✧ i'm dying to live ✧ || נαℓε...

By TheSadTeen

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‹‹ "Corre." Susurró en mi oído, mandando escalofríos por mi espalda. Y corrimos. Los arboles parecían des... More

p l a y l i s t
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q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
d i e c i o c h o
d i e c i n u e v e
v e i n t e
v e n t i u n o
v e i n t i d o s
v e i n t i t r e s
v e i n t i c u a t r o
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t r e i n t a
a g r a d e c i m i e n t o s
C O N C U R S O
shameless self promo
IDTL 2

t r e i n t a y u n o {f i n a l}

217 30 62
By TheSadTeen

hiiii

estuve re-leyéndome el fanfic, editando un par de cosas y tratando de inspirarme un poco para hacer el final, y ahh~ ahora yo tampoco quiero que se acabe 😿😿😿

además, pensé que nunca acabaría esto porque ni en navidad la uni me deja vivir 😫😫😫

pd. este capítulo es muy largo y muy intenso, prepare yo tits

∆∆∆

jack.

¿Qué preferirías, tener que vestir siempre de rosa -pero en plan, rosa fosforescente, que se ve de lejos- o comer siempre guisantes?" Pregunté.

Estábamos tumbados en el tejado de la casa de los vampiros, a varios metros de altura, con el sol ligeramente colándose entre las ramas de los altos árboles del bosque que parecían haber estado ahí durante siglos, estáticos y tranquilos sin que nadie los perturbase, jugando a «que preferirías», imaginando escenarios totalmente imposibles y tontos.

Alex, apoyado en mi pecho, se rio un poco antes de soltar un suave «hmm» mientras parecía considerar su respuesta.

"¿Pero puedo comer algo más aparte de los guisantes? ¿O solo guisantes?" Cuestionó.

"Puedes, pero siempre con guisantes. Por ejemplo, con el desayuno podrías comer cereales, pero también tendrías que comerte un plato entero de guisantes."

Mi novio se medio-levantó y me miró incrédulo. "¿Todo un plato?"

"Claro, sino no tendría gracia." Respondí, con una sonrisa de superioridad. "Bueno, ¿entonces que eliges?"

El vampiro volvió a incorporarse encima de mí y miró las nubes por unos instantes, meditando su respuesta.

"Creo que me quedo con los guisantes, prefiero seguir con mis camisetas de bandas, aunque muera por exceso de guisantes."

"Podrías llevar camisetas de bandas rosas." Apunté.

"Ya, como que alguien te tomaría en serio con una camiseta rosa de Green Day que se ve a tres kilómetros."

Ambos nos reímos, imaginándonos la situación.

"Vale, te toca."

Alex permaneció callado unos instantes, mirando el mar de árboles y pensando que preguntarme, mientras yo jugaba con los dedos de su mano distraídamente.

"Vale, esto no es bien bien un «que preferirías» pero, supongamos que cada vez que una banda sacase un nuevo álbum todo lo relacionado con el anterior tuviese que desaparecer -en plan, canciones, discos, band merch de ese disco e incluso fanarts y los típicos videos de lyrics de youtube- y quedarte algo en secreto fuese ilegal. ¿Te arriesgarías a quedártelo?"

"Wow, ¿y qué pasa si me lo quedo todo?"

"Cadena perpetua." Soltó, mirándome con una sonrisa y yo no pude evitar reírme.

"¿No es un poco bestia por un poco de band merch?" Pregunté.

"Es una situación hipotética." Dijo, mirándome como si fuese obvio.

Pero, de hecho, esa era la gracia de ese tipo de juegos, que al final estabas tan metido en él que acababas considerando las situaciones seriamente, como si de verdad fueses a tener que elegir entre comer siempre guisantes o llevar ropa rosa siempre.

"Creo que me quedaría las cosas en secreto. Quiero decir, imagínate que es tu banda favorita y tu disco favorito; yo no lo tiraba ni loco."

