✧ i'm dying to live ✧ || נαℓε...

By TheSadTeen

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‹‹ "Corre." Susurró en mi oído, mandando escalofríos por mi espalda. Y corrimos. Los arboles parecían des... More

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d i e c i s é i s
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C O N C U R S O
shameless self promo
IDTL 2

v e i n t i n u e v e

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By TheSadTeen

heeey

tenía el capitulo casi acabado pero mi portátil se dedica a joder últimamente y me reinició el portatil cuando estaba escribiendo y NO TE LO PIERDAS se me borraron partes del capítulo que había guardado like dude wtf voy a estrangular a mi portatil 

sin embargo, hoy, no se ni como porque soy une vague experte en procastinar, he conseguido acabar el capitulo y tener un día tan productivo que asusta 😭😭😭👏👏

∆∆∆

jack.

Volver al instituto estaba probando ser un reto aun mayor a cada día que pasaba y me hacía envidiar enormemente a Phil, que no tenía la obligación de ir y fingir ser normal. Él podía quedarse con Dan y jugar a videojuegos con él todo el día. Ya no era solo el hecho de no poder quedarme en casa haciendo realmente nada, o tener que volver a levantarme temprano en vez de quedarme durmiendo hasta las diez de la mañana mínimo; no, el problema era que no sabía dominar del todo el vampirismo.

Para Zack era diferente, él siempre había sido una persona mucho más calmada, con lo cual, quizá eso influía a que no le afectase tanto estar rodeado de humanos y no poder ni tocarlos.

Pero para mí era toda una tortura. No importaba que hiciese. No importaba si había ido con Alex la noche anterior a morder a un par de humanos o si trataba de ignorar a todos los que me rodeaban estando en el instituto; podía percibir su sangre fluyendo por sus venas, tentándome, despertado cada instinto dentro de mí.

Caminaba por los concurridos pasillos, después de una hora de matemáticas y otra de historia, cansado, porque era un suicidio juntar esas dos asignaturas las primeras horas de un viernes, cuando todo el mundo estaba harto ya de clases e instituto.

Estaba buscando a Zack para que, con suerte, estuviese dispuesto a saltarse la siguiente clase conmigo. Simplemente no podía estar más rato ahí, el horario del viernes era espantoso y estar rodeado de humanos me estaba estresando demasiado.

Sin embargo, no todo sale bien en la vida y menos si es en el instituto, así que, antes de que pudiese encontrar a mi mejor amigo, quien me encontró a mí fue Hank y sus buenos amigos.

Fui rápidamente estampado contra las taquillas por el líder de la pandilla, como si fuese un molesto chicle pegado a la suela de sus zapatos del que debía librarse para estar cómodo, y prosiguieron como si nada, como si no acabasen de golpear a un tío sin motivo alguno.

"Gilipollas." Murmuré, cabreado, porque con el estrés que llevaba encima, lo último que me hacía falta hoy ya era el bullying de esa panda de idiotas.

No obstante, estaba claro que hoy no era mi día, porque el chico me escuchó y volvió sobre sus pasos, con sus compañeros siguiéndole, y me estampó de nuevo contra las taquillas azules, sujetándome contra estas.

Y bueno, si algo tenía de bueno ser vampiro –entre toda la mierda que me estaba poniendo de los nervios últimamente– era que el dolor no te afectaba de la misma manera; de hecho, solo los cazadores con sus armas especiales y sus venenos y mierdas nos hacían daño. Con lo cual, que Hank me golpease no me iba a hacer daño –bueno, nunca se sabía, quizá si me metía una buena paliza sí– pero me cabreaba enormemente que me tratase así solo por primero no hacerle nada y luego por quejarme.

"¿Qué me has llamado?" Me preguntó, mirándome fijamente, a pocos centímetros de mi cara, para tratar de intimidarme.

"Gilipollas. ¿Además de gilipollas también eres sordo?" Se la devolví, porque estaba teniendo un mal día y tratar con él me estaba cansando.

A decir verdad, solo quería que me pegase o me insultase o hiciese lo que al señorito le apeteciese ese día y me dejase en paz, porque ya no era solo el hecho de que me estaba tocando mucho los huevos, era también el cómo podía sentir la sangre de ese chico fluyendo por su cuerpo. Y eso me estaba poniendo más nervioso que la paliza que pudiese meterme.

Vi como apretaba los dientes con fuerza y sabía que le había cabreado todavía más, abrió la boca para largarme alguna estupidez más, pero le interrumpí.

"Por cierto, ¿seguro que estás bien estando tan cerca de mí? ¿Qué pasa si te contagio la homosexualidad?" Me mofé, nombrando el estúpido mito de esta gente de que el ser gay es una enfermedad contagiosa, en un desesperado intento de hacer que se alejase de mí antes de que acabase con mis colmillos en su yugular.

Pero no, no funcionó, solo logré que se acercase todavía más, casi riéndose de mí, para largarme algo que ni escuché porque lo único que era capaz de oír a este punto eran los latidos, acelerados por la ira, de mi abusón, bombeando sangre.

Sangre. Deliciosa sangre.

Abrí la boca, sin poder controlarme, dispuesto a arrancarle el cuello a ese tío, dispuesto a beberme todo el líquido rojo y espeso que pudiese sacarle.

No me fijé siquiera en las miradas confusas y ligeramente horrorizadas de mi próxima víctima ni de los amigos de este, mi mente estaba nublada por mi irracional hambre.

Sangre, sangre, sangre.

Pero entonces la vi. Stacy. La cazadora de vampiros. La chica que me miraba con una sonrisa burlona y ojos desafiantes y juguetones, como si me mirase diciéndome «Hazlo. Muérdele. Bébete su sangre y luego te mataré con mis propias manos».

Solté al adolescente de golpe, solo entonces dándome cuenta de que, en parte, me miraba de esa forma porque el que le sujetaba desde hacía un rato era yo y no él. Cogí mi mochila del suelo del pasillo y salí corriendo, sin mirar a ninguno de ellos de nuevo.

Salí del instituto, mandándolo todo a la mierda, porque si no salía de ahí sentía que las paredes se caerían sobre mí o que acabaría haciendo algo de lo que luego me arrepentiría.

Corrí y corrí, lejos de aquellos adolescentes, lejos de los humanos, lejos de todo. Quería cansarme, quería sentir mis pulmones arder en busca de aire, quería que mis piernas temblasen bajo mi peso, incapaces de dar un paso más, quería ahogarme por falta de aire de tanto correr; pero nada de eso ocurrió, porque ahora era un vampiro y eso no me iba a pasar más porque era inmune al cansancio.

Había acabado llegando al bosque, pese a estar en la otra punta de la ciudad des del instituto, y me arrojé al suelo gritando con frustración y dejando que las lágrimas corriesen libres por mis mejillas.

Acabaría muerto, estaba claro que me acabarían matando, pero la cuestión aquí era si yo mataría a alguien antes de que eso ocurriese.

Era toda una pesadilla y me estaba volviendo loco. Quería ser normal, o al menos parecerlo, quería ser capaz de prestar atención en clase o pasar de esta sin que sintiese la necesidad de arrancarle el cuello a alguno de esos humanos y beberme su sangre. Ya era todo un rarito en el instituto y añadirle esto era empeorar las cosas aún más.

Me tumbé entre las hojas caídas de los árboles de aquel claro, sollozando de puro estrés y supongo que también de miedo, con mi brazo derecho cubriéndome el rostro.

Debía de verme patético ahora mismo.

"Oh, Jack, cariño."

Me descubrí el rostro al oír esa voz dulce, ni siquiera lo había oído acercarse, pese al crujir de las hojas bajo sus pies, de lo angustiado que estaba, y rápidamente sus brazos me rodearon, tumbandose a mi lado y abrazándome incluso antes de que pudiese decir nada.

"Alex..." Susurré, a media voz, con el nudo en mi garganta todavía amenazando con ahogarme.

