Daron, un ángel para Nathalia...

By jane_n_johnmest

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LIBRO COMPLETO✓ Una joven normal, con una vida normal. Abandonada por su madre, pero amada y protegida por su... More

Sinopsis
Para ti, querido lector
Book tráiler
Epígrafe
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 9
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 17
Capítulo 21
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 28
Capítulo 42
¿Qué te ha parecido la historia?
¿Qué sigue después de esto?
Capítulo 46
Capítulo 47
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Extras
Capítulo 48 [+18]
Capítulo 49
Capítulo 18
Capítulo 19

Capítulo 30

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By jane_n_johnmest

NATHALIA

El silencio entre ellos me perturba, aparto la mirada y la llevo hacia el alto techo del lugar, y tras una profunda inhalación, vuelvo mis ojos nuevamente hacia ellos, ¿acaso estoy celosa? ¿Por qué me perturba y me aflige de esta forma? Él se voltea hacia mí, sus ojos verdes me escrutan, no como lo hizo cuando llegó hacía unos minutos atrás, sino que me miran con sorpresa, como si supiera que yo soy a quien realmente busca, a quien de verdad debe abrazar. Trago saliva y trato de seguir con el plan de Clya. No sé en qué terminará todo esto.

—Creo que ya la viste lo suficiente —interrumpe Lyron, como si lo hubiera llamado con la mente.

Daron lo mira y en sus ojos hay demasiado enojo e incluso arrepentimiento.

—Te toca llamar al arcángel —dice en medio del silencio.

En su postura, en su rostro y en la forma en la que sonríe, se puede palpar lo terriblemente ansioso que está por traer a ese tal Cialac aquí. Al parecer está seguro de que todo le saldrá como lo ha planeado, pero si Daron tiene su pluma, dudo mucho de que eso sea así. Daron vuelve a mirarme directamente a los ojos unos segundos, y sé que, él ya sabe que no soy yo a la que ha abrazado.

—Lo llamaré —responde.

La sorpresa me abraza y mis ojos despiertan al escucharlo aceptar semejante cosa. Lyron no hará esto fácil y mucho menos lo hará limpiamente, no sé cuáles sean sus verdaderas intenciones al traer a ese arcángel aquí. ¿De verdad Daron va a llamarlo?

Lyron es capaz de hacer lo que sea para ganar esto, pero, ¿qué es eso que tanto quiere conseguir? Según lo que me ha dicho, no es él quien quiere verme muerta, pero tampoco debo creer en sus palabras.

Me es difícil creer que alguien como Daron, un ser que ni en mis más remotos sueños creí que en verdad existiera, se preocupará por mantenerme con vida en un mundo tan remoto como este. Aún no puedo creer completamente del todo, que él estuvo ahí cuando apenas era una pequeña niña y todo para protegerme.

La vida está pasando en cámara lenta frente a mí y yo aún no puedo ser capaz de asimilar en lo que se ha convertido mi realidad, porque en el fondo deseo con el alma que parte de todo esto sea solo una mala pesadilla creada en mi cerebro.

Estoy dándome cuenta de que esa chispa que me hace sentir Daron. Mi corazón está seguro de que es algo más que solo eso, pero mi mente me dice no poder corresponder.

—Sígueme —dice Lyron.

Daron lo hace sin decir nada más, mientras Clya se levanta del suelo y me mira decidida hacer las cosas sin importar que pase o quien se sacrifique esta vez.

—Espero que después de esto, te des una oportunidad con él —murmura—. Lo que él siente por ti, no es cosa de días, ni de semanas. No son solo unos simples años, Nathalia. Date cuenta y aprécialo.

Me quedo en silencio, mientras mis oídos sopesan sus palabras.

Han pasado meses desde que vi a Daron por primera vez. Con su llegada me enteré de que Johnvid no es el que yo creí conocer y, sobre todo, logré enterarme de donde provengo en realidad. Mi vida ha dado un giro sorprendente y ha dejado de ser insignificante como la creía. Sin embargo, sigo siendo una simple terrenal, una mortal rodeada de ángeles caídos, demonios, magos, una gemela que, resulta ser mi tía y no es una mala persona como pensé, o al menos eso quiero creer. Tengo un padre que realmente no es el mío y uno que ni siquiera es humano y al que no conozco. Pensar en él, solo me llena de tristeza, porque no se ha molestado en buscarme.

—¿Qué pasará ahora? —Cuestiono.

—Creí que Daron mandaría a Lyron al demonio aquí mismo, pero estoy sorprendida ante su respuesta —explica—. Por eso tengo su pluma, porque no permitiré que eso suceda.

—¿Le dijiste sobre la pluma de Lyron?

Mueve la cabeza de arriba hacia abajo, en un gesto de afirmación.

—Pensé que le entregarías la pluma a Daron.

—Decidí que era mejor conservarla, él también lo creyó.

—¿Cómo la usaremos en contra de Lyron?

Se queda pensando ante mi pregunta y luego dice:

—Tú solo llévame y has como que me vigilas. Veremos el show y que pasara a continuación. Improvisaré si es necesario.