Observé como mi novio se reía de mi actitud de fangirl y lo abracé por la cintura, atrayéndolo más a mí. Alex me sonrió y cerró la distancia entre nuestros labios.

"Debería irme yendo." Suspiré, resignado, una vez nos separamos, viendo como empezaba a anochecer.

El vampiro me sonrió de nuevo, asintiendo, y observé como los últimos rayos de sol, que se colaban entre las hojas de los arboles, iluminaban su pelo mitad rosa, mitad castaño. Sonreí, recordando cómo se había empeñado en teñírselo de otro color y en que nos lo tiñésemos los dos; y así había acabado él con mechones rosas y yo con mechones rojos.

Nos bajamos con cuidado del tejado y volvimos a entrar a su habitación a través de la ventana, cogí mis cosas y Alex me acompañó a la entrada.

"Siento no poder acompañarte hoy a casa, tengo que ayudar a Austin." Me dijo, haciendo una mueca.

"¿Por lo de Stacy?"

"Sí, queremos estar preparados en caso de que venga a por nosotros, el hecho de que sepa donde vivimos es una gran desventaja para nosotros."

Vi como suspiraba y lo cansado que se veía, como si se hubiesen pasado horas pensando en nuevos planes y estratagemas para asegurar la seguridad de todos los vampiros que vivíamos -o medio vivíamos- en esa casa.

"No te preocupes tanto, 'Lexy, todo saldrá bien." Le revolví cariñosamente el pelo y le di un beso en la frente, haciendo un esfuerzo por creerme yo también esas palabras, porque lo cierto era que estaba tan asustado como todos. "Nos vemos mañana."

Le di un último beso en los labios, atrayéndolo más cerca y disfrutando de cómo sus labios, moviéndose en sincronía con los míos, encajaban a la perfección, y me fui dirección a mi casa.

Caminé lentamente por el bosque, tratando de no darle vueltas al tema de los cazadores, pero sin poder evitar hacerlo al mismo tiempo. De hecho, era todo lo que ocupaba nuestras mentes últimamente. Teníamos que ir unos pasos por delante de ellos, pensar que movimiento harían los cazadores ahora -pensar que haría Stacy ahora que su padre estaba muerto y su madre indispuesta. Todos teníamos más que claro que lo más probable era que fuese a por refuerzos, pero, ¿de cuántos más cazadores de vampiros estábamos hablando?

Suspiré, apartando todos esos pensamientos y decidiendo estresarme pensando en todos los trabajos y exámenes que tenía ya del instituto y que tenía más que claro que no haría hoy tampoco, aunque llevase posponiendo todo durante días porque lo de procrastinar se me daba demasiado bien, ya que estaba demasiado cansado.

Abrí la puerta de mi casa, pensando en subir a mi habitación y tumbarme en la cama a ver alguna serie.

Todas las luces de la casa estaban apagadas, algo extraño considerando que a estas horas mis padres deberían estar ya en casa, y en la casa reinaba un extraño silencio ahora que mis hermanos habían vuelto a la universidad de nuevo.

"¿Hola?" Grité para ver si alguien me contestaba.

Me adentré más en la casa, andando hasta la sala de estar donde normalmente se sentaban a ver la televisión después de trabajar.

Me quedé parado en el marco de la puerta, observando la sala vacía y oscura, cuando, de repente, sentí a alguien cogerme por detrás, tapándome la boca y amortiguando así mis gritos.

Rápidamente, y sin que pudiese ofrecer mucha resistencia, fui atado a una de las sillas de la sala de estar.

Era incapaz de pensar con claridad.

¿Cómo era posible que me hubiesen pillado ya, tan fácilmente?

¿Cómo era posible que supiesen siquiera donde vivía?

Y mientras yo valoraba la posibilidad de que los cazadores nos tuviesen bien vigilados a todos y me hubiesen seguido hasta aquí para un ataque sorpresa, todo se volvió tremendamente lógico en cuanto mis agresores salieron de las sombras y se pusieron delante de mí.

Me los quedé mirando con los ojos abiertos de par en par, incapaz de creer lo que veían mis ojos, pensando si todo aquello era una broma del universo.

No podía ser.

Mis padres.

"¿Sorprendido?" Preguntó mi madre, con una sonrisa. "La verdad es que nosotros también nos sorprendimos bastante cuando nos dimos cuenta de que teníamos al enemigo metido en casa. Tantos años protegiéndoos a todos -a Joe, a May y a ti, a nuestros preciados hijos- para que todo se fuese a la mierda en cuestión de meses."

Mi madre negó con la cabeza, como si estuviese muy decepcionada de mí, pero yo permanecí en silencio. Mi mente iba de un lado a otro. Quizás no eran cazadores, quizás esto era un malentendido, hasta ahora no habían pronunciado la palabra «vampiro» en toda la conversación.

Quizás todo era tremendamente obvio, quizás era imposible negar que mis padres estuviesen ahí para matarme, pero no podía creérmelo; porque eran mis padres, los que habían estado siempre ahí cuidándome.

"Joder, Joyce, te dije que no debía aceptar la propuesta de ir a acabar con los vampiros de Los Ángeles. Debería haberme quedado aquí, contigo y con los niños." Dijo mi padre, llevándose una mano al pelo, estresado, confirmándome toda duda que me quedase sobre si mis propios padres eran el enemigo.

Todas las piezas empezaban a hacer click en mi cabeza. Por eso de pequeños jugábamos en el bosque de Baltimore, porque ningún vampiro se acercaría a una familia de cazadores. La ausencia constante de mi padre también estaba justificada por el oficio, igual que los padres de Stacy, el mío debía irse a perseguir vampiros hasta aniquilarlos a otras partes mientras mi madre cuidaba de nosotros en Baltimore. Pensé también en porque me sonaba lo de una masacre de vampiros en Los Ángeles, y entonces me golpeó, llenándome de ira y tristeza al mismo tiempo; Luke y Michael sufrieron ese ataque junto a sus amigos. Mi padre era la razón por la que Luke y Michael habían acabado en casa de los vampiros, la razón por la que la familia de Stacy había acabado aquí y la razón por la que Alex me había mentido y había roto conmigo.

"¿Es en serio? ¿De verdad creéis que yo soy el enemigo cuando sois vosotros los que tenéis atado a una silla a vuestro propio hijo como si fueseis un par de psicópatas?" Escupí con ira, ahora que era completamente consciente de la situación.

Mi madre soltó una risotada, divertida, como lo harías cuando un niño pequeño suelta alguna tontería. Como si ser quienes eramos nos desvalidase, como si nos hiciese inferiores y seres horribles.

"Parece que no te hemos educado demasiado bien si crees que irte comiendo humanos está bien."

"No te lo tomes a mal, Jack, tu novio parecía muy simpático." Comentó mi padre, al mismo tiempo que sacaba algunas cosas de un maletín, como si estuviese preparando algo. "El problema es que los de su especie no nos caen demasiado bien."

"Hemos tenido mucha suerte de contar con esa chica. ¿Cómo se llamaba...? ¿Stacy?" Continuó mi madre, distrayéndome de lo que fuese que preparaba mi padre y continuando una vez vio a mi padre asentir, confirmándole que ese era el nombre de la chica, de mi ex novia mata-vampiros. "Es una pena que esos monstruos matasen a su padre y dejasen a su madre tan traumatizada, pobre mujer."

"No son monstruos." Solté, entre dientes, sintiendo mi paciencia consumirse cada vez más.

"Lo que tú digas, cariño." Contestó la mujer, con sorna. "Sin embargo, para nosotros si lo sois, y muy a mi pesar, tendré que acabar contigo y con tus amiguitos."

No tuve tiempo de contestarle porque mi padre se levantó del suelo, alejándose del maletín, y poniéndose al lado de su esposa. En sus manos sujetaba una jeringuilla con un líquido azul que, sin saber que era, su tono claro y casi fosforescente, me estaba poniendo enfermo.

"A ti ha sido fácil pillarte, obviamente, pero tendremos que usar métodos menos ortodoxos para atrapar a Alex. Él te convirtió, ¿verdad?"

Los miré con los ojos bien abiertos, preso del pánico, porque no podía permitir que le hiriesen a él, no soportaría que le hiciesen daño. Negué con la cabeza, tratando de engañarles para que no involucrasen a mi novio, pero supongo que solo hacía falta mirarme para saber que mentía.

"Creo que eso es respuesta suficiente, Joyce." Dijo mi padre, y mi madre sonrió a su lado.

"Bien, entonces inyéctale eso ya, tendremos una conversación con ese bastardo." Dijo Joyce, mi madre, andando hasta quedar detrás de mí, fuera de mi vista, desatándome para que mi padre pudiese tener mejor acceso a mi brazo.

"Te explicaré que es esto, Jack, puesto que deduzco que, al ser nuevo en esto, no te habrán explicado demasiado de las armas de los cazadores. Te lo hubiese enseñado todo yo, pero al parecer decidiste que era mejor el otro bando. Esto," Explicó mi padre, mostrándome una vez más el líquido azul y subiéndome la manga de la sudadera que llevaba mientras mi madre se ocupaba de inmovilizarme por detrás. "hará que Alex sienta el mismo dolor que tú, dado que es quien te convirtió, y, si de verdad te quiere, vendrá. Y entonces tu madre y yo podremos ocuparnos de él."

Abrí los ojos desmesuradamente, tratando de soltarme de su agarre y sin lograrlo, porque nada me dolería más que que le hiciesen daño a Alex.

Vi la aguja acercase a mi piel y eso fue todo lo que pude hacer, mirar, observar la aguja colarse dentro de mi piel y llenar mis venas de ese veneno que en cuestión de segundos me hizo probar el mismísimo infierno; igual que debía estarlo sufriendo mi vampiro.

Sentía la habitación dar vueltas del dolor, incidiendo particularmente donde Alex me mordió cuando me convirtió. Todo se veía distorsionado y, en esos momentos, no sabía si estaba llorando a causa del dolor que sentía o solo de pensar que mi chico debía estar pasando por lo mismo que yo en estos momentos.

Observé a mis padres, de pie delante de mí mientras yo me inclinaba hacia delante, cayendo al suelo sin que a ellos les importase lo más mínimo que no tuviese nada ni nadie sujetándome -porque, después de todo, ¿a dónde iba a ir con este dolor? Los miré des del suelo, incrédulo, pensando en cómo no les había importado para nada que fuese su hijo antes de envenenarme así.

"¿Sabes lo mejor de este veneno? Hasta que Alex no te muerda no pararás de sentir ese dolor insoportable. Para él es diferente, no obstante, al cabo de unos minutos dejará de dolerle; con lo cual no tiene por qué venir a por ti. Yo de ti me lo pensaría mejor la próxima vez antes de acceder a convertirte en un monstruo despreciable porque quizá tu príncipe azul no vendrá a salvarte." Dijo mi madre, burlándose de mí desde arriba, como si fuese un insecto al que mirar despectivamente.

Pero yo sabía que se equivocaba, desearía que no lo hiciese, aunque significase mi muerte, pero sabía que él vendría. Porque había demostrado más de una vez que era capaz de arriesgar su vida por mí y porque sabía que me quería lo suficiente como para meterse, conscientemente, en la trampa de los cazadores de vampiros.

Seguí retorciéndome de dolor en el suelo, porque parecía que a cada minuto que pasaba aquello dolía más y sentía que estaba volviéndome loco frente a ese dolor imparable. A ellos, por supuesto, les daba igual mi dolor y mis gritos, porque ahora yo solo era otra más de sus víctimas.

