Miré a mi novio caminar hacia el primer lugar disponible para desplomarse, con su vista perdida y sus ojos desorbitados.
Yo me quedé en mi lugar, aún asimilando todo.
—S-son...—trata de decirlo pero no puede.
Su voz no logra salir de su garganta, y no lo culpo. Es más dificil terminar de digerir la noticia para mí que para nadie.
—Lo sé —me apoyo en una pared, y me quedé mirando a un punto fijo.
Todo esto cambiaría las cosas. Todo.
Pero somos adultos. Sabemos lo que hacemos. Somos responsables de nuestros actos.
—Woah... Son...—trata de decirlo otra vez pero no puede.—No sé cómo decirlo.
Suspiré profundo y por primera vez lo miré a los ojos desde que salimos de aquella habitación.
—Son trillizos, Shawn.
Y sus ojos se perdieron más de lo que estaban antes.
[•••]
Mis ojos se pasaron otra vez por la ecografía que mostraba claramente tres cabezas. Tres personas que estaban dentro de mí.
Apoyé mi mano en mi barriga, tratando de sentir algo. Un estimulo, un sentimiento de madre que siente cualquier mujer... Pero nada.
Yo no estaba preparada para ser madre de trillizos.
Apenas estoy lista para ser madre.
Shawn y yo somos adultos. Ambos somos mayores de edad, convivimos juntos, somos conscientes de lo que hacemos, pero, ¿qué sucederá cuando esas tres personitas invadan nuestro mundo de un día para el otro?
¿Todo cambiará? ¿Mejorará, empeorará?
Escuché la puerta del departamento ser abierta desde afuera con las llaves y supe que era Shawn, ya que me había enviado un mensaje de que estaba volviendo del trabajo.
Me levanté de la mesa de la cocina y corrí a la sala de estar, dónde Shawn ya se quitó el abrigo y estaba dejando sus cosas sobre la pequeña mesa que teníamos.
Al verme sonrió, cómo si no nos hubiéramos visto hace años.
Corrió a abrazarme, y dijo algo que jamás creí que lo oiría decir en este momento.
—Los extrañé —llevó una de sus manos a mi estómago y lo acarició.
Lo miré sonriendo y el unió nuestras miradas.
—Nosotros también te extrañamos, papá —le dije y sus ojos se iluminaron.
Sé que Shawn será un buen padre.
[•••]
—¿Qué...? —me quedé quieta, recostada en la cama.
Volví a sentir el movimiento en mi barriga y abrí mis ojos de par en par.
—¡SHAWN! —grité.
—¡VOY! —los pasos rápidos de Shawn se escucharon por el pasillo hasta llegar a la habitacion.—Dios, ¿estás bien? —pregunta preocupado.
—Dame tu mano —ordené.—Shawn, dame tu mano —él me continúa mirando extrañada y rodee los ojos.
Tomé la mano de Shawn y la dirigí a mi barriga, en la cual los bebés se movían de su posición.
—¿Qué...? —se queda callado.
—Se están moviendo —le dije obvia y emocionada.
—Pues claro, deben acomodarse en algun momen... —se interrumpe a él mismo, hasta que calló en la cuenta de lo que estaba pasando.—Oh, Dios, los bebés se están moviendo —se arrodilla frente a mi y continúa con sus manos en la barriga, siniendo los pequeños movimientos de los trillizos. —Esto es facinante —dice y uno dio una patada.—Wow...
Me removí en su lugar, al notar cómo los bebés reaccionaba ante las voces.
—Habla otra vez, Shawn... —susurré.—Hablale.
—Hola pequeños... Hola hijos—susurra cerca de la barriga y el bebé pateó otra vez.
Nuestros ojos se llenaron de lágrimas.
—Les gusta tu voz, Shawn —le dije sonriendo.
Él me miró emocionado y se lanzó a besarme.
—Seremos una gran y hermosa familia, lo prometo —me susurró al abrazarme.
Supe que estaba diciendo la verdad con solo tenerlo a mi lado.
[•••]
—Ven aquí, levanta tu remera —ordena Shawn, mientras yo salía del baño.
