18 de Marzo de 1816
- ¡Sorpresa querida! - Exclamó Catherine, pero ella no le puso atención, su mirada estaba en Angwyn quien la veía con burla.
- ¿Sorprendida? - Preguntó en su oído Jean. - Pero hay muchas más sorpresas.
Ella estaba en estado de shock, no sabía qué decir ni qué hacer, frente a ella estaba Catherine que había estado en su hogar y Angwyn, a quien le había confiado su seguridad, sentía como poco a poco su fin llegaba, aún más después de enterarse de lo que él realmente era.
Después de unos momentos, ella desvió su mirada de la de Angwyn, sus ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en salir.
- La pequeña duquesa está llorando. - Volvió a decir Catherine. - Que te quede claro que conmigo nadie se mete.
- Cállate Catherine, deja a mi esposa en paz.
- Vámonos Angwyn.
- Espera Cat, necesito hacer algunas cosas antes. - Aquel irlandés se acercó a ella pero Jean se lo impidió. - ¿Qué?
- Alto allí, aquí termina todo, me la has traído, ahora te puedes largar.
- No me has dado el dinero. - Se cruzó de brazos frente a él.
- Que te lo den mis hombres, ahora fuera de mi camino.
- Dijiste que tú me lo darías, ahora cumple.
- Ellos te lo darán.
- Tú o nadie. - Sacó una pistola y la puso en la cabeza del francés. - Escoge.
- Oh vamos Angwyn, es mi dinero pero ellos te lo darán.
- Tres...
- No seas así...
- Dos...
- ¡Toma! ¡toma! - Gritó soltando muchos billetes en las manos de él. - Allí está.
- Es un placer hacer tratos con usted, M. Chapfleury.
- Adiós Sr. McLoughlin.
Pasó por el lado de Georgiana quien no perdió la oportunidad para demostrarle que lo odiaba.
- Estúpido, ojalá algún día lo pagues todo. - Se detuvo en seco al escucharla, los músculos de él se tensaron y soltó una amarga carcajada.
- ¿Es una amenaza? - volteó hacía ella pero ella no contestó. - ¡Te he hablado!
- Vete Angwyn. - Interrumpió Jean. - Todo aquí ha terminado para ti.
En eso aquel irlandés soltó el dinero que se le había dado en los pies del francés quien lo miró raro.
- Todo esto si me la das.
- Estás loco. - Sacó aún más dinero y lo puso allí.
- Si quieres más sólo dilo.
- Te he dicho que no, ahora largo.
- Entonces déjanos ser parte de esta experiencia. - En eso llegó Catherine.
- Oh vamos Jean, déjanos por lo menos torturarla.
- Que no, es mi esposa.
- No lo es, es de Christopher. - Dijo Angwyn.
- ¡No lo es! - Gritaron Catherine y Jean.
- Por favor, déjenme ir. - Suplicó Georgiana.
- ¿Qué dijiste? - Se acercó peligrosamente Catherine.
- Que me dejen ir. - Sin más, aquella mujer le soltó una cachetada que la hizo tambalearse. - ¡Ah!
- ¡Stupide! - Le dio una cachetada Jean tirándola al suelo. - Tú a ella no la tocas.
- Que aburridos. - Dijo Angwyn acercándose a Georgiana y golpeando su cabeza donde se desmayó.
..........
Cuando Georgiana volvió a abrir los ojos, estaba atada a una silla, en un cuarto muy oscuro que olía a humedad y tierra.
Intentó mover uno de sus brazos, pero al hacerlo se lastimó de lo fuerte que estaba amarrada. Su cuello también estaba atado a la silla, simplemente no tenía escapatoria.
Observó mejor la habitación en la que estaba, pues su vista ya se había acostumbrado a aquella poca luz. Vio varios cuchillas frente a ella, brillaban con la poca luz que entraba a través de la madera. Habían algunas pistolas y la puerta se veía cerrada. Volteó a su lado izquierdo y vio una chimenea, parecía que llovía fuera pues entraba agua por ella.
En eso la puerta de abre y entra Angwyn con una pistola en su hombro.
- Veo que has despertado.
- ¿Cómo pudiste? ¡te confié todo!
- Bueno, así son las cosas.