De hecho, no eran tontos, vivíamos en las afueras, así que nadie escucharía mis gritos.

Y entonces lo escuché, Alex, gritando mi nombre.

"¡¡Jack!!" Oí desde la entrada, por supuesto, mis padres se habían ocupado de darle la bienvenida dejando la puerta abierta, para que entrase él solo a su trampa mortal.

"¡¡Vete!! ¡¡E-Es una trampa!!" Grité de vuelta, con mi voz entrecortándose por el dolor.

Pero estaba claro que el chico de pelo rosa no me haría caso, y menos si yo sonaba así de mal, así que, guiándose por mi voz, llegó hasta donde estábamos.

Vi su expresión llena de horror, observándome tirado en el suelo, y como lentamente esos ojos preocupados se convirtían en ira y se tiraba encima de mi padre, entendiendo la situación mucho más rápido que yo.

"Oh, que buen saludo de bienvenida, Alex." Le dijo mi padre, quitándoselo de encima fácilmente de una patada en el estómago. "La última vez que te vi eras más educado."

Alex aterrizo en su espalda con un buen golpe aunque, siendo vampiros, dudaba que aquello le hubiese hecho daño.

Por otro lado, mi madre aprovechó para sacar un nuevo artilugio del maletín que tenía antes mi padre, sacando una especie de tubo rojo. Vi como mi novio abría los ojos con horror, viendo lo que mi madre sujetaba entre sus manos, y eso fue más que suficiente para saber que aquello era malo.

La mujer, antes de que nadie pudiese impedírselo, rompió el tubo, haciendo que de él saliese un humo espeso.

La mirada de Alex se topó con la mía esta vez, como si le preocupase mucho más lo que pudiese pasarme a mí que lo que fuese a provocar en él mismo ese humo.

En cuestión de segundos, el dolor que ya sentía fue en aumento cuando el humo se coló por mi garganta, haciendo que me ardiese, y que tampoco fuese capaz de ver con claridad porque ese humo hacía que me llorasen los ojos.

El chico de pelo rosa pareció conllevar el ataque mejor que yo, quizá porque llevaba más tiempo que yo siendo vampiro y debía haber estado en situaciones similares antes, y se levantó del suelo para tratar de contraatacar de nuevo.

Consiguió propinarle un golpe a mi madre, haciendo que el tubo saliese rodando por los suelos, pero mi padre fue igual de rápido en sujetarlo contra el suelo.

"Vaya, parece que Jack no elige tan mal a sus novios, a este no parece afectarle el humo." Soltó mi madre, sonriendo como si el golpe de mi chico no le hubiese hecho daño en absoluto.

"Ya que vamos a acabar con él, vamos a probar los nuevos productos que conseguí en Los Ángeles."

Observé, horrizado, como mi madre sacaba otra jeringuilla, esta vez de un color liliáceo y se la pasaba a mi padre.

Y pensé en lo bonito que se veía ese color en el pelo de Alex, brillando bajo el sol de verano, mientras nosotros corríamos y nos reíamos despreocupadamente con nuestras manos entrelazadas, y como ahora, viendo como brillaba dentro de ese tubo, me mareaba y me hacía llorar más. A este punto, el dolor que sentía parecía haberse convertido en un sonido de fondo, presente pero olvidado por mi subsconciente que me gritaba que salvase a Alex; pero era incapaz de moverme. El líquido azul y el humo de la habitación me tenían tirado en el suelo, sintiendo la habitación dar vueltas y mi cuerpo en llamas.

Supongo que Alex no estaba plenamente en condiciones tampoco, porque, al ver que el humo casi no le afectaba, mi madre había roto otro tubo que era peor que el primero, deduzco que tratando de debilitar a Alex aunque fuese solo un poco. El ambiente estaba tan contaminado que ni siquiera él, fue capaz de librarse del líquido violeta. Vi como se colaba completamente en su piel, soltando un grito lleno de rabia y miedo, porque no quería que le hiciesen daño.

