Daron, un ángel para Nathalia...

By jane_n_johnmest

1.8M 151K 16.4K

LIBRO COMPLETO✓ Una joven normal, con una vida normal. Abandonada por su madre, pero amada y protegida por su... More

Sinopsis
Para ti, querido lector
Book tráiler
Epígrafe
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 9
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 28
Capítulo 42
¿Qué te ha parecido la historia?
¿Qué sigue después de esto?
Capítulo 46
Capítulo 47
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Extras
Capítulo 48 [+18]
Capítulo 49

Capítulo 37

22.7K 2.1K 255
By jane_n_johnmest

NATHALIA

La oscuridad me rodea y todo lo que puedo ver es eso.

Sé qué hace semanas que estoy aquí encerrada, sin saber con exactitud cuánto tiempo o en dónde. El sujeto cuyo nombre es Desmond, se ha encargado de mantenerme inconsciente y dopada la mayor parte del tiempo. Solo sé por mis instintos que estoy sentada sobre el suelo, atada de pies y manos con lo que parecen ser cuerdas de manila, de las cuales se desprende una luz violeta. Se sienten ásperas contra mi piel.

El cuarto es frío y hay una pequeña ventana de sótano que alcanzo a distinguir entre el vaivén de mis ojos. Pestañeo varias veces para tratar de ver mejor lo que me rodea. Una tenue luz se filtra por el cristal de la ventana y cuando logro enfocar mis ojos, veo todo con mucha más claridad. Muevo mis pies acalambrados para ver si de esa forma puedo soltar las amarras, sin embargo, me es imposible mover siquiera un brazo, pues están atados a algo. Trato de girar la cabeza lo más que puedo, pero no puedo. Entonces escucho a alguien toser, en lo que parece ser la esquina más oscura del cuarto.

—¿Quién está ahí? —pregunto.

—Hasta que te despiertas, pensé que estabas muerta —Entonces sé que es ella y que también está aquí.

—¿Clya? ¿En dónde estamos?

—No lo sé —vuelve a toser—. Si lo supiera ya habría salido de este maldito lugar.

Trato de mover mis brazos, para ver si tan solo puedo aflojar las cuerdas y liberarme.

—Deja de intentarlo —dice con desgano—. No vas a poder liberarte.

—¿Por qué no? —cuestiono, mientras sigo intentando zafarme.

—No es solo una cuerda común y corriente, tiene una especie de hechizo, por eso tiene esa luz y color —entonces dejo de intentarlo—. Tu fuerza no sirve de nada y yo... apenas puedo mantenerme despierta.

Suelto un suspiro.

Ella tiene razón, mi fuerza no servirá de nada.

—¿Tú sabías de él? —interrogo haciendo referencia a Desmond.

—Es un maldito bastardo —La escucho reír con desagrado—. Es todo lo que es —masculla—. Pero juro que lo mataré cuando logre soltarme.

—¿Te dijo por qué estamos aquí?

—Seguramente sé lo mismo que te dijo a ti.

—¿Cómo te trajo hasta aquí? —pregunto.

—No es nada estúpido —suspira—. Tiene a un mago chupa culos siguiéndolo como perro a su cola —entonces recuerdo a Johnvid.

No he sabido nada de él, desde que Desmond me trajo aquí. El recuerdo más potente y vivaz que tengo, son las preguntas de Desmond hacia él y el rostro de Vid aceptando todo en silencio.

«—¿Ya le dijiste que estás enamorado de ella?».

Él solo me observó en silencio, sin ganas de decir nada, sin negarlo, ni aceptarlo siquiera. Aún siento mi corazón palpitante en la garganta y un sabor amargo en la lengua.

¿Cómo ha pasado eso? ¿Cuándo y en qué momento? ¿Por qué nunca logré darme cuenta?

—Estoy segura de que ese brujo tiene algo que ver con Lysander —agrega Clya, interrumpiendo mis tormentosos pensamientos.

—¿Qué? —balbuceo sin comprender.

—El chupa dídimo —dice mientras vuelve a toser por tercera vez—. Los escuché hablando, él no es como tu amiguito. Usa magia del infierno.

—¿Por qué dices que tiene algo que ver con Vid?

—No lo sé, solo se parecen mucho —dice.

—¿Qué se supone que haremos para salir de aquí?

—Nada, no podemos hacer nada, más que esperar.

Pienso en Daron y en las últimas palabras que me dijo antes de irse: Estaremos en contacto por medio de tus sueños, por medio de tus pensamientos. También recuerdo que mencionó algo sobre que lo estoy bloqueando de alguna manera y que por eso no puede entrar en mi mente, pero es que ya no le temo, sin embargo, no sé cómo volver a permitirle que se cuele dentro de mí. Lo necesito.

«—¿Dónde estás, Daron? Te necesito conmigo, te necesito aquí y ahora». Susurro en mi cabeza, con la esperanza de que él pueda escucharme dondequiera que esté.

Un suspiro se escapa de lo más profundo de mi garganta, otra vez estoy metida en un lío. Salgo de una mala situación, para inmediatamente meterme en otra. Ruego porque Johnvid encuentre la manera de sacarme de aquí o que Daron, me escuché.

No voy a negar que siento miedo, soy frágil y débil de mente. No puedo defenderme de Desmond de la misma forma que puede hacerlo Clya.

La puerta del cuarto rechina cuando alguien la abre, Desmond aparece acompañado de otro sujeto, igual de alto y delgado que él, con el cabello negro azabache ondulado hasta los hombros. Su rostro apunta al suelo, despreocupado.

—¿Ya decidieron?

Desmond aplaude como si estuviera celebrando o pidiendo algo.

—¡Vete al infierno! —escupe Clya, llena de cólera.

—Mi amor —dice, imitando el rugido de un león.

Desmond mira al chico que permanece mirando el suelo y sonríe mirándome devuelta. Camina para acercarse a Clya y se pone de cuclillas frente a ella.

—Yo vengo de ahí, ¿lo olvidas? Si lo que buscas es ofenderme, vas a tener que encontrar otro lugar a donde mandarme —Lo escucho decirle.

Acto seguido escucho como Clya grita desgarradoramente. El corazón se me encoge cuando escucho el sonido de algo quebrarse, ¿son sus huesos?

—Te romperé los siguientes nueve dedos —agrega forma tosca—. Si sigues abriendo la boca cuando no debes. No me gusta ser cruel, ni maltratar damas, pero no tengo virtudes como la paciencia. Discúlpame.

Que inútil me siento en estos momentos, mientras Desmond tortura a Clya en un acto cobarde. Tiene en su poder la pluma de Daron, pero solo para chantajearme. Al igual que Johnvid, él se ha dado cuenta lo mucho que me importa aquel ángel caído, y aunque me ha tocado llegar hasta este punto para poder admitir que sí me he enamorado, siento que es mi peor castigo. Mi corazón se ha doblegado ante uno de los seres que se han convertido en mi peor pesadilla.

Aprieto los ojos, un acto acompañado de una respiración profunda, concentrándome en lo que quiero y deseo en verdad. Un escalofrío inesperado recorre mi cuerpo y una descarga de electricidad hace que este se estremezca desde mis pies hasta mi cabeza. Abro mis ojos sin prisa, para detener la mirada sobre Desmond. Él se pone de pie como si presintiera como lo apuñalo por detrás y me mira como si no comprendiera lo que está sucediendo, y yo tampoco entiendo. Lo único que sé, es que me he cargado de un valor repentino. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa ahora.

—¿Por qué nos tienes atadas?

Mi mirada está llena de enojo y frialdad.

—Porque son mis rehenes y hay que atar a los rehenes para que no se escapen —responde con obviedad.

Una carcajada sale de mi boca en un acto cargado de burla, algo que nunca he hecho en mi vida con tanto esmero como ahora. La sensación de ser más fuerte está instalada en mi interior.

—Tienes miedo —afirmo.

—¿Miedo? ¿Yo? —Se señala a sí mismo—. ¿De quién según tú? —Sus tupidas cejas negras se arquean.

—De nosotras, de que Daron aparezca aquí. Incluso Johnvid.

Ahora es él quien carcajea sin disimulo, con todas las ganas del mundo.

Lo observo en silencio, disimulando mi intento por soltar la cuerda que me ata.

—Tus héroes no aparecerán y el que más te importa debe estar muy ocupado en sus asuntos angelicales —camina hacia mi dirección, hasta que se acuclilla frente a mí.

Sus ojos grises lo delatan, revelándome que sabe dónde está Daron y que conoce perfectamente lo que está haciendo, mientras yo ansío saberlo.

—¿Por qué estás tan seguro? —Una pequeña arruga se forma en medio de mi frente—. ¿De qué asuntos hablas?

—¡Ay, querida! —sonríe con diversión—. Tu héroe acepto lamerle las bolas a un arcángel, para entonces volver a convertirse en un ángel. Busca redimirse de los errores que ha cometido, deshacer su idea de vivir como un humano, porque se ha dado cuenta de lo miserable que es ser uno. —ríe—. Él no está dispuesto a dejar la divinidad y menos por alguien como tú.

Sus palabras me duelen y me confirman que mis sospechas son ciertas, mi instinto no me ha mentido. Daron no va a regresar, aunque haya prometido que así sería. Su promesa solo ha sido una vaga ilusión, o tal vez yo lo imaginé decir aquello. Él no compartirá una vida conmigo, no está dispuesto a dejar nada por una simple humana como yo. El corazón me quema el pecho, como si estuviera en llamas. Me duele, como si mil estacas se incrustaran en él.

¿Qué va a hacer de mí y este amor que ha florecido en un corazón duro como el mío?

¿Cómo se supera esto después de haber aceptado que el amor tiene cabida en mí?

¿Cómo evito que mi razón me abofetee por caer en los brazos del amor?

—Daron volverá —Mi tono es firme, me niego a creer en sus palabras.

Son las palabras de un ser que ha aparecido de la nada y que solo busca satisfacer sus propias necesidades. Es Alguien cruel que es capaz de inventar cualquier cosa para lastimar. Es un demonio y los demonios tienen fama de mentirosos.

—No seas tonta —repite—. No lo hará, ¿para qué quedarte a sufrir en este mundo por un amor que nunca será posible? Piénsalo, belleza, vivir para esperarlo no es tu mejor opción —hace un chasquido con su lengua, mientras se vuelve a poner de pie—. No tienes la menor idea de quién es tu padre y cuando lo llegues a conocer, querrás no volver a ver a tu amado ángel en mucho tiempo, y que decir de tu madre... —Su cabeza se mueve en un gesto negativo—. Tu vida está destinada a ser un caos eminente. Es mejor estar muerto que vivir lo que se te avecina si sigues viviendo.

Entiendo a la perfección cuál es su plan, quiere debilitarme a nivel emocional, tirar mi autoestima a la basura hasta llegar al punto en que me obligo a mí misma a aceptar mi propia muerte, porque no tengo nada porque seguir viviendo. Lo hace usando aquella mente que solo los niños matones de escuela poseen, para maltratar al más débil, hasta lograr que esa persona se rinda y se cuestione: ¿qué es lo que hace en este mundo? ¿Qué es lo que realmente tiene de bueno, cómo para seguir viviendo? Pero eso no va a funcionar conmigo.

—Si estás tan seguro de que él no vendrá, ¿por qué no me mataste de una vez en la casa? —Sus ojos grises me observan fijos.

Sus labios cerrados se curvan en una ligera sonrisa macabra y asumo que solo es un gesto para ocultar que no tiene una respuesta a mi pregunta.

—Haces muchas preguntas, ¿te lo han dicho?

Volteo a ver al chico que lo acompaña, su mirada sigue pegada al suelo, como si de un esclavo se tratara, como si no pudiera mirar al rostro de su amo y algo me dice que no está aquí por su propia voluntad.

Clya se remueve a punta de quejidos y eso solo me destroza aún más.

—Me gustan las respuestas —añado desafiante—. Que respondan a mis cuestionamientos.

—Si están vivas, es porque estoy tomándome mi tiempo.

Entonces me río, porque su respuesta sigue sin tener sentido para mí.

—No se atreve a matarnos, porque todavía me ama —interviene Clya.

Las palabras de Clya me toman por sorpresa y parece que él también.

—Silencio —le ordena—. No quiero que sigan hablando y menos tú —me señala—. O les romperé cada maldito hueso a ambas.

Desmond voltea a observar al sujeto que yace debajo del marco de la puerta.

—Ya sabes que hacer —le dice.

—¿A qué te refieres? —interrogo, pero mi pregunta es en vano.

Antes de que pueda recibir una respuesta, mis ojos se cierran.

Al volver a abrir los ojos, siento un dolor instalarse en mis sienes, quisiera llevar mis manos hasta ella y poder masajearlas, pero me es imposible. Tengo la boca seca y aún siento mis ojos pesados, trato de abrirlos, mientras parpadeo una y otra vez. Había caído dormida en un simple pestañeo y no había soñado con nada.

Cuando tengo la fuerza suficiente, prosigo con mi intento de soltar las amarras, giro mis muñecas, mientras una mueca se dibuja en mi rostro cuando la cuerda me quema la piel por la fricción. Empiezo a tirar con fuerza ambas manos hacia arriba, aprieto los dientes para no gritar y el sudor caliente empieza a desplazarse por mi frente. Me detengo unos instantes, porque siento mis manos y brazos débiles. Mi pecho sube y baja tratando de recuperar las fuerzas y el aliento. Clya sigue aún dormida.

—Vamos concéntrate —Me digo a mí misma en voz baja, para alentarme a continuar con mi propósito.

Tiro de la cuerda con más fuerza que antes, la quemazón se intensifica y entonces escucho un crujido, la cuerda está cediendo y el resplandor púrpura se opaca. Una sonrisa de alegría se dibuja en mis labios, entretanto el sudor recorre mi frente.

Dejo que mis manos y músculos descansen del dolor ocasionado por las heridas. No sé de dónde he sacado tanta fuerza para poder hacer que la cuerda ceda, pero lo he logrado, otro esfuerzo más y ya no estaré atada. Escucho unos quejidos, proveniente del otro extremo del cuarto, es Clya quien está despertando, me imagino lo doloroso que debe ser que te rompan un dedo, solo de pensarlo, la piel se me eriza en segundos.

Espero a que ella recobre totalmente la conciencia para contarle lo que estoy tramando. Me siento llena de energía y esperanza. El saber que puedo salir de aquí en cualquier momento, me entrega cierta felicidad y no puedo ocultar la sonrisa invisible que en mi rostro se dibuja. Me es imposible contener tanta alegría, al saber que puedo ser de ayuda para ambas.

—Clya... —susurro, mientras ella se mueve y se queja, todo al mismo tiempo—. ¡Despierta! —Exclamo en tono bajo.

—¿Qué... sucede? —pregunta.

—Tenemos que salir de aquí —vuelvo a susurrar.

—¿Cómo? —cuestiona, dejando atrás aquella voz apenas audible.

—He logrado que mis amarras cedan.

Ella no dice nada y permanece en silencio unos segundos.

—¿Cómo lo has hecho? —Su voz es de asombro e incredulidad.

La verdad es que no tengo la menor idea de cómo lo he logrado.

La cuerda solo está a un hilo de romperse y solo me detienen mis manos lastimadas. Es irrelevante que me ponga a darle algún tipo de explicación, porque no es el momento. Lo importante es salir de este lugar cuánto antes. No tenemos tiempo que perder.

—Eso no importa en estos momentos —respondo—. Necesito que tú también lo intentes —susurro—. Si me libero, no podré ayudarte, tengo las manos lastimadas.

Aún siento como me arden y queman las heridas que me he provocado. La piel de mi mano se encuentra completamente destrozada y ensangrentada a causa de los tirones.

—Está bien —acepta.

Logro romper mis amarras y Clya tira de las suyas hasta que logra romperla. Cuando vemos que finalmente lo hemos logrado, no podemos ser capaces de evitar lanzar una pequeña risa de complicidad y felicidad. Ella se levanta rápidamente del suelo y yo la sigo, el piso se me tambalea y la cabeza me punza, pero eso no me detendrá; voy a salir de aquí como sea.

—Larguémonos de aquí —expresa al mismo tiempo que se soba las muñecas y yo hago lo mismo, mientras asiento con la cabeza.

Nos miramos mutuamente y corremos en la misma dirección sin decirnos nada. Ella tira de la manilla de la puerta y esta se abre, nos miramos sorprendidas, porque seguro al igual que yo, ella creía que estaría cerrada.

Salimos de la habitación de la manera más sigilosa, escondiéndonos en cada rincón, para evitar ser vistas. Damos con una escalera y mis sospechas de encontrarnos en un sótano se hacen ciertas. Subimos los peldaños de metal, cuidando no hacer ruido con nuestras pisadas. No existe puerta que nos aísle, así que cuando estamos arriba, nos damos cuenta de que nos encontramos en una especie de bodega abandonada.

Corremos de manera ágil hasta una gran puerta de metal.

—¡Demonios! —exclama por lo bajo.

Echo un vistazo a las cadenas que tiene entre sus manos y al candado que las une.

—Esto no será un maldito problema ahora —murmura mirando el candado y luego sus ojos viajan hacia mí.

Empieza a tantear su enmarañado cabello rizado, luego sonríe cuando su mano se detiene, en sus dedos hay un pasador pequeño de color negro. Veo la luz al percatarme para qué va a utilizarlo. No sé cómo abrir un candado con eso, solo he visto el acto en películas, me siento feliz y afortunada de encontrarme con ella aquí, porque asimilo que sabe cómo hacerlo.

—Gracias al cielo te peinas —susurro con una gran sonrisa.

Abre el pasador con cuidado, ya que aún tiene un dedo lastimado, luego introduce una parte por la boquilla del candado y luego la otra, yo solo observo llena de nervios, echando un vistazo de vez en cuando detrás de nosotros; temo que en cualquier momento él aparezca y todo nuestro esfuerzo por salir de este lugar se vaya a la mierda.

Ella sigue intentando abrir el gran candado plateado, moviendo el pasador de manera rápida y repetitiva, hasta que un crujido se escucha.

—Listo —avisa.

Me sorprendo.

Todo ha pasado tan rápido que parece irreal y demasiado bueno para ser cierto, eso me da miedo, pero vamos a escapar de aquí.

Clya avienta el pasador lejos, por algún rincón en el suelo y la ayudo a quitar las cadenas de la puerta. Lo hacemos con sumo cuidado. Las manos me tiemblan y la emoción en mi pecho aumenta a cada segundo que pasa.

La adrenalina dentro de mí está a mil.

Al lograr quitar las cadenas, las dejamos a un lado sobre el suelo, para después empujar las inmensas puertas de acero. Mis ojos se entrecierran a causa del encandilamiento de los rayos del sol y por unos breves segundos veo todo negro, pero es comprensible, hemos estado en la oscuridad durante bastante tiempo. Le echo una mirada a Clya y ella me la devuelve y sin pensarlo dos veces, nos lanzamos a correr sin rumbo aparente.

━━━━━━━━━━━━ ━━━━━━━━━━━━

Por favor, apóyame en redes sociales también ♥

Continue Reading

You'll Also Like

59.4K 2.6K 17
Deanna guarda un secreto que nadie sabe...
5.3K 343 15
Donde hay 5 omegas y 5 alfas ¿Qué pasara? Donde el odio se convierte poco a poco en un amor floreciente. Ships. Yeonjun x Yeji. Soobin x Lia. Beomgyu...
1.2M 198K 200
《 Transmigré a la antigüedad para ganar dinero y criar a mi cachorro 》 Cuando despertó después de transmigrar, descubrió que se había convertido en l...
459K 38.4K 53
•Ella capitana de natación. •Él jugador de voleibol de la universidad rival. •Un pacto entre rivales con fecha de caducidad. •¿Qué podría salir mal...