Capítulo 49

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DARON

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DARON

Cinco meses después

Han pasado cinco meses desde la caída y desde el encuentro carnal con aquella francesa de cabello negro y ojos azules de nombre Isabelle. Lyron ha desaparecido desde entonces. Supongo que ha decidido, al igual que yo, explorar este mundo a solas.

Después de todo, cada uno tomo su camino.

Desde que aquello ocurrió, todo el conocimiento de lo prohibido se ha abierto camino en mi psique y lo que antes me hacía ingenuo, ahora me convierte en un ser lleno de perspicacia. Mi corto tiempo aquí me ha llevado a profanar con las humanas, más de lo que nunca pudiera haber imaginado. Me gusta observarlas retorcerse bajo las sensaciones que parecen agradarles a sus cuerpos y no puedo negarlo al mío también. Me provoca satisfacción y hace que mi vanidad sea cada vez más deplorable.

Me he convertido en un ser sin juicios, una bestia inverosímil y manipuladora; alguien con quien las mujeres pasan un buen rato y le susurran lo bueno que es teniendo sexo.

Exploro este mundo prohibido y me mezclo entre los humanos, despertando en ellos sus facetas más despiadadas; usando los poderes que el Coelum me ha otorgado para ayudar y guiar, ahora solo para mi propio beneficio. Me he transformado en un ser egoísta.

He aprendido de los humanos tanto la mentira, la traición, la crueldad y la tortura.

He deseado volver a ser quien era, lo he deseado mucho, pero no hay un motivo suficiente para arriesgarme a pedir tal cosa, después de todo lo que he hecho. No me desagrada en lo que me he convertido ahora, pero tampoco me llena, aunque saber que puedo controlar a los hijos de la Tierra y someterlos a cometer cosas que algunos ni en sus sanos juicios serían capaz de hacer, es lo más cercano a un propósito ahora.

Aún escucho la vocecilla de Lyron diciendo que aquí, ya no hay reglas que seguir.

—Hola, guapo.

Una mujer con una melena pelirroja se sienta en el taburete de al lado. Mis ojos la escanean de pies a cabeza y me parece la cosa más hermosa con la que podría divertirme esta noche.

—Hola, mujer de cabellos color seducción —le devuelvo las palabras cargadas de malas intenciones.

—¿Te puedo invitar un trago?

El labial rojo en sus labios es intenso y tentador. Es el puro color del pecado.

—¿Tú qué crees? —elevo una de mis cejas con ímpetu.

—Barman —dice con su elegante acento francés, entretanto eleva una de sus manos.

El hombre se acerca con una amable sonrisa en el rostro y su mirada se dirige al par de senos exuberantes que, se destacan en el escote del vestido negro que trae puesto.

—¿Bourbon? —me cuestiona ella.

—Bourbon —le respondo.

—Una botella —pide.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Where stories live. Discover now