Capitulo 16

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–Te extrañe tanto.– La mama de Dereck se abalanzó hacia el para poder abrazarlo.

Acabamos de llegar por ella al aeropuerto y Dereck quedó asombrado con la cantidad de maletas que su mama trajo.

Tenía más de un año que no la veía. Se puede decir desde que Dereck y yo tuvimos nuestra graduación.

Lo que me gusta de Sandra Paterson, es su personalidad. Que, a pesar de ser una mujer ya grande, su humor es muy lindo.

Desde que la conocí, tiende a vestirse con faldas que le llegan sobre la rodilla, ya sea que lleve un saco o una blusa holgada. De los zapatos que decir, no soporta los zapatos de piso, siempre lleva consigo unos de tacón corrido o de aguja, claro, no muy altos.

Siempre me ha dicho que una mujer debe vestir bien en todo momento.

Y que decir de cuando me platicó que el día que me case, yo tendré que estar de acuerdo a mi matrimonio. Solo me río ante la idea.

–Mama. Tranquila, yo también te extrañe.– Dereck se separa de ella. Sandra me mira y me sonríe.

Me acerco y la abrazo.

–Te vez hermosa. ¿Cómo has estado?– me pregunta.

–De maravilla.– sonrío.

–Te veías hermosa en esa cena benéfica, que la querida Henderson organizó.

–¿Cómo lo sabe?– pregunto incrédula.

–Dereck me mando fotos.

Volteo a ver a mi amigo y el está silbando con su teléfono en mano.

Levanta la mira y me sonríe falsamente.

–¡Dios Kiara! Te dije que mi hermana te quería ver. Te tome fotos desprevenida.– ¿Pero qué? ¿Cuándo? Pienso.

No digo nada y me volteó hacia Sandra.

–Te ayudo con tu bolsa.– la tomo y partimos hacia la entrada del aeropuerto.

Dereck gruñe cuando levanta la primera maleta.

–Mama. ¿Qué traes aqui? ¿Piedras?– Sandra ríe y le da unos golpecitos en la espalda.

Dejo que ella se siente adelante mientras yo me siento en la parte de atrás.

Dereck enciende que auto y la radio suena demasiado fuerte. Grito por el ruido que daña mis tímpanos. Dereck logra apagar la radio.

Sandra lo mira molesta y mi amigo solo le sonríe y partimos rumbo al departamento.

Llevamos un rato callados. Sandra enciende a un nivel razonable la radio y eso es lo que nos mantiene en un agradable momento.

Mi celular suena y Dereck me hace el favor de pasármelo.

El nombre de Harry alumbra la pantalla. Presionó responder.

–Hola Harry.– mi voz suena baja.

–Hola nena.– del otro lado se escucha ruido y mucho.

–¿Qué sucede?– digo, porque no tiene ni más de dos horas que me dejo en mi departamento.

–Solo saber cómo estás.– río.

–Harry, no tiene mucho que me dejaste en mi casa.– ahora hablo más fuerte llamando la atención de mis dos personas en la parte de adelante.

–¿Y eso que?– pausa. –Quería oírte.  Vine a ver unos asuntos al centro y la fila está muy larga.– notó su tono de aburrimiento.

–¿Ves lo que pasa por ser un hombre de negocios?– ahora el ríe. –¿Qué acaso no tienes una secretaria?

–En Londres, si. Aquí, no.

–Consíguete una.– le digo.

–Oh, te preocupo tanto que no quieres que yo ande por la calle haciendo diligencias.– dice burlonamente.

–No es así. De echo te sirve para que no estés mandando a la gente a hacer tus cosas.

–¿Crees que trató mal a mis empleados?– burla otra vez.

–Puede ser.

No escucho nada. Solo su respiración. Pienso que tal vez vio algo que lo tiene distraído.

–No. Nena, nos vemos luego. Ya llegue a la caja. Cuídate.– no me da tiempo de responder, porque cuelga al instante.

Dejo mi celular a un lado y cuando levantó mi cabeza Dereck me observa por el espejito retrovisor.

–¡A Kiara le gusta Styles!– grita.

–¡Dereck! ¡No grites!– le regaña su madre.

–Perdón.

–No me gusta. Solo somos amigos.– digo.

–¿Quién era nena?– la voz dulce de Sandra me habla.

–Un amigo.

–Se llama Harry Styles y es Londinense.– el bocón de mi amigo termina de decir.

–Styles... Styles...– piensa un rato. –¡Claro! ¡Styles! Harry Styles ¿No?

Asiento.

–Buen muchacho.– dice Sandra.

–¿Lo conoces?– le pregunto y ella asiente.

–Hace tiempo hizo unos negocios con Peter. Esta muy guapo ese muchacho y no aparenta la edad que tiene.

–Se ve mejor que yo a sus veinticuatro– dice Dereck.

Su mama lo voltea a ver confusa.

–¿Veinticuatro?– ríe. Pero ríe fuerte. –Harry no tiene veinticuatro.

–¡¿Qué?!– mi voz chilla.

–¿Te dijo que tenía veinticuatro?–asiento. –Nena, el tiene 32.

Dereck frena en seco, como si de una película se tratara.

Sandra le regaña. Mi amigo se queda viendo asombrado ante lo que dijo su mama.

–Tranquilas. Ya llegamos.– ríe.

Bajamos del auto y ayudó con las cosas.

Así que tiene 32. ¿Por qué demonios me dijo que tenía 24? Y lo más estupido, yo le creí, aunque sí aparenta más.

Recuerdos (Harry Styles)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt