad, tal vez pensando que estaba enamorada del chico al que le habían dañado una costilla y le costaba respirar.

La habitación de Rubén no era muy grande, pero tampoco era pequeña. Las paredes estaban pintadas de azul oscuro, por lo que la iluminación que aportaban era escasa. No tenía ni posters ni cuadros colgados en las paredes. Tan sólo había una pequeña estantería con unos cuantos libros y cds. A parte de eso, no había nada que mostrase los gustos del chico. La cama y las cortinas tenían el mismo color que la habitación, así que nada resaltaba en aquel lugar.

-¿Te importa que me siente?

Verónica miró divertida a Rubén ante la situación. Él parecía cortado.

-¿Es tu cuarto y me preguntas si me importa a mí que tú te sientes?

El frunció los labios y le dedicó una media sonrisa.

-Cierto, suena un poco ridículo.

Se sentó en la cama e hizo un gesto de dolor llevándose una mano a las costillas. Verónica se mordió un labio, preocupada.

-Deberías de tumbarte. No estoy segura de que el estar sentado sea una buena posición para tu lesión.

-Tienes razón.-comentó muy nervioso.

Jamás se había imaginado que estaría con Verónica en su habitación. La chica se sentó a su lado en la cama, a una prudente distancia para que el chico no pensase lo que no era. No quería que viese ningún resquicio de que ella podía estar enamorada de él ni darle ninguna falsa esperanza, pero aun así, sentía muchísima pena por como los demás trataban a Rubén, y lo que era peor, se sentía culpable.

—Odio a mis padres. —dijo entonces el chico, sacándola de su hilo de pensamientos.

La chica ladeó la cabeza y apoyó una mano en la fría colcha.

—No creo que los odies. Simplemente creo que estás enfadado. —comentó con cuidado Verónica—. Tan sólo pienso que ellos no son... exactamente lo que yo entendería por unos buenos padres.

El chico la miró unos instantes. Tenía los ojos llorosos.

—Desde siempre me han hecho saber que fui un error, que todo en mí es equivocado. —se lamentó.

Ni por asomo se había imaginado que Rubén se sintiese así. Siempre había sido un chico reservado y de pocas palabras. Verónica posó una mano sobre el joven que se refugiaba en la comida, inspirándole confianza. Sabía de sobras que era lo más extraño del mundo que Rubén hablase de sí mismo con otros, y por primera vez, se estaba abriendo a ella. Él se estremeció de placer unos segundos ante el roce de aquella delicada piel.

—Déjame decirte que están totalmente equivocados. Tienes miles de cosas buenas. Eres muy simpático y sabes escuchar. Eso es algo que no todo el mundo puede hacer.

El suspiró. Ella se mordió aún más fuerte el labio, y Rubén se la quedó mirando, ensimismado ante lo perfecta que le parecía. Su media cabellera estaba algo despeinada y sus ojos azules mostraban cierta preocupación. Su nariz redonda se abrió levemente ante una fuerte respiración de ella. Luego, simplemente suspiró.

—Tal vez nadie te aprecie porque tú no te das de valer a ti mismo. —calló durante unos segundos, esperando la reacción del joven—. ¿Qué piensas de ti mismo? Lo que tú pienses de ti es muchísimo más importante que lo que piense cualquier otra persona.

El gimió. Pensaba que era una mierda de persona, que no servía para nada, con un físico espantoso y ninguna cualidad especial.

—Nada bueno.

—Creo que tus padres han influido mucho en que seas tan tímido y en que pienses así de ti. Sin embargo, yo creo que eres suficiente. Todo el mundo lo es. Nosotros somos como somos por una razón. Y somos suficiente.

Verónica transmitía calma al expresarse.

—Doy fe de ello, me cuesta trabajo hasta hablar.

Ella frunció el ceño y supo que Rubén se estaba sincerando tanto con ella debido a que le habían pinchado un relajante muscular muy fuerte para suavizar la tensión de sus músculos debido al susto. Aún así, aprovecho la situación para tratar de hacerlo sentir mejor.

—Nadie va a comerte. Tienes voz para hablar. Yo también soy tímida, pero no suelo hablar con miedo, eso mismo deberías de hacer tú. —un flashback de esa misma tarde, unas horas antes, vino al encuentro de su mente. Aquel chico de fuego había hecho que hablase con miedo. Intentó no pensar en ello—. Lo que tengas que decir importa, y lo que digas, dilo con respeto hacia los demás y con seguridad en ti mismo.

El miró al suelo y cogió aire.

—A nadie le importa lo que yo diga.

Le resultaba extraño comentar eso con Verónica. Esa chica que jamás sería suya. Verónica negó con la cabeza. Claro que importaba lo que tuviese que decir.

