Kimi ga suki | Tú me gustas

Door Maii_y_Miri

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Son escasas las cosas que le gustan a Sasuke, y al contrario son muchas las que le desagradan. Tiene un sueño... Meer

Book-Trailer.
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10.
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Especial Navideño I
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Epílogo
Agradecimientos
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Capítulo 12

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Door Maii_y_Miri

El anciano que se detenía horas y horas bajo la sombra de un árbol de un pequeño huerto a leer el periódico veía la forma de llevarse de ese curioso grupo de ninjas sin bandas de ninguna aldea. Los últimos dos días habían entrenado, uno de ellos hacía payasadas que provocaba risas en la única chica, la de cabello oscuro y rostro de ángel, mientras que el miembro restante, el que debía ser el líder, participaba poco de las charlas.

No sabía el nombre de ninguno, pero le parecían un pasatiempo divertido cuando se cansaba de su lectura. Sin embargo, una mañana al ir hacia su punto de vigilancia, los vio empacar sus cosas y marcharse sin siquiera notarlo. Cualquiera que sea su propósito, esperaba lo cumplan, y vuelvan pronto antes que el invierno llegue y él no pueda salir de su casa por el dolor de huesos.

—Yumi-chan, ven aquí y mira esto —Sonrió Suigetsu haciendo de su mano solo agua y saludándola.

La chica se giró sobre sus tobillos y sin dejar de caminar, prestó atención a lo que su compañero le mostraba. Se sentía bien tener un amigo, o algo cercano a eso. Alguien con quien bromear y reír después de toda la tormenta. Por un momento, cuando hablaba con Suigetsu o lo veía juguetear con su cuerpo como en esos instantes, olvidaba quién era, y lo que había hecho. Por lo tanto, no se odiaba.

—Vas a caerte si sigues caminando así —Indicó Sasuke haciéndola reaccionar y uno, mirar al frente y no andar de espaldas, y dos, a esperar a Suigetsu y dejar que el Uchiha tome la delantera solo.

Yumi pasó sus dedos por la mano de agua y sonrió porque esta vez él no le haya atrapado el pulgar demasiado fuerte. Había sido rápida. Intentó nuevamente, fallando pero estallando en carcajadas cuando sintió su índice ahora entre sus dedos.

—Au —Se quejó cuando él no aflojaba el agarre—. A la próxima ganaré.

—No podrás —Sonrió pagado de sí mismo el chico de cabellos blancos.

Sasuke vale decir, nunca jugaba con ellos, pero a veces lo veía sonreír a medias o menear la cabeza como si no quisiera encontrar aquello divertido y lo hiciera. Le agradaba cuando lo hallaba mirándolos sin ningún molesto ceño fruncido en su rostro o a las horas de hacer guardia, hablaba con ella un poco, le hacía preguntas y contestaba otras de forma cortante.

—No tiene importancia —Espetó mirando a otra parte, al horizonte oscuro y repleto de estrellas.

A sus espaldas, un ruidoso Suigetsu roncaba a más no poder como si quisiera que se enterasen que dormía bien.

—Al parecer eran cercanos —Interceptó ella al ver que nuevamente se cerraba tras sus incontables muros—. Naruto se veía decidido a llevarlo de vuelta a Konoha.

—Naruto siempre ha sido un idiota. No cambia —Se limitó a decir, dando por zanjado el tema.

¿Pero por qué Sasuke siempre podía ponerle punto final, seguido o aparte a sus conversaciones? No era justo.

—¿Y la chica? ¿También era compañera suya?

—Sí, una molestia completa —Añadió luego de unos segundos debatiéndose en si responder o no—. Su nombre es Sakura y creo que lo único que podía hacer era lanzar shurikens. Un estorbo aunque intentara no serlo.

Yumi asintió para sí, y por unos cuantos segundos se dedicó a observarlo. Por la forma cómo hizo ese comentario y desvió la mirada, supo que había algo más. Algo que quizá lo avergonzaba.

—Y le gustaba mucho.

—Ah —Se encogió de hombros—. Era insistente. Naruto era más soportable que ella.

—Hablaba de a usted, Sasuke-san. ¿Si Sakura le gustaba por qué no se lo dijo? ¿Por qué no se quedó y dejó de lado esta venganza suya?

Los ojos oscuros de Sasuke se agrandaron y su cuerpo giró hacia la menuda chica que se abrazaba para cubrirse del viento frío. ¿Qué acababa de insinuar?

—¿A mí?

—Sí. Creo que es algo obvio —Anotó señalando un poco su nariz—. No evadió el tema, pero sí se tardó en contestar. Además, se esforzó demasiado en dejar en claro que le fastidiaba.

El Uchiha no sabía qué decir, ni cómo sentirse al respecto. ¿De qué rayos hablaba la chica y por qué tanta seguridad en sus palabras? Nunca le había gustado Sakura, ni siquiera había tenido ese tipo de pensamientos por otra chica. No había tiempo para ello. Solo podía concentrarse en una cosa y era su venganza, desde que se fue de la aldea había sido eso y nada más. Además, Sakura no había significado nada, salvo aquel último encuentro a la salida de Konoha, donde se dio cuenta que su existencia realmente le importaba a alguien...

—Como sea. No siento nada por ella.

Yumi le dedicó una sonrisita victoriosa y apoyando su espalda contra la roca, cerró los ojos.

—Descansa, yo haré el resto.

La muchacha negó sin abrir los ojos.

—Esta probablemente sea mi última guardia con usted antes de que empecemos a turnarnos con Karin-san también, así que me mantendré despierta.

El comentario lo hizo enarcar una ceja. No sabía nada de mujeres, y no quería meterse en esos asuntos, pero le empezaba a parecer extraño e incómodo. ¿La Hikari intentaba conseguirle novia? ¿O usaba psicología inversa? Claro que no importaba, pero igual quiso saber lo que sea que haya tras esa curiosa mente.

—¿Por qué tratas de emparejarme con Sakura y luego Karin?

Yumi abrió los ojos, pegando su mejilla contra la piedra cuya textura era suave para su sorpresa. Se cruzó de brazos y en medio de la noche, logró enfocar su rostro. Quizá era su imaginación, pero le pareció ver más vida en sus ojos que en las últimas semanas.

—No lo hago.

—Sí, lo haces —Cortó el Uchiha, imitando su pose por instinto—. Eres rara. Normalmente tratan de llamar mi atención con chillidos y actos ridículos, pero tú lo haces buscando posibles candidatas —Negó como si eso fuera lo más estúpido que había presenciado, y en parte lo era—. Temo decirte que tu forma tampoco sirve.

Ella estuvo a punto de decirle algo en contra de tal absurda conclusión, pero Sasuke se puso de pie de un solo movimiento y la miró apenas.

—Iré a vigilar el perímetro.

Y se marchó.

—¿Qué le pasa? —Se preguntó en medio de la soledad que se cernía sobre ella. Abrazó sus piernas contra su pecho y riendo pobremente por las cosas que pasaban por la mente del Uchiha, también llegó a sus propias razones—. Definitivamente algo de la locura de Orochimaru se le pasó.

No volvió a hablar, pues no había con quién y Sasuke al regresar, se mantuvo callado y quieto como una estatua. Odiando el silencio cuando tenía compañía carente de sentido del humor o carisma, empezó a cantar aquella canción que el Uchiha recordó de inmediato. Era la canción que lo sacó del ensueño, que en parte lo salvó y lo trajo a la vida.

La mañana siguiente, todo volvió a la normalidad, como si ninguno de los dos hubiera pensado cosas improbables del otro, lo cual era bueno. Confusiones o estupideces como esas, no causarían más que malos entendidos que podrían hacer que la casi nula amistad que tenían, desapareciera. 

—Sigo sin entender porque elegiste de entre un sinfín y que decir, fuertes e inteligentes ninjas a... Karin —repitió Suigetsu por cuarta vez en lo que llevaban del viaje; caminando algunos pasos detrás de Sasuke.

Yumi, por su parte se mantenía apartada, disfrutando de la vista del paisaje.

—Ya te lo dije, Suigetsu —habló Sasuke de mal humor. No le gustaba tener que repetir las cosas—. Su poder nos será de ayuda, así que iremos por ella.

El albino escuchando eso, cruzó sus brazos y alzó una ceja.

—Sí, sí, pero, ¿En serio? Sabes que la chica está medio loca y su carácter es horrible. Yo digo que sufre de bipolaridad —Comentó, volteando un momento para ver a la azabache de atrás—. Si yo fuera tu, Sasuke, hubiera elegido mejor... ¿Tú que opinas, Yumi-chan?