—¿Qué? ¿Para qué? —le pregunté confundida.
Shawn tomó su celular, mientras me levantaba la camiseta y la dejaba por debajo de mis pechos –los cuales me dolían un infierno–.
—Ponte de perfil —me indica él.
Giré hacia la pared, y Shawn tomó una fotografía haciendo visible la barriga.
—Vamos a tomar una foto cada semana —puntualiza.
Solté una risa.
—Está algo grande —toqué con la palma de mis manos su estomago.
—Va a estar más grande cuando pasen los meses —me dirigí hacia la cama y me acosté al lado de Shawn.
—¿Crees que podremos con esto? —pregunté preocupada.
Shawn me sonrió tratando de tranquilizarme.
—No sé, pero estoy seguro que juntos algo vamos a hacer. Es decir, no ha de ser tan difícil... Hemos cuidado a Aaliyah ya —se encoge de hombros.
—Shawn, Aaliyah tiene 12 años —le respondí obvia.
—Bueno... Algo es algo... Ya duerme, has andando toda la mañana de aquí para allá, debes comenzar a pensar en ellos —señala la barriga.
—Tengo apenas pocos meses de embarazo, ¿crees que me canso tan fácil? —pregunté ofendida.
—Yo solo digo —levanta sus manos inocente.
Suspiré y al ihnalar el aroma del cuarto fruncí el seño.
—¿Qué es ese olor? —pregunté asqueada.
—¿Qué olor? —pregunta Shawn confundido.
Continué oliendo para descubrir la prosedencia del aroma, hasta que sentí que no pude más y corrí al baño, a vomitar.
—¿Estas bien, nena? —Shawn se levanta alarmado y viene detrás de mí al baño.
Yo terminé de vomitar, y tomó todo mi cabello para llevarlo a un lado, mientras tiré de la cadena.
Miré a Shawn desde el suelo y cerré los ojos.
—Dios, que asco —me levanto del suelo y me cepillé los dientes.
—¿Qué fue eso? —Shawn le pregunta con los ojos de par en par.
—Hay un olo eo en e cuato —«Haynun olor feo en el cuarto», le dije lavándome.
Shawn caminó hasta el cuarto y miró dentro de mi mesa de noche para encontrar una crema masajeadora. La tomó y la trajo al baño.
—¿Es ésto? —Shawn me extiende el pote cerrado, mientras yo escupía el agua.
Acerqué mi cara a la crema con olor y sentí arcadas, alejando la cara del recipiente.
—Si —mi voz se oye amortiguada.
—Pero la tenemos hace meses ahí y jamás la has sentido —me dice extrañado.—Tal vez a los bebés no les gusta —se ríe y lo miré mal.
—Tal vez a los bebés no les guste —afirmé yo.—Por favor, llevala a algún otro lado pero no en el cuarto —negué apretando mi nariz con mibdedo pulgar y anular.
—Bien, bien... —él se va y se lleva el recipiente con él.
Suspiré, caminando hacia la cama, dónde no había nadie aún. Me recosté y miró al techo, hasta que llegó Shawn.
—Ya está —afirma él, recostándose a mi lado.—Lo dejé en el baño de el pasillo —me besa la mejilla y nos acurrucamos juntos.
—Gracias, amor —le dije sonriendo.
—Todo por los amores de mis vidas.
Él comienza a acariciarle la barriga, hasta que se quedó dormido.
[•••]
—¿Crees que sean todos del mismo sexo? —pregunta Shawn y yo sonreí mirando a mi estómago ya bastante grande.
Habían pasado ya 5 meses. Ya faltaba poco para poder saber de qué sexo eran los bebés y Shawn y yo estábamos muy ansiosos.
—Sería tierno que sean niños...—dije yo.
—Podré enseñarles a jugar Hockey, ¿no? —reí al verlo tan ansioso.
Se apoyó en su brazo para sostener su cabeza y me miro desde arriba, mientras que llevaba su otra mano para ponerla sobre la mía, apoyando ambas sobre mi barriga.
—¿Estás feliz? —le pregunté mirándolo de reojo.
