Volverá la primavera

By iamcristian_r

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Se dice que Anthony Spring, es solamente un chico común, de esos que suelen andar por la vida con una encanta... More

Volverá la primavera ©
Sinopsis
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Agradecimiento

Capítulo 16

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By iamcristian_r

Sus manos están heladas. El calor de las mías no ayuda mucho. Marisa respira lentamente, pero en instantes se estremece. De seguro tiene una pesadilla .

Me mantengo a su lado, en su casa por supuesto. De pronto, su madre entra a la habitación para ver cómo sigue.

Aún llevo puesto mi traje rojo, y ella su vestido largo. Sus sandalias están sobre la alfombra. Eso me recuerda que tuve que cargarla hasta su cama, cuando bajamos de la ambulancia.

Observo la ventana de su habitación. Noto que el sol que brillaba en el festival ahora está cubierto por algunas nubes. Al mismo tiempo, me pregunto qué habrá sido tan grave para provocarle un desmayo a Marisa.

En cuanto a Theo, Rowena y mi familia lo llevaron de vuelta a la casa. Yo mil veces elegiría quedarme acompañando a mi mejor amiga.

—¿Anthony? —murmura ella, confundida.

—Marisa, despertaste —sonrío ligeramente.

—Sí... Oye, ¿qué me sucedió?

—Te desmayaste en el festival.

—¿Por qué? —inquiere.

Guardo silencio. No es mi intención alterarla de nuevo con el asunto de las cartas, pero ella me conoce bien, y sabe cuando oculto algo.

—Anthony Spring. En este momento, me dirás por qué me desmayé.

—Una lectura de cartas —le confieso.

—¡Las cartas! —exclama, levantándose de un salto.

—¿Qué ocurre con las cartas? —le pregunto, directo al grano.

Marisa asiente.

—Resulta que ha llegado el momento de las máscaras —explica—. Recuerdas que hace unos meses esa misma carta apareció, pero representaba el futuro.

—Sí, ahora que lo dices, eso lo recordé hace un rato.

—Bueno, esa carta está cumpliéndose ahora, y debes tener mucho cuidado.

—Si tú lo dices —me encojo de hombros.

—Espera, hay más —prosigue Marisa—. Ahora, la carta del puente es pasado.  También estuve investigando en internet sobre la carta máscaras, y leí que representa las dos caras de la moneda, dos polos opuestos, y como te había dicho, ambivalencia.

—¿Y eso qué significa?

—Significa que hay dos posibilidades: las máscaras pueden desaparecer de tu vida, o simplemente revelarse.

—No entiendo.

—Mira. —Marisa da un resoplido—. El punto aquí es que este es el presente, en donde bailaste en el festival clavel, con dos personas, totalmente opuestas.

—¿A que te refieres? —consulto.

—Theo y Oliver son tus máscaras.

—¿Y eso qué? —Elevo una ceja.

—No quiero asustarte, pero es probable que traten de eliminarse entre sí —vaticina—. El resultado de esa lucha, será un amor y emociones fuertes, por eso se mostró la carta corazón en el futuro.

—Eso es absurdo —debato—. Yo jamás me enamoraría de Asher.

—No se trata de eso —masculla Marisa—. Sino de que Theo puede estar en peligro. Asher una vez lo golpeó, y puede ser capaz de algo peor.

—Es cierto. —Torcí el gesto, preocupado—. No lo había pensado de ese modo.

—Aunque hay otra posibilidad... Anthony, no quiero que te ofendas por lo que voy a decirte, además, yo aprecio mucho a Theo, es un chico encantador, pero…

—¡¿Pero qué?! —Elevo la voz.

—Y si es Asher quien está en peligro a causa de Theo.

—Eso es imposible —bufo—. Theo jamás… —Hago una pausa—. ¡Marisa! —me muestro indignado—. No me hagas dudar de mi novio, confío en él.

—Escúchame bien, Anthony. Estuve uniendo algunas piezas de este rompecabezas primaveral en el que te metiste, y muchas cosas tienen sentido —deduce—. Lamento que sea así, pero es necesario que pongas atención.

—¡Habla ahora! —exijo furioso.

—¿No te parece inusual que cuando Theo llegó comenzaron a suceder cosas extrañas?

—Créeme que eso lo sé —replico con humor—. Lo he vivido cada día. Por favor Marisa, no digas disparates.

—Desde que Theo entró en tu vida, la vida de Asher ha ido en picada. Primero se volvió alérgico a los chocolates, luego él y Chad terminaron su relación —explica, seria—. Por cierto, Asher tiene un odio desmedido y sin razón aparente hacia ustedes.

—¿Y? —Vuelvo a torcer el gesto.

—El cambio repentino en su comportamiento. Su salida de la banda Escorpión Congelado. Además, ¿no crees un poco extraño lo que me contaste hace unos meses?

—¿Qué?

—Asher sufrió un desmayo en el festival inicial de primavera, justo ese día, pediste tu deseo, bueno, según lo que me contaste.

—Aguarda... ¿Estás diciéndome que la llegada de Theo afectó a Asher Woods?

—Por lógica, sí.

—Eso es absurdo —me muestro incrédulo—. ¿Por qué lo afectaría?

—Uniendo las piezas, llegué a una conclusión.

—¿Y cuál es? —le pregunto, expectante.

—Asher está enamorado de ti.

Tuve que contar hasta diez para asimilar semejante disparate.

—Marisa, agradezco que quieras ayudar, pero es imposible que mi novio le haga daño a alguien, y que ese alguien, esté enamorado de mí. Simplemente no lo acepto.

—Bueno, solo quería ayudarte. —Marisa apartó la mirada—. ¿Sabes? Hay una tercera posibilidad, mucho peor que las anteriores.

—No me digas —repliqué, sarcásticamente.

—Sí, y es terrible.

—¿Cuál sería esa posibilidad?

—Perder a mi mejor amigo.

El tiempo parecía detenerse. Marisa estaba tan preocupada... y yo tan terco.

—¿Cómo? —musité.

—Y si tú eres el tercero en discordia —supuso—. Si las mascaras más bien tratan de sacarte de en medio para estar juntas. En ese caso, corres un grave peligro.

—Ok... Ahora dices que Theo y Asher deben estar juntos. —Puse los ojos en blanco—. Marisa, no quiero pelear contigo, en verdad. Theo es el chico de mis sueños —enfaticé—, y lo amo. No es el chico de los sueños de Asher.

—Tranquilízate, Anthony.

—¿Cómo puedo estar tranquilo sabiendo que algo malo podría sucederme?

—Yo tampoco estoy en calma, pero sí te lo digo, es para que tomes precauciones.

—Lo sé, lo sé —repetí entre dientes.

Quise darle un abrazo a Marisa. También me disculpé por haberle hablado de esa manera, cuando debía entenderla.

Cuando salí de su casa, por alguna razón quería estar solo y pensar. Entonces, caminé por el bulevar hasta llegar a la fuente Clavelrosa.

Llovía un poco, mas eso no fue impedimento para ver los claveles y las rosas, aún llenas de vitalidad.

Al anochecer...

Mi traje rojo está mojado. Me dispongo a mirar hacia el cielo. De repente, tengo la impresión de que alguien me observa.

Al parecer, son solo ideas mías.

—¿Qué haces tan solo, amigo? —pregunta una voz chillona.

—¡Cherry! —La abrazo con fuerza—. Mi hada de primavera favorita.

—Oye... ¡Suéltame! —Se echa a reír—. Casi ni puedo respirar.

—Lo siento —dedico un saludo—. Ha pasado tanto tiempo sin verte, las cosas se están complicando y…

—Espera... —me interrumpe—. ¿Cómo lo sabes?

—¿Qué exactamente?

—Las malas noticias. ¿Cómo te enteraste?

—Yo me refiero a otra cosa —aclaro—. Un asunto sobre máscaras absurdas —le explico—. ¿Tú de que hablas, Cherry?

—Por lo visto, has tenido un mal día, lamento hacerlo peor —musita—. Hay malas noticias, repito.

—¿Qué sucede?

—Bueno, resulta que mi madre tomó mi varita y chequeó la magia que hice con ella. Encontró un deseo concedido, hace unos meses, a las 11:11 p.m.

—¿Mi deseo?

—Sí. —Frunce los labios.

—No me digas que quieren quitarme a Theo —supongo alarmado.

—No, puedes estar tranquilo —afirma—. De hecho, mamá se alegró un poco al enterarse que ayudé a un humano.

—¿Entonces cuál es el problema?

—Mi madre investigó a fondo, y se enteró de algo... Verás, Anthony, para crear a Theo utilicé mucha energía, primero para ir a tus sueños, y créeme, no es nada fácil entrar al inconsciente de alguien. Segundo, la energía para materializar ese cuerpo era bastante —explica—. Eso lo hice yo, pero la tercera y última parte energética, he ahí el problema, y es de lo que mamá se ha enterado.

—¿De dónde tomaste esa energía? —Me tiembla la voz.

Cherry arruga su frente y desvía la mirada.

—¿Qué pasa? —insisto—. Por favor responde mi pregunta.