- Ahora entiendo todo, tú siempre me estuviste siguiendo, ¿por qué?
- Por dinero y por... venganza.
- ¿Venganza? ¿qué te hice?
- Tú nada, la familia de tu esposo si.
- Dejen todo eso de una vez. - Dijo recordando lo que pasaba con su familia. - Eso no lleva a nada bueno.
- Yo jamás estuve en el buen camino cielo.
- Déjame ir, ¿quieres dinero? Dime cuánto y te lo daré.
- No sólo es dinero.
- ¿Qué es entonces?
- Tú me gustaste. - Se acercó a ella. - Creo que mejor te llevaré como premio.
- Estás loco, no me toques.
- Uh, ten cuidado con lo que me dices.
- ¿Despertó? - Entró Jean. - ¡Mi amada esposa! Que bueno que has despertado.
- ¡Entiende que no soy tu esposa!
- Pronto lo serás.
- Jean, no es tu turno.
- Tú a mi no me ordenas.
- ¿A no?
- Me tengo que ir, volveré mañana, y pobre de ti que la toques. - Dijo después de que él le apuntara con una cuchilla.
- Miedoso. - Susurró Georgiana moviéndose un poco, pero al hacerlo se lastimaba su cuello, pies y manos, estaban amarrados con fuerza. - ¿Podrías por lo menos aflojar un poco las cuerdas? Me están lastimando.
- Que mal.
- Estúpido. - Susurró y dejó de luchar por desatarse.
Se sentó frente a ella, mientras comía una manzana y la miraba fijamente. Ella sólo rodó los ojos y volteó la mirada hacia su derecha para no verlo. Pensó en cómo podría salir de aquel lugar, le dio miedo estar allí, empezaba a tener más frío. Cerró los ojos y se dispuso a dormir.
- Ten cuidado con intentar escapar. - Dijo de repente Angwyn cuando ella apenas iba a quedarse dormida. - O pueden morir.
- Déjenme en paz, no les he hecho nada, ¡menos a ti!
- Lo siento, en estos momentos trabajo para M. Chapfleury.
- Agh.
- Aunque puedo romper esos tratos si tú...
- No sigas, no me iré contigo. - Lo cortó antes de que comenzara a hablar. - Estoy casada.
Él soltó una risa escandalosa y siguió comiendo su manzana para después arrojarla lejos de él y ponerse cómodo en aquella silla. Ella intentó dormir nuevamente, lo cual logró.
Christopher POV'S
- Buenos días. - Llegó Christopher a la comisaría.
- Buenos días. - Le respondió el comisario en inglés, pues se había dado cuenta que él era de Inglaterra.
- Quisiera reportar a una persona como desaparecida.
- ¿Cuál es su nombre primeramente?
- Soy Christopher Rumsfeld, duque de Norfolk en Inglaterra y quiero reportar a mi esposa Georgiana Rumsfeld como desaparecida. - Dijo sin mas. - Mi esposa está embarazada por lo que les pido que sea lo más rápido posible.
- M. Rumsfeld, sentimos que su esposa haya desaparecido mucho, pero al ser de Inglaterra nos es imposible ayudarlo.
- ¿Por qué no me ayudarían a buscar a mi esposa? Lo que me dijo no tiene sentido.
- Bueno, es la ley.
- Bueno comisario... no sé muy bien las leyes de aquí en Francia, pero creo que usted si las conoce bien, ¿me equivoco? - Dijo caminando alrededor de la habitación observando cada detalle.
- No se equivoca.
- Como lo imaginaba, no me equivoqué, así que en este momento le pido sinceridad, pues creo que usted ejerce un valor... la justicia.
- Bueno. - Dijo el comisario pasando su pañuelo por su frente en gesto de sorpresa y nerviosismo. - Yo no le miento.
- ¿Qué tenemos aquí? - Dijo después de encontrar un libro de leyes en francés.
- Eso es un libro de poemas. - Dijo creyendo que él no sabía francés. - No le entenderá.
Christopher pasaba las páginas pero no veía nada, más que decía casi lo mismo que las constituciones de los otros países, que el Rey ponía y quitaba a los ministros y todo eso.
- M. Rumsfeld, no lo ayudaremos.
- Bueno, me retiro, nos vemos en otra ocasión comisario.
Salió de la habitación para subirse en su caballo, cuando estaba un poco lejos, pudo ver el carruaje de Jean acercarse a la comisaría donde él estaba hace unos momentos.
- Jean...
Dio la vuelta y regresó. Se puso cerca donde pudiese ver por la ventana del comisario sin ser descubierto para después ver como conversaba con el comisario aquel francés, después sacó de su bolsillo una bolsa que parecían monedas para retirarse, vio al comisario guardar aquella bolsa junto con una carta que parecía ser que él senla había dado anteriormente.
Vio salir el carruaje y se decidió en seguirlo, sabía que algo tenía que ver él en todo esto.
Agarró el camino que estaba al otro lado del que Jean se había ido, no pensaba que fuera a su casa, pues agarró un camino que es para alejarse de París, así que algo tenía quee encontrar a donde sea que él fuese.
Después de varios minutos, llegaron a un lugar donde habían muchos hombres en casas alejadas de una cabaña que se veía sola y vieja. "Este Jean Chapfleury trama algo". Se escondió mejor para que nadie lo viera y después vio salir a otro hombre de la cabaña, jamás lo había visto, pero se parecía a alguien que el conocía. De impresionó con lo siguiente que vio, vio a Catherine salir después para pararse al lado de aquel sujeto y abrazarlo por la espalda para ser rechazada por este, "pobre chica, si sigue así se quedará solterona". Después vio a Jean salir y subir en su carruaje regresando a París, pero él se quedó a averiguar qué es lo que ellos tramaban.
Georgiana POV'S
Después de que Jean se hubiese ido, ella desesperada empezó a ver a todos lados en busca de algo que la ayudara, vio que Angwyn había dejado una de sus navajas cerca de ella, "estúpido." sonrió y con mucho esfuerzo, alcanzó la navaja y la puso detrás de ella. Cuando iba a empezar a cortar las cuerdas, entra de imprevisto Angwyn junto a Catherine.
- ¿Qué pasó hermosa?
- No me llames así.
- Te llamo como quiero.
- Georgiana, parece que Christopher nunca te va a buscar, se cansó de ti.
- Cállate.
- Vete Catherine.
- ¿Qué?
- ¡Que te vayas! - Le gritó desesperado. - ¡No puedo aguantar un segundo más junto a ti! ¡Vete!
- ¡Estúpido McLoughlin! - Escupió con furia y salió.
Después de eso, él volteó a ver a Georgiana que lo veía con furia igualmente, a lo que él sólo rióy se acercó a ella.
- ¿Qué es tan gracioso?
- Verte enojada, recuerdo haberte dicho que me gustaba verte enojada.
- Aléjate de mi, sólo me causas asco.
- Esta plática va a hacer que te lastime. - Dijo riendo mientras se acercaba más a ella. - Cuidado.
- Aléjate.
- Claro.
Dijo sin interés. Pero cuando ella pensó que en verdad se alejaría, sintió un fuerte golpe en su mejilla derecha que casi hace que se caiga junto con la silla a la que estaba amarrada.
- ¡¿QUÉ DEMONIOS TE OCURRE?! - Gritó sintiendo la sangre en su boca. - ¡Eres un estúpido!
- ¿Quieres otra? - Le respondió calmado. - Puedo darte las que quieras.
- ¡Vete! ¡aléjate de mi! - Gritó de vuelta en llanto con desesperación, le dolía a horrores y no podía tocar su mejilla debido a que estaba amarrada.
- Estaré aquí.
Se sentó donde siempre y se dispuso a cerrar los ojos. Ella aprovechó para tratar de cortar la cuerda a la que estaba amarrada, pero salió todo mal, pues cuando lo intentó, está cayó de sus manos al suelo haciendo ruido.
- ¿Así quieres jugar? - Le dijo en tono burlón viendo la navaja tirada en el suelo. - Juguemos. - Dicho esto, se levantó hacia ella.
........
Chicas he entrado a la preparatoria por lo que les pido disculpas si no actualizo muy segudio, ustedes saben que es una etapa algo difícil Así que. Paciencia jajaja.
Besos💋💋
Estephania🌸🌸