Pensar que esto es solo una trampa por parte de ella y Lyron, me hace temblar. No se puede controlar la desconfianza, cuando estás asustada, pero también debo creer que no es así. Solo me queda asentir ante todo lo que ella dice y planea. Jamás se me habría podido ocurrir algo como esto. Tan improvisado, pero muy elaborado al mismo tiempo. No poseo las capacidades de una Néfilim, ni siquiera soy una y se supone que somos de la misma sangre. Esto es decepcionante.

Nos dirigimos al mismo lugar de entrada, donde Daron y Lyron se encuentran separados por una distancia prudente. Arrastro a Clya por el brazo. La tomo con fuerza, apretando lo más que puedo, ella no se inmuta por mi agarre, así que no reclama. Nos detenemos y entonces como si fuera la primera vez, contemplo el lugar con detenimiento, ahora que la intensidad del sol ha bajado. Un montón de árboles nos rodean, acompañados por los sonidos de la naturaleza.

Lyron y Daron se encuentran frente a frente, como si estuvieran en un duelo en el viejo oeste, pero lo cierto es que no es la escena. Tengo el presentimiento de que se desarrollara una pelea.

—Esto se acaba hoy —escucho que Clya susurra—. Sé que él nunca se fijará en mí como lo ha hecho Daron contigo —entonces rápidamente vuelvo mis ojos hacia su rostro—. Es alguien frío, calculador, manipulador y sin ningún tacto —sus ojos se humedecen, pero no suelta lágrima alguna.

Siento que la tristeza me invade al escucharla. Ahora entiendo por qué lo ha estado ayudando.

—Debí haber aprendido la lección desde hace años, pero veme aquí —me mira a los ojos.

—¿De qué hablas?

—Si Daron llama a Cialac, y ese hijo de perra no le da lo que Lyron quiere de él, nos va a matar. Estoy segura de eso —murmura, sin quitar la vista de enfrente.

—Lo escuché decir que no te lastimaría —digo muy por lo bajo.

—Claro que lo hará, hará lo que sea para joder a mi padre. Aunque dudo mucho que le importe mi vida.

—Eres su hija, ¿por qué no le importaría tu vida?

—Soy una Néfilim, una aberración, Nathalia. No nací siendo un ángel y eso prácticamente es una condena. ¿Crees que, si un caído no tiene sentimientos, un arcángel engreído como Cialac sí?

—Daron dice que le preocupa mi vida—murmuro, volviendo la vista al frente.

—Tal vez —dice no muy segura—. Un humano parece tener más valor que un ser como yo, irónico —suspira.

—¿Crees que yo pueda ser una Néfilim también?

—Yo lo descubrí entre los dieciséis y diecisiete... —La interrumpo.

—Y yo tengo veinte —digo desesperanzada.

—Desconozco si hay una edad fija para desarrollar las habilidades, tal vez eres una, pero te has tardado más en descubrirlo. Siento una unión fuerte contigo —volteo a verla—. ¿No sientes como si estuviéramos atadas? —Ella mueve sus labios de manera tan imperceptible, entretanto Lyron y Daron parecen entablar una conversación no muy amena.

—Sí, cuando cruzaste la puerta, sentí algo jalar mi sangre. Es una sensación indescriptible.

—Tal vez sea porque llevamos la misma sangre —suspira—. Pienso que solo has vivido suficiente tiempo como una humana, y nunca has podido desarrollar esa parte que te pertenece.

—De todas formas, prefiero no serlo.

—No puedes decir eso, ya está dentro de ti y por más que quisieras dejarlo, no podrías.

—No llamaré a Cialac —ambas volteamos la mirada hacia ellos, cuando Daron alza la voz.

—¿Disculpa?

—No lo llamaré y es mi última palabra.

Lyron solo lo contempla con una sonrisa, pero luego borra esta misma en cuestión de segundos. Confío en el plan de Clya, más después de sus palabras. No me he equivocado después de todo, al pensar que ella ha hecho todo esto por una buena razón; está enamorada de Lyron, pero evidentemente él no corresponde esos sentimientos. Se supone que los ángeles no sienten nada.

¿Pero hasta qué punto es eso verdadero?

Un estruendo me saca de mis pensamientos, Lyron azota contra una de las paredes de la vieja casa detrás de nosotras, a Daron. Clya y yo corremos hacia un lado. Daron no se ve afectado por el golpe, al contrario, se levanta en cosa de segundos y contraataca de la misma manera. Me llevo la mano a la boca y Clya no parece inmutarse, está tan tranquila observando lo que para mí parece el comienzo de una muerte.

Daron golpea al otro ángel caído de imponentes ojos azules en el rostro, soltándole un gran puñetazo cargado de fuerza y salvajismo. Después lo levanta del cuello, haciendo que los pies del malvado se levanten del suelo, acto seguido, lo hace volar por los aires, para después azotar el cuerpo del ángel contra un árbol. Corre tan rápido como nunca lo he visto hacerlo y lo vuelve a sujetar entre sus manos para azotarlo esta vez contra el suelo. Se posiciona encima de Lyron y empieza a darle con el puño de su mano derecha, mientras que con la otra lo sujeta del cuello con evidente fuerza, ahorcándolo en el proceso. Eso para Lyron no parece ser nada, porque sonríe mientras sus dientes se tiñen de su sangre oscura.

