119. Todo lo Que Siempre Quise |Matt Espinosa| (Parte 2)

1.6K 131 8
                                    

—¿Cómo va tu vida de padre de familia? —me molestó Carter por el teléfono.

Me reí y rascando mi cabeza volteé a mirar a Tony y a Lila jugar con unos muñecos de la niña.

—Todo está bien, estamos bien —asentí con la cabeza aunque no me pueda ver.

—Oye, te llamaba para preguntar que llevo mañana —me recordó.

Mañana festejabamos el cumpleaños número 9 de Tony. Diablos, cómo pasa el tiempo.

—Ahm... Espera. ¡Cariño! ¿Que le digo a Carter que traiga? —entré a la cocina.

Ella levantó la vista del libro que estaba leyendo.

—Bebidas —respondió y sonreí.

Era tan linda.

—Ya oiste a la jefa, amigo —bromeé y volví a salir al patio.

—¿Vas a hacer lo que dijiste que harías? Porque tengo ilusión, Lee —me exigió.

Reí agachando mi cabeza y metí mi mano libre en el bolsillo del pantalón.

—No lo sé, estoy nervioso —suspiré.

—Matthew, ¿de qué estás nervioso? Y no me digas de que te rechace porque nadie rechazaría al padre de su hija —se ríe él.

—No, no me refiero a eso. Me da nervios no ser lo suficiente para ella —admití y escuché a Carter suspirar del otro lado de la linea.

—Oye, son perfectos juntos. Nada puede salir mal, son una linda y fuerte familia.

Sonreí de lado.

—Gracias, hermano... Nos vemos mañana.

—Hasta mañana, Lee —se despidió y corté la llamada.

Guardé mi teléfono en mi bolsillo y vi a mi hermosa novia salir con Lila en brazos.

—¿Ves que está aquí? —le habló a la niña señalándome.—Creía que te habías ido sin despedirte —mi pequeña me estiró los brazos y segundos después ya la tenía conmigo.

—Papá jamás se iría sin decir adiós —le dije negando.

Ella rió.

—Cariño, voy a preparar la cena, ¿si? —me dijo mi reina comenzando a caminar hacia la casa nuevamente.

Asentí y le estiré los labios. Ella rodeó los ojos y riendo corrió a darme un beso en los labios antes de entrar.

Admiré a Lila mientras analizaba su alrededor. Era una niña preciosa, su perfil idéntico al de su madre. Adoro cómo le queda esa corona de flores de distintos colores.

No podía creer que mi primera hija tenía 2 años.

Le acaricié su cabello castaño y me miró. Me dio un beso en la mejilla y me pidió bajarse para correr hacia su casa de juguete.

Tony salió a buscar uno de sus balones de baloncesto y me miró unos segundos.

—¿Estás bien? —me reí al verlo preocupado.

Imaginas | Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora