Sigo aquí, llorando, hace más de 20 minutos que debí decir algo, pero no, solo me quedo aquí, sentada con las manos en las rodillas y llorando a todo lo que da.
El chico de rizos y ojos verdes, solo se limita a observarme, no dice nada, no mueve nada y no hace el mínimo intento de levantarse para irse. Se queda ahí sentado a mi lado.
En cuanto las palabras salieron de mi boca, el soltó mis manos y se las llevo directo a la cara, en tono de que no sabía que sucedía.
Mi amigo y su madre no han salido de su cuarto, ciertamente me gustaría que Rose saliera del cuarto y viniera a darme un abrazo para decirme que todo estará bien.
Harry no ha dicho nada y eso me desespera demasiado.
Me levanto para ir por un poco de agua y hacer que mi garganta ya no este tan seca.
–¿Qué haces?– su tono de alerta me saca de mi mundo.
Lo miro y su expresión a cambiado, ahora está... ¿Preocupado?
–Eh, voy por agua... ¿Quieres?– le pregunto y él niega.
Me dirijo a la alacena y tomo un vaso de cristal, vierto agua en el y me lo tomo de casi un golpe.
Regresó a la sala y el ahora está de pie. Me vuelvo a sentar en el sofá y él se mantiene ahí.
–Se... Sé que es algo difícil de decir... Pero, Kiara, no entiendo.– dice finalmente.
Mis ojos se cristalizan como por veinteava vez en la noche y solo limitó a asentir.
–Harry... Esto, esto es algo de mi vida privada. Es difícil decir esto a una persona que conoces hace menos de un mes. Pero tú... Tú irradias confianza, tú... Al menos tú me haces sentir segura.– termino de decir.
Me mira y se acerca a mi, se pone de cuclillas y toma mis manos. Yo no lo había notado pero ahora tiemblo.
–Nena, yo, no sé qué decirte. No sé qué ha pasó con ellos, no sé porque están así, separados.– dice mirándome a los ojos.
–Hubo algo que provocó que nos separáramos.– termino de decir.
Me mira con esos hermosos ojos verdes y me aprieta más las manos. Bueno, ahora sí estoy segura que quiero contarle. Muevo mis manos para que se vuelva a sentar a mi lado y eso hace, pero sin soltar mis manos.
–De acuerdo... Bien.– digo. – Cuando yo tenía 9, mis padres me dijeron que yo tendría un hermano o tal vez hermanita. Yo estaba súper feliz, ya sabrás, una niña de 9 años, de esas que siempre han querido a su pequeña hermana para jugar con ella y cosas así. Nos enteramos que sería una niña, todos estábamos contentos, mis papas aún más. Cuando ella nació, era una niña tan bonita, su cabello era un café chocolate, su color era hermoso, sus ojos eran cafés claros, no como los míos, los de ella eran extraños, esa bebe era, perfecta. Parecía una muñequita.– sonrío ante mi recuerdo. –Le pusieron Sarah. Mi... Patrick, apenas iniciaba en los negocios de una forma lenta, él era la mano derecha de su jefe, ganaba bien, si, no éramos millonarios como ellos lo son ahora. El caso es que, yo siempre quería jugar con Sarah, pero Sofía no me dejaba. Sarah parecía una bebe de porcelana y yo solo quería jugar con mi hermanita. Sofía decía que yo la iba a lastimar, que le iba a hacer daño a la bebe. Yo lo acepté porque siempre pensé que como Sarah era hermosa, si yo le hacía algo, ella dejaría de ser bonita.–hago una pausa. Suspiro y continuó.
–El caso es que.... Todos los amigos de Patrick, antes de Sarah, a mí ellos me llevaban regalos o pequeños detalles. Pero eso dejó de pasar cuando conocieron a Sarah. Prácticamente Sarah fue la luz de todos, absolutamente todos, querían conocer a la pequeña niña de porcelana de los Henderson Smith.
–A mí eso no me gustaba, yo quería que ellos me tratan así, ellos ya no me prestaban atención. Nadie lo hacía. Así crecí hasta los 14, hasta que entre a la secundaria y me volví, más rebelde se podría decir, yo me sentía grande, no importaba que, yo ya era grande. La casa la que nos mudamos una vez que Patrick ya podía gastar más, era grande y muy linda, pero había una casa, una casa del árbol, ya estaba vieja, pero se veía bien. Ese era mi lugar, ahí yo me escondía de todos, Sarah siempre quería subir y como yo no le cumplía su capricho, siempre corría hacía con nuestros padres y siempre yo terminaba castigada. Un día mis amigas me invitaron a un concierto de los Rolling Stones, estábamos súper contentas, yo conocería a Mick, mi noche iba a ser estupenda... Pero también esa noche, ellos tenía una cena, muy importante y como no se podía llevar niños, a mí me toco cuidar a Sarah, ya me habían dado permiso de ir al concierto, lo peor fue cuando me dijeron que ya no iría para quedarme a cuidar a mi pequeña hermana de 6 años. Me puse como loca. Me enoje y me encerré en mi cuarto. Ellos me dijeron que estaba aún más castigada y que cuando regresaran hablarían conmigo, se fueron y Sarah se quedó en la sala, jugando con sus perfectas muñecas. Ella vino a tocar mi puerta y a pedirme que ya no este triste y que jugara con ella... Hasta me dijo "Kiara, ya no llores, es más ven y pones tus discos de los que te gustan, esos Rolando Estan." – sonrío, ante el recuerdo. Miro a Harry y el aún sigue observándome, prestándome atención a lo que digo.
–En ese entonces a mí me enfureció que dijera eso, me recordó que por su culpa yo no fui al concierto, le dije que fuera a la casa del árbol, le dije que jugara ahí, que le daba permiso con tal de que desapareciera de mi vista. Patrick ya no dejaba que me subiera ahí, porque en cualquier momento algo pasaría con esa casa, pero tampoco la mandaba a destruir porque no tenía tiempo de contratar a alguien.– al terminar de decir eso, noto que Harry tiene la cabeza agachada.
–Ahí tuvo tu hermana un accidente.– dice Harry lentamente.
–Ella fue a jugar ahí, con tal de no molestar más a su hermana mayor... Cuando grite el que desapareciera de mi vista, después en un susurro dije "para siempre" y así fue, mi pequeña hermana se fue, para siempre.– hago una pausa. –Escuche un grito, el peor grito que puedas escuchar, también como algo se destruía... Cuando baje a ver qué pasaba, vi que la casa del árbol estaba toda destrozada. Corrí a ver a Sarah, comencé a buscarla entre toda la madera, hasta que la encontré.– suspiro. –Tenía sangre, demasiada. La saque de entre los escombros y la puse a mi lado, no sé cuánto tiempo me mantuve llorando, hasta que... Nuestros padres llegaron, antes de que ellos me vieran en el patio con Sarah en brazos, vi sus caras de felicidad, hasta que Sofía me vio y dio un grito. Después Patrick volteo y su cara fue algo indescriptible. Ambos vinieron hacia mi... Sofía se arrodilló y empezó a decir que que pasó, yo no podía hablar. Patrick me jaló de el cuerpo de Sarah y me empezó a decir "¡que le hiciste a mi niña! ¿!Contesta Kiara!? ¿Qué le hiciste?... El no me dejaba explicarle, porque hubo un momento en el que comenzó a decirme que era una asesina, que yo había matado a Sarah, Sofía no decía nada, solo tenía a la niña en sus brazos... Pasó un día, Patrick hizo lo posible para que la muerte de su pequeña no se hiciera pública... Antes del velorio de Sarah, el me corrió, me dijo que no podía tener de hija a una asesina. El día que Sarah falleció, que fue donde ellos salieron a la cena, a Patrick lo ascendieron a vicepresidente en la empresa. El tiro mis cosas, me saco de la casa.– digo aún llorando más.
–¿Y Sofía? ¿Qué hizo?– pregunta Harry.
–¿Qué hizo?– río ante la ingenuidad. –Me defendió, si. Pero Patrick le dio dos opciones, o el o yo. Y al final de todo, pudo más el dinero. Pasé varios días en la calle, hasta que encontré a Dereck y el me ayudó. Con ayuda de él y de su familia, tuve que ir a psicólogos para poder seguir con mi vida puesto que día tras día yo me culpaba por la muerte de mi hermana. Desde esa noche, los Henderson perdieron dos hijas. Dereck le pidió a su padre que se asociará con Patrick para así, de alguna forma vengarme. Pero hasta el día de hoy los negocios han ido bien.– me callo. Y hasta ahí terminó la historia.
Harry me da una servilleta para que pueda limpiarme y yo asiento en agradecimiento.
–No puedo creer que hicieran eso. Prácticamente ellos querían más a la niña.– termina de decir.
–Sofía está tan arrepentida de no haberme ayudado, que por eso hace esas cenas de beneficencia.– digo en susurro.
Harry se agacha y me toma entre sus manos.
–Te agradezco que me hayas contado esto. No sé en qué punto estemos, pero Kiara, yo te quiero y quiero protegerte.– miro sus ojos verdes que me observan. Acerca lentamente su rostro hacia mi. Me va a besar, sé que me va a besar.
No tarda mucho y siento sus labios junto a los míos, sus suaves y rosados labios. Le permito besarme y le sigo el ritmo. Es tranquilo, suave y deja que nos llevemos.
Ahora se, que si puedo confiar en el.