—Se van a matar... —Es todo lo que puedo decir.

—Sabes que no pasará —responde Clya.

Lyron lanza por los aires a Daron de un solo empujón y de la misma forma corre hacia su contrincante para atacarlo, ahora es su turno. Hace que Daron gire en el aire y luego lo lanza otra vez contra la pared, que se hace añicos por el impacto. Siento que a mí es a quien le han roto todos los huesos del cuerpo, no quiero seguir aquí viendo esto. No puedo, no soy tan valiente para soportar presenciar algo de esta magnitud. Daron se tambalea un poco, pero se recupera para volver a lanzarse contra Lyron. Sus puños van a parar hacia el estómago de este, pero a Lyron parece no dolerle nada. Toma a Daron y lo azota contra el suelo.

—¡¿Quién te crees que eres para engañarme?! —Exclama—. Me traicionaste y todo por una humana insignificante —sus palabras salen con tanto desprecio—. ¿Qué es lo que tiene de especial?

Daron ríe con la mejilla pegada a la tierra, entretanto el líquido rojo mancha su dentadura y se escurre, por un lado, cayendo en la tierra.

—No ganarás esto, no te saldrás con la tuya.

—Eso está por verse —responde con una sonrisa.

Voltea a Daron, dejando que su espalda descanse en la tierra y levanta una de sus manos y la empuña como si fuera a dar el golpe final, entonces Clya lo detiene repentinamente. Lyron dirige sus ojos hacia ella y yo hago lo mismo, al ver lo que acaba de hacer.

—Daron tiene razón, no ganarás esto —saca la pluma y la sostiene entre sus manos. Este la mira con asombro evidente—. Se acabó tu juego, no eres tan listo como piensas.

Lyron me observa y luego la mira a ella con una sonrisa.

—Malditas hijas de perra —se ríe—. ¿De dónde sacaste eso? —interroga, mientras suelta a Daron.

—Eso ya no importa.

—Devuélveme eso, Néfilim —sus palabras salen entre dientes, mientras camina en dirección a ella.

—¡No te atrevas a dar un paso más! —Ella grita—. ¿Qué te hace pensar que te la devolveré? Maldito engendro despreciable.

—Clya —masculla frenando sus pasos.

—Te irás al infierno como mereces. ¿Pensaste que dejaría que asesinaras a Nathalia y a la vez me asesinaras a mí? ¿Pensaste que seguiría de estúpida solo porque me enamoré de ti?

—Nunca te asesinaría.

Clya ríe llena de ironía.

—A otra estúpida con ese cuento.

Él la escruta con rostro neutro y escupe el líquido que aún se escurre de su boca.

—Querida, odias al maldito de tu padre y yo también. Solo quiero que Daron lo traiga aquí y terminar con esto de una vez por todas. No voy a matarte y tampoco a la cosa esta —dice refiriéndose a mí.

Bastardo. Da pasos cortos, intentando acercarse a ella.

—Ni un paso más dije —Le advierte nuevamente—. Nathalia, acércate —me pide sin quitarle los ojos de encima.

Lo hago inmediatamente sin decir nada. Las rodillas me tiemblan un poco.

—Tengo que admitir que me engañaron —ríe.

Daron escucha en silencio al igual que yo, la conversación que Clya y él están teniendo.

—Toma —me extiende un encendedor.

El dilema de diversión en el rostro de Lyron, se esfuma. Sus ojos viajan al encendedor en mi mano, que no dudo en encender sin dejar de mirarlo a los ojos, por primera vez puedo ver lo asustado que esta.

—¿Qué haces? ¿Te volviste loca?

—Yo nací loca —Ella arquea una ceja.

—No puedes hacer eso, necesitas fuego sagrado para mandarme al infierno.

—¿Se te olvida que soy hija de un arcángel y una Néfilim? Puedo hacer que cualquier fuego sea sagrado en mis manos —Clya extiende la pluma hacia mi dirección—. Quémala —ordena, aún con ella entre sus manos—. Que tengas buen viaje.

Acerco el fuego hacia la pluma y esta se prende en llamas en solo cosa de simples segundos, como si tuviera combustible en ella. Lyron cae de rodillas, mientras nos observa y grita. La pluma sigue quemándose y en segundos el cielo se torna de un gris casi negro, el viento empieza a azotar fuertemente, levantando la tierra del suelo, pero incapaz de apagar el fuego que abraza a aquella pluma. Achico los ojos para evitar que la tierra entre a ellos y cuando vuelvo a abrirlos por completo, Lyron ha desaparecido repentinamente. Esto ha sido más sencillo de lo que esperaba, no puedo creer que esto haya sido posible.

Clya parece estar en una especie de trance y en sus ojos percibo la tristeza por la decisión que ha tomado, y yo, por un lado, nunca me he sentido más tranquila y culpable al mismo tiempo.

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