Capítulo 28

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12 de Marzo de 1816

Abrió los ojos y pudo ver el cielo que prometía lluvia, pues estaba muy nublado, eran de sus días favoritos pero por la noche, no lo eran, ella le tenía miedo a las tormentas, ¡aún mas a los rayos y truenos! Eran su temor, Christopher siempre había estado allí con ella abrazandola para que no tuviera mucho miedo a los fuertes ruidos que producían las tormentas.

Se sentó en su mesita para esperar a que pasara más tiempo y poder llamar a Lissa, se había levantado muy temprano que ni los sirvientes estaban despiertos.

Ella se mantuvo en silencio, a tal grado que se estaba quedando dormida encima de la mesita que estaba, pero escuchó ruidos provenientes de al lado, donde Christopher dormía. Eso hizo que abriera los ojos y se pusiera en alerta.

Se levantó y se cambió por ella misma, dejó su cabello suelto, y sin hacer mucho ruido, abrió la puerta y bajó silenciosamente por la escaleras para ocultarse en su florero favorito, el más grande.

Desde su lugar esperó, ella calculaba que aún faltaban dos horas para que todos se levantaran, pues aún estaba algo oscuro.

Esperó unos minutos hasta que escuchó como bajaban las escaleras, movió un poco las hojitas de la planta para ver mejor y si, era Christopher que bajaba con su traje de cabalgar, pero antes de salir se dirigió a su estudio. Georgiana estaba decidida a salir, pero antes de hacerlo, volvió a escuchar ruidos de alguien bajando por las escaleras, lo que la hizo volverse a esconder. Esperó un poco y pudo ver a Catherine bajar con su bata transparente, sabía que iba al estudio con Christopher, lo que le rompió el corazón y le hizo darse cuenta de que a él, ella ya no le importaba, no la había buscado para pedirle perdón ni nada.

Con el mismo silencio que bajo, subió nuevamente con las lágrimas en sus mejillas. Entró en su habitación y agarró vestidos metiéndolos con coraje a el baúl, estaba decidida a irse de allí, no soportaba más que le vieran la cara de tonta, cada persona tiene su límite, y el de Georgiana había llegado a su fin.

Como pudo, trató de bajar el gran baúl por las escaleras, lo que hizo su espalda doler, sabía que estaba cometiendo una estupidez al ella bajar el baúl pero no quería que nadie se diera cuenta. El baúl accidentalmente se le resbaló de las manos causando mucho ruido en toda la casa, lo que le dio temor a Georgiana e inmediatamente corrió por el y salió de la casa por la puerta de la cocina que siempre estaba abierta. En su habitación había dejado una nota diciendo a Lissa que no la bucaran, que estaría con Lady Armstrong-Jones.

Arrastraba con todas sus fuerzas el baúl que traía, era pesado y para ella aún más, sus pies le dolían al igual que su espalda, pero ella prefería salir ya de ese lugar.

Se sintió mal porque Lady Rumsfeld estaba tan emocionada por ver a su nieto que ella llevaba en su vientre, ella sabía lo que le doleria, pero dejó en la carta donde la podía encontrar, y que no llevara a Christopher. Estaba consiente del gran escándalo que causaría en Londres al verla llegar sola sin su marido, estaba preparada para eso también.

No había despertado al cochero por falta de tiempo, sabía que Christopher saldría a ver que había sido ese ruido a esas horas, no se quedaría sentado sin descubrirlo y ella no quería quedarse a ver cómo él lo hacía, y mucho menos que la viera huyendo prácticamente de allí, de él.

Arrastró el baúl con más fuerzas haciendo sonidos que hacían sus oídos dolieran, esperaba salir y cainar hasta ver una carruaje que amablemente la llevara a Londres.

No sabía si era por el miedo que sentía de ser descubierta pero sentía que alguien la miraba, lo que la ponía aún más nerviosa y la hacia que sacara más fuerzas para arrastrar el baúl.

Always Yours (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora