Little Things » Niall Horan

By harryscinnamon

1.3M 83K 8.5K

HISTORIA GANADORA DE LOS PREMIOS WATTY 2014 Ganadora al "Mejor Fanfic de Niall" en los Premios WFA. ❝ ...Nunc... More

Sinopsis
Prólogo
I. She
II. You Can't Hide
III. Promises
IV. Shallow
V. Blackout
VI. Recover
VII. I'm Fine
VIII. Obsession
IX. You Da One
XI. Exception
XII. Versace
XIII. Runway
XIV. Impulse
XV. Blinded
XVI. Addicted To Love
XVII. Confession
XVIII. Farther Away
XIX. Time
XX. Clues
XXI. When You're Gone
XXII. I Can't
XXIII. Puzzle
XXIV. Out Of Control
XXV. Confrontation
XXVI. You're Perfect To Me
XXVII. Mess
XXVIII. Risks
XXIX. Epilogue
Nota de la autora (agradecimientos)
PREMIOS WATTY
¡Ganamos!

X. Reality

34.9K 2.2K 165
By harryscinnamon

Con gran disimulo, fui capaz de enviarle un mensaje de texto a Bradley preguntándole si iba a encontrarse o no en el departamento. Afortunadamente, me respondió que no, que de hecho se estaba preparando para salir a encontrarse con uno de sus clientes, y que probablemente llegaría tarde a casa. Sonreí ampliamente, ya me sentía más tranquila con esa idea. Sin embargo, cuando acababa con un problema, era que empezaba el otro: la comida, y junto con ella, esa invitación que me hacía Niall a la que sencillamente no me podía negar -al menos no después de haberme dado ese enorme discurso sobre lo importante que había sido y era en su vida, y sobre ese eterno anhelo que tenía por recuperarme-. Definitivamente, no habría tenido corazón si le hubiese dicho que no.

De este modo fue que partimos directamente a mi departamento pues, hipotéticamente, eso debería haber resultado más cómodo para ambos, ya que sino, la otra alternativa, habría sido ir al hotel de mi amigo... "Amigo", sonreí cuando apareció esa palabra en mi mente, no era tan extraño volver a llamarle así, es más, se sentía fantástico poder denominarlo de esa forma.

Ya al cabo de unos minutos tratando de tranquilizarme, fue que me resigné, respiré hondo y mentalizándome en que tendría que comer y aguantarme los deseos de expulsar la comida de mi cuerpo mientras Horan estuviese cerca. ¿Podría? Sonaba a un horrible desafío, el peor de todos, tan solo esperaba que no fuese completamente imposible.

Cogimos un taxi, y transcurridos unos diez minutos, ya habíamos llegado a los antiguos edificios que nos esperaban ahí para recibirnos. Él sonrió, revelando su ahora perfecta dentadura, comentándome algo así como que le agradaba Brooklyn y que le daba una sensación de encontrarse con las verdaderas raíces de Nueva York. La verdad, no fui capaz de concentrarme demasiado en sus palabras, y a medida que subíamos las escaleras hacia el tercer piso, comenzaba a ponerme más incómoda y nerviosa.

Cuando ya estábamos en frente a la puerta de madera, respiré hondo una última vez, antes de introducir la llave en la cerradura y abrirla, para encontrarnos así con algo que en realidad no sabía si me sorprendía del todo. Ahí estaba Bradley, con un porro en la boca, recibiendo dinero de un chico que no parecía tener más de dieciséis años, pasándole una pequeña bolsita con un montón de pastillas coloridas en su interior, y otra con unos cuantos cigarrillos de marihuana. "Demonios", ¿Cómo iba a explicarle eso a Niall?

- ¿Aly? Creí que no llegarías hasta dentro de unas horas.- Habló mi novio, observándome desentendido, con esos ojos rojizos que prácticamente estaban desorbitados. Pronto pareció percatarse de la presencia del rubio irlandés y alzó una ceja, extrañado, como preguntándole quién era.

Obviamente, Niall fue perfectamente capaz de comprender qué mierda estaba sucediendo ahí dentro, es decir, era una imagen bastante evidente: ese adolescente le estaba comprando un montón de drogas al que era mi novio, en mi propio departamento, y si a eso le sumábamos el olor de la marihuana, obteníamos como resultado un fabuloso desastre. La historia de mi vida, por supuesto.

Me sentía más humillada que nunca, y eso era bastante que decir considerando la infinidad de humillaciones que me había tocado vivir a través de los años. La vergüenza me consumía, y es que había llevado a Niall con las únicas intenciones de pasar una tarde relativamente agradable, e incluso había hablado con el idiota de Brad preguntándole si iba a estar en casa o no, y siendo que la respuesta había sido negativa, tenía que sucederme esto. ¿Qué demonios había ocurrido durante el camino? ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué era que me pasaban estas cosas? "Oh, a la mierda", pensé, decidiendo mandar al diablo todas mis dudas, pronto podría responderlas, mas en ese instante lo único importante era sacar a Horan de ahí lo antes posible. Me volteé, buscándolo, y topándomelo exactamente tras de mí, con el ceño fruncido, el cual delataba su preocupación.

- Yo... Creo que no es un buen momento, Niall.- Ni siquiera habíamos tenido la oportunidad de entrar al departamento, ambos nos habíamos detenido en el umbral de la puerta en cuanto descubrimos aquella espantosa escena.- ¿Te parece si lo dejamos para otro día?- Le pedí, o más bien, le supliqué. No lo quería ahí, no quería que él viera esa clase de cosas, no quería que conociera ese lado tan oscuro de mi vida. Sí, habíamos quedado de recuperar la amistad, pero abrirme tan repentinamente era demasiado para mí. Necesitaba ir lento, en lo posible a pasos de bebé, no de gigante.

- ¡Hey, cariño! ¿Por qué no nos presentas a tu amigo?- Exclamaba Brad, a lo lejos, entre risas vacías sin sentido, todo gracias a los efectos de la droga. En ese momento tuve unos deseos infinitos de propinarle un fuerte puñetazo en medio del rostro, pues a pesar de que la violencia no fuese mi estilo, se lo merecía.

Era todo tan irónico... Es decir, Bradley decía que siempre trataba de mantenerme lejos de sus malditos negocios, de su estúpido "trabajo", y si era así... ¿Por qué traía a sus clientes a nuestro propio hogar?

- ¿Estás segura, Aly? ¿Estarás bien?- Preguntó Niall, alzando su mirada por sobre mi hombro para observar con más detención a mi novio. Supe así que no confiaba en Brad, ni tampoco en el chico que lo acompañaba, era absolutamente evidente, pero sin importar eso tendría que confiar en mí.

- Sí, sí... Créeme, sé manejarlo.- Respondí en un suspiro, desviando la vista.- Gracias por traerme, te prometo que la próxima vez no te fallaré.- Le sonreí una última vez antes de acercarme a él para despedirnos con un fugaz beso en la mejilla. Sentí su ojos fijos sobre mí, con gran estupefacción me observaban, mas no le di tiempo para manifestar réplicas, le hice un último gesto de despedida con la mano y rápidamente cerré la puerta tras de mí, apoyándome en esta, buscando algo que fuese capaz de sostenerme. Cerré los ojos, tomándome unos minutos antes de hablar. Paciencia, eso era lo que tanto necesitaba y ya no tenía. El tiempo y Brad se habían encargado de desgastarla, y era cuando sucedían esta clase de cosas que sentía que cualquiera de esos días iba a coger mis pertenencias y me marcharía de ese inmundo lugar, sin importarme si tenía o no dinero para sustentarme por mí misma. "Aún no es tiempo" pensé.

- ¿Ese es el Neil del que me hablabas?- Escuché a Brad, interrumpiendo mis pensamientos. Vi como le pasaba el porro al adolescente que acababa de comprarle "mercancía" esa tarde, siendo aquello demasiado para tolerar, no iba a soportar que esa clase de cosas siguieran sucediendo cuando yo estuviera ahí. De este modo, molesta, me acerqué a grandes zancadas hacia ellos, le arrebaté el pitillo al chico y lo apagué en el piso con mi zapato, sin importarme si eso dañaba la estúpida madera.

- Dijiste que no estarías aquí, Brad.- Murmuré, ignorando completamente la existencia del niño. No me importaba discutir frente a terceros, ciertamente si había alguien que debía estar avergonzado era él; me hubiese encantado saber qué diablos creían sus padres que estaba haciendo en ese mismo instante.

- Hey, hey, hey... Alto ahí nena. ¿Por qué mierda te molesta tanto que yo esté en mi departamento?- Preguntó, como queriendo recordarme que el departamento era de su propiedad y no de la mía. Eso tan solo consiguió enfurecerme aún más.- ¿Qué acaso querías estar a solas con tu precioso cantante?- Se estaba burlando, aunque pude identificar en medio de su pregunta un deje de celos. Fue así que me di cuenta de que se había sentido amenazado con Niall. Y cómo no iba a hacerlo; Niall era joven, famoso, guapo... Mientras que él era un don nadie, drogadicto, y tan patético como yo. Si él tan solo hubiese visto que Horan jamás podría haberse fijado en mí, no habría tenido de qué preocuparse.

- ¿Es en serio, Brad?- Pregunté, casi con una expresión de risa en mi rostro.