Alex arqueó la espalda, tirado en el suelo, y soltó un grito desgarrador. Vi como las lágrimas rodaban silenciosamente por sus mejillas y me pregunté que demonios le habían inyectado para que estuviese así.

"Oh, esto sí que hace que reacciones." Dijo mi padre, cogiendo la cara de Alex entre una de sus manos para mirarle mejor. "Te diré algo, este líquido, además de sentarte así de mal, también viene con sorpresa."

Teniéndonos a ambos tirados en el suelo, retorciéndonos de dolor e incapaces de movernos, mucho menos contraatacar, mi padre se levantó del suelo y fue a buscar algo más; no sin antes darle una patada en las costillas a Alex, haciendo que soltase un alarido lleno de dolor.

"No te diré cuál es la sorpresa, porque, ya sabes, de eso se tratan las sorpresas, pero sí puedo decirte que eso te vuelve sensible al dolor -incluso más sensible a él de lo que los humanos lo somos."

"Veremos si te quedas tan tranquilo como con el humo." Se rio mi madre.

No esperé, en ningún momento, nada de lo que sucedió. Porque eran mis padres, después de todo, y nadie se esperaría a sus padres torturando a su novio, con todo tipo de artilugios caza-vampiros, mientras su hijo grita desesperadamente tanto de dolor como por ver a la persona que más quiere sufriendo de esa forma.

Todo lo que podía ver era a Alex, a través de mis ojos borrosos, tratando de soportar aquello, tratando de contraatacar y sin lograrlo. Quería ayudarle, quería salvarle de aquello, pero estaba tan presionado contra el suelo por el dolor como él.

Entonces, cuando sentía mi consciencia ir y venir, con el dolor y el veneno dentro de mi cuerpo adormeciéndome y oyendo los gritos de Alex de fondo -sin poder mirarle, porque me dolía demasiado verle sufrir así y no poder hacer nada-, oí la puerta de entrada abrirse con un estruendoso ruido.

Rian, Austin y Gerard no tardaron en entrar en la habitación donde estábamos y rápidamente le quitaron de encima a mis padres a Alex, ocupándose ellos tres de ellos.

No sé lo que debieron hacerles a mis padres para revertir la lastimosa situación en la que nos encontrábamos ambos, porque Rian consiguió sacarnos de allí, dejando que los dos vampiros restantes se ocupasen de los dos cazadores.

En cuanto logró cargar con los dos hasta fuera de aquella casa, lejos del peligro y del prolongado dolor, me desplomé contra el suelo de asfalto delante de mi casa, sintiendo como, lentamente, los efectos de aquel humo que infestaba ahora toda la casa, desaparecían. Sin embargo, mi cuerpo seguía ardiendo de dolor, como si estuviese metido en una casa en llamas.

Rian dejó a Alex en el suelo con cuidado, quien jaleaba ahora libre de las torturas a las que mis padres lo habían sometido. Tenía cortes y quemaduras en todas partes, en sus brazos, en la cara y estaba seguro de que debajo de la ropa escondía heridas similares. Sabía que, siendo vampiros, no le costaría demasiado recuperarse y que, en menos de una semana, todas esas heridas habrían desaparecido; pero, aun así, dolía verle en ese estado.

Y quizá fue la presión de todo lo que había pasado tan de repente, de haberme enterado de que mis padres eran nuestro enemigo y que nos habían herido y torturado a ambos sin importarles que yo era su propia familia, o ver a mi novio tan herido, pero empecé a llorar.

Porque hacía apenas unas horas yo estaba besando a Alex sobre el tejado de su casa, riéndonos por tonterías, y ahora dolía saber que eran mis padres quienes lo habían metido en esa situación y que todo eso era mi culpa porque, si él no hubiese venido a por mí, ahora estaría bien y no tan malherido.