—Tuve que tomar el amor y la bondad de  de alguien.

—¿Quieres decir que una persona anda por el mundo así, sin buenos sentimientos?

—Lo siento —masculla entre carcajadas nerviosas.

De pronto recuerdo lo que dijo Marisa:

«—Desde que Theo entró en tu vida, la vida de Asher ha ido en picada».

—¿Por qué tan pensativo? —pregunta Cherry.

—Marisa tenía razón —murmuro—. La llegada Theo afectó a Asher, por eso el cambio en su comportamiento.

«Ahora lo entiendo todo»

—Oye, por lo que veo, Marisa es bastante conocedora de la magia —afirma Cherry—. Salúdala con un gran abrazo de mi parte. En fin, dime, ¿Quién es Asher?

—¡Soy yo! —Se escucha una voz fuerte en medio del lugar. Es el mismísimo Asher Woods. Cherry y nos hemos tornado pálidos del susto.

Él lleva una chaqueta de cuero, y unos jeans ajustados. Parece enojado, tanto que sus puños están cerrados.

—Eso es justamente lo que quería oír, chico de los chocolates —espeta—. Así que tú eres el culpable de que mi vida sea un asco. Sí, me has convertido en una basura con tu estúpido deseo, y creo que es hora de que tengas tu merecido.

Asher puede ser capaz de cualquier cosa. Bueno, no precisamente este Asher, sino el de malos sentimientos que accidentalmente he creado con mi deseo.

—No puede ser... ¿Tú eres el chico al que le quité el amor? —confiesa Cherry en el momento menos oportuno.

—Así es, y será mejor que empieces a correr. Tú y Anthony pagarán lo que me han hecho.

—Pero no era nuestra inten…

—Basta, Cherry. No le des explicaciones —la regaño—. Asher no entiende porque también le quitaste su buen juicio. Mejor corre.

Salimos corriendo de la fuente Clavelrosa, Asher nos alcanzaba velozmente.

—No puedo correr más —jadeó Cherry—. Si tuviera mis estúpidas alas ya te habría salvado, Anthony.

—Tu cállate y sigue corriendo —le dije.

Llegamos al bulevar. Allí no había nadie más que nosotros. El festival había terminado hace varias horas.

Mientras corría, tropecé con una lata de cerveza. Supe que Cherry y yo estábamos perdidos.

Yo permanecía tumbado en el suelo cuando Asher llegó a donde nos encontrábamos. Cherry gritaba, atemorizada.

Asher levantó una silla de madera que quedó del festival. Ese monstruo sin corazón estaba dispuesto a romperla en mi cabeza.

—¿En dónde está la magia de los pétalos de Theo cuando la necesito? —me quejé.

—¡Eso es! —exclamó Cherry.

—¿Qué dices?

—Yo tengo magia. ¿Recuerdas?

Cherry agitó su varita en dirección a un árbol de cerezo. Este de inmediato comenzó a brillar y soltarse de sus raíces.

Asher —de pura impresión— no tuvo otra opción que dejar caer la silla, mientras el árbol caminaba hacia él.

Luego, lo sujetó bruscamente entre sus ramas y no le permitía movimiento alguno a Asher.

—¡¿Qué es esto?! ¡Bájenme de aquí! ¡Ayuda!

—¿Ahora quién tiene miedo? —Se burló Cherry entre carcajadas.

Yo me levanté del suelo, e impresionado miré al gran árbol que, por lo visto, tenía inteligencia propia.

—Cherry, creo que deberíamos bajarlo —sugerí—. Talvez ya aprendió la lección.

Me aproximé con cautela.

—¡Oye, Asher! —lo llamé—. Mi amiga va a bajarte, pero no trates de hacer algo tonto; nuestro amigo el cerezo nos ayudará.

El árbol bajó a Asher, quien salió corriendo despavorido.

Cherry se acercó al árbol y quiso darle las gracias. Mientras que de mí se despidió con mucha cortesía, para luego volver a sus raíces, literalmente.

—Amiga —le hablé a Cherry—. ¿Cómo resolveremos este asunto de Theo y Asher sin que nadie salga lastimado? —le pregunté.

—No lo sé, pero veré qué puedo hacer. Tú mantén la calma y ve a casa —sonrió—. El chico de tus sueños ha de estar esperándote.

Y así fue, logré calmar mis emociones y volví a casa.

Cuando llegué, Theo estaba dormido. Tras recostarme a su lado, él abrió los ojos y sonrió de oreja a oreja.

—Te amo muchísimo, Theo.

Lo besé y luego se quedó dormido.

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