El vampiro me calló, acariciando mi pelo con cariño y permitiéndome que llorase un poco más, aferrado a él. Y eso hice, enrollé mis brazos alrededor de su torso y me desahogué, sintiendo la calidez familiar de Alex.

No sabía cómo lo hacía, pero siempre llegaba en el momento exacto, cuando más lo necesitaba y siempre sabía que decir o que hacer para hacerme sentir bien. A veces pensaba en ello, en lo irreal que sonaba que nos conociésemos desde hacía un par de meses y estuviese seguro de que esto era para toda la vida. Y era más increíble todavía si considerabas que yo solía afirmar que el amor realmente no existía y que las relaciones adolescentes eran una pérdida de tiempo. Sin embargo, a pesar de todo eso, podía imaginarme una vida entera junto al vampiro, con cafés por las mañanas y domingos enteros en la cama, sin hacer realmente nada, solo tumbados uno al lado del otro disfrutando de la compañía del otro.

Alex me hacía sentir bien, me hacía sentir a salvo y querido; y esperaba que yo le hiciese sentir igual.

Después de un rato de haber estado llorando aferrado al chico de pelo morado, respiré hondo una vez consideré estar satisfecho y Alex besó mi frente.

"¿Mejor?" Me preguntó, mirándome con una mezcla de preocupación y cariño en sus ojos.

Yo asentí y me acomodé mejor en su pecho.

"¿Cómo sabías que estaba aquí?" Le pregunté, rompiendo el cómodo silencio en el que nos habíamos sumido.

"Zack me envió un mensaje, explicándome lo que había pasado y como habías salido corriendo, y te conozco lo suficiente para saber que habrías acabado en el bosque, así que no me ha costado mucho encontrarte."

Solté una pequeña risa como respuesta, tanto él como yo sabíamos que el bosque era mi forma de huir de todo, de alejarme de mis problemas.

"Jack... sé que esto es duro para ti..." Comentó, y sabía que esta conversación llegaría, pero realmente no tenía ganas de enfrentarla, porque todos lidiaban con el vampirismo mejor que yo y ahora mismo solo quería olvidarme por unas horas de en que me había convertido y estar con mi novio. "Uno tarda un poco en acostumbrarse a ser un vampiro, y el hecho de que tengas que pasar varias horas al día rodeado de humanos es un gran inconveniente, pero sé que puedes hacerlo."

Solté una risotada sin ganas, irónica, aunque no pretendiese ser hostil con él.

"Ya... Soy un desastre, Alex, Zack no está llevando todo esto tan mal como yo."

Oí como suspiraba con cansancio y en momentos como este me hacía sentir demasiado joven, hacía que el margen de edad entre nosotros pesase demasiado. No me importaba en absoluto que fuese varios años mayor que yo, pero a veces sentía que él era mucho más maduro que yo y que yo no sabía nada del mundo comparado con él. Y esto era otro ejemplo de ello; Alex dominaba perfectamente el vampirismo y yo no.

"Todo el mundo tiene formas diferentes de conllevar según qué situaciones, Jack. Puede que a Zack no le cueste tanto por su forma de ser, pero habrá otras cosas que se le harán difíciles a él." Me sacó de mis pensamientos, con ese tono de voz maduro.

"Ya... Es muy fácil para ti, tu dominas todo esto perfectamente." Solté.

En realidad, sabía que solo estaba descargando toda mi frustración en él, era algo que solía hacer. A veces estaba tan estresado y tan molesto conmigo mismo que no encontraba mejor manera de sacarlo todo que desquitándome con el primero que dignase a hablarme. Y, por desgracia, esta vez ese había sido Alex. En esos momentos, estaba tan molesto con el mundo y conmigo mismo que ya me molestaba cualquier cosa que dijese el vampiro.

Sin embargo, Alex al parecer tuvo suficiente de mi mala actitud porque me empujó a un lado, quitándome de encima suyo y se levantó del suelo del bosque.