La azabache que se había mantenido callada, pensando en quién sería su nueva compañera, desvío su atención hacia el chico que esperaba su respuesta.

—No conozco muy bien a Karin-san, así que no puedo decir nada respecto a ella, Suigetsu-san.

—¡Oh, vamos! ¡No seas como Sasuke! Ya la debiste conocer antes ¿no? —preguntó, bajando el ritmo de sus pasos para llegar al lado de la Hikari—. ¿No crees que está loca? Me daría miedo estar con alguien como ella.

—Hmmm...

Sin decir nada, Yumi recordó aquella misión que Orochimaru les había dado. Aquel día cuando había conocido por primera vez a esa chica pelirroja. Era verdad que Karin le había parecido un poco... inestable, pero esa actitud, al parecer, solo aparecía cuando alguien se acercaba demasiado a Sasuke. Dejando eso de lado, lo que hacía tener curiosidad a Yumi por esa alocada chica era esa técnica o técnicas que había visto usar a Karin. Al parecer era un ninja sensor, ella jamás había conocido a un ninja de ese tipo,y mucho menos la otra extraña habilidad en su cuerpo, la que utilizaba para curar. No sabía bien lo que podía ser esa habilidad, pero estaba segura que Sasuke la había elegido precisamente por ese motivo. Karin no era una kunoichi débil, podría ser un poco molesta y posesiva por el Uchiha, pero aquello no importaba, al menos a Yumi le daba igual esa obsesión de la peli roja. La chica era fuerte y Yumi quería conocer un poco más sobre ella y sus técnicas secretas.

Cuando las horas pasaron en ese día, y claro, después de que Suigetsu dejara de molestar con su insistencia de buscar a otra chica para el equipo (cualquiera menos Karin), Sasuke decidió darles unos minutos de descanso.

—Oigan, ¿Cómo se conocieron ustedes dos? —preguntó de pronto Suigetsu, curioso.

Los otros dos azabaches suspiraron por quinta vez en el descanso. No sabían cómo alguien podía hablar tanto y, aunque a Yumi le agradaba y le divertía su nuevo compañero, ella tenía un límite, y en esos momentos solo quería unos minutos de silencio. La pelinegra sabía que otro descanso tardaría días en llegar.

—¿Y bien? —insistió, impaciente.

Yumi al ver que su superior no hablaría, volvió a suspirar y miró a Suigetsu que ya tenía el ceño fruncido por esperar a que alguno de los dos hablara.

Manteniéndose unos segundos más callada, intentando recordar el primer encuentro con el Uchiha, Yumi dirigió su vista al cielo mientras Sasuke se recargaba en el mismo tronco que el peli blanco, y cerrando los ojos, escuchó a la kunoichi.

—Conocí a Sasuke-san por casualidad cuando recolectaba hierbas medicinales en el bosque. Él había sido herido en el pecho y...

—Espera... ¡¿Qué?! —exclamó Suigetsu, inclinándose hacia la chica, apoyando sus dos manos sobre el pasto verde—. ¿Sasuke herido? ¡No me lo puedo creer!

Yumi al ver su asombro, sonrió mientras el azabache fruncía su ceño aún con los ojos cerrados.

—¿Y qué paso después? ¿Lo salvaste? ¿Qué hiciste? —El ninja de Kiri que la miraba ansioso, desvío por unos segundos su rostro al Uchiha y le sonrió con sorna—. ¡Ja, ja! Presiento que esto será divertido de escuchar.

Y ahí, mientras Yumi le contaba lo sucedido a Suigetsu, Sasuke de pronto recordó algo de aquel día que la vio por primera vez. Algo que había dicho a la muchacha de piel clara y cabello tan oscuro como el suyo, como la noche. "Diablos", maldijo el ninja de Konoha, echando un vistazo a esos dos que hablaban y sonreían, desviando después su rostro al lado contrario. Frustrado y un tanto avergonzado, hizo una mueca porque no se callaban, y esperó que ella no comentara nada sobre ello, incluso que lo olvidara, pues su orgullo no soportaría escucharla hablar de ello.

