Querida Isabelle: perdóname por huir de esta forma, pero sé que no me dejarías mientras estés despierta. Mi corazón y mente te tendrán presente en cada minuto, pero por favor, no me odies. Te prometo que vendré a buscarte cuando crea que ya estés a salvo. No me busques y mantente a salvo. Te amo con todo mi corazón.
Luke.
"Sin identidad", historia de Austin Clarkson.
―Todavía no puedo creer lo que sucedió, Blake. ¿Quién iba a decir que Sabrina es Agnus? A pesar de que sólo nos conocíamos por Wattpad, habíamos congeniado de una forma fantástica; me inspiró en algunas escenas románticas, algo que yo casi nunca escribía, y de pronto ¡boom! Agnus es Sabrina. ¿Sabes la confusión qué es eso para mí? Mi chica está ahí, mi chica es Agnus. Sabrina y microbio son una sola persona.
―Wow, esto parece un libro... ―Me limito a decir.
―Ni que lo digas ―rió―. Ayer fui a su casa, por eso te dejé tantas llamadas perdidas. La vi preciosa y completamente fascinante. Claro que los insultos mutuos estaban presentes, como corresponde, pero hablamos bastante. Además, conocí a su familia que me agradó mucho. Ella es cristiana, lo cual sumó bastantes puntos. Pero en un momento, cuando bajamos las escaleras para despedirme de la tonta y volver a mi casa, me vi a mí mismo acostumbrándome a la situación.
―¿Y lo que pasó en historia?
―¿La pelea? ¿Qué decirte? Me encanta hacerla enojar.
No le respondo porque entramos al comedor del colegio.
Hoy es el segundo día donde nos sentamos con los extraños amigos de Candela. No pude negarme a su invitación, creo que no podría negarme a lo que ella me pida. Los locos nos reciben felices como ayer, mientras que nuestros demás compañeros nos siguen mirando con lástima y un poco asustados. Comemos riendo y hablando de todo, aunque no ignoro que Austin está particularmente ansioso por la ausencia de Clas. Cosa que me extrañó, ya que la había visto en la última clase antes del almuerzo. Pero más allá de la ausencia, mi amigo estaba más ansioso de lo normal, casi ni hablaba y tenía el insoportable tic de mover la rodilla de arriba abajo.
―Eh, ¿qué te pasa? ―Le pregunto deteniendo su rodilla.
―Lo hice... creo que moriré ―susurra.
―¿Qué cosa?
Dios... ¿qué habrá hecho ahora? Es que ese chico es una caja de sorpresas, no debería llamarse Austin, debería llamarse Pandora.
―Hackeé el Wattpad de Agnus y modifiqué una de sus historias... hace como una hora.
―¡¿Qué hiciste qué?! ―exclamó Cande.
―¿Cómo escuchaste eso si lo susurré? ―inquiere Austin.
―Soy mujer, querido ―responde―. Pero el punto es que te va a matar. Prepárate para una muerte absolutamente dolorosa.
―¿Vos estás loco, nene? No se toca Wattpad y mucho menos el de Agnus. Con razón ella estaba echando humo hace un rato ―continua Francesca.
―¡Qué exageradas! ―suelta Benjamín rodando sus ojos.
―Ya siento miedo por ti, Austin ―acota Cande negando con su cabeza.
―Conviene que te ocultes y que no vuelvas por lo menos una...
―¡Austin Clarkson! ―exclama una voz chillona.
―Ay, no ―Austin me sacude por los hombros―. ¿Qué hago?
―Y no sé, ¿enfrentar las consecuencias? ―le digo.
―¡¿Por qué hiciste eso, tonto?! ―Grita ella al acercarse a mi amigo.
―¿Hacer qué cosa? ―Austin responde con voz inocente.
―¡Estoy teniendo miles y miles de comentarios en todas mis redes sociales por tu culpa! ¿Es que tan mal te caigo para que...? ―Golpea la mesa con su puño, teniendo tanta mala suerte, para que su golpe dé justo en la punta del plato de Austin, haciendo que los tallarines y la salsa roja termine en su camisa y rostro.
El aroma comenzó a intensificarse en la mesa. Las personas de nuestro alrededor comenzaron a reírse.
―¡Aaaaah! ―gritó agudamente―. ¡Tengo más motivos para matarte! ―Da un paso al costado―. Austin estúpido Clarkson... ¡Vas a morir!
Dicho esto, los ojos de Austin se desorbitaron, se puso de pie y salió corriendo hacia la puerta de salida, mientras que Agnus iba detrás de él, dando algunas pequeñas resbaladas y cayéndose en una oportunidad.
―¡Te pasaste, tarado! ―se escuchó a lo lejos.
―¿Quién necesita las telenovelas de la tarde, cuando se tiene amigos como esos dos? ―arguye France.
―¿Me alcanzás las papas que habíamos pedido para Agnus? ―pregunta Benjamín.
―¡Yo quiero el postre de Austin! ―exclama Cande.
Y ese fue el último día que supe de Austin... Mentira, por lo menos durante el día.
―¿En serio? ¿La chica de la que tanto me hablaste? ―Mi madre pregunta con una verdadera sorpresa.
