Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔

Capítulo 27

NATHALIA

Me remuevo con cansancio sobre lo que parece ser una cama, cuyo colchón se hunde con el peso de mi cuerpo. Al abrir mis ojos, una oscuridad absoluta me abraza, trato de ver algo y por más que abro los ojos como un búho a mitad de la noche sobre la copa de un árbol, no puedo ser capaz de divisar nada. No recuerdo con exactitud lo que me ha pasado, porque todo fue tan repentino. Solo recuerdo de forma exacta que alguien irrumpió entre la conversación que tenía con mi padre y que luego escuché la voz masculina de alguien muy familiar.

—Daron... —murmuro muy despacio y para mí misma.

Él y Lucas, evidentemente se han puesto de acuerdo para hacer esto. Un par de cuestionamientos se cruzan por mi cabeza: ¿por qué Daron querría secuestrarme? ¿Por qué mi padre estaría de acuerdo con esto?, entonces pienso en Lyron y sé que todo esto es por su culpa. Me incorporo tomando asiento sobre la cama e inmediatamente intento ponerme de pie en medio de la oscuridad de la habitación, pero me percato de que algo me impide hacerlo. Estiro mis manos para poder tocar mis pies, un par de cuerdas están atadas a mis tobillos y a los barrotes de la cama.

—¡Qué diablos! —Exclamo por lo bajo.

El corazón me empieza a latir tan rápido, que siento que se saldrá de mi pecho en cualquier segundo. El miedo cobra vida en mí y comienza a hacer de las suyas, el sudor aparece sobre mi frente sin siquiera avisar; mi pecho es un constante balanceo apresurado. Me ha llegado la hora, es todo lo que viene de manera dramática a mi mente y solo puedo pensar en mi enemigo. Morir de manera digna, es todo lo que le pediré cuando llegue el momento. No quiero morir como la peor cucaracha del mundo y en manos de la peor lacra del planeta. Solo espero que Dios, si es que existe, me reciba en su reino, porque con este infierno vivido en la tierra me basta.

Un par de voces resuenan a las afueras de lo que parece ser una habitación, cada vez se escuchan más cerca, hasta que finalmente las puedo percibir a solo unos centímetros de donde parece estar la puerta. Acto seguido esta se abre, dejando colar la luz proveniente de las afueras. Entrecierro los ojos, porque al estar tanto tiempo a oscuras, la poca luz que ilumina me lastima la vista. Observo la habitación a mi alrededor y me doy cuenta de que me encuentro en un lugar que desconozco. Una habitación con paredes pintadas de negro, sin ventanas; parece un lugar abandonado. Examino la cama vieja, con largos barrotes de hierro. Luego lo veo a él, parado en el umbral de la puerta, junto al traidor de Johnvid, o, mejor dicho, Lysander.

Ambos se miran y luego me observan

—Creo que ya se despertó.

—¿Crees? —Murmura Daron con obviedad—. Ella está despierta, animal de dos patas.

Vid le echa una mirada desagradable.

—No se ve enojada.

Solo permanezco en silencio, mientras los observo a ambos sin ninguna expresión en mi rostro.