¿Qué era ello? Bien... Recordaba haber llamado a Yumi, "Ángel". Un ángel, un maldito ángel. ¡¿Qué demonios había pensado en ese momento?! Había enloquecido quizás. Ese veneno debió haberle afectado más de lo esperado. Sí, esa explicación era lógica, aunque luego de que Yumi se desmayara en su regazo por el veneno que había absorbido, había pensado que la chica era... ¿Hermosa?

"Nunca creí que los ángeles fueran tan hermosos"

Un escalofrío le golpeó el cuerpo al recordar sus palabras y mentalmente, Sasuke se golpeó la frente.

—Suficiente —espetó el azabache, parándose de golpe.

Debía dejar de pensar en esas tonterías.

Suigetsu y Yumi rápido giraron sus cabezas para mirarlo y fue el albino el que comenzó con las quejas.

—¡¿Qué?! ¡¿Tan pronto se terminó el descanso?!

El Uchiha al escuchar su grito le lanzó una mirada furibunda. No lo admitiría jamás, pero tampoco quería moverse. Aguantó las protestas, y a su pesar, se fijó en el suspiro que Yumi lanzaba al levantarse del pasto.

—Tendrás que acostumbrarte Suigetsu-san —le susurró la chica al pasar por su lado, mientras Sasuke comenzaba a alejarse ya del lugar.

—Bien —gruñó el ninja de Kiri, siguiendo a la Hikari a pocos pasos detrás—, supongo que podemos hablar el camino, ¿verdad, Yumi-chan?

La azabache asintió a su compañero con una sonrisa, y así durante el recorrido, Sasuke siguió maldiciendo en silencio.

—¡Oye! ¡Si Yumi-chan usa ninjutsu médico, no tenemos que ir por esa mujer demonio, Sasuke!

Ese había sido uno de los comentarios del albino, antes de llegar al lugar donde esa "mujer demonio" se encontraba.

—Así que después de todo eras tú, Sasuke —dijo una peli roja, apareciendo en el camino de los tres ninjas.

Yumi que se encontraba en medio de ambos chicos, a solo unos pasos atrás, estuvo atenta al comportamiento de la chica. Podía parecer raro, pero el comportamiento arrogante y serio que mostraba, le hacía sonreír. Definitivamente sería divertido tener una compañera como ella.

Siguiendo a la kunoichi hacia una habitación para poder hablar dentro y no ser escuchado por los experimentos que algunas vez fueron de Orochimaru; entraron después de que Karin les cerrara la puerta en las narices.

—Por eso nunca conseguirá novio —murmuró Suigetsu al lado de Yumi luego de chasquear su lengua.

—Karin, sígueme. Te necesito —soltó Sasuke, sin medir las consecuencias que esas palabras significarían para la alocada peli roja que se sobresaltó de inmediato.

—¡¿Ah?! ¿Porqué te seguiría? Tengo órdenes de cuidar este lugar —decía la chica.

Yumi era silenciosa. Le gustaba primero oír, antes de hablar. Era cuidadosa con sus movimientos y estudiaba a quienes lo rodeaban, antes de atacar o decidir qué hacer. Era igual en esa situación, se dedicó a observar la habitación con curiosidad, cada rincón y posible salida, antes de pasar sus iris oscuros en la chica que estaba ruborizada a un punto alarmante. Esa guarida, era parecida a la otra guarida donde Sasuke y ella vivían, y quizá al resto que ese hombre serpiente tenía. Luego de escuchar un par de gritos de la peli roja, la azabache comenzó a caminar de regreso hacia la puerta.

—¿A donde vas, Yumi? —preguntó Sasuke, que la había visto de reojo moverse; Suigetsu y Karin rápido voltearon a verla.

—Iré a liberar a los hombres de su celda. Sin Orochimaru aquí ya no necesitarán de ellos, ¿Cierto?

—¡¿Qué...?!

Sasuke que notó una sonrisa extraña en su rostro de porcelana —una que Yumi intentaba ocultar—, frunció el ceño, esperando que no fuera lo que estaba pensando.

—Además seguramente deseará hablar a solas con Karin-san —Agregó de pronto, y a propósito, antes de darle la espalda al irritando Uchiha que cerró los ojos. Sí había sido lo que había pensado. Ella de nuevo quería emparejarlo con la peli roja—. Estaré esperando afuera si me necesitan.

—Espera, espera —la llamó Suigetsu, levantándose de su asiento con una sonrisa divertida—. Iré contigo, Yumi-chan.

—¡No pueden llegar y hacer lo que les de la gana! —gritaba indignada Karin cuando el ninja de Kiri caminaba hacia donde la azabache se encontraba esperándolo—. ¡No saben lo que me ha costado mantener el orden aquí!

—Sin prisioneros no habrá necesidad de un guardia —habló Sasuke, comprendiendo al fin otro de los planes de su compañera—. Te lo diré una vez mas, Karin. Ven conmigo.

***

—Dime, Yumi —habló el albino, caminando por los oscuros pasillos de la cueva, yendo hacia las celdas donde los experimentos de Orochimaru se encontraban—. ¿Porque Sasuke te pidió unirte al grupo? Por lo que dijiste, eres buena con el ninjutsu médico, con loa venenos y también con las hierbas medicinales, podría decir que tan buena como ese chico, Kabuto, pero... debe haber algo más que eso, ¿No es verdad? —inquirió, mirándola de reojo.

Yumi a su lado, se mantuvo seria. No podía hablarle sobre su dojutsu. No quería que más personas supieran sobre ella y su antiguo clan. Ya bastaba con que Sasuke supiera de los Hikari, los demás no tenían porqué saberlo.

¿Qué pasaría si alguien que no fuera Sasuke descubriera su Nisshokugan?

¿Podía confiar su secreto a sus dos nuevos compañeros?

No quería causar problemas a su clan, a pesar de no ser nunca más bienvenida en sus tierras, si descubrían quién era ella, significaría problemas a su familia, a Sorato y a su madre, a todos y a cada uno de ellos. Posiblemente comenzaría la búsqueda por sus ojos, y eso, eso no lo permitiría.

Solo esperaba nunca hacer uso de su dojutsu frente a ellos dos.

—...No hay nada más, Suigetsu-san —murmuró la azabache, sintiendo un poco de culpa por mentirle al chico—. Soy la alumna de Sasuke-san, por eso también elegí ayudarlo en sus planes.

Escuchando eso, el ninja de Kiri sonrió de lado y llevó sus brazos cruzados a sus hombros.

—Con que solo eso, ¿eh? —murmuró de igual forma, mirando hacia las luces del techo.

Luego de que ambos se separaran para terminar rápido con aquel trabajo, Yumi y Suigetsu liberaron a cada hombre de sus celdas. El albino les había pedido que esparcieran el rumor de la muerte de Orochimaru por cada aldea a la que fueran, y los hombres, agradecidos, accedieron con gusto mientras salían de esas cuevas donde habían estado encerrados por años.

Una vez que Karin también aceptara unirse a ellos, por lo menos a la mitad del recorrido, los cuatro partieron rápidamente al siguiente punto.

"Uchiha Sasuke, siempre se ve tan calmado y genial", pensaba la peli roja mientras veía aquel chakra azul."Esto es excitante, de los miles de chakra que he conocido, ¡Este es el mejor", decía con ensoñación. Son embargo, no estaba sola con el objeto de su amor. Habían otros dos que sobraban, y eso hacía que una mueca de desagrado luciera en su cara alargada.

Suigetsu que se sintió observado, llevó sus ojos a la peli roja, que luego de unas palabras de intercambio, comenzaron a pelear. Recién iban pocas horas juntos y era obvio que no se llevaban bien, así que Karin fue lista y decidió ignorar al albino, para mirar al azabache y darse cuenta de algo que la hizo afilar la mirada y acrecentar sus celos: El chakra de Yumi era casi como el de Sasuke, y eso le molestaba más que cualquier otra cosa.

Es más, esa Yumi no paraba de sonreír por las barbaridades que su compañero decía. "¿Acaso le divertía que la molestara? ", pensó la Uzumaki, cruzando ambos brazos sobre su pecho. "Se cree tan genial", continuó sus quejas, "Es solo una niñata con suerte".

—¿A dónde iremos ahora, Sasuke? —cuestionó Suigetsu, al ver al Uchiha detenerse ante el horizonte que los esperaba.

—Iremos a la guarida norte —musitó, serio—. Vamos.

El viaje continuaba, y por raro que sonara, el tiempo pasaba volando incluso cuando no se divertían tanto. Dos días habían pasado ya desde que un nuevo integrante pasó a formar parte de las filas de ese singular grupo.  El cielo se debatía entre los colores rojo y anaranjado, despidiéndose del día y dando paso a la noche con una lentitud acaso exagerada, y los cinco ninjas caminaban hacia una dirección inexacta, al menos por los cuatro restantes. 

Todos estaban cansados, incluso Sasuke que había salido lastimado por el experimento de Orochimaru, Jūgo, quien resultó tener una fuerza sobrehumana. Yumi incluso había temblado un par de veces al verlo atacar, pero después de reconocer su patrón de ataques y defensa, había logrado algunos puntos que fueron suficientes como para hacer que se detenga y los escuche. Conclusión: El grupo Hebi estaba completo...

Y exhausto, pero no podían tomar un descanso allí, a pleno camino. Debían hallar un lugar seguro o al menos una posada. Cada paso suponía menos energías, no obstante ninguno quería ceder y mostrarse débil ante el resto, por lo que las quejas habían cesado desde hace varios minutos. 

Yumi caminaba a la par que Jūgo, siguiendo a Karin que se mantenía a la delantera con Sasuke y a un paso atrás, Suigetsu bebía lo último de su cantimplora, cuando oyó algo. Habían recorrido varios kilómetros desde la última señal humana, así que no pudo evitar sentir curiosidad y detenerse. 

—¿Qué es... eso? —Preguntó, escuchando algo parecido a gritos viniendo por uno de los caminos del bosque por el que iban.

—Parece que algo pasó por allá —señaló Suigetsu, apuntando con el dedo un sendero sin tanta maleza como el resto.  

—No tenemos tiempo para eso, continuemos —ordenó el Uchiha, sin detenerse si quiera para echar una mirada al lugar donde se había escuchado el grito.

Yumi que no quitaba la mirada de donde procedió el ruido, miró a Jūgo con preocupación. 

—¡No se queden ahí, ustedes dos! ¡Muévanse! —Gritó de mal humor la otra kunoichi, que aunque decía no estar cansada, la verdad era otra. Estaba adolorida y deseaba con todo su ser una suave cama para poder descansar.

Suigetsu no necesitó que le gritaran otra vez, sino que refunfuñó y siguió como Jūgo luego de unos momentos. Yumi por su parte, se mantuvo unos segundos más viendo aquel punto entre los helechos, preguntándose qué había sido aquel grito.

Sasuke, que ya había avanzado un buen tramo de distancia seguido del resto, desvío su atención del albino —cuando este comenzó a protestar por agua— hacia la Uzumaki y después hacia el peli naranja, sin hallar rastros de la Hikari. Una pequeña arruga apareció entre ceja y ceja, dio un respingo y se atrevió a preguntar con cara de pocos amigos: 

—¿Donde esta Yumi?

Karin que había estado regañando a Suigetsu por las continuas demandas para descansar, miró alrededor al igual que los otros dos, buscando a la chica. Nada. 

—¿Podría ser que se desviara? —comentó Jūgo, con la vista puesta a lo lejos. 

—Esa chica, metiéndose en asuntos que no le incumben... —decía Suigetsu con desgana—. Ya estoy conociendo el tipo de persona que es.

—Tan tonta, ni crea que esperaremos por ella —gruñó Karin, colocando sus manos en su cintura, esperando quizá una afirmación de Sasuke que no obtuvo. 

—Quedense aquí —habló el Uchiha, abriéndose paso entre ellos—. Iré por ella.

—¡¿Q-Que?!

—¡Muy bien! De todas formas me iba a quedar aquí —dijo Suigetsu echándose al suelo, risueño por la expresión indignada de Karin. 

Jūgo que observó la escena en silencio, sonrió para después tomar asiento en el pasto, alejado de sus dos compañeros.

—Me preguntó si Sasuke y Yumi... No, no son de ese tipo de personas... Aunque Sasuke puede que sea... No, seria absurdo, ja, ja —murmuraba Suigetsu para sí, mientras Karin lo maldecía con la mirada.

A unos pasos más al este, Sasuke no tardó en hallar a su compañera, quien agachada, pasaba sus dedos sobre la puerta de madera de una cabaña vieja y con las ventanas destrozadas. El polvo yacía sobre la perilla de la puerta y los adornos que colgaban del interior. Estaba deshabitada, podía darse cuenta de ello tan solo asomándose, y por lo visto, había sido así por un tiempo. 

—Yumi —la llamó, sobresaltándola.

—Sasuke-san, me asustó —Dijo la chica, llevándose una mano al pecho. 

—¿Qué estas...? —quiso preguntar, pero se detuvo de golpe cuando un rechineo dentro de la cabaña, los hizo desviar la atención del otro. 

—Hay alguien dentro, Sasuke-san —Y sin mayor explicación que esa, entró. 

Al inicio, Sasuke se planteó dejarla o hacerle creer eso, o esperarla allí hasta que se digne a volver, pero no hizo nada de eso. Esa vez fue un idiota y optó por seguirla, moviéndose entre los muebles gastados y las telarañas que abundaban no solo en casa esquina. Se respiraba moho, y cada zancada que daban dejaba una huella en el piso. En cuanto a los sonidos, habían dejado de retumbar y se oían más claros... 

—Aquí está tu misterio, Yumi —Ironizó el Uchiha deteniéndose al tiempo que ella, y viendo con una ceja enarcada a los dos gatos que jugaban a... reproducirse.

La vergüenza que sintió al ver su expresión de "Eres tan tonta" fue inigualable. Los gatos seguían en lo suyo, maullando a más no poder y ella solo podía pensar en desaparecer deprisa o cubrir sus mejillas sin que se de cuenta. 

—Ahhh... Pues... Yo... En serio creí que era algo más —Se defendió entre balbuceos que odió admitir, lo hicieron sonreír. ¿Por qué Sasuke-san no podía sonreír en otros momentos?

 —Vámonos de aquí. Tú también querrías tu privacidad... —Se limitó a decir el Uchiha, ignorando el hecho de que uno, estaba sonriendo de verdad; y dos, ella parecía sorprendida de eso.     

Suigetsu odiaba esperar, Karin odiaba que Suigetsu se queje, y Jūgo no había tenido de otra que ir tras ellos. 

—¿Por qué diablos se demoran, eh? —Inquirió alzando los brazos al cielo en signo de molestia mientras se adentraba en el bosque hasta dar con un tipo de casa abandonada—. Ohh... Apuesto que hay comida allí, y están disfrutando solos. 

—¡Idiota! ¿Cómo podría haber comida aquí? —Gritó la chica, llegando al umbral antes que sus compañeros. Estaba segura que habían interrumpido su breve descanso por gusto, cuando unos murmullos llamaron su atención, y la de sus compañeros. "¿Q-qué?" ¡No podía ser cierto, que alguien le diga que eso no era cierto!, pensaba la Uzumaki con la respiración entrecortada y los puños fuertemente crispados.   

—Lo haces bien, Yumi. Resiste un poco más —Pidió Sasuke con un extraño matiz en la voz, secundado de algunos gemidos y una que otra risa femenina—. ¿Quieres que me detenga?

—No —Respondió de inmediato la que debía ser Yumi—. No quiero que se detenga. Creo que debe hacerlo más fuerte.          

Los tres se miraron sorprendidos por lo que pareció una eternidad antes de decidir hacer lo que era más lógico en esas situaciones: Esconderse y disipar sus dudas, o por el contrario, confirmarlas. Varios segundos después, en lo que oyeron el rechinar de una cama, jadeos y gruñidos, a Sasuke decirle que todo estaba bien, y a Yumi pedirle más, todo se aclaró. 

"Después de todo, sí pasaba algo entre ellos", se dijo Suigetsu con una sonrisita pervertida que mostraba sus afilados dientes.

"Deberíamos darles algo de espacio", reprendió Jūgo en su interior. 

"Esto es una jodida pesadilla", se convenció Karin en vano, pues era obvio que era la realidad. Una odiosa realidad.

—Duele, Sasuke-san —Gimió la Hikari cerrando los ojos conforme sentía las manos de su senpai recorrer su pierna. 

—El dolor pasará pronto —Sonó convencido él, antes de apretar más fuerte y seguir con sus movimientos que todo apuntaba a que no tendrían fin. 

CONTINUARÁ...                 


¡Maii y Miri dicen hola! ¿Qué tal? ¿Cómo les trata la vida? A nosotras... pues seguimos vivas y con un nuevo capítulo que esperamos les haya gustado. 

Comenten qué les pareció, y los esperamos pronto (Ojalá) :B 

¡Nos estamos leyendo!

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