Asintió con su brillo en los ojos tan característico de él.
—Muy feliz... Esto es todo lo que quiero. A ti, a nuestros bebés, nosotros siendo una familia —me miró a los ojos.—Los amo, son todo para mi, sinceramente —sonríe y lo mire admirando todo en él.
—Te amo Shawn... Te amo por siempre —le dije desde lo más profundo de mi corazón.—Y gracias por estos bebés, es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida junto a ti.
Nos abrazamos y sentí cómo suspiraba.
Al pasar los minutos comenzamos a hablar de nombres de niña.
—Me gusta Emily —digo y ladeo la cabeza.—Aunque es algo común, no quiero que sea tan común —Shawn está de acuerdo.
—Emerson es lindo —Shawn opina.
—Me gusta Emerson... Emerson Mendes —dije contenta.
—Emerson Mendes... —repite contento al escuchar el nombre con su apellido.—¿Vamos a ponerle segundo nombre? —pregunta él.
—Sería lindo, ¿no crees? Emerson... Emerson Anne Mendes... —miré a Shawn.—¿Tu que piensas?
—Es lindo, es común pero con Emerson se distingue más... —opina Shawn.—¿Es el nombre de una de ellas definitivamente?
—No sabemos si hay niña —le digo frunciendo el seño.
[•••]
—¡OH POR DIOS! —exclama emocionado Shawn abrazándome.
Se agachó frente a mí y beso repetidamente la barriga.
—SON NIÑAS —gritó contento.
—¿Y te olvidas de tu pequeño campeón? —pregunto riendo.
—Nunca me olvidaría de él, de mi niño —sonríe.—Por dios, te amo mucho —me abrazó fuerte y me mira con sus ojos irradiando felicidad.
—¿Qué te parece, eh? Dos niñas y un niño —le digo y acaricio su cabello.
—Emerson y... ¿y? —pregunta él y me reí.
—Es lindo Emilse —fuimos a sentarnos en el sofá mientras hablábamos de nombres.
—Enara —dice de la nada.—Enara me gusta —lo miré sonriendo.
—Enara Claire Mendes —comencé a divagar para buscarle un segundo nombre, hasta que lo encontré.
Shawn se acomodó en el sofá y me miró sonriendo.
—¿Y a él? ¿Cómo le pondremos? —sonreí.
Estar buscando nombres para tres bebés era una locura hermosa.
—James —sugiere él.
Negué.
—No me gusta mucho... Tal vez Trevor —negó.—Noel —me mira y asiente.
—Noel Mendes. Noel... Noel Aiden —toqué mi barriga y la acaricié.
—Me encanta —dije sonriendo.—¿Oyeron? Ya tienen nombre, mis pequeños... —reí y miré a Shawn.
Me sonrió y me dio un beso.
—Te amo —me repitió.
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—¿No crees que son hermosos? —le susurré a Shawn, sosteniendo en mis brazos a Noel, mientras el sostenía a Emerson.
Estabamos ambos sentados en mi cama del hospital. Ayer a las 7 de la tarde rompí bolsa y a las 10 ya tenia a mis niños en el mundo. Y siento que mi vida es mejor ahora.
—Son muy parecidos...
Emerson tenia el cabello castaño y los labios como su papá, pero tenia mis ojos hazel y mi nariz alargada.
Enara era mi pequeña reina. Es la que nació primero, y al verla sentí como la felicidad me invadió. Era más parecida a mi, su cabello era oscuro, y sus labios eran carnosos pero pequeñitos. Le gustaba mucho dormir.
Y finalmente, Noel era el campeón de papá. Tenia casi todo parecido a Shawn, excepto sus nariz, que era mas parecida a la mía.
—¿Crees que tendremos más que ellos en algún momento? —le pregunté susurrando, y me miró alarmado.
—Tres son Multitud, nena —reí en silencio y le acaricié la cara a Noel, jugando con sus manitos.
Eran tan pequeños y tan hermosos.
Y eran mis hijos.
—Gracias Shawn —le dije y me sonrió.—Te amo.
—Gracias por darme a estas tres personitas que cambiaron mi vida. Te amo.