- Creo que será mejor que me vaya, nos vemos, hermano... Adiós.- Habló el niño por primera vez, que por fin se había dado cuenta que no tenía nada que hacer ahí. Esperé a que se marchara antes de volver a hablar, el mocoso ya había sido testigo de gran parte de la pelea, no iba a privilegiarlo con más espectáculo. Finalmente, escuché como se cerraba la puerta y volví a dirigirme a Brad.

- Siempre dices que quieres mantenerme alejada de tu mundo, que es peligroso, pero, irónicamente, ¿Qué es lo primero que haces? Lo traes directamente al departamento.- Espeté, molesta.- Me importa un bledo que le vendas a mocosos de dieciséis años, no me interesa, a menos que tenga que presenciarlo...- Hice una pausa, buscando que el aire llegara a mis pulmones. Me estaba alterando muy fácilmente.- ¿Sabes lo humillante que fue llegar aquí con Niall y encontrarnos con esto?- Me pasé una mano por mis cabellos rubios, frustrada. Divisé sobre la mesa de centro del living la cajetilla de cigarrillos de Brad, y sin contenerme, encendí uno, aspirando rápidamente ese tóxico humo que ocasionalmente servía para tranquilizarme.- No puedo creerlo, quizás qué pensará de mí ahora...- Farfullé por lo bajo, para mí misma.

- ¿Eso es lo que te preocupa, Alyssa? ¿Qué ese idiota no crea que eres la princesa que tanto aparentas ser? ¿Qué vea que vives en Brooklyn, acompañada de un pobre diablo como yo?- Inquirió, alzando la voz.- ¡Wow! ¡Qué sorpresa! ¡Lamento no ser lo que la nena desea!

- Nunca dije eso, Bradley, simplemente la gente no tiene porqué enterarse de lo que tú haces...- Respondí, mostrándome más tranquila que él, llevándome nuevamente el cigarrillo a los labios.

- ¿Y a ti qué mierda te importa lo que digan los demás? ¿Por qué es que siempre necesitas la maldita aceptación del universo para poder vivir tranquila? ¡Mierda, Alyssa! ¡Déjalo ya, deja de fingir que eres perfecta porque no lo eres!- Me gritó, para inmediato recibir en su rostro una bofetada de mi parte.

Lo observé atónita, horrorizada, con los ojos llorosos, sin creerme lo que acababa de hacer. Extrañamente, no me arrepentí, se lo merecía. Se merecía una bofetada y mil más.

No había tenido tiempo para reaccionar de otra forma, mis impulsos fueron más rápidos que mi propia mente. Mi mano se había alzado sin siquiera pedirle aprobación a mi razonamiento, mis emociones me habían dominado, y nuevamente quedaba demostrado que no tenía ningún autocontrol por mí misma.

- No me vuelvas a decir eso, Bradley Fields.- Dije firmemente, antes de apagar el cigarrillo en un cenicero para luego ir a encerrarme a nuestra habitación en pleno silencio.

¿Por qué estaba tan enfadada? ¿Por qué me molestaba tanto? Ah, fácil, naturalmente, porque no era capaz de tolerar que me refregaran en mi propia cara lo imperfecta que era, lo patética e ilusa que podía llegar a ser. Sí, tal vez mi novio no había tenido la intención de ser tan hiriente, sin embargo, en mi universo esas palabras habían sido como millones de dagas clavándose en mi cuerpo repetidas veces, recordándome mi cruda realidad.

Lloré, grité y cerré la puerta de un sonoro portazo, pateando absolutamente todo lo que se encontró a mi paso, tirando de mis propios cabellos, sintiendo la impotencia aniquilándome en mi interior. Tenía rabia, una furia que me quemaba. Pensé en comer, pensé en atiborrarme con comida, hasta que recordé lo único que me motivaba a vivir: ser más y más delgada. Contrario a lo que quería y solía hacer, busqué mi ropa deportiva y me cambié a medida que trataba de recobrar la calma. Esa tarde iba a internarme en el gimnasio hasta que mi cuerpo no diera más, esa sería mi nueva forma de descargar mis emociones, no comiendo. Era un hecho: no iba a volver a comer, ni aunque mi vida dependiera de ello.

Continue Reading

You'll Also Like

11.1K 802 14
Min Yoongi es un hombre aferrado y caprichoso, quiere por suyo todo lo que le guste, y Jisu le ha gustado.
10.4K 441 22
Nick Jonas un chico que conocera el amor por una cita a ciegas. ______ Krupp, está enamorada de Nick, y cuándo se conocen por las Citas a ciegas, tie...
508K 69.6K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
1.6K 165 8
Hailey Shiloh Birdwhitle ex-vencedora de los Septuagesimos terceros juegos del hambre con tan solo 17 años. [𝘛𝘩𝘦𝘩𝘶𝘯𝘨𝘦𝘳𝘎𝘢𝘮𝘦𝘴 �...