"¿Qué lo domino perfectamente dices? ¿Tengo que recordarte como casi te mato una vez?" Me echó en cara, sonando casi tan frustrado y cabreado como yo, y parecía que el recuerdo de aquello aún lo atormentaba.

Desvié la mirada al suelo, arrepentido de haberle gritado así y jugando desinteresadamente con las hojas secas que había en el suelo.

"Jack, si Stacy te mata, los demás y yo vamos detrás; porque créeme, si esa zorra te hace algo, no vivirá para contarlo."

Me reí un poco ante el comentario, aunque no tuviese nada de gracioso porque implicaba que todos acabábamos muertos, y miré hacia arriba para poder mirarle ahora que se había levantado.

"Lo siento, no debería descargar mi mal humor en ti." Susurré, lo suficientemente alto como para que me oyese.

El vampiro me sonrió, dándome a entender que no pasaba nada, y yo, cansado de tener que mirar hacia arriba, cogí una de sus muñecas y lo atraje a mí.

"Te quiero." Murmuré.

Alex estaba debajo de mí, con su espalda presionada contra el suelo y las hojas caídas de los árboles enredándose en su pelo violeta.

"Y yo a ti, tonto." Me sonrió, de esa forma tan adorable que solo él podía hacer, y lo besé.

Al final, pese a que Alex creía que lo más conveniente sería que volviese al instituto y no perdiese más clases, acabamos pasando el resto del horario escolar ahí, en el bosque, besándonos y disfrutando de la compañía del otro, ignorando nuestras obligaciones.

"Debería irme yendo." Comenté, apartándole algunos mechones rebeldes del rostro a Alex con cariño. "Joe y May tienen algunos días de fiesta en la universidad y se quedaran en casa unos días."

Nos levantamos del suelo, donde habíamos acabado tumbados todo el día, con pereza, porque se estaba muy bien ahí sin hacer nada.

"Que guay, se nota que últimamente os lleváis mejor." Comentó y yo asentí, feliz, pero a la vez sintiéndome algo mal porque si las cosas se ponían feas y teníamos que irnos, dolería más alejarme de ellos.

Le di un último beso de despedida a mi novio, asegurándome de tocarle ese culo tan sexy que tenía, y me encaminé hacía mi casa.

...

"¿Qué tal con el churri, Jacky?" Preguntó May, dejando a un lado su móvil con una expresión aburrida, supongo que no tendría nada interesante que mirar.

Yo me sonrojé, porque aún se me hacía raro hablar de relaciones amorosas con ellos y aún más de relaciones con tíos.

"Bien." Susurré.

Joe me revolvió el pelo, consciente de que me fastidiaba, pero, después de todo, así era él, y dejó ir un «me alegro».

Estábamos los tres sentados en el sofá, con nuestros móviles, pese a que parecía que no había nada interesante online a esas horas, habiendo cenado ya, mientras nuestros padres recogían la cocina hablando de sus cosas.

"Podrías traerlo a cenar a casa mañana, parece que la cosa va en serio y me gustaría conocerle." Dijo Joe, dejando a un lado el móvil y guardándoselo en el bolsillo de su sudadera, una que tenía escrito el nombre de su universidad y el logo de esta, para poner toda su atención en la conversación.

"Sí claro, Joe, «conocerle»." Respondió mi hermana, trazando comillas imaginarias en el aire. "Puede que Jack no lo recuerde, pero mi primer novio salió de casa aterrorizado por tus «amenazas de hermano mayor»."

El chico se rio, como si estuviese muy satisfecho de su trabajo bien hecho, y May acabó riéndose con él. De todas formas, recuerdo que aquel novio no le duró casi nada y ahora siempre decía que era un blandengue y «una cara muy bonita, pero toda una pérdida de tiempo».

Sin embargo, yo los miré incrédulo, porque si traía a Alex a casa, significaba que primero tenía que salir del armario frente a mis padres también.

"Pero mamá y papá no saben que soy bisexual ni que tengo novio."

Ellos me miraron con sonrisas idénticas, como si hubiese dicho una tontería y no supiese nada del mundo, como si confesar tu sexualidad a tus padres fuese tan fácil como decirles que tenías matemáticas a primera hora.

"Pues díselo, estoy seguro de que no les importará." Dijo mi hermana.

Yo los miré mal, porque sabía que en el fondo estaban deseando que dejase de guardarles ese secreto a nuestros padres y que también estaban deseando conocer a Alex, como hermanos cotillas que podían llegar a ser.

Así que, después de un buen rato de insistencias y de «todo estará bien» y «te van a querer igual», acabé dirigiéndome hacía la cocina con esos dos detrás de mí como apoyo moral y espectadores.

"Mamá, papá, Jack quiere hablar con vosotros." Les anunció Joe por mí.

Mis padres se giraron, mi madre dejando de lavar los platos y mi padre dejando de secarlos con un trapo –porque sí, teníamos dinero suficiente para un lavaplatos pero mi madre siempre decía que lavarlos a mano era mejor y que le gustaba hacerlo y bueno, a mi padre le daba igual– centrando toda su atención en mí.

"Claro, cielo, ¿de qué quieres hablar?" Me preguntó mi madre, con su sonrisa de siempre.

Y dios, estaba muy nervioso, sabía que lo más probable es que mis padres me aceptasen, porque no recordaba haberles oído decir ningún comentario homofóbico nunca, pero aquello era un tema importante y me inquietaba que podrían decir.

"Pues... Joe y May ya lo saben, se lo conté hace un tiempo, y ellos me han animado a que os lo diga a vosotros también..." Dije, alargando el momento con toda esa palabrería innecesaria. "El caso es que...soy bisexual y... estoy saliendo con un chico."

Observé con algo de miedo las expresiones de mis padres tras soltar aquella bomba. Ambos se veían sorprendidos, quizá pensaban que era hetero hasta la médula y aquello les había tomado de improviso, pero, por suerte, no había ningún rastro de desagrado ni rechazo en sus caras.

Mi madre fue la primera en romper el silencio y hablar.

"Vaya... no me esperaba eso..."

"Y que lo digas, con tanta seriedad había llegado a pensar que había dejado preñada a alguna chica." Añadió mi padre, con cierto tono bromista.

"¡Papá!" Dijo May, riéndose un poco igual que los demás.

"Pero ahora en serio, Jack, es tu vida, si quieres salir con un chico, adelante, sal con un chico, nosotros no vamos a impedírtelo." Me aseguró mi padre, poniendo una mano en mi hombro para darme apoyo.

"Exacto, cariño, tu padre y yo solo queremos que seas feliz."

Mis hermanos, detrás de mí, soltaron un grito de victoria y chocaron los cinco.

"¿Ves? Te dijimos que todo estaría bien." Dijo mi hermano mayor, con una sonrisa. "Y ahora lo importante. Queremos conocer al afortunado que ha hecho que Jack se cambie de acera, así que, ¿puede venir a cenar mañana el novio de Jack?"

"¡Eh! ¡No me he cambiado de acera por él! Técnicamente, en todo caso, me he medio cambiado de acera." Le corregí, haciendo reír a los presentes.

"Joe, cariño, ¿no crees que eso debería preguntárnoslo Jack y no tú?" Le dijo mi madre y el chico simplemente se encogió de hombros. "Aunque, a mí también me gustaría conocerle así que, si Jack quiere presentárnoslo y su novio quiere venir, las puertas de esta casa están abiertas para él."

Así que ahí tenía a toda mi familia, mirándome con ojos expectantes y suplicantes, hasta mi padre que solía quedarse al margen en temas así, casi como si mi relación fuese una atracción de feria que observar. De modo que acabé aceptando y asegurándoles que, más tarde, le preguntaría a Alex si podía venir a cenar a casa mañana sábado.

∆∆∆

la familia de jack va a conocer a alex omf

votad, comentad y que el resto de vuestro finde sea guay

-Cris x

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Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.