—¿Por qué no empiezas a valorarte? Vamos, dime, ¿Qué tienen los otros que no tengas tú? —inquirió colocando la otra mano en la cara del chico y obligándolo a mirarla-. Voy a contarte un secreto. Todos tenemos miedo. Todos odiamos cuando otras personas nos juzgan, pero no pasa nada. Es la vida, y va a seguir sin importar lo que otras personas digan sobre ti. Solo tenemos esta vida. ¿Por qué no nos aceptamos como somos? Tu eres tú, y eres perfecto como eres. La sociedad no tiene derecho a decirte como has de ser. Ni los abusones tampoco. Nadie. Siempre que trates con respeto a los demás, solo tienes que limitarte a ser tu mismo. Y a aprender a sentirte cómodo con ello.

El chico puso los ojos en blanco, aunque se arrepintió al instante de haberle dedicado ese gesto tan feo a esa chica tan bonita. Sería mucho más fácil decir que tenía él que no tuvieran los demás.

—Son más guapos que yo, tienen una familia que los quiere, tienen amigos, objetivos, sueños...y un largo etcétera. Son mucho mejores que yo.

Ella bufó.

—No hay nadie mejor que tú porque tú eres único. No puedes compararte con una persona que es totalmente distinta a ti. Ella está realizando su camino y tú tienes que hacer el tuyo propio. Las comparaciones no sirven de nada. Sólo has de compararte contigo mismo y tratar de ser tu mejor versión. Y aunque no lo creas, hasta la persona más bonita de todas tiene una lucha interna. No hay nadie perfecto, y eso es lo bonito del ser humano. Hay defectos que son muy bonitos, y quizás lo que a ti te parezca un defecto, para otra persona sea una cualidad.

Rubén se le quedó mirando asombrado. Le había dado una lección de autoestima. Contuvo el impulso de abrazarla de nuevo.

-Ya veo porque quieres ser psicóloga. - al hablar percibió que ella se ruborizo sutilmente-. Tienes un don para llegar a la gente Verónica.

-Sólo digo lo que pienso...Por cierto, también es verdad que tus padres se pasan...No sé, tal vez seas tú el que deba de cambiar de actitud con tus padres o sentarte y hablarlo con ellos. Y si no funciona...

Cogió aire sin saber que decir. Rubén ladeó la cabeza y frunció los labios, deseando poder contarle toda la historia a aquella joven, pero sabiendo de sobras que si lo hacía la involucraría conscientemente en aquel infierno que llevaba viviendo desde hacía diecisiete años.

-Tengo bien claro que a los dieciocho me iré de casa. Eso puede que funcione con la mayoría de los padres, pero los míos son caso aparte. Mi madre me lanza miradas de odio cada vez que la cocinera me sirve la comida, y mi padre parece que no quiere saber absolutamente nada de mí.

Ella sintió lastima.

-Eso es algo muy duro.

Rubén ladeó la cabeza.

-Lo sé, pero como tú misma dices, podría ser peor. Muchísimas gracias por acompañarme a casa y al hospital. Ha sido todo un detalle.

Ella se le quedó mirando. Rubén enrojeció ante la mirada intensa de ella. Verónica ladeó la cabeza y acabó por sonreírle.

-Soy yo la que debería de darte las gracias por defender a mis amigas.

-Era lo que debía de hacer.

Un brillo de gratitud llenó los ojos de ella. Rubén siempre le había parecido un chico muy cortés. En realidad le gustaban esas pequeñas ocasiones en las que estaba con él. Un cómodo silencio sobrevino al lugar.

-Será mejor que me vaya. Mejórate Ru.- dijo dándole un beso en la mejilla que dejó al joven sin habla.

La vio salir por la puerta mientras él contenía el aliento. Ru, le había llamado Ru. Había abreviado su nombre de forma cariñosa...y lo mejor de todo, pensó mientras se ponía tan colorado como un tomate, le había dado un beso de despedida en la mejilla. Verónica, la chica de sus sueños le había besado. Sí, esa chica que sólo sería suya en sueños.


Gracias por leer, subiré el próximo capítulo en un momento. Un abrazo.

Instagram: itssarahmey

Continue Reading

You'll Also Like

2.8K 596 22
Moon es una chica con muchos traumas del pasado que no le permiten abrir su corazón, pero pasará algo que le dará un giro inesperado a su vida y co...
10K 314 17
Q harias si descubrieras q t han observado y perseguido por dias por un asesino q terminaria volviéndose tu novio y tu mundo? leele ojala te guste
112K 3.6K 13
Fabio Andrade lleva años luchando contra sus deseos, intentando apaciguar sentimientos tormentosos hacia Susana, su amiga, con quien ha compartido lo...
3.2K 94 16
Primera temporada Tony x Luigi ( omegaverae