Alex se arrastró lentamente hasta donde estaba, cogiendo mi rostro entre sus temblorosas manos. "Shh, está bien, todo estará bien, mi amor."

Pero yo negué con la cabeza, porque nada, absolutamente nada, se sentía bien en ese momento. Porque mis padres podían estar muertos en esos momentos y yo no sabría si alegrarme o llorar más por ello, porque si los perdedores eran los otros dos vampiros también querría morirme; porque incluso las manos de Alex, quien siempre intentaba reconfortarme, ahora temblaban y eso no me reconfortaba para nada.

Alex, viendo el estado en el que me encontraba, hizo una mueca y me dio un beso fugaz en los labios.

"Deberías-" Oí decir a Rian, de hecho, era la primera vez que lo oía hablar desde que estábamos ahí.

Él también jadeaba un poco, y no era menos considerando el humo que inundaba la casa, pero, por suerte, no se había expuesto demasiado a él. Lo que verdaderamente me preocupaba era los dos que todavía seguían dentro, solo confiaba en que de verdad fuesen lo suficientemente fuertes para resistir aquello.

"Lo sé." Respondió Alex, cortándole a media frase.

El chico de pelo rosa tiró mi cabeza hacía un lado con suavidad, consiguiendo más acceso a mi cuello, y me mordió. Supongo que él, al igual que mis padres cazadores, sabía lo que tenía que hacer para ayudarme. Al poco rato, el dolor empezó a desaparecer. Había pasado tanto tiempo con ese dolor de fondo que ahora casi se sentía raro no sentirlo.

No obstante, a pesar de que ahora me sentía mejor, no podía dejar de llorar. Mi chico volvió a dirigirme una mirada triste y me abrazó. Podía sentir su cuerpo frágil, temblando contra el mío, como si una simple brisa pudiese romperlo.

No mucho más tarde, Austin y Gerard salieron de la casa, jadeando por aire tal y como nosotros habíamos hecho minutos antes. Vi de reojo como mi chico les dirigía miradas de advertencia y, realmente, se lo agradecí, porque no me creía preparado para saber si mis padres estaban muertos o simplemente heridos.

"Tenemos que irnos." Sentenció Austin, ayudándonos junto a los otros dos vampiros a levantarnos del suelo y a emprender el camino hacía el bosque.

"Estoy de acuerdo, después de esto está más que claro que tenemos que largarnos de Baltimore lo antes posible." Concordó Gerard, a su lado, ayudando a Alex a caminar puesto que era el que más afectado había salido de ese ataque.

Pero no supimos, realmente, lo mucho que nos urgía irnos de aquella ciudad hasta que no vimos la vieja estructura de la casa donde todos los vampiros vivían arder en llamas.

Los vampiros que estaban dentro de la casa mientras nosotros nos enfrentábamos a mis padres habían conseguido librarse del segundo ataque, en el suelo yacían los cuerpos inertes de los cazadores, y ahora todos observaban el fuego propagarse por toda la casa.

Gerard corrió rápidamente hasta donde estaba Frank, supongo que preocupado por si estaría bien puesto que no estaba demasiado en condiciones para lidiar con cazadores, y juntos observaron -igual que todos los demás- como el hogar que una vez formaron, se convertía en cenizas frente a sus ojos.

Después de aquello, no quedó duda de que todo lo que conocía había desaparecido y aquello solo había sido una advertencia; si no queríamos acabar muertos, debíamos decirle adiós a Baltimore.

∆∆∆

pregunta importante, alguien se esperaba el plot twist de los padres de jack???? el final este????

votad, comentar y espero que la vuelta a clases haya ido/vaya bien ^^
también podéis seguirme en twitter / instagram @ saiphris donde subo arte de un poco de todo !! 🥰💓

-Cris x

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