Prólogo

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18 de Noviembre de 1815

- Eso es todo, gracias...
- Buenas noches Sra. Rumsfeld.

Lissa salió después de la orden de su nueva señora, Georgiana Rumsfeld, Duquesa de Norfolk.

Al escuchar como la había llamado, sus nervios incrementaron aún más, había tenido ese tipo de charlas con su tía Claire, sobre sus obligaciones maritales, le había parecido algo horrible al escucharla, por lo que cuando estaban en la antigua alcoba de Georgiana en Norfolk, antes de cambiar los baúles de habitación, su tía se tomó el tiempo para darle dicha plática.

Se puso aún más nerviosa al escuchar la puerta continua abrirse, la cual era de su esposo. Corrió a su cama para buscar su bata, pues allí la había dejado; se acercó un poco a la pared que dividía ambos cuartos, intentó escuchar algo pero los muros eran muy gruesos y no lograba escuchar nada.

Caminó hacia su balcón y se sentó allí, decidida a calmar un poco sus nervios por lo que pensaba y ocurriría esa noche. No sabía cómo iba a reaccionar, su corazón se aceleraba a medida que el tiempo pasaba, tal vez la brisa fresca de noviembre la ayudaría un poco a relajar sus músculos, cerró los ojos y se dejó llevar.

Cuando ya estaba a punto de relajarse por completo, escuchó como tocaban la puerta que comunicaba sus habitaciones, abrió los ojos a tope y apenas pudo responder "adelante" desde donde estaba.

Al escuchar el pomo girar, se dio la vuelta hacia la puerta y lo vio entrar, en su bata, a la luz de las llamas que había en la habitación, sus ojos azules brillaban hermosamente haciendo que las piernas de Georgiana dejaran de funcionar. "Camina Georgie..." se decía a si misma mientras se levantaba e iba hacia el con todos los nervios que jamás había sentido.

- Lo siento, pensé que... bueno... - Tartamudeaba Christopher al igual de nervioso que la joven.
- Oh... yo he mandado a Lissa a dormir... no... no te preocupes.
- Es una hermosa habitación, ¿le ha gustado? - Le dijo en un intento de conversar.
- Si, es muy hermosa...
- Mi habitación está al lado... - Señaló detrás de él.
- Lo imaginé...

Hubo un incómodo silencio en el cual, ambos miraban la chimenea sin ser capaces de verse a los ojos.

Eso duró poco, pues Christopher tomó la iniciativa y se acercó a su esposa para voltear su rostro hacia el y conectar sus miradas, la joven aún estaba nerviosa, pero al parecer el no.

- Estás hermosa, mi Georgiana.

Acercó su rostro al de ella y la besó en la frente depositando por su rostro pequeños besos hasta llegar a sus labios y besarla, para que después de unos segundos ella reaccionara y le respondiera con tanta ternura aquel beso, pero sin ambos darse cuenta, el la guió hacía la cama que estaba detrás de ellos y la recostó, pero el no se subió encima de ella, sino que la miró esperando su aprobación que fue un leve jalón de su bata, obligándole a inclinarse hacia ella.

El no la hizo esperar y sin dejar caer todo su peso, se puso encima de ella y la besó en sus mejillas sonrojadas mientras bajaba por su cuello dejando un camino de besos.

Georgiana mordía sus labios evitando que los sonidos que provenían de su garganta salieran y su esposo los escuchara, pero cuando Christopher volvió a besarla, no pudo evitar que un leve gemido se escapara y fuera escuchado por él, quien al escucharlo, fue una grata aprobación para continuar al siguiente nivel.

La besó con más intensidad, nada comparado a los inocentes besos que se daban durante la etapa de cortejo. Christopher desató la bata de su mujer y ella la de el con torpeza, las sacaron y se volvieron a recostar en la posición que estaban. Una de sus manos acariciaban su cabello y la otra acariciaba su hombro bajando con lentitud por todo su brazo hasta llegar a su mano y entrelazarla con la suya.

- Te amo Georgiana.

Sin esperar que le respondiera, la besó profundamente haciendo que Georgiana se aferrada a su espalda ahora desnuda, y le respondiera con la misma intensidad. Después de unos momentos, sintió su cuerpo tensionarse por el dolor al sentir como se convertían en uno.

- Oh... - Dejó escapar un gemido de dolor cerrando fuertemente sus ojos.
- Georgie, mírame - Le habló su esposo.

Ella abrió un poco los ojos, pero sintió como una pequeña lágrima corría por su mejilla, corrió su rostro para limpiarla con la almohada y volteó de nuevo a Christopher. Ella estaba con ambas manos aferradas a la espalda de Christopher.

- Relájate, se pasará pronto el dolor. - Le habló dulcemente al oído mientras se mantenía quieto.

Después de unos momentos dejó de sentir dolor y dio paso al placer, que fue notado por Christopher haciendo que volviese a hacer lo que estaba haciendo minutos antes.

Cuando hubieron terminado, se acostaron en la cama de Georgiana, ella sobre su pecho mientras el le acariciaba la espalda de arriba a abajo.

- Te amo Georgiana...
- Te amo Christopher.

Se miraron a los ojos y se dieron un tierno beso para después, caer en un profundo sueño.

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¡Hola! Aquí les traje el prólogo que más bien es la noche de bodas, pues la mayoría de las continuaciones incluyen esto.

Es la prima vez que escribo algo así, por lo que si no es de su agrado lea pido disculpas pero enserio batalle algo para terminarlo:(

Bueno, es la introducción a "Always Yours" disfrutemos y comentes si les gustó.

Besos💋

Estephania🌸

Always Yours (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora