Little Things » Niall Horan

By harryscinnamon

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HISTORIA GANADORA DE LOS PREMIOS WATTY 2014 Ganadora al "Mejor Fanfic de Niall" en los Premios WFA. ❝ ...Nunc... More

Sinopsis
Prólogo
I. She
II. You Can't Hide
III. Promises
IV. Shallow
V. Blackout
VI. Recover
VII. I'm Fine
VIII. Obsession
IX. You Da One
X. Reality
XI. Exception
XII. Versace
XIV. Impulse
XV. Blinded
XVI. Addicted To Love
XVII. Confession
XVIII. Farther Away
XIX. Time
XX. Clues
XXI. When You're Gone
XXII. I Can't
XXIII. Puzzle
XXIV. Out Of Control
XXV. Confrontation
XXVI. You're Perfect To Me
XXVII. Mess
XXVIII. Risks
XXIX. Epilogue
Nota de la autora (agradecimientos)
PREMIOS WATTY
¡Ganamos!

XIII. Runway

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By harryscinnamon

La primera prueba de vestuario fue durante ese mismo fin de semana. Aquella mañana de sábado, los nervios se manifestaron tempranamente en mí. Desde que supe que trabajaría para Versace, decidí apegarme a mi dieta más que nunca, por lo cual no había comido absolutamente nada durante esos días con la única intención de querer encajar a la perfección en la ropa que tuviese que modelar. Quería lucir hermosa, sin importar lo imposible que me pareciera. Una vez que llegué a las oficinas de la marca, me guiaron hacia donde se encontraban todas las modistas y modelos viendo los detalles para el gran día. Según lo que se me había informado, al igual que el resto de las otras chicas, tendría tres apariciones en la pasarela, serían dos vestidos y un especial de ropa interior. Recuerdo bien que una vez que tuve la ropa encima, tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para no fijar mi vista en el espejo, pues si lo hacía terminaría renunciando a mis sueños. De cualquier forma, me parecía que la ropa se adecuaba relativamente bien a mi cuerpo, aunque tal vez era demasiado ajustada y quizás necesitaría una o dos tallas más grandes. "Demonios", pensaba. Necesitaba pesar esos malditos treinta y cinco kilos con desesperación.

Finalmente había terminado consiguiéndome tres entradas exclusivas para mis invitados: Niall, Eloise y Harry Styles. Por supuesto que cuando los organizadores del desfile se enteraron de quiénes se trataba, no me dieron unos asientos cualquiera, sino que los de la primera fila. Claramente, dos integrantes de One Direction junto con la novia oficial de uno de ellos, significaba muchísimo para la marca, obviamente no habrían podido quedarse en cuarta o quinta fila, ellos tenían que estar adelante. Por otro lado, no me molesté en pedir una cuarta invitación para Bradley, probablemente no querría asistir y ni siquiera hubiese sido capaz de permanecer tanto tiempo sobrio.

Durante esos días no pasaron demasiadas cosas, simplemente el ambiente navideño estuvo rondando Nueva York con persistencia, mas yo parecía no pertenecer a él. En mi departamento no existían decoraciones, no había un árbol que rodear de regalos, ni mucho menos un fanatismo inexplicable por esas fechas. A pesar de ello, sí recibí regalos, uno de mi madre, quien me mandaba una serie de fotografías de la familia en San Francisco, junto con una caja de bombones; otro de Bradley que consistía en una cajita de madera que contenía un montón de variedades de té; y otro de Niall, que resultó ser una preciosa pulsera de Swarovski.

Posterior a esa primera prueba, hubo una segunda el día antes del desfile, donde se verificaría que estuviese todo absolutamente perfecto en cuanto a la ropa. Tenía que admitir que estaba muchísimo más tranquila que la primera vez que tuve que probarme la ropa, ya que durante esa mañana, al subirme a la balanza, me pude percatar de que ya pesaba cuarenta y siete kilos, y que por lo tanto estaba tan solo a doce de alcanzar mi meta.

Parecía extraordinario lo rápido que había llegado mi gran día. Ahí me encontraba en mi departamento haciendo tiempo antes de partir, tratando de no morderme las uñas y fumándome uno de los cigarrillos de Brad mientras me movía de un lado para otro.

- ¿Qué sucede, Aly?- Preguntó la voz rasposa de Bradley cuando se encontró conmigo en el living. Dirigí una mirada hacia él, analizándolo. El pelinegro nada más vestía la parte de abajo de su pijama y decoraba su mentón con una barba de varios días, en su mano derecha se posaba una botella de vodka a medio tomar, siendo que recién eran las cuatro de la tarde. Me mordí el labio inferior, decepcionada.

- Nada, cariño...- Mentí, botando el humo de mis labios, sin siquiera sentirme culpable de no haberlo invitado. Miré la hora en el reloj de pared, sonriéndome a mí misma en mi interior, aliviada. La hora de partir había llegado. Apagué el cigarrillo en un cenicero.- Iré... Iré al gimnasio, a pasar el rato.- Volví a mentir.- Deséame suerte, ¿Si?

- Eh... Bueno, suerte en el gimnasio.- Me dijo él, un tanto extrañado, observando mi delgada figura salir por la puerta, esa misma figura que yo no era capaz de verla tal como era.

(...)

Cogí un taxi, le dicté la dirección del desfile al conductor, y permanecí el resto del viaje en silencio, con la mirada perdida en el paisaje de la selva de edificios que me entregaba la ventana. Me percaté de cómo la ansiedad se manifestaba inconscientemente en mí, de cómo mis manos empezaban a soltar un leve sudor a medida que íbamos acercándonos al lugar. Una vez ahí, pagué y bajé del vehículo, repitiéndome a mí misma que por favor recordara respirar, que me calmara y que si era fuerte, sería capaz de poder con toda esa presión que tenía encima. Ahí fue que me recibió Anna Petrova, quien me guió hacia donde la magia sucedía:el backstage.

Entramos a un enorme salón que contaba con una gran cantidad de tocadores, estos repletos de los implementos que utilizarían las estilistas en las modelos; montones de ropa por doquier; una sección de vestidores más apartada; y un par de escalones que guiaban hacia una cortina morada que daba a la pasarela.

- Ella es Karina, se encargará de tu cabello y maquillaje. Estás en excelentes manos, Alyssa.- Me informó Petrova, presentándome a la mencionada Karina, una chica de cabellos rojizos, no muy alta, delgada, con una sonrisa que solamente podía inspirarme confianza. Estrechamos las manos, conscientes de que a ambas nos convenía llevarnos bien si íbamos a trabajar juntas.- Una vez que termines, te colocarás tu primer vestido y esperarás a que te llamen. Y el resto, ya lo sabes, cuando termines la primera vuelta, regresas con Karina para retocar el peinado y el maquillaje, te cambias, y así la próxima vez. ¿Entendido?

- Entendido.- Confirmé, sonriendo ampliamente.

- Gracias, Anna.- Dijo la pelirroja, antes de que se marchara Petrova.- Muy bien, Alyssa, entonces, adelante, toma asiento.- Se dirigió a mi con amabilidad.

Obedientemente, tomé asiento en una de las sillas frente al tocador que la chica me señalaba. Cerré los ojos durante todo el proceso, permitiéndole a Karina que se encargara de embellecerme y trabajar con mi cuerpo con la mayor plenitud posible. Todo era absolutamente agradable, siempre había adorado esa sensación de atención que recibía antes de un desfile, pues el que hubiese alguien que se dedicara exclusivamente a hacerme lucir perfecta, era maravilloso. De tanto en tanto, desviaba mi mirada para ver cómo el resto de las estilistas trabajaba en las otras modelos, todas lucían muy pacíficas y relajadas. ¿Acaso era yo la única ansiosa, o era que ellas sabían disimularlo muy bien? Volví a cerrar los ojos, ignorándolas.

Fue en eso que escuché mi celular sonar, y sin poder contenerme, me disculpé con Karina para poder leer el mensaje de texto que acababa de recibir. Tal y como había sospechado, se trataba de Horan. "Aly, ya llegamos al lugar. Muchísimas gracias por los asientos en primera fila. Éxito, te veré en la pasarela, preciosa x." Quise chillar de emoción, pero me contuve. Niall ya se encontraba ahí, y eso era todo lo que necesitaba para que mi desfile fuese perfecto.

- ¿Tu novio?- Inquirió Karina con simpatía, aparentemente, la emoción en mi rostro había sido muy evidente. Me sonrojé ante su sugerencia. "Ya quisiera que Brad fuera como Niall."

- No, mi mejor amigo.- Repliqué con una sonrisa.

Pronto, Karina ya había terminado conmigo, por lo que eso significaba que llegaba la hora de ir a vestirme. Por fin pude ver montones de personas yendo de allá para acá, el ambiente se había visto envuelto en un velo de desesperación y bullicio que trataba de ocultarse bajo una muy mal simulada calma. Sonreí, irónicamente, más tranquila. Por mi parte, me dediqué a prepararme mentalmente para lo que se venía, concentrándome únicamente en mí. Pasé a los vestidores y así fue como me coloqué el primer vestido, negro, sencillo y precioso. No me molesté en revisar como lucía en mí, intenté no pensar en ello para no amargarme con estupideces.

El desfile ya había comenzado, y en todo el lugar se escuchaba la voz de la presentadora acompañada de la música de fondo, recién ahí fue cuando me percaté de lo rápido que estaba sucediendo todo. Todas las modelos comenzamos a formarnos en fila tras la cortina morada, delante de mí se encontraban dos modelos más junto con la diseñadora oficial de la colección y Anna Petrova, quien parecía ser la que les daría la señal antes de salir. Fue así que salió la primera chica a la pasarela.

- ¿Listas? Después de Elizabeth, viene tu turno Alyssa.- Nos indicó Anna, yo solamente asentí, tratando de inhalar y exhalar profundamente.

La modelo anterior regresó, y con esto, la tal Elizabeth salió a modelar, increíblemente, antes de lo que hubiese esperado, la chica ya había vuelto, lo que significaba una sola cosa: era mi turno.

Salí tras la cortina y me enfoqué en caminar y repasar las instrucciones que yo misma me iba dando mentalmente paso a paso: "camina recta, cabeza en alto, vista en un punto ciego, cuando llegues al final, detente ahí un instante, que no sea demasiado ni que sea muy poco, luego podrás regresar". Y así lo hice, seguí mis propias indicaciones al pie de la letra, con una seguridad desconocida y la vista en frente, resistiéndome a buscar a Niall con la mirada, pues si llegaba a hacer eso me vería muy poco profesional y hasta podría haberme costado el trabajo de mis sueños.

Una vez que llegué al otro extremo de la pasarela, pude sentirlo todo. Era fabulosa, hermosa, y la gente me observaba con admiración al lucir la ropa con una gracia inigualable. Me tomé un breve instante para apreciar y conservar esas deliciosas sensaciones en mi interior, y tras ello me volteé caminando de regreso al backstage, orgullosa, donde recibí mis respectivas felicitaciones por parte de Anna y la diseñadora.

Rápidamente, volví donde Karina, quien se encargó de retocar mi maquillaje y mi cabello. Acto seguido, partí en búsqueda del siguiente vestido que debía modelar, que si bien era precioso, tenía el detalle de que dejaba al descubierto mis espantosas piernas, lo cual me hacía sentir bastante incómoda. De todos modos, traté de ignorar ese desagradable pormenor.

Nuevamente, salí, imité exactamente lo que había hecho antes, volviendo a disfrutar de esos sentimientos que solamente surgían cuando me encontraba sobre la pasarela, donde era que creía que a la larga mis esfuerzos sí estaban dando frutos, haciéndome comprender lo mucho que significaba el modelaje en mi vida. A mis ojos, el modelaje era la aceptación de los demás, era cómo ellos me hacían receptora de su admiración, algo indescriptible, tan exquisito que jamás podría haber considerado dirigir mi futuro profesional en otra dirección. Sabía bien que estaba ahí por esos rostros desconocidos, para que me amaran, aplaudieran y desearan. Quería que me vieran como lo que ellos querían ser, convertirme en ese prototipo que los guiaba como a mí me había sucedido con otras modelos. Mi lugar estaba allá arriba, en mi propio pedestal donde podía ser adorada, ahí era donde pertenecía.

Regresé al backstage, sabiendo que se me venía el momento más difícil: desfilar en ropa interior. Me coloqué el conjunto, con torpeza, sintiéndome extremadamente expuesta, casi desnuda. Esta vez, tuve que mirarme en el espejo, horrorizándome y conteniendo el llanto. Me sentía asqueada con la imagen que veía: mis piernas, mi estómago, mis brazos, todo era demasiado grande. ¿Cómo podría salir así? Sería una humillación total.

Escuché que llamaban mi nombre, pero aún seguía demasiado estupefacta observándome. Escuché un segundo llamado al que respondí con un seco "voy". Salí del vestuario, sabiendo que mi ánimo ya no me acompañaría en mi caminar. Anna me observó y me sonrió, no supe como interpretar esa sonrisa, por lo que me limité a tomarla como un consuelo para que no jodiera el desfile. Así fue que ya me encontraba caminando por la pasarela, ignorando todo, absolutamente todo. Me sentía una mierda, fea, ridiculizada, y había comenzando a comprender porqué era que la gente me miraba. ¡Había sido una idiota al creer que se trataba de admiración, pues simplemente era asco! Siempre me mirarían con asco, yo era la muy ilusa que se tragaba el cuento de que por estar en una pasarela me volvería mágicamente bella. No señores, no era así. Sabía que la gente se espantaba con mi aspecto, con mi peso, que Nialler solamente podía sentir vergüenza de mí desde ahí abajo. Sin embargo, fui más fuerte que todo eso y terminé con la poca dignidad que me quedaba el desfile, para luego correr a los vestidores y romper en lagrimas, arrepintiéndome al máximo de haber cogido ese maldito trabajo, sabiendo que mi cuerpo jamás sería lo suficientemente delgado para ello.

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