―Sí, mamá ―Me quejo―. Por favor, disimulá un poco, ¿sí?
―Totalmente, pero estoy muy feliz por vos ―Me abraza―. Estaré en mi despacho arreglando algunos papeles. Cuando venga sólo la saludaré por un momento.
―Sí, gracias ―Le sonrío.
Mi mamá va hacia su oficina y quedo solo en la sala de estar. Mis nervios comienzan a exteriorizarse, ya que camino por toda la sala sin sentido alguno. Hoy quedamos en que ella vendrá a realizar el trabajo, podré conocerla un poco más y cada día será un avanzar paso a paso. Es increíble como este año cambió para mí, creo que para todos en realidad. Supongo que es por ser nuestro último año de secundaria y que en un hipotético mañana todo será distinto. Estamos madurando y creando nuestro propio futuro y hay algo de lo que estoy seguro: quiero a ella en el mío.
El timbre de la puerta suena y doy un gran suspiro. Camino firmemente hacia esta y luego la abro.
―Hola, compañero ―Ella me saluda con una sonrisa.
Está sencillamente radiante. No busca estarlo, sin embargo, su sola sonrisa la ilumina.
―Hola, compañera ―Le doy un beso en su mejilla y ella se paraliza por algunos segundos.
Lo que más deseo es gustarle, que sienta verdaderos sentimientos por mí.
La invito a pasar y nos sentamos en los sillones para comenzar a trabajar en nuestro proyecto. Hacemos una lluvia de ideas y me doy cuenta lo relajados que estamos acompañándonos. Ella suelta algunos comentarios graciosos y solo me limito a reír o contestar cuando es necesario. Es muy inteligente, me atrevo a decir que está haciendo la mayoría del trabajo. Me pide que yo sea el que escriba, porque mi letra es perfecta. Acepto su propuesta, para omitir mi comentario de que eso no es cierto, ella es la perfecta aquí. Terminamos el trabajo a tiempo y estando seguros que tendríamos la nota más alta.
―¿Por qué nunca te he visto con alguien? ―suelta de repente terminando de guardar sus lápices.
Su pregunta me confunde.
―¿Con alguien? Hablo con algunas personas, no te entiendo.
―L-lo siento, quería preguntarte sobre tus amigos ―Vuelve a jugar con un mechón de su cabello―. Antes de Clarkson, jamás te he visto que andes con alguno o que hables con alguna chica en particular.
―Austin es un ser extraño y al instante me preguntó si quería ser mi amigo. No le importó saber más de mí, si era importante o no; simplemente quiso un amigo ―Curvo la comisura de mis labios―. Y en el colegio nunca antes había encontrado a alguien para considerar un buen amigo o amiga.
―Ah... ―baja su cabeza.
―Hasta hace algunos días, en donde me topé con una chica con adicción a los gusanitos de goma ―Vuelve a mirarme―, y a sus desequilibrados amigos, que son algo raros, pero me caen bastante bien. Solo me lamento no haberlos conocido antes.
Sinceramente me hubiera ahorrado mi temor hacia ellos.
―¿Quieres decir que me consideras tu amiga? ―pregunta con un brillo en sus ojos.
Más que eso, pero no creo que sea una respuesta adecuada, o no por ahora.
―Sí, Cande, para mí ya somos amigos ―Le contesto en casi un débil susurro.
No logro detener las intenciones de mis manos y de pronto me encuentro acariciando la mejilla izquierda de ella. Cande cierra los ojos ante mi tacto. Su piel parece una porcelana, tan suave que sólo quiero besar su mejilla y su boca.
―Cande, vos me...
―¡Holandaaa! ―El sonido de la puerta al abrirse, seguida por una tediosa y conocida voz, se escuchan interrumpiéndome.
―Austin ―Eesoplo y Cande se pone colorada.
―¿Qué hace mi amigo del al...? ―Se detiene al vernos―. Oh, Candelaria, ¡hola!
―Es Candela y hola... Te ves desastroso ―responde ella con una sonrisa, pero sigue estando algo incómoda.
―Estás completamente espeluznante ―Le aviso.
Mi amigo se encontraba completamente despeinado y no casualmente como lo suele llevar. Su mejilla derecha tenía un pequeño moretón. Su camisa estaba repleta de manchas rojas, sus jeans igual de horribles y estaba sin un zapato.
―¿Qué les pasa? ¡No me molesten! ―exclama enojado y da grandes zancadas hacia la cocina. Desde que nos conocimos, él pasa bastante tiempo en su casa y él en la mía, así que ya es normal verlo deambular por acá sin permiso.
―Si no me equivoco, irá a comerse mi comida y después subirá hasta mi habitación a ducharse y robar ropa ―Niego riendo.
―Conozco alguien que es exactamente igual ―alega Cande―. Gracias por invitarme, Blake.
Blake es tan kuuullllsssssss.
Gracias por todo el apoyo del mundo, no podría tener mejores lectores que ustedes.
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Nos leemos en un ratiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnn.
¿QUÉ LE HABRÁ PASADO A AUSTIN?
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